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sábado, 2 de agosto de 2014

El amanecer del planeta de los simios

El amanecer del planeta de los simios. (Down of the planet of the apes)

(2014)

Director: Matt Reeves
Guión   : Mark Bomback, Rick Jaffa, Amanda Silver.

Jason Clarke
Keri Russel
Andy Serkis
Gary Oldman
Toby Kebell



Han pasado diez años desde que la llamada gripe de los simios ha hecho estragos en el planeta. Los simios, al mando de César, viven aislados...


¡Saludos a todos!
 
Hoy os traigo la secuela de una precuela (ahí queda eso) Para que nos entendamos, es la segunda parte de El origen del planeta de los simios que, a su vez, forma parte de una serie de películas que configuran una precuela con respecto al clásico de Charlton Heston allá por los sesenta.
 
La verdad es que tenía muchas ganas de ver esta peli porque su predecesora me sorprendió mucho y para bien. Para ser sinceros, soy de los que creían que al tema de los simios ya se le había sacado todo el jugo posible pero, cuando vi el origen de todo, me quedé con la boca abierta.

 
 
Pues bien, lo que os puedo decir es lo siguiente... Ojo, que puedo aguar más de una sorpresa. El que avisa no es traidor.
 
El origen del planeta de los simios terminaba señalando la catástrofe mundial que se comenzaba a fraguar cuando, después de comprobar que ese virus dotaba de inteligencia a los simios, mataba humanos. Por eso, mediante un piloto de avión (mira tú que apropiado) el mencionado virus se expande que da gusto. Bueno, pues la peli que nos toca hoy comienza justo allí donde acaba la otra. De hecho, vemos el mismo mapa del mundo y cómo la enfermedad se filtra por todos lados y, de paso, escuchamos unos informativos en forma de voz en off que nos dejan claro que, una vez más, el planeta y gran parte de la humanidad se han ido al garete: la llamada gripe de los simios no deja títere con cabeza... salvo a los propios simios, claro.
 
Teniendo como base lo que acabo de decir, la historia me ha parecido muy bien llevada. No solo resulta interesante, sino que, además, se las apaña para presentar de manera correcta a los futuros protas, bien sean humanos o simios. Pero, bien mirada, puede decirse que la trama tiene dos partes claramente diferenciadas. La primera es sosegada y el guión se recrea en presentarnos ambas civilizaciones, la humana y la de los simios. Los primeros están al borde del límite mientras que los segundos no solo están muy organizados, sino que han evolucionado en diez años una barbaridad: hablan, viven bajo techo, tienen escuelas... y, sobre todo, un sentimiento de la unidad del que carece el ser humano. La cuestión es que, entre ambos pueblos hay una cosa fundamental: una presa. Esta primera parte se centra en cómo los humanos la necesitan mientras que a los simios ni les va ni le viene pero, eso sí, está en su territorio, lo que provoca unas tensiones considerables que, desde luego, sabes que van a acabar estallando.
 
Si este hubiera sido todo el cotarro del asunto, me hubiera parecido una peli bastante sosa y, a su modo, simple. La cuestión es que, a mitad del metraje, se produce un hecho que desencadena la segunda parte: el atentado contra el mandamás simio, léase, César (espero que, si has leído esto, hayas visto la peli. De lo contrario, please, no te acuerdes de nadie de mi familia que ellos no tienen culpa) Esta es la excusa perfecta para que se produzca el enfrentamiento que ocupa la segunda parte y que lleva a lo inevitable: la guerra. Y es que no hay nada peor para el ser humano que ver cómo un mono descubre las armas y cómo utilizarlas.
 
Como puedes ver, en general, es una historia muy bien llevada y, sobre todo, mejor mostrada. Han sido muy inteligentes a la hora de abordar una trama general muy efectiva reforzada por otras subtramas que vienen muy bien al conjunto en general: la traición de Koda, la lucha interna de César, la enfermedad de su esposa o el asunto del hijo mayor de ambos. Si crees que, por el cartel o el título, todo va a ser guerra, guerra y más guerra puede que te lleves una sorpresa. El factor emocional está muy presente (sin llegar a resultar pastelero) y el humano (nunca mejor dicho), también.
 
La peli contiene unas cuantas escenas que me se han quedado grabadas. Por ejemplo, la primera vez que Koda interactúa con los humanos del arsenal y los engaña haciendo el payaso me ha gustado mucho, ya que todo el cine esperaba que el simio se los cargara allí mismo. El momento del disparo contra César también está muy logrado, lo mismo que el enfrentamiento final con Koda (que se veía venir) Ah, cuando todos los monos acuden a ver a los humanos y les muestran que hablan me ha parecido genial. Hay más pero, mejor, ve a verla y me cuentas.

 
 
Los personajes están muy bien presentados y, todos ellos, muestran sentimientos y una lucha interna muy a tener en cuenta. Malcom, el prota, está destrozado por la muerte de su mujer y es de los pocos humanos que parece que piensa. Ellie está más o menos igual por haber perdido a su hija. César ha evolucionado y es un personaje más complejo: ahora es jefe de todo un clan y, además, marido y padre de familia. A Koda (ese que en la primera tenía un solo ojo) se le ve venir desde el principio y Dreyfus, el pobre, vive en la ignorancia y, a su modo, lucha por su gente. Como puedes ver, al igual que ocurrió con la peli anterior, han prescindido de la idea del héroe que todo lo puede y que soluciona siempre la papeleta.

 
 
Los actores me gustan. Dicho de otro modo, cumplen. Jason Clarke (Malcom)  se pasa toda la peli con cara de pena salvo un par de escenas. No lo digo como algo malo, ni mucho menos, ya que es la gracia de su personaje: el pobre está algo hecho polvo y, encima, no puede evitar la que se nos viene a todos encima. Keri Russel (Ellie) sigue la línea del anterior y se aleja del tópico de chica mona (agudo, ¿eh?) de la historia. Gary Oldman sale poquito pero, como siempre, lo borda. Al igual que la peli anterior, la captura de movimiento de César la han baso en la actuación de Andy Serkis (Gollum) Toby Kebbell hace lo mismo con Koda. Me resulta extraño decir que lo hacen muy bien. Hombre, por supuesto que lo harán, de eso no cabe duda, pero también es cierto que, digo yo, en el tema de los movimientos y expresiones también tendrán que ver la impresionante labor de los animadores que se encargan de convertir a los actores en simios vía ordenador.

 

 
 
Y esto me lleva a un aspecto fundamental: los efectos especiales. ¡Qué voy a decirte! Impresionantes. Aquí hay parajes derruidos, edificios en ruinas y explosiones y tiros varios. Todo ello muy bien pero lo que te va a dejar con la boca abierta son los efectos referidos a los simios. Espectaculares. Yo, sin duda, me he creído que esos seres existen de verdad y me he olvidado del tema digital. Los movimientos, los gestos, la piel, los ojos, las heridas... Todo tiene un grado de realismo tremendo. Y, lo mejor, es que dichos efectos son usados para contar la peli, no para apabullar ni saturar al personal.

 
 
Esto ha sido todo, amigos vigilantes del cielo. Como puedes deducir, la peli me ha encantado. Se me ha hecho muy corta y la he disfrutado de principio a fin, otro de esos ejemplos de que la famosa leyenda de "segundas partes nunca fueron buenas" no tiene por qué ser siempre cierta. Una buena trama, actores creíbles, efectos de bandera que ayudan a contar una historia y el toque justo de realismo que engancha al espectador de principio a fin. ¿Se puede pedir más?
 
Sí.
 
¡Que hagan ya la tercera parte!
 
Vigilad el cielo.

sábado, 1 de marzo de 2014

Robocop (2014)


Robocop (RoboCop)
Director: José Padilha
Guión   : Joshua Zetumer

Joel Kinnaman
Gary Oldman
Michael Keaton
Jackie Earle Haley
Abbie Cornish
Samuel L. Jackson






Alex Murphy, un policía, es víctima de un atentado y renacido como un cíborg…

Muy buenas, vigilantes del cielo.  Vamos allá con un remake. OTRO remake…

Recuerdo que, hace un par de años, cuando se comentaba de manera muy general la posibilidad de hacer un remake de Robocop, el autor del blog decía algo así como que esa era “la idea de algún ejecutivo borracho” La verdad, yo creí lo mismo y jamás creí que alguna vez estuviera escribiendo esta reseña. En fin, el tiempo ha pasado, el aluvión de remakes es tremendo y, sí, le ha tocado el turno a ese tipo que era “mitad robot, mitad hombre, todo policía” Muy bien, os puedo decir esto:
La película, desde la primera escena, plantea la premisa de lo que se va a desarrollar a lo largo de todo el metraje, es decir, la posibilidad de incluir robots guardianes de la ley en Estados Unidos. Más que nada, porque en otros países los han colocado y parece que va bien.  Aquí, para empezar, ya te lanzan la primera en la frente: esta película no solo va  a ser un mero remake que se va a limitar a seguir las trazas de la peli anterior; por un lado, se van a cambiar cosas y, por otro, van a añadir otras muy diferentes. Hombre, ya que revisas algo, intenta ser un poco original. 
 Ya, de primeras, viene otra gran diferencia con respecto a la peli de Verhoeven: aquí Murphy no es un mero policía; es un inspector que lleva a cabo una actividad policial mucho más intensa y que, de hecho, es el motor de arranque de la trama principal. Por eso, le vemos trabajar, investigar y sufrir las consecuencias. En definitiva, un policía normal y corriente. Y marido. Y papi.
Esto me lleva a la principal contraste que he notado (hay más, pero creo que este es el más destacable) con respecto a la peli original. Y es que el tema familiar y, en consecuencia, el emocional, están muy presentes en esta cinta. Esto, al menos en este apartado, no lo veo del todo mal (luego comentaré esto desde otro punto de vista) Siempre pensé que dichos aspectos, si bien se tratan en la otra peli, se dejan un poquito de lado, desarrollándose un poco más en la segunda entrega. Aquí van a ser pero que muy importantes y podemos descubrir y tratar de comprender lo que le puede pasar por la cabeza a un hombre que ha convertido en un robot. Por eso, la mujer de Murphy y su hijo, si bien son secundarios, sí son bastante importantes en el impacto global de la trama y un condicionante de peso a cada paso que Robocop da en esta peli.
Y esto me condice a otro detalle que sí me ha gustado: la relación de Murphy con el hombre que le devuelve al mundo de los vivos… con ligeros cambios. Norton es un pilar fundamental en esta historia, ya que es un personaje clave no solo en el renacimiento del policía, sino en la aceptación por parte del mismo de su nuevo estatus. Aquí tenemos otra gran diferencia: en la peli de mil novecientos ochenta y siete, todas y cada una de las personas implicadas en la construcción del cíborg son frías, distantes y, a su modo, inhumanas (aparte de un poco asesinas. Al menos, algunas.) Aquí es todo lo contrario, conectando con ese valor emocional que decía antes. Dicho de otra forma: el factor humano es muy, pero que muy importante en esta peli. Si esperas ver tiros, tiros y más tiros, lo mismo te llevas una sorpresa (ojo, a mí me ha sucedido esto, pero lo dejo para unas cuantas líneas más abajo)
Sigo. Por supuesto, hay que abordar la gran diferencia (guión aparte) que muchos (entre los cuales estaba yo) querían comprobar con sus propios ojos. A ver, Robocop, en su época, fue un punto bastante marcado en el tema de los efectos especiales. Si bien recuerdo que se alabó mucho la actuación de Peter Weller (que trabajó con un mimo profesional para sus movimientos), el tema de la espectacularidad dio mucho que hablar. Así, ahora mismo, recuerdo la escena del tiroteo de Murphy, las del 209 o ese momento en el que se desatornilla el casco. La cuestión era: ¿se podrá igualar o superar esto con los efectos de ahora? Aquí te puedo decir que los movimientos y las escenas de acción son muy rápidas y que, en algunos momentos, vemos que Robocop hacer cosas que no creímos ver jamás. Ahí quedan los saltos que pega el amigo, al menos, en determinados momentos o los movimientos que hace. Creo que, en su conjunto, quedan bien.
Pero, sin duda, la escena que más me ha gustado, la que creo que está muy bien llevada y mejor pensada, es esa en la que, al fin, vemos a Murphy tal cual es después de su atentado. No es que le contemplemos en la camilla de un hospital o hecho una pena después de la bomba que le ponen (sí, aquí, nada de tiros), no. Me refiero a ese momento en el que vemos LO QUE QUEDA de Murphy tras la operación, es decir, una cabeza, una tráquea, unos pulmones y un corazón. La escena es muy fuerte y, sin duda, creo que han clavado ese momento, algo que sí extrañé en la otra peli. Vimos algo muy parecido en la segunda peli pero, sin duda, aquí se han lucido a base de bien. Y es que, el amigo Robocop es, a fin de cuentas, una máquina con un par de componentes humanos.
¿Y lo que no me ha gustado?
Varias cosas, para qué negarlo.
Para empezar, todas y cada una de las escenas protagonizadas por Samuel L. Jackson me parecen una chorrada. Cosa curiosa, he leído por ahí que, precisamente, es de lo mejorcito de la peli. Bueno, sobre gustos, los colores y yo doy mi humilde opinión. Esos momentos me parecen ridículos, horteras y, puestos en plan tiquismiquis, un intento bastante vano de emular o sustituir aquellos momentos en forma de anuncios estrambóticos que plagaron la primera versión. Repito: es la impresión que a mí me ha dado. Y, de paso, tanto patriotismo en los discursitos del locutor lo único que hacen es que me reafirme en esta impresión.
Continúo. Otra cosa que he echado en falta es la inclusión de un malo en condiciones. Si has visto la versión con Weller sabrás que Clarence Boddicker fue clave en el éxito de la peli. Resultó despiadado, sanguinario, capullo y, en definitiva, malvado. Pues bien, aquí le han buscado un sustituto en plan mafioso, Vallon, que pasa sin pena ni gloria por la peli y se han centrado más en la figura de Sellars que, al menos para mí, no es un malo como se puede esperar; solo un tío que trata de hacerse rico y defender su negocio. Una pena porque, de veras, he extrañado mucho un antagonista en condiciones. Robocop, sin duda, lo merece.
Por esto, tengo que saltar a otro gran vacío que he notado en la peli. Y es que, si no hay un malo que meta caña, el bueno no se luce bien. Dicho de otra forma: para mí, a la peli le hace falta acción, mucha acción. Y aquí me remito a lo que he dicho antes: como dije antes, creo que se han centrado muchísimo en el factor emocional y se han olvidado de que, a fin de cuentas, esto es la historia de un tío que se convierte en robot, pero no uno cualquiera; uno que, además, ejerce de policía. Por eso, toda la violencia, los tiros, las explosiones y demás cosas en la misma línea, a l menos yo, las he extrañado pero que mucho. Haber tiros los hay, claro (de lo contrario, menudo timo) pero, repito, poquitos. Mucha moto, eso sí. Y mucha visera que baja y sube pero, para mí, poco lucimiento. Y, ya puestos, en las escenas de acción, mucha toma con la cámara pegada a los actores moviéndose en plan documental. A veces, no se ven bien los detalles las escenas más movidas.
Y ahora voy al cetro de todo el cotarro: el propio Robocop. El traje lo han cambiado un poquito y la visera se sube y baja a gusto del consumidor. Ok. A mí me ha parecido que mucha cara de Murphy y poca de Robocop. El traje gris me ha gustado; negro no luce nada. Y, cosa curiosa, al principio, Robocop pega unos saltos de miedo; luego, parece que se le olvida hacerlo... Y, ¿recordáis lo robótico que parecía Peter Weller? Esos movimientos mecánicos tan buenos que me gustaban tanto y que recordaban que, debajo del disfraz, había un hombre, aquí parecen haberse diluido. Robocop tiene movimientos muy humanos y rápidos. A mí me ha recordado mucho más a Iron Man que a su ancestro. ¿Esto es malo? No, claro que no; solo digo que a mí no me ha gustado mucho esa diferencia. Si a ti te mola, genial.
Y, en este apartado, debo comentar otra cosa que, definitivamente, me ha faltado y que hace que la primera peli se ponga por encima de esta. Me refiero a la escena que es la responsable de que todo ocurra, es decir, el momento crucial en el que Murphy queda destrozado para ser una antesala a Robocop. En la versión de Verhoeven el momento es tremendo: le cosen a tiros (lo de “le cosen”, si no la has visto, es literal) En esta todo sucede debido a una bomba en el coche. La diferencia, al menos para mí, es abismal. Quizás debieron pensar que poner una escena como la original con sus consecuencias (Murphy en coma en el hospital, la intervención de los médicos…) hubiera supuesto colocar este nueva aproximación en la barrera del público de los dieciocho años y no poder llenar las salas con los más jóvenes o lo han querido hacer así porque les ha dado la gana. Yo creo que este momento tan importante se lo han quitado de encima demasiado rápido.

Los actores me han parecido correctos; alguno más que otros, claro. Joel Kinnaman me ha resultado demasiado inexpresivo, algo apático; tanto de Robocop como de Murphy. Gary Oldman y Michael Keaton me han gustado mucho, la verdad. Creo que son los dos platos fuertes de la peli y, frikada mía, lo primero que he pensado al empezar la peli es que tanto Drácula como Batman acompañan a Robocop (…) Jacke Earle Haley resulta lo que se supone es su personaje: idiota y repelente. Yo añado que algo sobrante. Abbie Cornish es una buena Clara, la mujer de Murphy que las pasa bastante canutas durante toda la peli. En cuanto a Samuel L. Jackson, bueno, ahí queda.

En definitiva, un remake que, para mí, cumple los cánones de todos los de su clase en la actualidad: entretenido, curioso en algunos aspectos y, en resumen, completamente evitable. Para mí, le hacen falta muchas cosas: violencia, acción y esa mala leche que destilaba la original. Quizás muchos piensen que el primer Robocop puede haberse quedado un poquito anclado en el tiempo (a mí, desde luego, no me lo parece) pero eso no quiere decir que haya que revisar un personaje solo porque sí. Hombre, si aportas algo nuevo, vaya y pase. A mí, en general, me ha parecido un producto para evocar viejos tiempos y pasar el ratito. Eso sí, si te pones a comparar, esta versión puede perder por puntos y, si me apuras, hasta por KO. También creo que eso de las comparaciones es lo que debe tener revisar un icono como Robocop.
Ah, y que quede claro: espero que, al menos en parte, a ese ejecutivo que se supone estaba borracho, haya tenido una resaca de las gordas. Desde el buen rollito, claro.
Vigilad el cielo.

sábado, 28 de julio de 2012

El Caballero Oscuro: la leyenda renace

El caballero oscuro: La leyenda renace (The Dark Knight rises)
(2012)
Director: Christopher Nolan
Guión   : Jonathan Nolan, Christopher Nolan, David S. Goyer
Christian Bale
Gary Oldman
Tom Hardy
Joseph Gordon-Levitt
Anne Hathaway
Morgan Freeman
Marion Cotillard


Hace ocho años que Batman desapareció. Bane, un seguidor de la Liga de las Sombras, llega a Gotham para destruirla… 

Peliculón.
Esa es la impresión que he podido sacar después de las más de dos horas y media de proyección de esta tercera parte de Batman. Así de claro. Han dado en el clavo desde el principio hasta el final, reuniendo una serie de elementos, personajes y situaciones que hacen que te pegues a la butaca y, simplemente, te dejes llevar. Todo un espectáculo de los buenos, de esos que aparecen por las pantallas cada equis tiempo y que hay que disfrutar.  Pero, como siempre digo, no hay que acelerarse aunque la ocasión lo requiera, así que, vayamos por partes.
¿Aspectos a favor de esta cinta? Muchos. A patadas, de hecho. Para empezar, a lo largo de todo el metraje, se respira, se masca, si me apuráis, el sentimiento que ya Nolan y su equipo nos puso en bandeja en las otras dos películas acerca del personaje: REALISMO. Esto se aplica a los personajes, sus motivaciones, tramas y subtramas y, por supuesto, a las situaciones que vemos.  Por supuesto, lo mismo que ocurría en las dos primeras entregas, vamos a ver explosiones, altercados, peleas, una ciudad en estado de ley marcial y muchas cosas más, sí, pero, todo ello desde un punto de vista real y lógico como creo que nunca se ha visto en una película de estas características. Y, encima, bien hecho.
La trama me parece muy buena. Nadie intenta conquistar el mundo, ni siquiera una ciudad. Todo lo contrario, ya que los propósitos de Bane, muy bien enlazados con el tema de La Liga de las Sombras de la primera película, apuntan justo a lo opuesto: Gotham no puede seguir en el mundo y hay que quitarla de en medio como sea. Y es que uno de los puntos fuertes del argumento es que, en lugar de darnos otra aventura independiente del personaje, lo que se hace en esta entrega es conectar con la primera entrega para así atar cabos, solucionar algunas dudas y, de paso, dar toda una lección de lo que una saga debe ser y tener: un planteamiento, un nudo y un desenlace. ¡Y qué desenlace! La idea de utilizar de nuevo la influencia alguien tan importante como R’as Al Ghul me ha parecido estupenda y, además, da mucha profundidad un personaje que, incluso en el ámbito de los cómics, está lejos de ser el simple villano que quiere conquistar la ciudad o acabar con el héroe.
Pero, si de tramas hablamos, podemos decir sin lugar a dudas que esta es una película de subtramas que, como se supone que deber ser siempre, se orientan a la principal y la refuerzan. Así, por un lado, tenemos al personaje de Bane y lo que ello conlleva: es un líder loco, temido y sin escrúpulos. Por otro, está la cuestión del estado en el que se encuentra Bruce Wayne (prácticamente una sombra de lo que fue, un fósil en su enorme mansión) y empresas Wayne, que  no pasan por su mejor momento. Aquí conocemos los entresijos de algunos directivos y directivas de la empresa y cómo andan relacionados con el protagonista. Luego tenemos el tema de Gordon, carcomido por los remordimientos con respecto al asunto de Harvey Dent/Dos Caras (de nuevo, se enlaza con la segunda peli) y cómo afecta eso a la ciudad, que toma a Harvey por un héroe/mártir. Y cómo no, está el hecho de que Batman hace la friolera de ocho años que ha desaparecido, ya que se le acusa del asesinato de Dent. Como puede verse, un montón de tramas entrelazadas entre sí que, quizás, de haber caído en manos de otro, podrían haber dado al traste con una idea más que buena. Por suerte, Nolan y equipo se mueven como pez en el agua con todo esto y nos han regalado un producto perfectamente hilvanado, muy entretenido y lleno de momentos que estoy seguro que quedarán para el recuerdo. Por ello mismo, matrícula para el guión y el modo de llevarse a cabo.
Otra cosa que siempre me llamado la atención de las películas del amigo Christopher para con el personaje es que sí, sale Batman y este se supone que es un superhéroe. Ok, negarlo sería una tontería propia de alguien que no piensa. No obstante, el modo de representarse en pantalla siempre me ha parecido que está a años luz de lo que se supone que es una película de superhéroes. ¿Y que es una cinta de esa clase? Pues una historia colorista, llena de aventuras, con un personaje con el que te puedes identificar que afronta peligros, los salva y gana al final.  Pues bien, Batman begins y El caballero Oscuro nunca me parecieron en esta misma línea. Y esta tercera película no ha sido una excepción. Todo lo contrario, ha ido más allá y ha roto todas las barreras. Por eso, y esto lo digo como nota puramente personal, yo no identificaría a esta peli como una de superhéroes al estilo Los Vengadores, Iron man o Superman (la de 1978, claro). Me ha parecido una especie de mezcla rara y explosiva de thriller, aventuras y acción más que otra cosa. Y bienvenido sea el cóctel, la verdad. De hecho, no sé si me ha dado esa impresión o estaba demasiado alucinado en el cine, pero creo que esta es, de las tres, la cinta en la que sale menos Batman (y no lo digo en absoluto como fallo, que conste) ¿Molesta eso? En absoluto, ya que el interés del espectador anda sumido en la trama (¡y subtramas!) de tal modo que se olvida de  desear ver a alguien disfrazado pegar puñetazos, patadas o hacer cabriolas.
Los personajes me parecen muy bien definidos. Para empezar, Bruce Wayne (que no Batman) se nos presenta de forma real, alejado del héroe/prota que lo puede todo. De hecho, aquí no es que las cosas le salgan precisamente bien: está mucho más amargado, físicamente hecho polvo (al menos, al principio. Y aquí, las referencias al cómic Batman, el regreso del señor de la noche, de Frank Miller me han parecido muy claras), todos creen que ha muerto y hasta le roban es sus narices para luego destrozarle a nivel empresarial. Y, cosa curiosa, parece que todo le da igual. Alfred, aunque no salga mucho, aporta mucha seriedad a todo el entramado Wayne y es, hasta la fecha, la mejor utilización el personaje  (con el permiso de Michael Cough y Alan Napier pero, las cosas, claras) Lo mismo sucede con Gordon, que aquí se luce bastante e incluso aporta cierto toque dramático. ¿Es todo? No. Por suerte, conocemos a tres incorporaciones más: Bane, salvaje, bestia y extrañamente parlanchín (claro que, después de los diálogos Shakesperianos que le dieron al  personaje en Batman y Robin, un eructo sería de Oscar) pero, otra vez, tiene un bagaje y una historia, algo que le defina y haga al espectador comprender sus motivaciones. Catwoman/Selina Kyle era un personaje que de veras, estaba deseando ver en la pantalla. Su representación aquí sigue la estela de toda la saga y, al fin, la vemos como lo que es: una ladrona. Su representación huele a la de los años sesenta de lejos (¡Genial!) y, la verdad, me ha parecido muy correcta (lo digo: el trajecito de Pfeiffer nunca me hizo gracia) Y, menos mal, aquí hace lo que se supone que tiene que hacer: robar. Lo de lamerse y lavarse en plan gata o meterse pájaros en la boca es algo que dejo para el señor Burton (no nombro la interpretación de Pitof con Hale Berry porque, simplemente, esa no me parece Catwoman) Blake me ha parecido una adquisición muy interesante y, al igual que Miranda, lleva incluida sorpresita final (que no diré para que la veáis) y aportan tanto protagonismo como el que más. 

Los actores cumplen pero que muy bien. Christian Bale ha demostrado ser el mejor Batman hasta la fecha. Resulta dramático, heroico y creíble. Anna Hathaway como Catwoman me parece bien y se la ve a gusto con el papel (¿El bailecito con Bruce Wayne es un homenaje al que tienen en Batman vuelve?). Tom Hardy haciendo de Bane sí me ha gustado, más que nada porque yo esperaba algo frío, impersonal y ha resultado no ser así (¡bien por eso!) Marion Cotillard como Miranda sigue la senda de sus compañeros. Por otro lado, secundarios como


 Morgan Freeman, Michael Caine o Gary Oldman (lo de secundario con este es algo más que relativo) aportan sobriedad, seriedad y un buen refuerzo a los demás. Jason Gordon-Levitt asume con mucha solvencia mucho del protagonismo de la historia, algo notable en un personaje que, se supone, ayuda a los principales (y atentos a la escena final de este en las catacumbas de la Batcueva. ¿De nuevo alusión al final de Batman, el regreso del señor de la noche? Por cierto, a modo de nota imprevista: las referencias a este cómic están más que repartidas. Si lo habéis leído (cosa que os recomiendo, sin duda) veréis que la escena de reaparición de Batman durante la persecución y el poli veterano aleccionando al novato, entenderéis lo que digo.



Los efectos están muy bien llevados y, al igual que en las otras dos entregas, resultan bastante comedidos. Es decir, no apabullan al espectador y sirven, sobre todo, para ayudar a contar una historia que, a fin de cuentas, es muy humana. Al fin vemos la versión de Nolan del aparato volador de Batman (depende de lo que se lea o se vea, llamado usualmente Batwing) Como todo en la saga, a pesar de su espectacularidad, lo han sabido mostrar de manera ciertamente realista con ese toque que tiene de vuelo de helicóptero que le han dado. Aquí no hay batmovil, pero sí esa moto tan chula que vimos en la segunda entrega y que, en esta ocasión, maneja sobre todo Catwoman (atentos a lo que hacen las ruedas) Pero, si de efectos hablamos, ojo al momento en que Bane hace estallar las bombas subterráneas y toda Gotham parece desmoronarse. Los momentos del partido de fútbol me parecen, simple y llanamente, impresionantes.


¿Aspectos mejorables? La verdad, yo sólo diría dos. Uno, que Catwoman me ha sabido a poquito, después de tanta publicidad y tanto bombo. ¿El otro? Que la peli, claro está, se acaba.
Eso es todo. Como dije antes, peliculón. Vedla, que merece la pena cada uno de sus segundos de metraje. Un broche final perfecto a la lección magistral que Nolan y su equipo comenzó a darnos con Batman Begins y que ha experimentado un crescendo que, al menos para mí, roza lo sublime; un caso raro dentro de las adaptaciones de superhéroes basado en el respeto, la seriedad, el realismo y la acción, con sus dosis perfectamente calculadas de heroísmo y humanidad y todo bien mezclado con unos actores que, de veras, están metidos en sus papeles hasta las cejas. ¿Se puede pedir algo más?
Sí, que salga pronto en Blu-ray.
¡Vigilad el cielo y que viva Batman!