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sábado, 29 de julio de 2017

La guerra del Planeta de los Simios


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La guerra del planeta de los simios.
(War of the planet of apes)
(2017)
Director: Matt Reeves.
Guión: Matt Reeves, Mark Bomback.

Andy Serkis.
Woody Harrelson.
Karin Konoval.
Steve Zahn.
Amiah Miller.


La Tierra se ve amenazada por un virus derivado del que dotó inteligencia a los simios. César y su pueblo deben abandonar los bosques para poder sobrevivir...


¡Saludos!


Hoy le toca el turno a otro de los bombazos del verano. Con esta película se da cierre a una de las sagas, desde mi punto de vista, más interesantes que ha dado el cine de fantasía estos últimos años. Después de ver cómo los simios comenzaban a volverse inteligentes y de comprobar que se aislaban en su refugio del bosque, con todos los problemas que eso causaba, le toca el turno a la tercera y última parte de la historia. ¿Lo conseguirían rematar como en condiciones? Debo decir que las dos primeras entregas me parecieron buenísimas y esperaba con ganas este desenlace. Vale, aquí van mis impresiones.

Y, sí, lo han conseguido. Vaya esto por delante.

Resultado de imagen de war of the planet of the apesCuando me enteré de que iban a retomar la historia de El planeta de los simios que todo quisque ha visto con Charlton Heston a la cabeza, creo que tuve la idea más facilona en mente: nos mostrarían cómo los simios se rebelan contra el ser humano y se hacen con todo el planeta. Esto es, los simios son los malos y el pobre ser humano el débil y el bueno de la historia. Pero, con el estreno de El origen del planeta de los simios la cosa no quedó tan clara. Se hablaba de un virus que asola al ser humano, sí, pero de rebeliones de simios no mucho. En la entrega siguiente, El amanecer del planeta de los simios, vimos que estos, relegados a un bosque, tienen una serie de problemas internos que hacen que el hombre, idiota hasta más no poder, tomarse las cosas como en realidad no son. Pues bien, en esta peli que os reseño hoy, todo cobra sentido. 

Resultado de imagen de war of the planet of the apesPor eso mismo, destaco por encima de todo la historia. Clavada. Aquí vamos a comprender dos cosas. La primera, que no todo es lo que parece a simple vista, ya que si lees el título de puedes pensar ciertas cosas, evidentes por otro lado. La segunda, que hay que borrar el chip de lo que creíamos entender viendo la peli de Charlton Heston. Por eso, en esta entrega, se nos va a contar de una vez por todas cómo los simios acaban (o empiezan) a adueñarse del planeta, aunque, más bien, lo heredan. Me ha parecido muy acertado los derroteros por los que se mueve el guión: lo que hizo inteligentes a los simios anula a los humanos (y, de paso, entendemos por qué en las películas originales los hombres y mujeres no hablan) Por tanto, los animales no se rebelan contra nada, ni van a la guerra contra de nadie, ni esclavizan a nadie más; simplemente son el siguiente paso en la evolución, ya que la supremacía del ser humano llega a su fin. No son agresivos (salvo cuando los intentan matar, cosa lógica) ni fuerzan a nada; solo toman el relevo. En este aspecto, el guión se las apaña para mostrarnos quienes son los verdaderos héroes y cómo, desde un punto de vista brutalmente dramático, la trama va avanzando hasta lo que vemos al final. Los detalles son perfectos y van preparando al espectador para que borre de una vez por todas de su cabeza la idea de que los simios son los malos; es más, se trata de todo lo contrario y uno entiende que los pobres animales están en el medio de un lío enorme en el que nada tienen que ver.

Resultado de imagen de war of the planet of the apesEse toque dramático hace que llegues a olvidarte del aspecto fantasioso de la trama (que lo tiene) y congenies desde el primer momento con César y su pueblo. La tragedia personal por la que este pasa (y de qué forma) o cómo su pueblo es esclavizado es la antesala de algo mucho más grande y, sobre todo, el momento final ,hacen que la carga emocional sea tal que se deje a un lado el carácter propio de la ciencia ficción y te dejes arrastrar por el drama que, en realidad, es esta peli en sí. Creo que, en otras manos, la cosa podría haberse ido por otros derroteros más lacrimógenos y horteras pero aquí guión y dirección saben mantener un extraño equilibrio entre historia trágica y palomitera que roza la perfección. Y lo curioso es que, en determinados aspectos, como lo referido a César, sabes lo que va a pasar pero no importa: lo interesante es dejarse llevar y disfrutar. Sin duda estamos ante la entrega que más directa va al corazoncito del espectador y, por supuesto, lo consigue y se recrea en ello, algo muy notable para mí, tratándose de la clase de peli de la que se trata. 

Resultado de imagen de war of the planet of the apesLos personajes son claros y directos. César es el líder indiscutible, valiente pero, por encima de todo, padre y marido que no duda en hacer lo que sea por salvar a su pueblo (venganza asesina a parte. Ved la peli y lo comprenderéis) Maurice es el compañero silencioso y tranquilo del héroe y el coronel el malo de la peli que, nada más salir, cae mal. Sí, tiene su bagaje dramático, pero cae gordo. Es lo que tiene ser el malo. La niña (salté en la butaca al ver su nombre. Y lo digo de manera literal porque lo vi venir) aporta el detalle del guiño al fan de la peli original. Ah, y el Mono Malo cae fenomenal.



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Si alguno de vosotros habéis leído alguna vez los desvaríos de este que escribe al reseñar una peli, sabréis que suelo hablar de los actores. Bueno, aquí podría hablar de Andy Serkis (César) o de Karin Konoval (Maurice) pero lo cierto es que, en realidad, la cosa es muy complicada ya que, si bien los actores han servido para dotar de movimiento y expresión a los animales, también lo es que mucho tiene que ver los animadores informáticos, que han hecho un trabajo magnífico. Sí, puedo decir que Woody Harrelson cumple como el coronel y que, comentario absurdo, yo lo sigo viendo como el tontorrón de Woody el Cheers.

Y eso me lleva al tema de los efectos especiales. Brutales. Me he creído a pies juntillas que he visto simios durante todo el metraje de la cinta. La expresiones, los ojos, los movimientos, el pelo... Todo está clavado. Imposible que no hubiera sido así porque, no hay que olvidarlo, la mayor parte de la peli, salvo los momentos finales o los pocos con los humanos, son por y para los simios digitales. Y, repito: uno se cree que esos animales hablan, piensan y, sobre todo, sienten. Por cierto, ¿soy yo o César se parece en esta entrega mucho a Serkis?


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Esto ha sido todo. Un final muy digno, muy bien llevado y mostrado en pantalla de manera estupenda. Me ha encantado cómo, poco a poco, la historia inicial se ha ido convirtiendo en otra muy distinta de lo que, al menos yo, creía. Esta saga merece un puesto de honor aunque siempre he creído que no se le ha dado tanto bombo, publicad o importancia como a otras como Los juegos del hambre o cualquiera de súperheroes. Yo la he disfrutado al máximo y, sin duda, os animo a verla.

Un detallito. ¿no hubiera sido genial una escena post creditos en la que se viera llegar el cohete de Heston? Lo sé; el friki que hay en mí es poderoso.

Vigilad el cielo.



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sábado, 2 de agosto de 2014

El amanecer del planeta de los simios

El amanecer del planeta de los simios. (Down of the planet of the apes)

(2014)

Director: Matt Reeves
Guión   : Mark Bomback, Rick Jaffa, Amanda Silver.

Jason Clarke
Keri Russel
Andy Serkis
Gary Oldman
Toby Kebell



Han pasado diez años desde que la llamada gripe de los simios ha hecho estragos en el planeta. Los simios, al mando de César, viven aislados...


¡Saludos a todos!
 
Hoy os traigo la secuela de una precuela (ahí queda eso) Para que nos entendamos, es la segunda parte de El origen del planeta de los simios que, a su vez, forma parte de una serie de películas que configuran una precuela con respecto al clásico de Charlton Heston allá por los sesenta.
 
La verdad es que tenía muchas ganas de ver esta peli porque su predecesora me sorprendió mucho y para bien. Para ser sinceros, soy de los que creían que al tema de los simios ya se le había sacado todo el jugo posible pero, cuando vi el origen de todo, me quedé con la boca abierta.

 
 
Pues bien, lo que os puedo decir es lo siguiente... Ojo, que puedo aguar más de una sorpresa. El que avisa no es traidor.
 
El origen del planeta de los simios terminaba señalando la catástrofe mundial que se comenzaba a fraguar cuando, después de comprobar que ese virus dotaba de inteligencia a los simios, mataba humanos. Por eso, mediante un piloto de avión (mira tú que apropiado) el mencionado virus se expande que da gusto. Bueno, pues la peli que nos toca hoy comienza justo allí donde acaba la otra. De hecho, vemos el mismo mapa del mundo y cómo la enfermedad se filtra por todos lados y, de paso, escuchamos unos informativos en forma de voz en off que nos dejan claro que, una vez más, el planeta y gran parte de la humanidad se han ido al garete: la llamada gripe de los simios no deja títere con cabeza... salvo a los propios simios, claro.
 
Teniendo como base lo que acabo de decir, la historia me ha parecido muy bien llevada. No solo resulta interesante, sino que, además, se las apaña para presentar de manera correcta a los futuros protas, bien sean humanos o simios. Pero, bien mirada, puede decirse que la trama tiene dos partes claramente diferenciadas. La primera es sosegada y el guión se recrea en presentarnos ambas civilizaciones, la humana y la de los simios. Los primeros están al borde del límite mientras que los segundos no solo están muy organizados, sino que han evolucionado en diez años una barbaridad: hablan, viven bajo techo, tienen escuelas... y, sobre todo, un sentimiento de la unidad del que carece el ser humano. La cuestión es que, entre ambos pueblos hay una cosa fundamental: una presa. Esta primera parte se centra en cómo los humanos la necesitan mientras que a los simios ni les va ni le viene pero, eso sí, está en su territorio, lo que provoca unas tensiones considerables que, desde luego, sabes que van a acabar estallando.
 
Si este hubiera sido todo el cotarro del asunto, me hubiera parecido una peli bastante sosa y, a su modo, simple. La cuestión es que, a mitad del metraje, se produce un hecho que desencadena la segunda parte: el atentado contra el mandamás simio, léase, César (espero que, si has leído esto, hayas visto la peli. De lo contrario, please, no te acuerdes de nadie de mi familia que ellos no tienen culpa) Esta es la excusa perfecta para que se produzca el enfrentamiento que ocupa la segunda parte y que lleva a lo inevitable: la guerra. Y es que no hay nada peor para el ser humano que ver cómo un mono descubre las armas y cómo utilizarlas.
 
Como puedes ver, en general, es una historia muy bien llevada y, sobre todo, mejor mostrada. Han sido muy inteligentes a la hora de abordar una trama general muy efectiva reforzada por otras subtramas que vienen muy bien al conjunto en general: la traición de Koda, la lucha interna de César, la enfermedad de su esposa o el asunto del hijo mayor de ambos. Si crees que, por el cartel o el título, todo va a ser guerra, guerra y más guerra puede que te lleves una sorpresa. El factor emocional está muy presente (sin llegar a resultar pastelero) y el humano (nunca mejor dicho), también.
 
La peli contiene unas cuantas escenas que me se han quedado grabadas. Por ejemplo, la primera vez que Koda interactúa con los humanos del arsenal y los engaña haciendo el payaso me ha gustado mucho, ya que todo el cine esperaba que el simio se los cargara allí mismo. El momento del disparo contra César también está muy logrado, lo mismo que el enfrentamiento final con Koda (que se veía venir) Ah, cuando todos los monos acuden a ver a los humanos y les muestran que hablan me ha parecido genial. Hay más pero, mejor, ve a verla y me cuentas.

 
 
Los personajes están muy bien presentados y, todos ellos, muestran sentimientos y una lucha interna muy a tener en cuenta. Malcom, el prota, está destrozado por la muerte de su mujer y es de los pocos humanos que parece que piensa. Ellie está más o menos igual por haber perdido a su hija. César ha evolucionado y es un personaje más complejo: ahora es jefe de todo un clan y, además, marido y padre de familia. A Koda (ese que en la primera tenía un solo ojo) se le ve venir desde el principio y Dreyfus, el pobre, vive en la ignorancia y, a su modo, lucha por su gente. Como puedes ver, al igual que ocurrió con la peli anterior, han prescindido de la idea del héroe que todo lo puede y que soluciona siempre la papeleta.

 
 
Los actores me gustan. Dicho de otro modo, cumplen. Jason Clarke (Malcom)  se pasa toda la peli con cara de pena salvo un par de escenas. No lo digo como algo malo, ni mucho menos, ya que es la gracia de su personaje: el pobre está algo hecho polvo y, encima, no puede evitar la que se nos viene a todos encima. Keri Russel (Ellie) sigue la línea del anterior y se aleja del tópico de chica mona (agudo, ¿eh?) de la historia. Gary Oldman sale poquito pero, como siempre, lo borda. Al igual que la peli anterior, la captura de movimiento de César la han baso en la actuación de Andy Serkis (Gollum) Toby Kebbell hace lo mismo con Koda. Me resulta extraño decir que lo hacen muy bien. Hombre, por supuesto que lo harán, de eso no cabe duda, pero también es cierto que, digo yo, en el tema de los movimientos y expresiones también tendrán que ver la impresionante labor de los animadores que se encargan de convertir a los actores en simios vía ordenador.

 

 
 
Y esto me lleva a un aspecto fundamental: los efectos especiales. ¡Qué voy a decirte! Impresionantes. Aquí hay parajes derruidos, edificios en ruinas y explosiones y tiros varios. Todo ello muy bien pero lo que te va a dejar con la boca abierta son los efectos referidos a los simios. Espectaculares. Yo, sin duda, me he creído que esos seres existen de verdad y me he olvidado del tema digital. Los movimientos, los gestos, la piel, los ojos, las heridas... Todo tiene un grado de realismo tremendo. Y, lo mejor, es que dichos efectos son usados para contar la peli, no para apabullar ni saturar al personal.

 
 
Esto ha sido todo, amigos vigilantes del cielo. Como puedes deducir, la peli me ha encantado. Se me ha hecho muy corta y la he disfrutado de principio a fin, otro de esos ejemplos de que la famosa leyenda de "segundas partes nunca fueron buenas" no tiene por qué ser siempre cierta. Una buena trama, actores creíbles, efectos de bandera que ayudan a contar una historia y el toque justo de realismo que engancha al espectador de principio a fin. ¿Se puede pedir más?
 
Sí.
 
¡Que hagan ya la tercera parte!
 
Vigilad el cielo.

domingo, 30 de diciembre de 2012

El hobbit: un viaje inesperado


El hobbit: un viaje inesperado (The Hobbit: an unexpected journey)
(2012)
Director: Peter Jackson
Guión   : Fran Walsh, Philippa Boyens, Peter Jackson, Guillermo del Toro
Martin Freeman
Ian McKellen
Richard Amitage
Cate Blanchett
Ian Holm
Christopher Lee
Hugo Weaving
Andy Serkis
Elijah Wood 

El hobbit Bilbo ve su rutina alterada por la llegada del mago Gandalf, que le propondrá un viaje lleno de aventuras… 




A pesar de que a más de uno le extrañe lo que voy a escribir a continuación, creo que merece decirse y ser tenido en cuenta: El hobbit no es El señor de los Anillos. Semejante obviedad puede resultar el colmo de lo evidente pero creo que es una reflexión que debe tenerse en cuenta. El hobbit, como libro, es una historia infantil para niños. El señor de los anillos, no. ¿Por qué digo esto? Porque allí donde la primera obra es una historia de aventuras donde pasan muchas cosas, la segunda (los tres libros) constituyen una historia de aventuras, sí, pero con un toque épico más que considerable. Quizás por eso, las aventuras de Bilbo Bolsón ocupan unas trescientas páginas y las de su sobrino Frodo más de mil y pico. Y es aquí donde se crea la controversia: ¿El Hobbit debe contarse en pantalla de igual modo que El señor de los anillos?
Antes de meternos en faena, hay que decir que la película que hoy nos toca ha estado rodeada de polémica desde mucho antes de rodarse. Para empezar, el estudio siempre quiso que Peter Jackson fuera el director porque, seamos sinceros, le ha cogido el truquillo a la obra de Tolkien. No obstante, una serie de diferencias monetarias hicieron que Jackson se desligase de la peli y otros directores fueron pensados para sustituirle. Al final, se llevó el gato al agua Guillermo del Toro, que estuvo como director del proyecto implicado algo así como un año (quizás el tiempo me falle) pero, diferencias creativas irreconciliables, hicieron que abandonase y Jackson, una vez arreglados los problemas, se hiciera cargo de todo. A todo ello hay que sumarle la gran controversia, esa que hizo que las alarmas sonasen y muchos (entre ellos este que escribe), se pusieran alerta: el Hobbit pasó de una peli a tres. El problema que esto planteaba estaba claro ya que nadie entendía como una novelita de trescientas páginas podría convertirse en una trilogía cinematográfica donde cada entrega duraría más o menos tres horas. La respuesta fue sonada: Jackson y equipo añadirían esto o aquello (mucho de ello de cosecha propia) para enlazar la historia de Bilbo con la del dichoso añillo.

Pues bien, aquí tenemos la primera de las películas de El Hobbit. Os comento mis impresiones:

A favor, desde luego, hay que destacar muchas cosas. En primer lugar, el regreso a la Tierra Media está garantizado. Es como si no hubiera pasado el tiempo. Hobbiton (Bolsón Cerrado) sigue estándo ahí y resulta tan realista como lo estaba en lo que vimos en la trilogía de El señor de los Anillos. Por eso, los ambientes, las ciudades, los paisajes en general hacen que te creas que, de veras, está en mitad de la Tierra Media. La ambientación fantástica está asegurada bien en forma de pueblo Hobbit, de ciudad de los enanos o de cualquier caverna atestada de orcos inmundos y salvajes. Desde este punto de vista, han sabido conectar con lo que ya conocíamos y, al menos para mí, eso da muchos tantos a la película. Y, desde luego, uno de los decorados que más me gusta, lo mismo que sucedió con la trilogía anterior, es Rivendell. No si es que se lo curraron más, si ha dado esa casualidad o si tan solo ha ocurrido así pero, al menos para mí, siguen dando en el clavo con la ciudad de los elfos; sigue resultando majestuosa y mágica a la vez, algo que recuerdas cuando al peli acaba.

 
Vamos allá con otra cosa que destila la película por los cuatro costados: espectacularidad. No podemos olvidar que esto, a fin de cuentas, es el mundo de Tolkien y, además, se nota que han estado sobrados de dinero para reflejarlo. Por eso, la peli comienza con una larga escena (que recuerda de manera clara a la que da comienzo a La Comunidad del anillo) en la que se nos cuenta la historia de la ciudad de Thror, su relación con Thorin (protagonista en la sombra) y el ataque del pérfido Smaug. Si no conoces nada acerca de la obra literaria, esto, por lo menos te mete bien en situación y, además, te deja con ganas de saber más, ya que no vemos a Smaug. Vale, quizás alguna pata, algo de fuego por aquí, la punta de una cola por allí, pero nada del dragón. Aún quedan dos películas por delante, ¿por qué mostrarlo desde el principio? Lo que sí está claro es que el amigo debe ser tremendo y yo, por lo menos, quiero verlo ya en todo su esplendor.
La película cuenta con varias sorpresas que ya se anunciaron a bombo y platillo y que a más de uno extrañó. La primera, nada espectacular, sale Frodo. ¿Y eso? Pues porque está ayudando a tito Bilbo a preparar la famosa fiesta de cumpleaños que ya conocíamos en La Comunidad del anillo. De este modo, se nos deja bien claro que El Hobbit no es una aventura independiente (como, bien mirado, es el libro) sino una más dentro de una gran trama. Porque lo que vamos a ver en este metraje es un gigantesco flash-back… del cual quedan aún unas seis horas de película (¡Fiuuuuuuu!)
Los  personajes me parecen muy bien reflejados y creo que han dado en el clavo con todo ellos, al menos con los que salen en el libro (luego explicaré esto pero, si has visto la peli y has leído la novela, sabes a lo que me refiero) Los enanos me han resultado muy apropiados, si bien es cierto que han enfatizado mucho el carácter guerrero de los mismos (lo admito, en cuestión de enanos, sigo pensando en los del tipo Blancanieves) Por eso, me llamó mucho la atención verlos con ese aspecto fiero y, a  veces, tatuado que muestran algunos. Con todo, me parecen bien. Gandalf sigue igual al que vimos en las otras pelis, solo que el actor está algo más mayor, claro. Los elfos continúan tan espectaculares y elegantes. Pero, lo que más me ha gustado, es el repertorio de elfos, orcos o wargos que pululan por la peli. Todos diferentes y todos igual de asquerosos y repulsivos. Más aún, me atrevería a decir, que lo que ya conocemos. Me remito aquí a esa especie de rey Orco de las cavernas que me recuerda a Jabba el Hutt o a cualquier súbdito de Azog (personaje del que luego hablaré) Y, desde luego, me encantan los wargos, que aquí se lucen más y mejor de lo que vimos en Las dos Torres.
 
 
Vamos allá con los efectos. Impresionantes. La peli te puede gustar o no, la puedes considerar fiel o no pero, en cuestión de efectos especiales, se han lucido y a base de bien.  Toda la cinta está plagada de ellos solo que, por suerte, se integran en la trama sin hacerse notar demasiado (aunque hay otros que, claro está, persiguen el lucimiento puro y duro, como la de los gigantes de piedra, pero eso es algo que nadie, ningún director, ninguna película, puede evitar) Empezamos por el efecto “más sencillo”, es decir, el de reflejar la estatura de hobbits y enanos con respecto a humanos normales y corrientes y orcos o trolls que son cualquier cosa menos normales y corrientes. Como ya vimos en la trilogía del Anillo, muy bien hecho, muy natural. Los personajes creados de manera digital están integrados en la imagen de manera excelente y ya creo que se puede decir que no se notan que lo sean. Destaco aquí todos los tres trolls estúpidos que acaban convertidos en rocas o  lo orcos de todas clases, tamaño y caras.
Pero, si de efectos se habla, me gustaría hacer una mención especial a tres elementos que me parecen muy bien conseguidos. En primer lugar, el personaje de Azog, muy expresivo y terrorífico. Segundo, la escena de los gigantes de piedra, que queda estupendamente y de veras que quería comprobar si habían dado el paso y los habían incluido en la película. Y, para el final, el mejor: Gollum. Sabido por todos es que el amigo Smeagol ya había dejado el listón muy alto en la anterior trilogía. Pero es que, aquí, se han lucido todavía más con él. Los movimientos, las expresiones, los detallitos en plan lucimiento como esos en los que le vemos en la oscuridad con los ojos brillantes están simple y claramente sublimes. Los gestos que pone cuando está en mitad de la competición de acertijos ya hacen que esta peli tenga que verse. Sin duda, todo un acierto que dejará al personal con la boca abierta. Y no todo pueden ser personajes grotescos. Ahí está las águilas gigantescas para demostrarlo. Eso, por supuesto, entre otras cosas más.
 
 
 
Los actores me han parecido muy bien. Aquí hay un montón (¡tan solo los enanos son trece!) así que me voy a centrar en los principales, claro. Ian McKellen, como siempre, metido hasta la barba en el personaje de Gandalf y sintiéndose muy a gusto con lo que hace. Richard Armitage resulta un Thorin bastante convincente. Valiente, noble y algo cerrado en sí mismo. Pero aquí la estrella es, sin duda, Martin Freeman, que hace el papel del saqueador Bilbo Bolsón. Para mí, todo un acierto. Freeman ha sabido hacerse con un personaje que, bien mirado, tenía su complejidad y, además, debía competir con otros hobbits (y sus correspondientes actores) que ya conocíamos. Para mí, despliega cierto encanto e ingenuidad basados de manera bastante acertada en sus gestos y movimientos corporales. ¿El resultado? Un Bilbo en toda regla, muy natural, muy creíble y, en definitiva, muy hobbit. Creo, desde mi humilde opinión, que el gran acierto en este tipo de papeles, es escoger a alguien no muy conocido que hace que el espectador lo identifique de manera más fácil con el personaje que interpreta (ahí están, en sus primeros momentos, Harrison Ford, Mark Hamill, Christopher Reeve o Hayden Christensen entre muchos otros). Y aquí, de nuevo, esa regla funciona. También me gustaría hacer mención a dos más. Uno, Hugo Weaving, que repite como Elrond y que, nada más aparecer en pantalla, hace que te des cuenta de una cosa: aquí aparece más afable, más normal que en la trilogía del Anillo, donde resultaba tan inexpresivo como un ladrillo. Aquí, al menos, gesticula, tiene más expresiones y, en definitiva, hasta parece hasta más humano (afirmación algo incongruente si hablamos de un elfo, pero espero que me hayáis entendido). Y, claro está, Christopher Lee como Saruman que, salir, sale poco y se mueve menos (está muy mayor ya) pero esos ojos, ese gesto y esa cara (rejuvenecida un poco, claro está) le hacen igual de amenazador o más.
 
 
 
¿Todo es magnífico en la peli? No, al menos, para mí. Parece que hablar de cualquier cosa relacionada con el universo de Tolkien en pantalla debe implicar que se bombardee de elogios a Jackson y equipo. Pues bien, debo señalar algunas cositas que no dejan de parecerme curiosas. Veamos…
El principal talón de Aquiles que creo puede tener esta peli es lo referido a  la fidelidad. Vamos a dejar clara una cosa: ¿sigue la trama general del libro? SÍ. Ahora bien, si de una novelita de trescientas páginas hacen tres pelis de tres horas (minuto arriba minuto abajo), ¿implica que han cambiado cosas? También, SÍ. De hecho, más que cambiar (que, desde luego, han cambiado), lo que han hecho es añadir. Desde un primer momento se dijo que, para justificar el hecho de la trilogía, Jackson y compañía añadirían cosas de su propia cosecha y, según he leído, sacadas de apuntes de Tolkien (que, evidentemente, quedaron descartadas por el autor en su momento) La impresión que a mí me ha dado es que, a veces, los cambios son muy cantosos y los añadidos más aún. Otra cosa es que te gusten o no.
En primer lugar, debo admitir que tanto espectáculo de los enanos al principio se me hace un poquito largo. Vale, en el libro van llegando de uno en uno. Pero tanto metraje con la comida, la bebida y las canciones (sobre todo esa al recoger) me cargan un poquito. Cualquiera que haya leído el libro sabe que hay canciones  pero, al menos desde mi humilde opinión, una cosa es leerlas y otra cosa que se líen la mata a la cabeza y se pongan a cantarlas en la peli. Y, conste, que a lo largo del metraje hay tres canciones. Repito: para mí, sobran todas. Si encima están dobladas, ya no digo nada más (A Aragorn no le doblaron cuando se arranca por soleares en la última peli…)
Vamos allá con otro punto de controversia referido a ciertos personajes. Si bien se echan en falta unos cuantos, lo cierto es que también aparecen otros con los que el espectador no contaba. Por eso, yo he echado en falta a Beorn, el tipo que se convierte en oso. Tenía ganas de ver cómo se las apañaban para reflejarlo y, sobre todo, ver esas transformaciones en pantalla. Lo mismo estoy hablando por hablar y le vemos en la segunda película. Y allí donde hay ausencias, también hay añadidos porque, cosa que no esperaba, resulta que sí sale Radagast. Lo curioso es que, por lo menos a mí, me ha parecido que su inclusión en la película es totalmente innecesaria y ni pincha, ni pone ni corta en la historia. En el libro, se le nombra de pasada. Aquí tiene un par de escenas que no es que aporten demasiado y, además, puestos en plan criticón, no me ha gustado el aspecto que le han dado: resulta demasiado cómico y tiene, en su lado derecho de la cara, algo a camino entre la corteza de un árbol y los excrementos de un pájaro. Al menos, eso me parece a mí.
Se ve que no se contentaron con ausencias y apariciones inesperadas, no. Además, han añadido. Me refiero, claro está, al personaje de Azog. Este orco tan paliducho como cachas no está en el libro (en realidad es un personaje que Tolkien creó para los libros conocidos como Legendarium. La pregunta es muy sencilla: ¿por qué añadirlo? La única respuesta que se me ocurre es una: en el libro, no hay un malo como tal; no hay ningún Saruman, ningún personaje en plan Darth Vader que se configure como el némesis principal. El único que se aproxima a esta idea es Smaug y sólo sale al final. Me da que aquí se lo han sacado de la manga para completar el esquema bueno/malo, una excusa para complementar al personaje de Thorin. A mí, Azog no me molesta, pero sí me chocó verlo y, como es obvio rompe parte de la magia del libro, ya que hace que ciertas partes de la historia caigan en lo habitual y se alejen de la magia que desprendía la novela. Además, hay un efecto secundario en todo el metraje que no se da tanto en la novela: se potencia el personaje de Thorin por encima de lo demás de manera bastante evidente y, si me apuráis, hasta por encima del propio Bilbo. ¿Es todo en cuestión de añadidos? Pues ahí tenéis a un tal Nigromante que aparece sin que nadie le haga mucho caso y que, supongo, luego se convierte en cierto elemento crucial en cierta historia y que forja cierto anillo único que fastidia mucho al personal en los años venideros. ¿Era necesario todo esto?  Aquí es donde se aplica eso de “para gustos, los colores”
Y aquí vamos con una buena ración de cambios/añadidos: Galadriel, que no aparece en el libro, en plan telepático con Gandalf; una reunión que no dice mucho pero que sirve de nexo para lo que tiene que venir con Saruman, dando a entender que sabe más de lo que dice…
Pero debo comentar a parte una escena que, de veras (entre otras muchas) esperaba ver en pantalla y que la han variado, en mi opinión, quitándole la gracia que emanaba del libro. Me refiero a la de los tres Trolls. El aspecto de los mismos  me gusta y la actitud también (1uizás se pasan haciéndolos estúpidos y graciosos, demasiado graciosos, a partes iguales) Pues bien, en la novela la gracia está en que Gandalf los confunde imitando sus voces y volviéndoles locos. Aquí eso se lo han cargado y han dado paso a un ataque bestial de los enanos hasta que Gandalf, de manera muy buena, rompe una roca y deja pasar la luz del sol. La escena, en sí, está bien y hasta es bastante espectacular pero a mí me ha defraudado un poco porque la han convertido en una excusa para meter con calzador una buena sesión de espadas y gritos. Bueno, ahí queda. Y si de escenas cruciales hablamos, ¿cómo veis el acertijo del anillo? Me dio la sensación de que Bilbo pregunta en voz alta qué lleva en el anillo a posta, mientras que en el libro lo que sucede es que habla consigo mismo en voz alta y eso crea la pregunta. Repito: no sé si es una falta de apreciación mía. Cuando la vea otra vez (que lo haré) estaré más atento.
Pues esto ha sido todo. ¿Sus mayores virtudes? Para mí está claras: creo que la película, en su conjunto, debe verse y como vehículo de entretenimiento lleno de espectacularidad, no tiene ningún desperdicio, aventuras en su estado más puro y sencillo. Quizás tenga en contra lo claramente  hinchada y, en muchas partes (como la secuencia del os gigantes de piedra) estirada que está, además de dar un toque muy épico a una historia que, a priori, no lo era tanto. Yo siempre he dudado que de este libro salgan tres películas y, si salen, es porque la historia ha sido inflada y estirada hasta más allá de sus límites. Eso sí, depende de la actitud que lleves, todo esto te traerá al fresco o no. Si vas en plan “voy a pasar tres horas entretenido”, te lo aseguro, acertarás de pleno en la diana. Si eres muy fan del libro  puede que algunas cosas te resulten muy curiosas y, en algunos casos, hasta te parezca una adaptación más que cuestionable (al menos en algunos momentos, claro). Yo, sin ser ferviente seguidor de Tolkien, he notado esto último y, por eso, prefiero dejarme llevar por la primera opción.
Vigilad el cielo.

 

miércoles, 7 de marzo de 2012

Las aventuras de Tintín: el secreto del Unicornio

Las aventuras de Tintín: el secreto del Unicornio
(The adventures of Tintin)
(2011)

Director: Steven Spielberg
Guión   : Stephen Moffat, Edgar Wright, Joe Cornish

Jamie Bell
Andy Serkis
Daniel Craig
Nick Frost



El periodista Tintín compra la miniatura de un barco. Pero este contiene un secreto que hará que se embarque en una espectacular aventura… 

El Tintín de 1961
Y llegó el momento. Era cuestión de tiempo. El cine digital ha avanzado tanto en los últimos años que muchos personajes de cómic, después de mucho esperar, han sufrido en sus carnes la transición al celuloide. No obstante, había uno en concreto que parecía resistirse a pesar de que tuvo sus escarceos en forma de películas de dibujos e incluso alguna de acción real (Tintín y el misterio del Toisón dorado y Tintín y las naranjas azules) que, por unas u otras, casi todo el mundo ha olvidado. Me refiero, cómo no, a Tintín, personaje creado por el belga Hergé y que es uno de los hitos del mundo de las historietas.  Si bien es cierto que ha habido muchos que han tonteado con la posibilidad de adaptar dicho personaje al cine, también es verdad que ha habido uno que siempre ha tenido la espinita clavada con respecto a Tintín. Me refiero, claro está, a Steven Spielberg que, por variadas razones, nunca pudo echarle el guante y darse el gusto de adaptarlo.
No obstante, Tintín es un personaje complicado si se le saca del ámbito de la página impresa. Por un lado, si bien el dibujo de Hergé es muy característico y a primera vista no parece muy complicado (craso error pensar eso) puede plantear un problema representarlo de manera real en la pantalla. Pero si de problemas hablamos, el principal siempre provenía de las historias. Y esto es porque los álbumes de Tintín ofrecen unas muy bien planteadas, mejor hechas y, en definitiva, son tramas para hartarse de leer donde los personajes se pasan páginas y páginas hablando de esto o lo otro. Llevarlas al cine manteniendo este aspecto (por otro lado fundamental en el personaje) ha sido siempre muy difícil porque llega a un momento en que la duda de si son adaptables o no siempre surge.
Y eso lleva a otra cuestión: ¿cómo mostrar en la pantalla las historias de Tintín? Convertirlas de nuevo en películas de animación no tenía mucho sentido, ya que existen muchas basadas en sus álbumes. Hacer una de imagen real supondría pararse a pensar si quedaría bien un actor con flequillo puntiagudo paseándose con un perrito pensante, acompañado de un capitán cascarrabias con un serio problema con el alcohol o unos policías gemelos haciendo patochadas. Pero Spielberg es mucho Spielberg y, como perro viejo, ha sabido esperar para dar con la solución, que la ha traído el tiempo y la tecnología digital: ¿y si se mezclan las dos opciones? Manos a la obra. Para ello, el amigo Steven se ha aliado con otro de los grandes, Peter Jackson, el responsable de El señor de los anillos y El Hobbit. Y sucede lo inevitable: si se mezclan dos pesos pesados del cine en una misma película basada en un personaje que apasiona a ambos, el resultado no puede ser vulgar (que guste ya es otra cosa). Eso, además de generar una expectativas del tamaño de un sistema solar entero.
Nada más comenzar, asistimos a una curiosa escena inicial en la cual vemos los títulos de crédito, a través de una animación muy próxima a los dibujos animados tradicionales, mientras escuchamos la música de John Williams. Y, a la primera de cambio, ya somos testigos de la primera filigrana: vemos a Hergé convertido en personaje digital animado hablar con su criatura. Ya, desde el principio, asistimos a la que va a ser principal característica de esta cinta: la animación. Los personajes están generados por ordenador, sí, pero, tras ellos, está el trabajo de actores reales en los que se han basado los animadores para transcribir sus movimientos a la pantalla. Dicho de otra forma, primero, la película se ha rodado con actores reales y luego, usando los movimientos de estos, han sido traducidos a personajes digitales. Así se explica todas y cada una de las sutilezas en los movimientos, expresiones o gestos de los personajes que desfilan por la pantalla, toda una muestra de la animación más exquisita ¿Ha sido suficiente con eso? No. A todo ello, hay que añadirle la excelente ambientación que, calcada de los cómics y a su vez de la realidad (no olvidemos que Hergé era un maniático de la documentación) hace gala todo el metraje: los trajes, coches, barcos, sombreros o materiales como arena o agua, están reproducidos aquí a la perfección (fijaos en el mar cuando los personajes se quedan tirados en un bote. ¿Realidad o realidad simulada? Parece imposible distinguirlo…
Tintín y Haddock en acción...
Los personajes están calcados del cómic tanto en lo que se refiere a su aspecto como a actitudes. La única excepción que se produce, y no es algo que moleste en absoluto, es que en el caso de Milú, el perro de Tintín, han omitido el hecho de que en la historietas habla (aunque se da a entender que los personajes no son conscientes de ello) Para mí, un tanto a favor que, sin duda, hubiera infantilizado demasiado la película.

Con respecto a la historia, hay que decir que, si bien en general se respeta el contenido aún tomándose ciertas licencias, esta película no es el resultado de adaptar un álbum de Tintín, sino dos: El secreto del Unicornio y El tesoro de Rackham, el rojo, que en los comics suceden uno a continuación del otro.  Como ocurre en las historias impresas, el humor que predomina a lo largo de toda la cinta es sencillo, muy ajustado, el de toda la vida, basado, muchas veces, en la originalidad de los diálogos, las barbaridades que suelta Haddock, algún que otro trompicón que deja K.O a alguno o ciertos eructos llenos de alcohol de cierto capitán.
Pero, por supuesto, esto es una película de Steven Spielberg y eso debe notarse. Yo soy de la opinión de que el amigo a veces da una de cal y otra de arena pero,  para lo bueno, que suele ser cuando le da la real gana, este hombre es un peso pesado. Y eso, en esta cinta, se aprecia en determinadas secuencias que se nota que están dirigidas con auténtico esmero buscando la calidad y la espectacularidad aderezadas con unos movimientos de cámara alucinantes, como podemos ver en cualquiera de las peleas o persecuciones con las que nos deleita en esta peli. Ved la escena de la persecución del águila o el enfrentamiento usando grúas del final de la cinta y me decís.
Pero no todo es perfecto. Al menos, no para mí. Y es que soy de los que creen que una peli no sólo debe basarse en el nombre (o nombres) que la sustentan.  Para empezar, la película me ha parecido muy lineal, es decir, es obvio que uno sabe de antemano lo que va a pasar. Por ello mismo, en cuestión de sorpresas y emociones, esta peli se me ha quedado algo simple y predecible pero, por supuesto, es una opinión mía y, a fin de cuentas, estamos hablando de una adaptación de un cómic que le sirve de guía.
Otro detalle a tener en cuenta, y esto se deriva del comentario de las escenas espectaculares a las que me he referido antes, es que ciertos momentos de la película se me han hecho un poquito largos, como si el objetivo hubiera sido lucirse demasiado para potenciar la espectacularidad de la animación. Y aquí me refiero, por ejemplo, a la escena en la que Tintín se mete en ese camarote enorme lleno de marineros y trata de coger las llaves (cuyos momentos cumbres son el reflejo del prota en el filo de las navajas o ver a algún que otro marinero abrazado a una rata) o la escena del avión y el licor flotando por la cabina. Cosas que, desde luego están muy bien, pero nada más.
Haddock en el cine...
¿... O Haddock en el cómic?
Pero, si hay una cosa que me ha dejado algo frío (y admito que esto puede quedar raro) es la representación de los personajes del universo de Hergé a la pantalla. Veamos. Como dije antes, la traducción del aspecto de los personajes es literal. Eso sí, en forma digital. Y esto es lo que más extraño me ha resultado. Ver toda esa jungla de personajes, con ese aire a cómic tan evidente (narizotas, cabezas alargadas, paticortos, ojos diminutos, etc…) pero tratados de manera tan realista se me hace algo raro y, desde cierto punto de vista, me ha resultado artificial. No me pegan los rasgos tan caricaturescos (de nuevo, narizotas, cabezas enormes, pies pequeños) con los detalles ultra-realistas con lo que los adornan (pelo en la nariz, vello en las manos, arrugas, lunares…) Pero, repito, esto es una cuestión de gustos y no pasa de ser una opinión. Y he aquí una cuestión que siempre se me plantea cada vez que sale al mercado una cinta de esta naturaleza: quieren el realismo de los actores de carne y hueso pero sin utilizarlos. Eso sí, recurren a ellos para luego sustituirlos por gráficos por ordenador. Entonces, ¿por qué no rodar con personas desde el principio? En fin, misterios de la técnica…
En resumidas cuentas, una película que, para mí, tiene su principal atractivo en la espectacular animación que ofrece. La historia, si bien está bien llevada y no deja cabos sueltos, me ha resultado algo sosita pero creo que, al menos sólo por curiosidad, es una cinta que debe verse. A mí me ha dado la impresión de que, más que ser para todos los públicos, está más orientada al sector adulto que, a fin de cuentas, es el que forma gran parte de los lectores de Tintín. Y, como es obvio, a juzgar por el final abierto que tiene, habrá Tintín para rato.
¿Qué opináis? ¿A Tintín hay que leerlo o verlo animado? Yo, lo admito,  me decanto más por la primera opción pero, como siempre digo, cuestión de gustos.
¡Saludos y a disfrutar con la búsqueda de estos Unicornios!

domingo, 1 de enero de 2012

El origen del planeta de los simios

El origen del planeta de los simios (Rise of the planet of the apes)

2011

Director: Rupert Wyatt
Guión   : Rick Jaffa, Amanda Silver.

James Franco
John Lithgow
Andy Serkis
Freida Pinto









En un laboratorio, un investigador busca una cura contra el Alzheimer experimentando con simios. Unos de ellos, césar, destaca muy pronto sobre el resto…

Y de nuevo vamos con otra precuela.

Debo decir que, cuando me enteré de que estaban haciendo otra peli del planeta de los simios, la noticia me dejó más bien frío. Y es que, para mí, planeta de simios sólo habrá uno: el que pateó Charlton Heston allá por 1968 y que perdura en la memoria de todos. Sí, luego hubo secuelas, precuelas y remakes, pero nada como la original. Y es que aquella cinta tocó muchas fibras y dejó el listón muy alto para cualquiera que se atreviese a hacer nada relacionado con el tema de los simios como clase dominante del planeta.
           Muy bien, pues eso fue hasta que la vi esta película, porque, la verdad, es que me ha encantado.

No estamos ante una cinta de ciencia ficción porque sí en las que nos meten el elemento fantástico con un colador. Todo lo contrario. La cinta va lenta, de manera progresiva, mostrándonos en un principio una historia con tientes dramáticos más que evidentes (la enfermedad del padre del protagonista, el cuidado del simio) mezclada con una buena dosis de sentimentalismo que, para nada resulta empalagoso. Y es que hay una cosa más importante en esta historia que CGI o golpes de efecto (que los hay y muy buenos): una historia. Poco a poco, los protagonistas, si bien son importantes, van dejando paso al protagonista por antonomasia: César. El simio va robando escenas e interés a partes iguales hasta tal punto que llega un momento en el que los humanos nos importan un comino y queremos que César (y el restpo de los colegas simiescos)  esté en la pantalla todo el rato. Y, por suerte, es así. Poco a poco, a modo de sutil crescendo, la trama se va haciendo más y más intensa y abandonamos ese dramatismo inicial para recordar la razón por la que hemos pagado por ver la película: ver a los simios hacer de las suyas y entender el comienzo de todo. Y, al final, la historia nos sigue sorprendiendo y entendemos qué demonios sucedió para que el futuro se presentase tan endiabladamente malo para la raza humana. O, al menos, el principio de todo... Lo dicho, la historia, por delante.
Por supuesto, al hablar de una película de estas características es necesario hacer mención al eterno tema de los efectos especiales. Y aquí los hay y bien buenos además. El más espectacular: César. Digno de admiración. Sorprendente que eso que estamos viendo sean gráficos generados por ordenador (teniendo, en cuenta, claro está, el apoyo de la interpretación de Andy Serkis) Si nos fijamos, o al menos eso me pasa a mí, conforme avanza la película, César va adquiriendo cada vez más tintes humanos y menos simiescos.
Los actores están bastante creíbles, tanto James Franco como John Lithgow (aunque sobre este, debo admitir, que le miro y no deja de recordarme a aquella serie de extraterrestres cuyo nombre no recuerdo ni a su papel como padre de Bernie Campbell en Cómo conocía vuestra madre. Claro que es difícil olvidarle como psicópata en una de las temporadas de Dexter. Con todo, me gusta como actor) Y, claro está, Andy Serkis actuando de referencia para los animadores informáticos, lo mismo que ya hizo con Gollum en El Señor de los Anillos o en King Kong.  Impresionante. En cambio, Freida Pinto aparece porque tiene que salir una cara bonita. Y es que la chica es mona (esto va con segundas, por si alguien no lo pilla) pero, en la historia, su personaje ni pincha ni corta.
Y si hay algo que caracterice a las precuelas son los guiños que hacen referencia a las pelis en las que están basadas y que, se supone, ocurrirán en el futuro y que nosotros ya hemos visto. Pues bien, aquí, guiños unos cuantos. Y muchos de ellos muy sutiles pero que, una vez que reparas en ellos dices “¡Ah, es verdad!”. ¿Qué son si no esa noticia en el periódico hablando de ciertos astronautas que se pierden en el espacio, el mote de “ojos claros” o el diálogo de “Es una casa de locoooooos”? Eso entre otros porque, estoy seguro, hay muchos más pero a mí se me escaparon.  Cosas de estar metido en la peli hasta las cejas…
En resumidas cuentas, amigos, una película que me ha gustado mucho, muy bien hecha y muy bien llevada. Increíble que, en el panorama de precuelas sin ton ni son (me remito a La cosa, gran decepción para mí o Pesadilla en Elm street, que no sé si es precula, remake, reinicio o, simplemente, nada) que se suelen hacer últimamente haya habido gente en Hollywood con dos dedos (o más) de frente para no sólo hacer una buena cinta, si no pensar primero en una historia en que basarla. Y es que, cuando esta es buena, lo demás suele venir rodado. 
Se rumorea que se prepara una secuela (de esta precuela. ¡Viva la nomenclatura!) No sé si será verdad o no. Todo indica que sí porque ha tenido bastante éxito de crítica y público. Incluso se dice que quieren nominar a Serkis al Óscar (claro que,  ¿a quién habría que dárselo, al actor o a los informáticos? Ahí queda la duda) ¿Estará a la altura? Cuestión de ver porque, desde luego, historia tienen para rato…
Como podéis imaginar, la recomiendo. Si queréis pasar un buen rato, vedla. Si sentís curiosidad por saber qué demonios sucedió y por qué, pero bien contado, vedla. No os decepcioanará.
Sólo una duda: viendo la versión del 68, uno cree que los simios son asquerosos, despreciables y malos. ¿Qué pensáis cuando termina este origen?
¡Ahí queda eso!