sábado, 10 de agosto de 2019

Drácula vuelve de la tumba



Drácula vuelve de la tumba.
Dracula has risen from the grave.
1968.
Director: Freddie Francis.
Guión: Anthony Hinds.

Christopher Lee.
Barry Andrews.
Rupert Davies.
Veronica Carlson.
Barbara Ewing.


Monseñor ha resucitado a Dracula por casualidad. Ahora, el vampiro se cobrará  venganza del modo más brutal posible...


¡Hola a todos!

Antes de empezar, da un vistazo a esto:





 ¿Menudo comienzo, verdad? 

Pues bien, hoy os traigo la tercera de las películas del conde más vampiro de todos los tiempos interpretado por Christopher Lee, que, a su modo, tuvo su propia saga de películas. Cosa curiosa, antes de empezar, la gente suele tener en mente que estas pelis son independientes unas de otras. Ojo, que en realidad no es así; de hecho, están conectadas y suelen empezar allí donde la anterior acabó. Dicho esto, os puedo decir lo siguiente. 
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La verdad, la historia no ofrece muchas novedades porque, si vemos todas las pelis en conjunto, descubrimos que hay un patrón muy marcado que, más o menos, obedece a este esquema: a Drácula se le cree muerto/resucita por la intervención casual de un desgraciado/esto afecta a unos personajes que tienen que luchar contra él/conflicto final. Pues bien, la peli que comento hoy se va a ajustar a ese patrón como si fuera el Padre Nuestro. Por eso, la trama, la verdad, es que me gusta porque la gracia radica en esos personajes que son afectados por la presencia del dichoso conde y que tienen que enfrentarse a él. Así, puedo decir que hay dos tramas principales: una es la del propio Drácula, que es la misma de siempre, y otra la de Paul y compañía, que tiene que hacer frente a la amenaza. Me gusta mucho la idea de que Paul sea un ateo empedernido y que, para más inri, se enamore de una chica cuyo tío es un alto mando eclesiástico y, por ello, un intolerante nato. Esto da lugar una subtrama muy interesante que atrapa al espectador y que hace que, a su modo, aparque de manera muy sutil lo referido al conde, aunque todos sabemos que ambos aspectos estarán enlazados al final. Las película, además, destaca porque, a pesar de no tener una duración muy larga (aproximadamente hora y media) está muy bien condensada en todos sus elementos, no deja ninguno al azar y atrapa al espectador desde el principio al final, recreándose en los aspectos que se tiene que recrear.

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 Como para no quedarse sentadito en el sofá para ver qué ocurre, ¿verdad? 

Resultado de imagen de draCULA has risen from the grave blood Esto me lleva a otro aspecto fundamental en una peli que tiene el nombrecito de Drácula en medio: la sangre. O, dicho de otro modo, la truculencia. La verdad, si has visto cualquiera de las pelis de la saga, comprobarás que, en cuestión de sangre, no se cortaban un pelo y, muchas veces, mostraban escenas fuertes sin miramientos (aquí me remito a la muerte de uno de los personajes de Drácula, príncipe de las tinieblas, y que puedes ver haciendo click aquí) Pues bien, debo decir que la peli que nos toca hoy tiene una serie de momentos bestias como ellos solos y que, desde luego, conforman la chispa de la vida (o de la muerte, toma ingenio que he desplegado en el comentario) del metraje. Si la escena inicial que he marcado más arriba te ha gustado (a mí, desde luego, sí), ahí tienes el momento en que Drácula se lleva por delante a la pobre, rolliza y guapa Zena. Todo esto está muy bien pero es que su criado (que es un sacerdote), luego la tira al fuego por aquello de que el cadáver no moleste. El momento en que Paul trata de matar al conde en la tumba con la consabida estaca en el corazón y este se revuelve en su ataúd también está muy bien, sobre todo, porque vemos al monstruo retorcerse, sufrir y alejarse de la imagen del tipo estirado y aristocrático que todos conocemos. Y, otro momento sanguinariamente divertido, el final. Que seas vampiro y mueras atravesado entre gritos y estertores agónicos vale, es lo que tiene pero, que todo eso sea porque te han atravesado con una cruz, manda narices. No obstante, hay una escena que me gusta mucho (desde siempre) y es la que hace que recuerde esta peli. No es un momento bestia como los que he comentado, pero si es muy significativo. Me refiero, claro, a esa escena en la que monseñor carga con una cruz enorme a sus espaldas para colocarla en la puerta del castillo de Drácula (también, hay que reconocer en esto una mala leche por parte del cura considerable) Siempre me ha parecido una especie de alegoría al camino del calvario. Además, me gusta que, conforme se acerca, los truenos, vientos y relámpagos hacen de las suyas. Y, de remate, la parrafada en latín que suelta frente a la susodicha puerta. Y, hablando de situaciones no violentas, también destaco la escena de la cena/ateísmo que ocurre al principio. Todo esto, y más, me parece muy bien mostrado y, sobre todo, bien narrado, de manera muy ágil y bien llevada.
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Los personajes están muy bien mostrados, desde el principio. Drácula sigue a lo suyo, es decir, matando. Eso sí, se puede ser vampiro pero no tonto: a los hombres los convierte en esclavos; a la mujeres, que no veas lo monas que son todas en estas pelis, las muerde y todo lo que tú quieras o puedas imaginar. Paul es muy significativo; un ateo combatiendo contra un vampiro y, además, juerguista como él solo. Monseñor es curioso porque el tipo es el colmo de la bondad pero, si hay que echar de tu mesa y casa a un joven porque dice que es ateo y no cree en lo mismo que tú, se le echa y en paz; nada mejor como tener una mente abierta y poner la otra mejilla. Ah, y el tipo siempre me ha recordado al padre de Zipi y Zape, léase, don Pantuflo Zapatilla. El sacerdote del pueblo es un pobre desgraciado que lo mismo resucita vampiros que es un esclavo de ellos. Zena es carne de primer plato vampírico desde que sale y María está para lo que esta: para hacer crecer (malpensado, sé lo que se ha cruzado por tu mente) los dientes al conde.

Cuando la Iglesia y sus representantes mandaban que daba gusto.



Muérdeme...



Paso a los actores. Lee, como siempre, es el Drácula perfecto: salvaje, bestia, sanguinario y dispuesto a morder tantos cuellos femeninos que se pongan a tiro como sea posible. Si yo fuera vampiro, haría lo mismo. Aquí habla un poquito más pero, digámoslo así, es un personaje que hace más que dice y sus diálogos tampoco es que sean muy necesarios. Rupert Davies está muy bien como Monseñor; tan creyente como estúpido y estirado. Barry Andrews, que me recuerda mucho a Hugh Grant, me gusta mucho como Paul. Bárbara Ewing queda muy natural como Zena mientras que Veronica Carlson cumple como María porque, la verdad, su papel no da para más. Ewan Hooper, salvo los primeros minutos de peli, se pasa la cinta agobiado y, la verdad, creo que lo hace muy bien.


Ahí que voy...



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¿Hay algo que no me ha gustado mucho? Bueno, por aquello de poner algo, voy a decir dos cositas. La primera, demasiados primeros planos de los ojos de los ojos de conde inyectados en sangre. Vale, sabemos que eso es su modo de hipnotizar (iba a poner acojonar) a las pobres víctimas pero tampoco hay que pasarse. El otro es que lo de que Paul sea ateo queda muy bien pero se ve el plumero al guión puesto que está claro que, al final, se convertirá, con santiguado incluido. A lo mejor, y esto lo digo desde mi humilde opinión personal, hubiera quedado bien que siguiera en sus trece porque, siendo prácticos, la ayuda divina recibida a lo largo de toda la peli es bastante escasa por no decir nula. Es más, si te fijas, el final de Drácula es porque este, es su ímpetu maligno, resbala y cae. Bueno, meras cositas. Pues, de verdad, te la recomiendo. Me parece una peli muy entretenida que te mantiene enganchado sin problemas y te hace pasar un ratito muy divertido; una oportunidad de ver terror a la antigua usanza cuando la sangre era de bote, de un rojo precioso y las dentelladas de los vampiros eran dos agujeros muy gordos en un (delicioso) cuello femenino. Si puedes, dale un vistacito y me cuentas.

Para leer la reseña de Drácula.
Para leer la reseña de Dracula, príncipe de las tinieblas.


 Vigilad el cielo.
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