sábado, 1 de octubre de 2022

La mujer avispa



La mujer avispa.

The wasp woman.

Director: Roger Corman.

Guión: Leo Gordon, Kinta Zertuche.


Susan Cabot.

Michael Mark.

Anthony Eisley.

Barboura Morris.

Arthur Cooper.


Una mujer se niega a envejecer y decide probar un tratamiento revolucionario de rejuvenecimiento..



Roger Corman. 

El tipo que, con cuatro duros, se marcaba un par de películas. Y, para más inri, solían ser el colmo de la diversión. Dale un vistazo a La pequeña tienda de los horrores o al montón de adaptaciones que el colega se marcó basándose en Edgar Allan Poe y lo comprenderás.


La mujer avispa no es una excepción. Cuenta, además, con que la peli data de los cincuenta, que fueron unos años dorados para género de ciencia ficción, bien porque se hicieron obras maestras (El enigma de otro mundo, Ultimátum a la Tierra) o por la ingente cantidad de obras más o menos cutres que no por ello dejan de ser muy entretenidas.


La película que os traigo hoy tiene un argumento alucinante: un científico más o menos loco ha descubierto que, con determinados componentes de la jalea real de las abejas, es capaz de rejuvenecer al personal. Pero no en plan se te quitan las arrugas, no; te rejuvenece literalmente, quitándote unos cuantos años como quien no quiere la cosa. Todo se complica cuando Janice Starlin, una potentada de productos de cosmética, ve que se está haciendo mayor y el invento del doctor le viene de perlas.





Con esto la película está planteada y sabes sin problemas lo que va a pasar, más que nada, porque el título te lo destripa: la susodicha Janice se pone hasta las cejas del invento y se convierte, sí, en una mujer avispa. Bueno, más que nada, cabeza y manos, porque piernas las conserva muy humanas. Pero, a pesar de lo alucinante de la trama (que me recuerda de manera más que sospechosa a la chapuza que hicieron años después con la versión, o lo que sea eso, de Catwoman con Halle Berry) hay una cosa que sí me ha gustado mucho: sí, sabes lo que va a pasar, sabes que la chica se va a convertir en un monstruo pero el guión se las apaña para ir muy despacio, poco a poco, provocando así ciertas ganas en el espectador de «Venga, que se convierta ya» Esto hace que, al margen de sus limitaciones (decorados de interiores sospechosamente parecidos y repetidos...) la cinta mantenga el interés de manera muy fresca y acertada y, cuando la susodicha mujer avista aparece en pantalla, no quitas los ojos de ella y quieres que salga en breve de nuevo. 




La trama, como es de esperar, sabes que avanza hacia la ecatombe. Y es que, en estas películas y época, los malos nunca ganaban. Con todo, la diversión está asegurada y, te pones a verla en plan «a ver de qué va esto» y, palabra, engancha. Yo más no puedo pedir.


Los actores, como es obvio, no son el colmo pero cumplen, sobre todo, Susan Cabot como Janice y Michael Mark como doctor. Por cierto, si te suena este último y eres aficionado al género, es el padre de la pobre María, la niña que la criatura de Frankenstein utiliza como barco no flotante en el lago. Los demás (hay unos cuantos) ahí quedan.


¿En contra? Creo que las conversaciones entre las secretarias pasotas sobran y parece que rellenan porque sí. Por otra parte, la trama de los acólitos de Janice, léase lo que se supone son sus consejeros de empresa me resulta un poco pesada, ya que no paran de reunirse, tomar algo y hablar de la desgracia que sienten pero que no pueden explicar. Bueno, Roger Corman.




Pues eso es todo. Una peliculita muy de la época, muy Corman y muy divertida. Como digo siempre, ese cine que ya no se hará jamas y que conserva el encanto de lo ingenuo y la diversión por encima de todo. 

Qué os voy a decir, adoro estas pelis.


Vigilad el cielo.






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