jueves, 18 de octubre de 2018

Fausto

Camilla Horn and Emil Jannings in Faust: Eine deutsche Volkssage (1926)
Fausto.
Faust. 
1926 
Director: F. W. Murnau.
Guión : Gerhart Hauptmann, Hans Kyser 

Camilla Horn. 
Gösta Ekman. 
Emil Jannings. 


La Tierra se la disputan ángeles y demonios. La clave de todo será un hombre: Fausto… 



Vamos allá con otro clásico de cine mudo, todo un espectáculo llevado con mano firme por F. W. Murnau, el responsable de esa obra maestra que es Nosferatu. Posiblemente, el título te sonará más por obra, gracia y pluma de Goethe. Tranquilo, a mí me pasaba igual. De hecho, claro está, sabía que la obra se había adaptado con mayor o menos fortuna pero no tenía ni idea de que había una versión muda. En cuanto me enteré de que el mismo que parió Nosferatu era el director no lo dudé. 

Muy bien, os puede decir que… 

Resultado de imagen de faust 1926La película tiene un comienzo espectacular, nada menos que con Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis. Así, como suena. Si esto te parece toda una hazaña para la época, creo que sería mejor que, si ves la peli, te acomodes bien en tu sillón porque aquí, las sorpresas visuales están servidas en bandeja de plata, oro y brillantes. De inmediato, vamos a asistir a unos momentos absolutamente espectaculares en los que seres de la talla del Diablo o de un arcángel se juegan el destino de la Tierra. Y, para más inri, el tamaño de ambos es descomunal; comparados con ellos, la Tierra no deja de ser lo que un balón para nosotros. Aquí la sorpresa es mayúscula cuando comprendes que, a fin de cuentas, estás viendo una película de 1926. 

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Resultado de imagen de faust 1926La trama no se hace esperar mucho y, de hecho, se puede decir que va directa al grano cuando oímos un nombre crucial en la historia: Fausto, una especia de sabio-científico-filósofo-alquimista cuya alma se disputan los cielos y las tinieblas. Y, como está visto que para los seres celestiales, bueno o malos, somos tan importantes como una pelusa al viento, hacen una apuesta con respecta a Fausto: el que gane su alma, se queda con la Tierra. Así, como suena. A partir de aquí, lo que vamos a ver son las tretas, ruines, rastreras y traicioneras que Mefisto, hecho carne y mala baba, va urdiendo para fastidiar la vida del inocentón de Fausto y, de paso, del resto de la humanidad. 

Por eso, se puede decir que la cinta tiene dos partes muy bien diferenciadas. En la primera, vemos cómo el Fausto anciano, débil, atormentado y hecho polvo se las ve y se las desea para tratar de afrontar el mal que asola el planeta, léase la plaga que el Demonio suelta sobre la faz del planeta en forma de peste que no deja títere con cabeza. Me gustan mucho las escenas breves, pero intensas, en las que vemos a toda la gente volverse loca ante el funesto destino que dicha plaga tienen para ellos. Y es que, si estás viendo a un saltimbanqui que, haciendo el pino, se muere porque sí, ya puedes huir; y bien lejos, además. 

Imagen relacionadaEsta primera parte tiene otro momento cumbre y que es necesario comentar, ya que me ha gustado mucho: ese en el que Fausto, hasta el gorro de todo y de una Biblia muy gorda que se ve que no le sirve para nada, decide dejarse tentar por el lado oscuro de la vida y pedir ayuda a… Venga, que te dejo que lo adivines. ¡Sí, al Demonio! Y lo hace de manera muy chula: en un cruce de caminos, invoca tres veces en nombre maldito dentro de un círculo que él mismo hace. Esta escena me parece muy bien llevada y mejor rodada ya que es una de las más inquietantes, por no decir terrorífica de toda la peli. Y es que, después de la invocación, tenemos a Mefisto en persona saludando a Fausto. Y lo hace de muchas formas, en distintos sitios y con esa cara que da miedo. 

El resto supongo que lo conoces: Fausto es tentado y, a cambio de poder para curar, vende su alma al diablo. Lo curioso es que curar, cura de lo lindo pero los seres humanos, tan agradecidos como siempre, le acusan de hacer tratados con el Demonio y se lían a pedradas con el pobre. Anda, eso para que te metas a ayudar a nadie. 

Lo curioso es que, si bien el tema de la invocación y el trato con el Diablo lo conoce todo el mundo, me ha sorprendido ver que este, cuando el tema de la plaga acaba, vuelve a tentar a Fausto de un segundo modo mejor y más divertido: le vuelve joven. Imaginad, pasar de tener este aspecto: 

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A tener este otro. 

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Vamos, que cuando el amigo Fausto se ve joven, lozano y guapetón, firma lo que haya que firmar y las veces que haga falta. 

Y es aquí donde se puede decir que termina la primera parte de la peli y, para mí, sin duda, la más interesante ya que, a parte de ser la más tétrica, tenebrosa y, a su modo, terrorífica, también es la que desarrolla un impacto visual más directo o, por lo menos, así es como lo he sentido yo. 

Imagen relacionadaDesde este momento, la historia se hace, o se me ha hecho, un pelín más lenta y un poquito menos interesante. Lo que sucede es que, desde este momento, vamos a ser testigos de los devaneos amorosos del joven Fausto, en concreto, con cierta rubia de melena larga llamada Gretchen que va a hacer mella en el corazoncito del filósofo y que, a su vez, va a ser el desencadenante del dramón tan espectacular que vamos a ver hasta que sale eso del “Fin”. En esta segunda parte destaco, por encima de todo, el papel de Mefisto y de cómo, a su modo, es decir, siendo una serpiente vil y traicionera, lo lía todo para consumir a Fausto. Por eso, si hay que matar al hermano de tu novia, se le mata; que hay que coquetear con una señora mayor regalando collares, se coquetea. Y si hay que salir volando en tu capa a modo de alfombra voladora, pues se vuela. Por eso, este segundo fragmento se me ha hecho un pelín más pesado, me resultan un poquito cargantes y, sobre todo, largas, las escenas de tonteo/cortejo que se traen Gretchen y Fausto, lo mismo que la caída en desgracia de ella. Sus momentos de soledad y amargura con el niño, la muerte de este, su condena a la hoguera… todo ello es muy dramático y, por supuesto está muy bien rodado y mejor interpretado pero, repito, se me han hecho unos instantes demasiado pesados. Quizás, después del empuje tan bestial con el que empieza la cinta, entre tanto efecto especial y momentos llamativos, todos estos episodios dramáticos me hayan aburrido un poco. Eso, por supuesto, es mi opinión y, digo yo, también estarán basados en la obra de la cual parten. 

Imagen relacionadaSigo. Algo a destacar, como ya has podido observar, es la espectacularidad que, en determinados momentos, emana de esta peli. Los efectos especiales son muy llamativos y, estoy seguro, en aquella época tuvieron que dejar con la boca abierta a los afortunados que podían ir al cine a deleitarse con semejante espectáculo. Desde luego, aún hoy, no dejan de sorprender. Me gustan mucho el aspecto cósmico y gigantesco que dan al arcángel y al Demonio al principio. Fijaos que los actores están en mitad de unas alas estáticas construidas al margen del vestuario pero que, en conjunto, quedan espectaculares. Las miniaturas, en este sentido, logran una perspectiva asombrosa y, a la vez, realmente tenebrosa. ¿Más? Claro, la ya mencionada escena de invocación en el cruce de caminos es muy intrigante y, como dije antes, roza el cine de terror. Si queréis más efectos, ahí tenéis la firma del contrato y cómo las palabras aparecen surgir de la nada, la escena de vuelo sobre la capa o la aparición “humana” de Mefisto. Repito: todo esto, en 1926. Para quitarse el sombrero, vamos. 

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¿Y al final? ¿Qué puede contra todo mal, contra todo pecado, contra toda falta? Esa palabra mágica que hace más estragos que mil plaga, que diez mil demonios o que cien mil corazones débiles ante la tentación: amor. No, si ya lo dijeron los Beatles en su momento. 

Resultado de imagen de faust 1926 gretchenLos actores me parecen muy, pero que muy notables. Aquí, a pesar de que hay secundarios, vamos a contar con un terceto protagonista de muchos quilates. Camilla Horn es una Gretchen muy creíble que pasa de ser angelical y pura a una desgraciada de mucho calibre. Muy atentos a las escenas en la nieve con su hijo. Esos ojos transmiten mucho. Gösta Ekman, sin duda, me gusta mucho como Fausto pero, debo admitir que me llama más la atención como anciano que como joven; en el primer caso, me resulta más creíble que en el segundo. De hecho, su maquillaje es tremendo. Y, el mejor, para el final. Lo admito, tengo debilidad por los personajes malos pero es que Emil Jannings como Mefisto se come a todos, no sólo cuando está en plan deidad del mal al comienzo, sino es su papel humano, con ese aspecto maquiavélico de duende vil y traidor que, vestido de negro, orejas puntiagudas al viento y maquillaje y pluma (negra) que le delatan no da lugar a dudas: es malísimo. Fijaos en las expresiones que se pasa poniendo a lo largo de toda la peli. Hay momentos en los que mira enarcando ceja y cerrando un ojo que resultan cómicos pero, al a vez, muy divertidos y no quedan mal en absoluto. 

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Pues esto ha sido todo. En conjunto me ha gustado bastante y, sin duda, ha entrado a formar parte de mi colección de pelis mudas. Por supuesto que hay otras que me gustan más pero sí, te la recomiendo sin lugar a dudas. Me parece, a pasar que la trama y el interés decaen un poquito (para mí) en el segundo acto, que es toda una lección magistral del arte de contar una historia con unos medios que, ahora, pueden resultar algo precarios pero que, en aquel entonces, no fueron obstáculos para seguir adelante. Quizás, por eso, yo estoy escribiendo esto ahora y tú lo estás leyendo. Recuerda: 1926… 

Anímate y me cuentas. 

Vigilad el cielo.


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