martes, 25 de septiembre de 2018

Minority report

Minority Report (2002)

Minority report.
2002.
Director: Steven Spielberg.
Guión: Scott Frank, Jon Cohen.

Tom Cruise.
Colin Farrell.
Max Von Sydow.
Jessica Capshaw.
Peter Stormare.


En el futuro, los prepolicías son capaces de detener a un criminal antes de que cometa el crimen gracias a unos mutantes, los precogs. Todo se complica cuando el jefe de los prepolis es acusado de un futuro crimen...


Saludos variados, amigos.

Como me ha dado por revisar los bombazos de allá por los noventa, esta vez os traigo una peli del maestro Spielberg con Tom Cruise como protagonista. Minority Report, por cierto, está basada en un relato de Philip. K. Dick y nos va a ofrecer una historia de ciencia ficción enmarcada en un futuro no muy lejano que, cómo no, presenta una serie de funestos resultados y, encima, te hace pensar.

Estupendo; a favor puedo deciros muchas y muy variadas cosas:

Resultado de imagen de minority report 2002 first scenePara empezar, debo destacar la historia. Ojo y digo esto para que vaya por delante: no he leído la fuente literaria de la que parte pero debo reconocer que la trama que tenemos por delante no solo es muy interesante; además, está contada con la maestría propia de Spielberg cuando le da la gana hacerlo. El hecho que propone no puede ser más alucinante e interesante: que los criminales sean detenidos ANTES de que cometan el crimen. De este modo, no solo se evita la tragedia, sino que está asegurado que el futuro criminal no caiga en la tentación. Por eso, la escena inicial, que es todo un despliegue narrativo y una lección magistral de cómo debe presentarse una peli, me parece perfecta: se evita el asesinato de una mujer por parte de su marido cuando esta decide darse un caprichito con el cachitas guaperas de turno. De este modo no solo se nos introduce en la trama; también conocemos al personaje principal, John Anderton, y cuál es su labor, es decir, un prepoli (nótese que aquí todo es "pre" porque se refiere a cosas que pueden suceder pero que no suceden) Durante los catorce minutos y poco que dura esta presentación conocemos el contexto en el que nos vamos a mover, el cuerpo de prepolicías y a los responsables del cotarro, esto es, los precogs, unos humanos con poderes para ver el futuro siempre y cuando en este pasen cosas malas. Vamos, que no ven el número de la lotería precisamente. Como puedes imaginar, nada más comenzar, el debate está servido siempre y cuando esperes a que termine la peli porque no es plan de que des la murga al personal que tengas sentado al lado tuyo: ¿está bien detener a alguien ANTES de que cometa un delito? Porque, si es así, en realidad, no comete nada...

A partir de este momento, la trama se va a centrar en cómo el amigo John que, repito, es el prota, se ve envuelto en un futuro asesinato y, por tanto, se pasa toda la peli tratando de demostrar su inocencia. De este modo tan sencillo, el guión que nos resta, más que una historia de ciencia ficción llena de cosas raras (las hay, pero no muy cantosas), monstruos y elementos cicutrinios raros, es toda una historia policial en la que, a medida que el personaje va descubriendo cosas, se producen una serie de giros argumentases que no solo benefician la trama sino que hacen que el espectador no piense ni una sola vez en mirar el reloj para ver cuánto queda. Spileberg, que cuando le da la real gana, es capaz de ser un maestro en lo que hace, se nota que se lo estaba pasando bomba y nos va a llevar de manera firme y segura a lo largo de una historia donde el entretenimiento está asegurado y en la que no hay ni un punto muerto. 

Resultado de imagen de minority reportLa espectacularidad está asegurada porque una cinta como esta, en un contexto de ciencia ficción, puede dar para mucho. No obstante, y en lugar de apabullar al espectador, vamos a comprobar que todos y cada uno de los elementos fantasiosos están muy bien puestos, no son gratuitos y, lo más importante, ayudan a contar la historia. Los coches, por ejemplo, me encantan, sobre todo, cuando viajan en vertical sobre carreteras verticales. La nave de los prepolis, que tiene un tufo a la Slave-1 de Boba Fett y su papi Jango (me remito a El imperio contraataca y a El ataque de los clones), está muy bien hecha y sale cuando tiene salir. Las persecuciones al estilo de El fugitivo están muy bien resueltas y, aunque sepas que Tom-Tom (yo le llamo así porque no puedo evitarlo y, además, me cae gordo) va a salir airoso, no dejan de resultar interesantes. Aún así, me gustaría destacar un par de momentos que, quizás, no sean de una espectacularidad infinita pero que, tal como yo los veo en la pantalla, hacen entender que el director de este meollo es el mismo tipo tras las cámaras de Indiana Jones (TODAS, y que viva la cuarta parte)Tiburón o Encuentros en la tercera fase. Son esos momentitos que, como por arte de magia, te clavan en la butaca a la vez que hacen lo mismo con los ojos sobre la pantalla. Ahí tenemos la conversación entre Anderton y Witwer, cada uno en un extremo de la pantalla, con otro agente en mitad de espaldas al espectador o la escenita de las arañas (cada inquilino es un mundo) Pero, aparte de estas, las que más me gustan son las escenas tranquilitas que tan bien se le dan a Spielberg donde hay mucho diálogo, muchos planos y más interés: ahí están las conversaciones que Anderton tiene con el cirujano constipado que le saca los ojos (no es lo que parece) o con la doctora Hineman. Quizás, en manos de otro, hubieran sido parones; Spielberg se recrea en ellas.


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¿Más? Claro; un detalle fundamental que en todas las pelis del colega Steven es fundamental: la música. Cómo no, John Williams con la batuta. Y, como siempre, estupendo. Puede que no tenga melodías como otros trabajos suyos pero sus notas acompañan a las imágenes de manera soberbia.

Los personajes están muy bien presentados y, por suerte, se muestran muy humanos hasta tal punto que uno llega a identificarse con ellos. Sin duda, esto está muy bien aplicado al de John Anderton que, en lugar de ser el típico héroe que viene a resolver todo, las pasa canutas y, para más inri, tiene el tema de la desaparición de su hijo.

Resultado de imagen de minority report 2002Y, ¿qué tal los actores? Bueno, esta es una película de Tom Cruise y con eso se dice todo. Dicho de otra forma, el colega chupa cámara todo lo que puede y más y, además, le gusta, le encanta, lo adora y le apasiona ser adorado como si el tiempo no pasase, como si no hubiera más actores en el mundo y como si este no importara un comino porque solo él es lo que merece la pena.  El resto del elenco pasa y adiós muy buenas porque, donde esté Tom, que se quiten los demás. Colin Farrell, que sale aquí aunque sea secundario, está bastante decente y, por supuesto, Max Von Sydow despliega una experiencia y naturalidad aplastantes.


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Resultado de imagen de minority report¿Cosas mejorables? La verdad, creo que pocas pero, por ser un poquito mala baba, voy a señalar dos. Siempre que salen los nombres de Cruise y Spielberg suelo decir lo mismo. Y es que, sabido es por todos que, en una película de Tom Cruise, esta es por, para, en pos de, a favor y todo lo que queráis, de Tom Cruise. Sobreactúa todo lo que puede y mucho más hasta el punto que, a veces, para mí, resulta hasta ridículo y muy indigesto. Mirad cuando, por primera vez, se pone a ver un precrímen. Esos movimientos me parecen muy teatrales o, quizás, le dirigieron así, pero hay algo en él que le delata y se nota que se lo está pasando pipa porque sabe que todo el cine le mira. Siempre he pensado que muchas de sus películas, con otros actores en su lugar, ganarían por el simple hecho de no centrarse única y exclusivamente en él. Y es que el amigo Tom-Tom suele exigir una cláusula en sus contratos donde queda bien claro que su personaje no solo debe de ser el eje de todo, sino que, además, tiene que destacar por encima de los demás de manera clara. Famosa es ya la metedura de pata de La momia, donde el monstruo pasa a segundo término y todo se centra en él en una exigencia por parte del actor que hizo que el guión se cambiara de arriba  a abajo para que Tom-Tom, y no la momia, fuese el prota. De Spielberg, decir que tiene una pasión que roza la paranoia por coger una historia, la que sea, y empaparla con la obsesión que tiene por las relaciones padre-hijo (curioso que no madre-hijo) Ved Encuentros en la tercera fase, Indi 3 y 4 (en la 2 Jones es como un padre para Tapón), La terminal, Atrápame si puedes, Hook, La guerra de los mundos y muchas otras. Lo digo de nuevo: cada cual, si es bueno en su trabajo, suele hacer lo que le da la gana y Spielberg es de los mejores pero no me deja de resultar curioso cómo en todos los guiones mete el tema de la paternidad a calzador.

Bueno, pues esto ha sido todo. La vi en su momento y me gustó. La he visto un montón de veces y me sigue gustando. Si es o no fiel al texto original no lo sé y, la verdad, no me interesa. Lo que sí me gusta es que, por delante, hay una peli muy bien llevada, estupendamente dirigida y narrada con oficio que no deja de entretenerme a pesar del paso de los años. Y eso, amigos, es lo que más me importa. ¿La recomiendo? Pues claro que sí.

Aunque salga Tom Cruise.

Vigilad el cielo.

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