lunes, 31 de octubre de 2016

Sleepy Hollow



Sleepy Hollow (Sleepy Hollow)
(1999)
Director: Tim Burton.
Guión : Kevin Yagher, Andreew Kevin Walker.

Johnny Depp.
Christina Ricci.
Miranda Richardson.
Michael Gambon.
Richard Griffiths.
Jeffrey Jones.
Ian McDiarmid.
Michael Cough.
Christopher Walken.



El policía Ichabod Crane debe ir a Sleepy Hollow ya que hay una serie de muertes en las que los cadáveres aparecen sin cabezas…



Hoy os traigo una peli del amigo Tim Burton (sí, el mismo que hizo Batman, Eduardo Manostijeras o esa cosa tan rara de Alicia en el País de las Maravillas). Esta historia está basada de manera muy, pero que muy libre, en el clásico de Washington Irving La Leyenda de Sleepy Hollow. La historia tiene todos los elementos que a Burton le encantan: un ser sobrenatural de leyenda (el jinete), y una trama de misterio y sangre. Para protagonizarla, otra vez, su actor fetiche, Johnny Depp.

Vamos a ello.

A favor puedo destacar varias cosas. En primer lugar, la peli va al grano desde la primera escena, esa en la que vemos a un personaje (Martin Landau) que huye en su carromato. Lo bueno es que suceden dos cosas. La primera, le cortan la cabeza al chófer. La segunda, se la cortan a él. Mejor comienzo, imposible.

Esta rapidez va a seguir porque, nada más enlazar con la escena siguiente, se nos va a presentar al prota y su misión. Depp es Ichabod Crane, un detective más dado a pensar y analizar que a actuar. Su misión, por bocazas, es ir al pueblo de Sleepy Hollow a saber por qué allí la gente aparece sin cabeza. Directo, sencillo y al grano. A partir de aquí vamos a asistir, de manera bastante vistosa y entretenida, al proceso de investigación que Crane lleva a cabo en el pueblecito y a las aventuras (o desventuras) a las que debe de enfrentarse.

De inmediato, los personajes secundarios, tan importantes en una trama de detectives (esta historia, a fin de cuentas, lo es, con sus elementos fantásticos, pero historia de detectives a fin de cuentas) van a ser presentados en forma de hombre rico del pueblo, doctor u hombre de leyes que van a hacer que, por una parte, la trama se enriquezca a la vez que se complica y, por otra, aumentar las dudas de Crane y del espectador acerca de quién es o no culpable de lo que está sucediendo. 

Otro de los aspectos que me gustaría destacar es el misterio que
acompaña a todo. Aquí todo el mundo parece saber algo importante y lo oculta. Por eso, a medida que avanza la trama, somos testigos de cómo las pesquisas de Crane van siendo cada vez más importantes y, sobre todo, van tomando forma, algo que nadie del pueblo (ni muchos de los espectadores) creían de alguien tan esperpéntico como el policía que interpreta Depp. A este carácter misterioso propio de una historia de crímenes, hay que sumarle el no menos importante detalle fantástico. Para mí este está muy bien llevado y mostrado y me recuerda mucho a aquel tipo de terror gótico que tanto vimos en plena época de esplendor de la Hammer. Por eso, por un lado, tenemos a los seres sobrenaturales en sí, como el jinete o la bruja del bosque y, por otro, el terror propio de ver un montón de cadáveres descabezados, las susodichas cabezas rodando por el suelo o un montón de sangre salpicando a Crane. Y digo esto porque, bien mirado, creo que nadie recibe sangre excepto él.


Aquí me gustaría hacer un pequeño alto es una cosa que me encanta de esta peli: el malo. Si has leído cualquier reseña mía te habrás dado cuenta de que tengo una cierta debilidad por los del Lado Oscuro de la vida porque, en realidad, sin ellos no habría ni héroes ni historia. Pues bien, el malo que tenemos aquí me parece muy logrado. Para empezar, no dice ni una palabra. Pero es que no le hace falta porque pega cada mandoblazo con ese espadón que hace que todos pierdan la cabeza (ja, ja, ja. Por favor, sé bueno y, después de esta agudeza, hazme el honor de seguir leyendo) El aspecto que, estando vivo, le dieron me parece estupendo: pelos de loco tiesos como escarpias que me recuerdan a Goku, ojos de pesadilla y dientes de… ¿tiburón? El caso es que destila una fiereza descomunal y, a lomos de ese caballo negro tan imponente, no digamos. Pero es que cuando el amigo está muerto y se pasea por ahí sin cabeza es aún mejor. Parece un monstruo sacado de cualquier historia de Scooby Doo pero el tío no tiene preferencias con nadie: se carga a hombres, mujeres y niños. Como tiene que ser. Y, como además es chulo como es solo, bien que hace esas virguerías con la espada cuando desenvaina o la guarda. Y es que, se puede ser malvado y diabólico pero, si hay que lucirse, se luce. Por eso, me encanta la historia del germano y cómo se convierte en el jinete sin cabeza. Tengo que decir es totalmente inventada para la peli ya que en el libro no es así ni mucho menos pero, la verdad, al menos para mí, aporta mucho y bueno a la peli. 

Con cabeza.

Sin cabeza.


Pero, como he dicho antes, esta es, o intenta ser, una historia fantástica con tintes de terror. Y, ¿cómo se demuestra este aquí? Pues con un montón de muertes y lo que estas suponen. Las primeras me parece muy bien hechas y, sobre todo, muy divertidas. Me encanta cómo el jinete rebana cabezas y estas dan unas cuantas vueltas en el cuerpo antes de caer. Luego tenemos el hecho de ver todos esos cadáveres en sus cajas, sin cabeza mientras se descomponen o el grupito de cabezas en el árbol maldito.

Esto me lleva a otro aspecto fundamental: los efectos especiales. A
mí, por lo menos, me gustan porque, si bien está claro que aquí hay ordenador de por medio, no todo se reduce a él. De hecho, por la fecha en la que se rodó la peli, las tomas digitales aún no habían vivido la eclosión que viven ahora. Por eso, están ahí (el ejemplo del jinete sin cabeza es el más básico o la calavera de este cobrando vida) pero, también, hay efectos muy manuales: los cadáveres descabezados, las propias cabezas o la sangre del árbol salpicando a Crane. Esto, para mí, hace que la peli, en su conjunto, tenga cierto aire no moderno muy distinto al que tendría si se hiciera hoy día.



Paso a los actores. Para mí, bien, todos ellos. Depp se recrea en un papel que le viene al pelo, a camino entre los serio, lo cómico y lo timorato. De ahí que se pase media peli poniendo caras de asco ante lo que ve o poniéndose en la cabeza artefactos extraños que le hacen los ojos grandes como platos. Cristina Ricci, con ese pelo y cejas tan rubios platino siempre me ha quedado un poquito rara, pero cumple. Por supuesto, debo de hacer una mención especial al jinete sin cabeza, cuyo rostro no vemos pero es este mismo:



Eso es. El actor es Ray Park, que puso rostro y ademanes a Darth Maul, el malvado Sith de La Amenaza Fantasma.




Pero, lo más curioso en cuestión de reparto, es el montón de secundarios de lujo y míticos que contiene esta peli. Ahí tenemos a Christopher Lee (Drácula, conde Dooku), Michael Cough (que, compartiendo cartel con Lee, hizo de Harker en Drácula), Ian McDiarmid (el malvado Palpatine de la saga de La guerra de las galaxias), Richard Griffiths (el tío Vernon de Harry Potter) o, Michael Gambon (Dumbledore), Martin Landau (Ed Wood, Con la muerte en los talones) o, cómo no, Christopher Walken haciendo de jinete. Vamos, todo un lujo.

MacDiarmid, alias El Emperador.


Lee, alias Drácula, Conde Dooku.


¿Coas que no me han gustado mucho? Bueno, solo comentaría, por
un lado, la historia de la infancia de Crane. No digo que esté mal porque, en el contexto de la peli puede pegar para explicar cierto bagaje del personaje, pero también opino que esas escenas ni pinchan ni cortan… salvo para dar un papelito la entonces mujer de Burton Lisa Marie, claro. Por otro, y esto no deja de ser una opinión mía, creo que Burton se lía la manta a la cabeza demasiado con tanto nombre y relaciones en la trama que se traen los personajes secundarios. Esto, repito, es solo mi opinión.

Esto ha sido todo por hoy. Lo digo: esta peli me gusta. La vi, en su época en el cine y salí contento. Luego, el porrón de veces que la he visto en dvd me sigue dejando el mismo sabor de boca: una peli divertida que, sin pretender ser una obra maestra del género, cumple a la perfección el sano hecho de pasar un rato por Sleepy Hollow dejándote llevar por las grilladas de Burton y su actor Depp.

Por cierto, os recomiendo leer el libro. Es muy cortito; se podría decir que una novela corta. Fijaos si han cambiado cosas que, en él, el personaje de Crane no es policía, sino maestro. Pero un maestro tontorrón, inocente y buena persona que se enamora de la más guapa del pueblo. Y no hay tal jinete; no al menos como lo vemos aquí. De hecho, todo es una broma que le quieren gastar. Si veis la peli (que espero que sí), recordad el momento en el que el personaje de Brom (el sosainas de Casper Van Dien) le gasta una broma a Crane. Ahí es donde acaba el libro. Sólo como curiosidad.



Vigilad el cielo.



viernes, 21 de octubre de 2016

Pixels






Pixels.
(Pixels)
(2015)
Director: Chris Columbus.
Guión: Tim Herlihy, Timothy Dowling.

Adam Sandler.
Kaven James.
Michelle Monaghan.
Peter Dinklage.
Josh Gad.
Michelle Monaghan.




Los extraterrestres invaden la Tierra usando videojuegos de los ochenta como referencia...



Muy buenas.


Hoy traigo una peli que se me escapó, por unas o por otras, verla en el cine. Y, sí, es una película de Adam Sandler... 



Lo que más llama la atención de esta cinta es, sin duda, la historia que, dicho sea de paso, me parece un gran acierto. Imagina: en 1982 hay un campeonato mundial de recreativos. Si eres de mi quinta, cuando veas estas escenas iniciales, recordarás la emoción de meter la monedita, escuchar los soniditos de la máquina y ponerte a los mandos con ambas manos. Pues bien, nostalgias a parte, lo mejor es que los de la NASA, que están metidos siempre en todos los cotarros, deciden grabar el proceso para mandarlo al espacio como muestra de cultura popular para que los extraterrestres nos conozcan mejor. Como si los aliens no tuvieran otra cosa que hacer...


Hasta aquí el planteamiento me parece muy original y, cuando oyes la palabra extraterrestreya se te conectan las antenas. Y esto es otro de los puntos a favor de la peli: es muy rápida, va al grano y no se hace esperar. De hecho, en el minuto diez, los aliens ya hacen acto de presencia. Esto lleva a la base de la trama que me parece muy acertada y original: lo extraterrestres que, además de belicosos, deben de ser algo imbéciles, toman esas muestras mandadas al espacio como una propuesta de batalla y envían sus hordas a imagen y semajanza de los juegos ochenteros.


¿Qué tal?


La verdad, a mí me ha parecido una propuesta muy original y, desde luego, divertida, que es aprovechada a lo largo de todo el metraje sacándole todo el jugo posible. Pero a esto hay que añadirle otro gran punto a favor que tiene la cinta y que es una de las cosas que más se te van a quedar: el gobierno escoge a unos frikis tremendos que, de niños, jugaban a las maquinitas como energúmenos potenciales y que, ahora de adultos, están pasados de vueltas varias veces, aportando cada uno de ellos situaciones y momentos muy divertidos que, al menos a mí, me han gustado mucho.


La peli está estructurada en vidas. En tres en concreto, que eran las típicas que daban las maquinitas allá por principios de los ochenta. Lo bueno es que cada una de las vidas viene precedida por un ataque que tiene un videojuego clásico como protagonista. Así, el primero es el Centipede, con sus ciempiés descomunales. El segundo, uno de los más espectaculares por lo que dura en pantalla, es el Pac-Man, léase el Comecocos de toda la vida. El siguiente es el Donkey Kong y, por supuesto, tras todo ello, hay una especie de ataque final. ¿Conseguirán los frikis detener la invasión? Mejor ves la peli y ya me cuentas.


Todo ello hace que te sientes a ver la peli y, a lo original de la trama, te preguntes al mismo tiempo cuál va a ser el siguiente juego y, sobre todo, cómo la van a reflejar en pantalla. Repito: trama muy original y divertida que te permite dejarte llevar hasta el final sin problemas.


Los personajes son los propios que se pueden esperar de una peli
así: unos pasados de vueltas mentales de mucho cuidado. Da igual que sean instaladores, presidentes del gobierno (habéis leído bien), frikis totales o carne de presidio. Eso sí, todos tienen su gracia a su modo. Yo me quedo, sin duda, con Lamonsoff (por Friki) y con Eddie (por elemento cicutrinio absoluto). El momento de charla a los seals que tiene el primero es de lo mejor de la peli y todas y cada una de las secuencias del segundo, alucinantes. Cosa curiosa, el personaje de Sandler, Brenner, me ha parecido el más soso. Ah, que no se me olvide, el personaje de QBert (creo que se escribe así), me parece una chorrada bastante considerable.



Y, como siempre, de los personajes paso a los actores. Vamos a ver, ya solo viendo el reparto sabes lo que te vas a encontrar aquí, es decir, en su mayoría, una reunión de amigos que, además, cobran por lo que hacen. Kevin James cumple como presidente y tiene sus momentos. Adam Sandler es Adam Sandler y sabes lo que te puedes esperar de él: gestos cansados, mirada perdida... repito que su personaje me ha parecido el más soso y, quizás, el que menos juego da. Pero, sin duda, me quedo con Josh Gad y, sobre todo, con Peter Dinklage. Este último está sublime en todas y cada una de las escenas y, literalmente, roba protagonismo a los demás sin esfuerzo. La verdad es que es con quien más me he reído. Michelle Monaghan como Violet cumple pero, la verdad, creo que podían haberle dado un poquito más de protagonismo en lugar de haberle puesto como una cara bonita que, más o menos, tiene algún momento. 








Y ahora voy a por los efectos. La verdad, muy conseguidos. El efecto pixel está muy logrado, sobre todo, cuando los aliens atacan y deshacen a las personas o cuando los invasores son destruidos y se deshacen en cubitos. Y nunca habréis visto al Comecocos desde esta perspectiva.





Pues esto ha sido todo. Sinceramente, me ha gustado. Sabía más o menos lo que me iba a encontrar y ha resultado bastante mejor de lo que me pensada. Sí, sigue siendo una reunión de amiguetes. Y, sí, sigue siendo una peli de Adam Sandler pero, también, no hay que olvidar que el responsable de esta cinta es el tipo que nos dio Solo en casa o las dos primeras entregas de Harry Potter, esto es, Chris Columbus, y eso se tiene que notar. Por eso, si tenéis un ratito y queréis pasar un buen ratito, os animo a verla... Y, de paso, echar unas partiditas al Galaga o al Comecocos. que siguen siendo muy adictivos, los muy puñeteros.

Vigilad el cielo.





domingo, 16 de octubre de 2016

La novia de Frankenstein




La novia de Frankenstein.
(Bride of Frankenstein)
(1935)
Director: James Whale.
Guión: William Hurlbut, John L. Balderston.

Boris Karloff.
Colin Clive.
Valerie Hobsin.
Ernest Thesiger.
Elsa Lanchester.


La criatura creada por Frankenstein sigue viva. El doctor Pretorius tiene la idea de crear una novia para el monsntruo...



Muy buenas, amigos.

Hoy vengo cargado con un clasicazo de esos que ya no se hacen: la segunda parte de las aventuras del barón Frankenstein y su criatura hecha a partir de trocitos de muertos.

"Frankenstein" fue todo un bombazo en su época y se consolidó, junto con Drácula, como uno de los grandes iconos del cine de terror. Culpa de ello tuvieron, entre otros, su director, James Whale, y su actor protagonista, Boris Karloff. Pues bien, el éxito fue tal que, un par de años después, se decidió hacer una jugada a la que ni Hollywood ni los espectadores estaban acostumbrados: hacer una segunda parte. Era algo arriesgado porque no era la costumbre en absoluto. Ahora puede resultar raro, que se hacen sagas por menos de nada pero, allá por los años treinta la cosa sorprendió a más de uno.

Muy bien. Repetimos director y un par de actores protagonistas.

¿Listos?

La película tiene un arranque de antología cuando vemos a Mary W. Shelley, a su marido y a Lord Byron hablar de la famosa reunión que parió la historia de Frankenstein. La dulce e inocente Mary dice que tiene pensada una segunda parte y es así como nos metemos en situación. Después de estos minutos introductorios, donde, a modo de flash-back, recordamos la peli anterior, ya solo es cuestión de dejarse llevar y disfrutar.

Quizás puede ser tentador decir que la acción comienza allí donde termina la otra peli pero lo cierto es que lo hace unos minutos antes. De hecho, "Frankenstein" termina con Henry y su prometida en una habitación estando él para sopitas, buen vino y cuidados de su novia. En la peli que nos toca, retrocedemos un poquito hasta el momento en que el molino arde y Henry se acaba de dar el gran tortazo al caer de él.

El eje de la historia no tarda en llegar cuando, al poco, aparece un
tipo tan siniestro que deja al monstruo a la altura del betún: el profesor Pretorius, que ha creado vida a partir de semillas. La cosa se nos deja clara: quiere unir fuerzas con Frankenstein para seguir donde él lo dejó. ¿Cede el buen Henry? Ni lo dudes. Sí, al principio tiene sus dudas pero, después de ver los experimentos de Pretorius y que este use cierto poder de persuasión, no hay vuelta de hoja. La trama que tenemos por delante es de sobra conocida por todos, hayan visto o no esta peli: construir una novieta para el monstruo.

Pero, aunque este resumen tan breve pueda parecer algo simple, lo cierto es que la historia que se nos va a contar tiene mucha más miga de la que parece. Y es que esta, amigos, es una historia acerca de la soledad. Como lo habéis oído, y no es que me haya puesto en plan filósofo hortera y blandito. Siempre he pensado que el argumento de la peli habla precisamente de eso: pura, simple y llana soledad centrada, claro está, en la figura del monstruo. Por un lado, como dijo alguien, no es bueno que el hombre esté solo, seas uno normalito o construido con pedacitos de muertos. Por otro, dicha soledad puede ser tu única amiga y medio de defensa contra los demás, que siempre quieren amargarte la vida. Esto, desde mi humilde opinión, es lo que le pasa a la criatura. Por un lado, descubre que todo el mundo tiene alguien con quien vivir cosas buenas y malas salvo él, que es un poquito distinto. Por otro, siempre que intenta acercarse a alguien, la respuesta es la violencia y el rechazo, de forma que solo le queda la soledad. Para mí, desde luego, es un gran punto a favor. Pudieron haber hecho un refrito de la primera peli y mostrar al monstruo gruñendo y matando gente pero, por suerte, no fue así: fueron más allá, indagaron en los personajes y los desarrollaron a través de distintas situaciones.

Continuo. Si bien "Frankenstein" es considerada una película e
historia enmarcadas ambas en el género del terror (por supuesto), lo cierto es que en esta segunda parte la cosa va un poquito más allá y, al menos yo lo veo así, se aleja de dicho género para, sirviéndose de él, narrar una serie de historias que tienen unos tintes dramáticos muy evidentes pero que uno no suele ver con la excusa de que sale el monstruo. Por un lado, tenemos, como ya he dicho, la historia de la soledad de la criatura y su afán por tener un amigo que, si puede tener faldas, mucho mejor. Por otro, está la historia de Henry. A ver, el muchacho está hecho polvo por varias razones: ha construido vida a partir de la muerte, hay una carga de blasfemia en ello considerable y, de algún modo, puede que se sienta un pelín responsables por las muertes. Todo ello, claro está, con el trasfondo fantástico del hecho de crear una mujer para el monstruo. Claro que viendo esto, a ver quién se niega a ponerse manos a la obra:





Pero, si hay algo que distingue a esta peli y que en la otra no
apareció para nada , es un factor que, a más de uno le puede sorprender pero que es así; no hace falta más que ver la cinta con atención: el humor. Como lo habéis leído. No es que aquí haya momentos para partirte el pecho pero sí es cierto que hay ciertos detallitos aquí y allí que, evidentemente, aligeran un poco la carga emocional que predomina en todo el metraje. Ahí tenemos todos los momentos de Una O'Connor cuya cara, gestos y modo de hablar son, como poco, significativos (veanse las puyas que le tira al burgomaestre, que parece sacado de una peli de Charlot) Los experimentos de Pretorius son absolutamente hilarantes y atentos a la musiquita que suena de fondo cuando aparecen. La sirena, por cierto, me encanta. Y al propio Pretorius hay que echarle de comer aparte: el tipo es siniestro como él solo y no se corta un pelo en tomarse un aperitivo en un cementerio a la luz de las velas. Y, para más inri, ahí tenso cómo a la criatura le gustan las cosas buenas de la vida, es decir, el beber, el buen comer y fumarse un buen puro ("Buuueeeeenooo....") y es que se puede ser monstruo, pero no idiota. Y, qué mejor cosa puede decir uno de los esbirros de Pretorius que "Esto no es vida para un asesino" Todo esto, repito, no es que se muestre de tal forma que el espectador se rompa de la risa pero sí es verdad que es lo que hay y marca con el resto del metraje un equilibrio que roza lo sublime.

Además, tenemos una serie de detallitos que quedan muy bien y que realzan ciertos momentos. Por comentaros unos cuantos, os recuerdo ese en que el monstruo ve su reflejo en el agua y se repele de lo feo que es, la progresiva educación del susodicho o, uno de mis favoritos, todo la secuencia con el anciano ciego. De hecho, creo que dichas escenas ofrecen uno de los momentos más dramáticos, lacrimógenos y sensibles de toda la historia del cine (o, para no pasarme, del cine de terror) Mirad:





Si no tragas saliva con  esta escena, es que eres tan monstruito como el que ves en la pantalla.

Los personajes están mostrados de manera genial, tanto los nuevos como los ya conocidos. Pretorius es el paradigma del científico chiflado y siniestro que lo mismo brinda por los monstruos ("Por un mundo nuevo de dioses y de monstruos", dice el colega. Y luego se ríe) que se da una buena merendola rodeado de tumbas. Vale, lugar más tranquilo imposible. Pero, con respecto a los que ya vimos en la anterior entrega hay un avance descomunal. Han evolucionado y, por eso, cambiado. Henry, en la peli previa, era un arrogante niño rico, idiota y egocéntrico que se creía el centro del mundo y no se cortaba un pelo en compararse con el Creador. Aquí, en cambio, después de todo, el pobrecito está hecho una piltrafa humana y lo muestran débil, enfermo y con un sentimiento de culpabilidad del tamaño de un crucero estelar. Pero, si alguien ha avanzado, ese es el monstruo. Tremendo lo que el guión hizo con él. En la peli anterior
ya vimos que, después de todo, no es que fuera malo; es que se defendía (y, también, tenía cierto problemilla de autocontrol) Aquí vemos que, desde luego, malo no es: solo trata de sobrevivir y los vivos, que no tenemos otra cosa que hacer que fastidiar, hacen eso: hacerle la puñeta. Fijaos cómo, al principio, cuando ve a la bella, guapa e inocente pastorcita trata de salvarla. Los humanos, por ello, le pegan un tiro. Aquí queda claro que el ser es inteligente: aprende a hablar, a fumar, a beber (que bien que le gusta) y a disfrutar de la tranquilidad, pero también, tiene deseos y no son, precisamente, de matar: quiere a un igual, un amigo o, en este caso, una amiga y que los demás le dejen en paz. Me parece muy apropiado remarcar esto ya que, si coges a cualquiera por la calle y le pides que te describa al monstruo de Frankenstein, probablemente, se limitará a decirte lo de la cabeza cuadrada y a imitarle andando como si fuera imbécil. 


¿Qué puedo decir de los actores? Pues que todos de bandera. Valerie Hobsin es, quizás, la más sosita porque, todo hay que decirlo, su papel no tiene la importancia que los otros. Con todo, debo admitir que, siempre que veo esta peli, me parece una mujer guapísima, con ese pelo oscuro y ondulado bien largo (más que Mae Clarcke, con todos los respetos) Colin Clive, de nuevo, lo borda en un papel a caballo entre lo atormentado (que lo está) y lo chiflado (que, también, lo está. ¿De qué otro modo se puede meter alguien en berenjenales como esos?) La mirada, los gestos, esa expresión de dolor interior están pero que muy bien mostrados. Ernest Thesiger me entusiasma como doctor Pretorius; es el prototipo de científico chiflado y malvado de toda la vida y, además, el tipo tiene una cara de siniestro que no puede con ella. Aquí dejo salir mi lado friki y os digo que, cuando sale por primera vez, con ese sombrero, me recuerda mucho a Max Von Sydow en El Exorcista. Además, esa cara delgada, esa nariz afilada... tiene todo el aspecto de científico loco que, además, actúa como tal. Y no solo por los experimentos que hace, sino por que si al tío le entra hambre en mitad de unas catacumbas, pues se pone a cenar y brinda a la salud de los muertos. Sublime. Elsa Lanchester, adorable como Mary Shelley y como novia del monstruo. ¡Ay, ese bufido bestial cuando ve al monstruo! Y, de remate, el gran Boris Karloff como criatura nos da una lección magistral de cómo interpretar un personaje que cambia, evoluciona y tiene un mundo interior. Cómo no nombrar a Una O'Connor como Minnie, tan alocada, pizpireta y graciosa como demostró en Robín de los Bosques.





Son muchos los que dicen que esta peli superó a su predecesora. Yo, al principio, me negaba a pasar por el aro pero, a fuerza de verla un porrón de veces comienzo a entender por qué. La primera siempre tendrá el encanto de, precisamente eso, ser la primera y mostrar el cotarro del que arranca todo. Pero esta segunda tiene una poesía, un algo extraño que, cuando la veas, va a hacer que la devores y la recuerdes. Cosa curiosa, se han hecho veinte mil versiones de la creación del monstruo pero, de esta historia que os traigo hoy, quitando Frankenstein creó a la mujer, creo que no han sido muchos los que se han atrevido con ella. Por algo será.



En fin, vedla. Este tipo de cine, por desgracia, ya no se hace y el espíritu que se respira en todos y cada uno de sus minutos de metraje, tampoco. Menos mal que uno puede darse el gustazo de verla cuando le da la gana.


Vigilad el cielo.




sábado, 8 de octubre de 2016

El acecho del fantasma





El acecho del fantasma.
(The phantom creeps)
(1949)
Director: Ford Beebe, Saul A. Goodkind.
Guión: George H. Plympton, Basil Dickey, Mildred Barish.


Bela Lugosi.
Robert Kent.
Dorothy Arnold.
Edwin Stanley.
Edward Van Sloan.
Jack C. Smith.


El doctor Zorka es un científico que enloquece y decide conquistar la humanidad a través de sus malévolos inventos.



¡Hola a todos!


Hoy os traigo una película, cuanto menos, curiosa. Y esto es así porque, si la veis, vais a tener una sensación rara, como si estuvieseis ante un producto raro en el que se cuentan muchas cosas y, todas, de manera bastante rápida y farragosa. Bueno, aquí está la explicación: este fantasma que no para de acechar es un compendio de varios capítulos que formaron un serial varios años antes. Dicho de otra forma, tomaron lo principal de cada capítulo y lo unieron en un peli de unos setenta y ocho minutos. Dicho y entendido esto, quizás se comprendan muchas de las cosas que voy a decir a continuación.

Como ya he señalado, si hay algo que caracterice a esta película,  a parte del nombre y apellidos del protagonista, es que pasan muchas, pero que muchas cosas. Por eso, lo de ir al grano es quedarse corto. Desde la primera escena conocemos al doctor Zorka, que es algo así como un genio que todo lo puede y que inventa cosas alucinantes, desde un robot controlado a distancia, pasando por unos discos que explotan y te dejan en animación suspendida o, el artefacto sobre el que gira toda la peli, un mecanismo para hacerte invisible. La trama no se hace esperar y es de lo más simple: el gobierno quiere los inventos, el doctor se niega y, como su mujer fallece de forma accidental, decide volverse malo con ganas y vengarse de la humanidad. Admitidlo: dicho así tiene un aire de cómic que tumba y es verdad; más en concreto, de serial. Y, desde luego, es el encanto que tiene toda la cinta y que es su sello principal. Y es que, aquí, se muestra mucho y se explica poco, claro que lo que nos llega no tiene desperdicio porque l bueno doctor Zorka posee, cómo no, una fuente de poder que es la que le permite hace todo lo que hace: un trozo de meteorito que cayó en África y con el que puede conquistar el mundo.


Este factor, fundamental en la trama, va a ser el detonante de toda una serie de momentos y explicaciones alucinantes que van a justificar de sobra el carácter fantasioso de la peli y que pueden haceros esbozar cierta sonrisa: el meteorito es tan poderoso que hay que inhalar vapores especiales para no resultar contaminado, puede curar heridas de bala sin cirugía y, con solo asomar un poco, se carga torres eléctricas en segundos. Eso sí, lo tiene guardado en una vulgar caja.  Pero Zorka, que es un tipo retorcido y listo, no se para ahí. ¡Hombre que no! También ha construido una pistola de rayos que mata a quien ha respirado los gases invisibles para protegerse del meteorito: es el rayo Z. Sí, como Mazinger. Por eso, adoptará el nombre de doctor Z. Genio, figura y frikada. A todo esto, sumadle una trama secundaria llena de agentes del gobierno que persiguen al doctor y espías enemigos que no se saben de dónde salen (literal) y que, si hay que huir, no se lo piensan: en submarino. Así, como el que no quiere la cosa. Ah, y, en el camino, usan máscaras y vuelan coches en mitad de la carretera. 



Como podéis ver, no exageraba al principio: todo un batiburrillo de cosas, tramas y subtramas que pueden hacer que, si te levantas a por un café, al baño o a despejar la cabeza, al volver no te enteres de por dónde van las cosas. Y todo, al ser trocitos más o menos largos de un serial por capítulos, a mogollón hasta tal punto que de unas escenas pasamos a otras sin ton ni son. Lo curioso es que, lo digo de nuevo, es el encanto de la cinta.



Los personajes no pueden ser más arquetípicos. Por un lado está el malo, malísimo, Zorka,que cumple todas y cada una de las facetas que todo científico chiflado debe poseer: brillante, inteligente, construye todo tipo de artefactos y paga sus frustraciones contra la Humanidad haciendo el mayor daño posible. Ah, y contruye robots malvados. Piensa en voz alta, se ríe a carcajadas maléficas y suelta cada perla que tumba:



"¡Uno a uno todos mis enemigos van cayendo hasta que me convierta en el amo del universo!" (Se ve que el mundo se le queda corto. Lo entiendo; me ha pasado lo mismo un par de veces)


"La ciencia y la genialidad combinadas no conocen nada capaz de frenar su poder" (habla del puñetero meteorito)


Luego está Monk, el ayudante cobarde e idiota, objetivo de las iras de su amo y responsable de su caída. En el lado de los buenos, buenísimos, está el capitán West, duro,soso y valiente; tanto, que no se inmuta en toda la peli. Jean Drew es la periodista que aparece cuando uno menos se lo espera y que alguien pensó que debe estar ahí para poner por narices una cara bonita. El doctor Mallory, que es el científico bueno que redescubre todo lo que el malvado de Zorka ha descubierto antes y le da la solución. Por cierto, los buenos son inútiles con ganas y tontos de baba a rabiar: se pasan la peli persiguiendo a Zorka dejándole escapar y, encima, ni siquiera acaban con él. Jo...


Los actores ahí quedan. El más destacable, claro, es Bela Lugosi,
que lo clava como científico loco. La mirada, las caras tétricas al reír o el gesto de mala y agria leche le vienen muy bien al personaje. Es, sin duda, lo que más vas a recordar de esta peli (frikadas a parte, claro) y el motivo principal por el que te estoy hablando de ella ya que, sin Lugosi, no creo que muchos la recordaran. El resto muy, pero que muy sositos y, si me apuráis, hasta inexpresivos. Robert Kent como West resulta tan duro como una piedra y tiene su mismo carisma y expresión. Dorothy Arnold haciendo de Jean pasa y nada más. Jack C. Smith sí me gusta como Monk porque, el pobre, recibe por todos lados. Edwin Stanley como Mallory me resulta un poco estirado y sabiondo. Por cierto, entre los espías malos, sí, está Edward Van Sloan, el Van Helsing de Drácula. Es el tipo que sugiere lo que he dicho antes del submarino y el que aparece sin ton ni son en mitad del metraje.








Como podéis imaginar, en un producto así, las cosas que cantan son muchas. Y aquí, más que cantar, berrean. Veamos.



Para empezar, cuando el avión se estrella, rebota. Esto es propio de los efectos de la época pero, después de semejante trastazo, West, que es un tipo duro, sale de él como si nada. Ok; es el prota bueno. Los científicos buenos, que lo son, descubren medidores para detectar los discos mortales de Zorka. ¿Cómo? A saber. El caso es que, con ellos, descubren el laboratorio secreto del malo, cosa que nunca antes han intentado. La profesionalidad de los sabios del bando de los buenos es pasmosa porque hablan de que Zorka haya muerto y su espíritu sobrevivido al cuerpo con la misma frialdad que tu te tomas un helado o, quizás, más, soltando perlas como "En el mundo científico nada es imposible" Ahí queda eso. Los espías malos, lo mismo que Jean, aparecen de sopetón como por arte de magia (de nuevo, el corta y pega de la época), desviando la atención de la trama, o, mejor dicho, de muchas de las tramas. Y, cliché al canto, Zorka, a parte de reír malévolo, maltratar a su criado, o ser listo como el solo, deja notas a la poli diciendo que es un genio y que se preparen para la venganza. Lo dicho, genio y figura.

Por cierto, la escena en la que Zorka recuerda cómo descubre el meteorito en África es un corta y pega de El rayo invisible, protagonizada por él mismo y Boris Karloff. De hecho, en el primer plano del científico bajo el traje aislante, veréis los ojos de Karloff. Y, aquí paz y después gloria...

¿Más? Claro pero os invito a comprobarlo por vosotros mismos. Cuando la peli acabe, si no antes, posiblemente tengáis cierto dolor de cabeza. Tranquilos, que es normal. Eso sí, las vais a pasar un poco canutas si alguien os pregunta de qué va la peli que habéis visto. Eso sí, a pesar del laberinto mayúsculo de tramas y subtramas, recomiendo verla porque, por encima de todo, la cinta es el colmo del entretenimiento. Y, además, sale Bela Lugosi...


Vigilad el cielo.



sábado, 1 de octubre de 2016

Expediente X - Temporada 10




Expediente X - Temporada 10
(The X Files - Season 10)


David Duchovny.
Gillian Anderson.
Mitch Pileggi.
William B. Davis.


Años después de cerrar los expedientes X, Mulder y Scully descubren una conspiración a nivel global que puede tener consecuencias fatales.



Estaba más que cantado: Expediente X debía volver. Los fans de la serie somos legión y, si bien es cierto que las últimas temporadas tenían cierto regusto amargo por la ausencia de sus dos ejes principales, Mulder y Scully, es por ello que teníamos ganas de más, pero con los dos protagonistas por delante. 

Muy bien; si hay una cosa que destaque en la actualidad del entretenimiento, es el grado de calidad que han alcanzado las series de televisión. Tanto es así que muchas estrellas del cine se están pasando a este medio. Pero lo bueno es que algunas series clásicas están volviendo... y, por suerte, Expediente X es una de ellas.

¿Listos?

Lo primero que llama la atención de esta nueva temporada es que, si esperas cambios por el hecho de que el tiempo ha pasado, vas listo. La cabecera es la misma, la sintonía es la misma y las imágenes que contiene dicha cabecera son las mismas. Vamos, como si el último capítulo de la serie se hubiera emitido la semana pasada. La verdad, me ha encantado este detalle. Nada de cambiar nada porque sí, nada de tener que sacrificar lo que todos conocemos y admiramos por el simple hecho de adaptarlo a los nuevos tiempos: esto es Expediente X y todo sigue igual.

Eso me lleva a otro aspecto que me parece que han tratado muy bien: me refiero a cero nostalgias. Aquí no se pierde el tiempo hablando de tiempos pasados que fueron mejores ni hay continuas alusiones a que el tiempo no se detiene ante nadie. Vale, Mulder y Scully están más mayores, por supuesto, pero ya. No hay penas por rememorar glorias pasadas ni siquiera se hace mucha referencia a ello, salvo de manera un tanto irónica. Creo que es un gran punto a favor de la serie porque, de lo contrario, hacer referencia a capítulos o hábitos pasados no hubiera sido nada bueno para el conjunto general. Lo que vemos aquí son los Mulder y Scully de ahora y, como tales, se comportan. 

Le serie mantiene intacta toda la esencia que la ha convertido en un icono de la televisión y del frikismo variado. Ten en cuenta una cosa: aquí hay solo seis capítulos. Alucinante, ¿verdad? Pues en ellos han sabido jugar con el espíritu de la seria original como si nada. Aquí hay de todo: seres raros, conspiraciones variadas, asesinatos que no tienen explicación... Por supuesto, no le falta cierto toque de humor que, en ocasiones (muy bien llevadas) tenían ciertos capítulos. No hay más que dar un vistazo a Mulder y Scully conocen al hombre monstruo para darse cuenta de ello.

Pero, sin duda, mención especial merecen los capítulos uno y seis. Son los únicos que están entrelazados y que tienen una trama digna de toda una película. Los demás, son episodios muy propio de la serie: capítulos independientes en los que Mulder y Scully tienen  que enfrentarse a casos más o menos sobrenaturales que mantienen el interés del espectador desde que empiezan hasta que acaban.

Los personajes siguen intactos. Mulder está un poco quemado de todo porque cree que no ha hecho más que perder el tiempo. Tranquilidad y serenidad, que esto le dura poco y, al final, descubrimos que el siniestro tenía más razón que un santo. Scully se enlaza con la última peli hasta la fecha pero, poco a poco, comienza a ver que su compañero tiene razón. Dicho de otra forma: los personajes no han perdido un ápice de su personalidad e interés. Y lo mismo se puede decir de Skinner o de El fumador (Sí, el tipo sale; no podía ser de otro modo)

Paso a los actores. Para mí, perfectos. Duchovny sigue clavando un papel que le viene como anillo al dedo. Aquí se muestra quemado, friki, flipado (atentos al momento del viaje alucinógeno en el episodio Babilonia) y, a fin de cuentas, Mulder al cien por cien. Sí, está más viejete pero con naturalidad. Y lo mismo se puede decir de Guillian Anderson, que lo sigue bordando como Scully. Y, ya puestos en plan criticón, la veo demasiado delgada. El paso del tiempo, supongo.

Pues esto ha sido todo. Esta temporada hay que verla. Primero, porque es el regreso de todo un mito y es, además, uno regreso por la puerta grande. Lo segundo, porque son seis capítulos que no tienen desperdicio y que nos hacen recordar por qué, más de diez años después, la serie mantiene su frescura intacta. Y, añado otra razón más: porque esto es Expediente X; con eso digo todo.

Vedla, que merece la pena. Por cierto, visto lo visto en el último episodio, DEBE de haber una undécima temporada.

A continuación, un breve comentario de cada episodio.


1-Mi lucha.



Mulder descubre que los aliens nos vigilan desde que inventamos la bomba H y tratan de ver si nos aniquilamos o no. Lo gobiernos tomaron  la tecnología alien y la llevan probando desde siempre, fingiendo abducciones.


Un capítulo excelente con una no menos excelente presentación de unos personajes que ya conocemos. Lo más brutal de todo es que Mulder, quemado por sus continuos fracasos en los expedientes X que no le han llevado a ninguna parte, descubre que tenía razón en todo: hay una conspiración del gobierno que sabe que nos vigilan desde otros mundos y han aprovechado la tecnología alienígena para engañarnos en todo. Bestial.



2- La mutación del fundador.



Un hombre parece sufrir un brote psicótico y se suicida. Pero, bajo todo ello, hay algo mucho más grande y misterioso relacionado con el doctor Goldman, que estudia anomalías genéticas en niños.


El capítulo parece tener poca conexión con el anterior y se muestra como un episodio más dentro de las aventuras de Mulder y Scully en su quehacer diario como agentes. La labor detectives y del FBI tiene mucha más presencia que el carácter paranormal propio de la serie.  Además, el factor humano se intensifica con los sueños de Mulder y Scully con respecto al hijo de ambos, William.



3- Mulder y Sucully conocen al hombre monstruo.


Una extraña criatura reptiliana aparece en mitad de un bosque.


Capítulo cachondo al canto. Si eres fan de la serie sabes que, en ciertos momentos, algún capítulo con ciertas dosis de humor se cuela entre tanta conspiración y fenómenos paranormales. En este caso, Mulder se mueve como pez en el agua ante un tipo de caso del que ya pasaba pero no puede evitar caer en la tentación. A eso, hay que ñadir las caras y comentarios de Scully ("Mulder, Internet no te conviene") Además, hay que tener en cuenta al monstruo en sí y la originalidad de su premisa: es un ser que odia convertirse en humano. Y atentos a la escena del cementerio o al momento Scully/monstruo en el baño. En conjunto, la trama me parece soberbia; Expediente X puro y duro.





4-En casa de nuevo. 



Un funcionario relacionado con el traslado de indigentes es desmembrado.



Volvemos a la seriedad mezclada, esta vez, con el asunto de la madre de Scully, que pone el toque triste al episodio. Por suerte, de fondo, tenemos el tema del monstruo asesino, que no hay que olvidar que esto es Expediente X. En este caso, estamos ante una versión del Golem con tintes basureros.





5-Babilonia.



Se produce un atentado terrorista en una galería de arte hecho por dos jóvenes islamistas. Uno de los terroristas ha sobrevivido. Un agente del FBI cree que puede tener información sobre una célula terrorista a punto de cometer otro atentado.



Muy buen capítulo donde destacan dos cosas: la solución de Mulder para tratar de conectar con el terrorista moribundo y el despliegue alucinógeno que despliega para hacerlo. Atentos a cómo la cámara parce que no se mueve de posición mientras Mulder no para de flipar en colores, literalmente.


6- Mi lucha II.



El capítulo enlaza con el primero e incluso hace un resumen del
mismo y se nos confirma que Scully tiene ADN extraterrestre. Pero no solo ella: todos los estadounidenses. Además, hay una especie de plaga que parece asolar a todos los no elegidos, es decir, los que no tienen ADN extraterrestre: el virus Espartano.

Un capítulo alucinante, trepidante y buenísimo. Aquí se da tanta información (o más) que en todo un largometraje y, de hecho, se puede considerar una mini-película. Pero, además de todos los acontecimientos que vamos a ver aquí, lo mejor de todo es el... ¿final?


Vigilad el cielo.