sábado, 8 de septiembre de 2012

El barco de la muerte


El barco de la muerte (Death Ship)
(1980)
Director: Alvin Rakof
Guión   : John Robins, Jack Hill, David P. Lewis.

George Kennedy
Richard Crenna
Nick Mancuso
Sally Ann Howes
Kate Reid
Victoria Burgoyne
Jennifer McKinney
 
Los pasajeros de un crucero se ven asaltados por un barco misterioso. Los supervivientes suben a él y fenómenos extraños comienzan a suceder… 

Vamos allá con juna cinta cuya existencia desconocía. Ya había visto una película de igual nombre, Ghost Ship (2002) que me gustó bastante pero no tenía ni idea de que se trataba de un remake. Pues muy bien, pasajeros al bordo y listos para zarpar…

Debo admitir que el título promete y la portada mucho más. No hay que ser un genio para imaginarse de qué va la trama. La cuestión, como todo en la vida, es ver cómo se las apañaron los responsables para desarrollarla y sacarla adelante.

Pues bien, comenzamos con una escena inicial en la que, de manera rapidita, se nos presenta a los personajes. No hay problema y está claro por dónde va cada uno de ellos: capitán borde que cae mal en cuanto abre la boca; su segundo, noble y cumplidor, además de padre de familia y niños meones que rozan la repelencia. Ok, no pasa nada porque uno alberga que, cuando aparezca el barco maligno, los tiernos infantes sean los primeros en caer. Por suerte, los preliminares no duran mucho y la catástrofe de turno en forma de naufragio llega pronto y sucede más rápido aún. De hecho, creo que se la quitan de encima demasiado deprisa, pero esta pretende ser una peli de miedo, no de catástrofes. Tras ello, nos quedamos con un grupo de supervivientes (si hubo más, no importó a nadie una gaita porque no nos lo dicen) que, como uno puede imaginarse, son el capitán borde, el segundo de a bordo, su familia (niños repelentes incluidos) y unos cuantos secundarios. Entonces sucede: un misterioso barco, negro, oxidado y silencioso hace acto de presencia y la trama de terror da comienzo. O eso intentan…

Ya nada más montarse en el susodicho barco, sabemos que van a ser carne de cañón, sobre todo, los pobres secundarios. Y desde que asistimos a la muerte (algo lenta para, al fin, soltarle al mar) del cantante de a bordo, ya no hay vuelta atrás (por cierto, si alguien sabe la razón por la que el pobre infeliz se hunde, que lo diga) Lo curioso de todo es que los demás ven esto y ¿qué hacen?  Pues se meten en el barco a dar un garbeo e instalarse. Total, el pobre infeliz muerto (y hundido) se va a quedar.

No obstante, entre diálogo y diálogo, mientras acudimos a la inspección del barco, la peli nos empieza a saturar con imágenes sin aparente sentido (luego se explica) y, sobre todo, con la maquinaria del dichoso barco moverse una y otra vez. Ok, si el objetivo era decirnos que el barco se gobierna solo, ya nos quedó claro. Pero insisten e insisten, como si el navío se moviera impulsado por toneladas de pilas Duracell que duran y duran y duran…

Pero, ¿es todo ello suficiente razón  para, al menos, pensar que sucede algo raro? No. El personal, valiente como ellos solos (o irresponsables, por no decir idiotas elevados a la máxima potencia) decide que lo mejor es buscarse un camarote y acomodarse. Sí, amigos, sí. Y, a pesar de que oyen cosas de lo más raras y tétricas, de que el barco va solo o que un compañero ha muerto porque sí, sin más, parece que no tienen clara la cosa y sueltan perlas de este tipo:

-Este viejo barco PARECE que tiene vida propia. (Lo de las mayúsculas va a posta)
-¿Qué le pasa a este barco? PARECE que se gobierna solo (Idem)

Nada, que no se enteran. ¿Y si a una de las mujeres se le pudre la cara mientras ven una peli nazi que se ha conectado sola en un proyector de hace cuarenta años? ¡Pues tampoco caen de la burra! Y debo admitir que esta es una escena que, a pesar de lo absurda que parece, sí está bien conseguida. ¿Alguien tiene dudas acerca de que algo raro pasa? El barco fantasma, se ve que, además de fantasma, es paciente y da a los personajes otra oportunidad: lo intenta de nuevo arrojando los botes salvavidas al mar.

-¡Maldita sea! ¡Lo sabía!—exclama el personaje de Crenna. Bueno, algo es algo. Menos mal que luego admiten lo evidente:
-¡Este maldito barco! ¡Está vivo y quiere matarnos!

¡Hijo, os ha costado!

Pero, aún así, y aquí viene lo alucinante, todo el mundo se va a su habitación. Unos a dormir, otros a otra cosa más mundana, divertida y, a fin de cuentas, carnal. Y, claro está, el niño meón no puede aguantarse y, junto con su hermana, se dedica a pasear por el barco en busca de un aseo (se ve que el camarote donde dormían no tenía, si es que era un camarote, claro) A todo ello, hemos de sumar que el capitán, chiflado del todo, ya está en el cénit de su locura y comprendemos que está poseído.

Y aquí asistimos a una escena que, depende de cómo se mire, puede resultar curiosa o absurda.: aprovechando que todo el mundo duerme (hay que tener sangre fría), una chica se da una ducha de la que sale sangre. ¿Propósito? Asustarla como mucho. Menos mal que, ya, según vamos avanzando, comprendemos qué ocurrió en el barco: se usaba para interrogatorios nazis. Lo sabemos gracias a los restos de dientes de oro que los protas encuentran y, también, por el montón de cadáveres que están a medio descomponer o, incluso, bastante bien conservados colgados por ahí.

Una vez que ya han aceptado que el lugar está embrujado, maldito y, además, tiene muy mala baba, la película se encauza hacia su final. El desenlace es de lo más simple y no lo voy a escribir aquí, ya que ya he destripado mucho el contenido de la peli. Muchos tildan a dicho final de algo soso y apto para toda la familia, demasiado bonito quizás. Creo que tienen razón. Un buen golpe de efecto final hubiera podido salvar algo el resultado global. No hay problema, un helicóptero aparece de sopetón y asunto arreglado. Más oportuno, imposible.

En resumen, una peliculita que parte de unas intenciones muy buenas pero que, desde mi punto de vista, lo estropea en el desarrollo. A mi entender, se pudo haber hecho bastante mejor pero la cosa no dio para mucho más o, simplemente, no quisieron esmerarse más de lo necesario. Una pena porque, como película de miedo bien llevada, hubiera resultado más que interesante y podrían haberse sacado más sustos de la manga.

Si podéis, ved el remake que se hizo en 2002. Más o menos parte de la misma base pero a mí me resultó más entretenido y tiene más golpes de miedo.

Vigilad el cielo.         
 
 
          

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