(1980)
Director: Alvin Rakof
Guión : John
Robins, Jack Hill, David P. Lewis.
George Kennedy
Richard Crenna
Nick Mancuso
Sally Ann Howes
Kate Reid
Victoria Burgoyne
Jennifer
McKinney
Los
pasajeros de un crucero se ven asaltados por un barco misterioso. Los
supervivientes suben a él y fenómenos extraños comienzan a suceder…
Vamos
allá con juna cinta cuya existencia desconocía. Ya había visto una película de
igual nombre, Ghost Ship (2002) que
me gustó bastante pero no tenía ni idea de que se trataba de un remake. Pues
muy bien, pasajeros al bordo y listos para zarpar…
Debo
admitir que el título promete y la portada mucho más. No hay que ser un genio
para imaginarse de qué va la trama. La cuestión, como todo en la vida, es ver
cómo se las apañaron los responsables para desarrollarla y sacarla adelante.


No
obstante, entre diálogo y diálogo, mientras acudimos a la inspección del barco,
la peli nos empieza a saturar con imágenes sin aparente sentido (luego se
explica) y, sobre todo, con la maquinaria del dichoso barco moverse una y otra
vez. Ok, si el objetivo era decirnos que el barco se gobierna solo, ya nos
quedó claro. Pero insisten e insisten, como si el navío se moviera impulsado
por toneladas de pilas Duracell que duran y duran y duran…

-Este viejo barco PARECE que tiene
vida propia. (Lo de las mayúsculas va a posta)
-¿Qué le pasa a este barco? PARECE
que se gobierna solo (Idem)
Nada,
que no se enteran. ¿Y si a una de las mujeres se le pudre la cara mientras ven
una peli nazi que se ha conectado sola en un proyector de hace cuarenta años? ¡Pues
tampoco caen de la burra! Y debo admitir que esta es una escena que, a pesar de
lo absurda que parece, sí está bien conseguida. ¿Alguien tiene dudas acerca de
que algo raro pasa? El barco fantasma, se ve que, además de fantasma, es
paciente y da a los personajes otra oportunidad: lo intenta de nuevo arrojando
los botes salvavidas al mar.
-¡Maldita sea! ¡Lo sabía!—exclama
el personaje de Crenna. Bueno, algo es algo.
Menos mal que luego admiten lo evidente:
-¡Este maldito barco! ¡Está vivo y
quiere matarnos!
¡Hijo,
os ha costado!
Pero,
aún así, y aquí viene lo alucinante, todo el mundo se va a su habitación. Unos
a dormir, otros a otra cosa más mundana, divertida y, a fin de cuentas, carnal.
Y, claro está, el niño meón no puede aguantarse y, junto con su hermana, se
dedica a pasear por el barco en busca de un aseo (se ve que el camarote donde
dormían no tenía, si es que era un camarote, claro) A todo ello, hemos de sumar
que el capitán, chiflado del todo, ya está en el cénit de su locura y
comprendemos que está poseído.

Una
vez que ya han aceptado que el lugar está embrujado, maldito y, además, tiene
muy mala baba, la película se encauza hacia su final. El desenlace es de lo más
simple y no lo voy a escribir aquí, ya que ya he destripado mucho el contenido
de la peli. Muchos tildan a dicho final de algo soso y apto para toda la
familia, demasiado bonito quizás. Creo que tienen razón. Un buen golpe de
efecto final hubiera podido salvar algo el resultado global. No hay problema,
un helicóptero aparece de sopetón y asunto arreglado. Más oportuno, imposible.
En
resumen, una peliculita que parte de unas intenciones muy buenas pero que,
desde mi punto de vista, lo estropea en el desarrollo. A mi entender, se pudo
haber hecho bastante mejor pero la cosa no dio para mucho más o, simplemente,
no quisieron esmerarse más de lo necesario. Una pena porque, como película de
miedo bien llevada, hubiera resultado más que interesante y podrían haberse
sacado más sustos de la manga.
Si
podéis, ved el remake que se hizo en 2002. Más o menos parte de la misma base
pero a mí me resultó más entretenido y tiene más golpes de miedo.
Vigilad
el cielo.
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