Dexter (Dexter)
Temporada 6
(2011)
Michael C. Hall
Jennifer Carpenter
Lauren Vélez
David Zayas
Desmond Harrington
C. S. Lee
Colin Hanks
Edward James Olmos
Dexter debe enfrentarse a un asesino en serie llamado Juicio Final, cuyo objetivo parece ser provocar el Apocalipsis…
Vamos allá con la sexta temporada del asesino en serie que, de manera curiosa y, sobre todo, original, ha conseguido ganarse la simpatía y respaldo del público durante nada menos que seis temporadas (y, mientras escribo esto, se avecina una séptima. Menos mal.)
Seis años. ¿Qué puede tener este personaje alucinado y, desde cierto punto de vista, analítico y cruel para que haya encandilado a tanta gente de manera tan directa? Para mí la respuesta está más que clara: una personalidad (la que guarda, su Oscuro Viajero) que te atrapa en cuanto se pone a “trabajar”, unos guiones que mantienen el interés sin caer en la monotonía y unos actores que parecen creerse bastante lo que hacen a través de unos personajes, al menos para mí, no muy arquetípicos y que no actúan muchas veces cómo debieran. Eso, amén del hecho de que, a fin de cuentas, el amigo está como una regadera y es, después de todo, un asesino en serie como la copa de varios pinos (no olvidemos que habla, o cree hablar, con el fantasma de su padre o de su hermano, otro asesino)
Lo admito, esta sexta temporada me ha gustado mucho. Tengo que decir que las anteriores las he visto a modo de capítulos sueltos y, sí, me gustaron y ya desde el principio me pareció algo fuera de la norma pero debo rendirme a la evidencia: esta sexta entrega ha sobrepasado todas mis expectativas y ha ido más allá, cazándome desde el primero hasta el último de los doce capítulos de los que consta.
Para empezar, para encontrar un némesis adecuado a la altura del amigo Dexter no se ha buscado a un simple psicópata que mata porque está chiflado. Claro que hay algo (o bastante) de esto pero me ha gustado mucho el hecho de que recurran a la figura del fanático religioso (¿o debo decir “fanáticos religiosos”?) para hacer la vida imposible no sólo al prota sino a todo el departamento de homicidios de Miami. Hay que tener en cuenta que Travis Marshall (Colin Hanks) y el profesor Gellar (Edward James Olmos) no quieren advertir acerca del Apocalipsis sino que quieren provocarlo. Pero, si hay algo que de veras me gustaría destacar es el montón de tramas secundarias que nos encontramos en esta sexta temporada, algunas tan potentes que lo de “secundaria” puede quedarse un poco corto. Aquí me refiero a la relación entre Batista y Quinn, que no tiene por qué caer en el topicazo de “compañeros de trabajo”, el vínculo cada vez más fuerte de Dexter con su hijo Harrison y el hecho de que, a fin de cuentas, se ve a sí mismo como un asesino en serie que es padre. También tenemos los episodios protagonizados por el hermano Sam, personaje más que interesante que, para sorpresa mía, resulta que ilumina bastante las perspectivas de Dexter ofreciéndole unas posibilidades en las que nunca se paró a pensar. A fin de cuentas, ¿quién puede ser una especie de gurú para un asesino en serie que otro que ha matado y ha visto la luz en mitad de la oscuridad? Es la subtrama más emotiva de la temporada y, además, da pie a una especie de lucha interior en Dexter que creo que le viene muy bien al personaje.
Pero, si de tramas secundarias hablamos, me gustaría destacar una en concreto: la de la hermana de Dexter, Debra. Bien por los guionistas que han hecho que un personaje más o menos de apoyo (con su importancia, claro está) adquiera tintes muy distintos y, sobre todo, interesantes a lo largo de esta temporada. En su papel de teniente, vemos que el personaje avanza, madura y adquiere un protagonismo más que explícito en una trama donde cada personaje aporta su granito de arena. Como puede verse, está claro que han conseguido que todas y cada una de estas historias secundarias (se me quedará alguna en el tintero pero mejor así, así veis la serie y la disfrutáis como yo he hecho) refuerzan en todo momento la principal, que es el tema de Asesino del Juicio final. Increíble que todo esto suceda en doce capítulos de unos tres cuartos de hora de duración.
Los actores me parecen muy bien, bien metidos en sus papeles. Cómo no, hay que destacar Michael C. Hall como Dexter. El amigo cumple como siempre lo ha hecho: aporta seriedad en su faceta “normal” y el toque propio de locura en la del asesino que, a fin de cuentas, es. Lo que ocurre es que debo decir que, al menos eso me parece a mí, en esta entrega se le ve más fiero, más descontrolado y con ganas de hacer su particular justicia contra quien lo merece. Jennifer Carpenter como Debra me ha sorprendido bastante, ya que da fortaleza y vulnerabilidad a partes iguales, cosa que ha hecho que, como dije antes, el personaje resulte pero que muy interesante. David Zayas y Desmond Harrington en los papeles de Batista y Quinn me parecen muy correctos pero debo desatacar al último, ya que refleja muy bien el hecho de que el colega es tan juerguista, putero y borracho que las cosas se le empiezan a ir de las manos hasta el punto de que su compañero debe intervenir. Lauren Vélez haciendo de LaGuerta, aunque sale poco, también me ha parecido bien y sigue demostrando que su personaje tiene ese toque de arpía del que aquí hace gala en varias ocasiones. Por su parte, C. S. Lee como Masuka aporta, a veces, el toque de humor (a su modo, claro) siempre que no esté ocupado ligándose a becarias que le timan o comprando pruebas desaparecidas en Ebay.
Dexter a lo suyo: si matas, te mato. |
¿Golpes de efecto? Muchos, desde luego. Los crímenes y las escenas truculentas están bastante bien logradas. Destaco, sobre todo, el momento en que cierto personaje, pobrecillo, es cortado en trocitos para simular una especie de jinete de pesadilla que, montado a caballo, deja muy claras las intenciones de Juicio Final. También cierta escena en la que un montón de serpientes salen del abdomen de una víctima o cómo otra es ejecutada a modo de ángel rodeado de langostas. Repito: bastante bueno y, sobre todo, truculento. Y, además, bien hecho…
Pero siempre he dicho que la gracia que tienen este tipo de historias estriba en los malos. Y es que, si tenemos un malvado de categoría, los guionistas deben gastar mucho papel (o teclas de ordenador) en hacer que los buenos estén a su altura y lo superen. Por eso mismo, el enemigo “general” de esta temporada, Juicio Final, me ha parecido muy bien descrito en el guión y mejor interpretado por Colin Hanks (no voy a decir de quién es hijo porque la cosa ya cansa). El amigo aporta inocencia y locura a partes iguales elaborando un personaje que cuya gracia estriba, entre otras cosas, en que pasa de parecer vulnerable a ser un auténtico psicópata al cual deseas con todas tus fuerzas ver en la mesa de Dexter bien empaquetado y listo para trinchar. Le secunda otro secundario de lujo, Edward James Olmos como su mentor particular y, por qué no decirlo, a su modo, tan chiflado como él…
Pues esto es todo. Para quienes ya siguen al analista de sangre más sanguinario de la policía de Miami, decir que recomiendo esta sexta temporada puede ser tan obvio como simple. Para los que no habéis visto nada pero habéis oído hablar de él, aconsejo que, sin necesidad de poner la excusa de “es que no he visto ninguna temporada anterior”, le deis una oportunidad. Palabra que os enganchará.
Ah, y, de remate, finalazo. No digo más porque no quiero arruinar la sorpresa a nadie. Sólo digo que los guionistas se lo tienen que trabajar muy, pero que muy bien para demostrar cómo siguen adelante después de esto…
Vigilad el cielo.
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