Esto, más que una película, es un capricho de Stephen King al que, supongo, le dejaron escribir y dirigir por aquello de ser un superventas en Hollywood.
¿El resultado? Una película sin pies ni cabeza, con un argumento ridículo propio del autor que podría ser cualquiera de los libros que escribe como rosquillas. A eso hay que sumarle actores que bailan entre lo acartonado (Emilio Estévez) y lo exagerado (Pat Hingle) que hacen honor al montón de situaciones ridículas que el guión propone (Recordemos que un cometa pasa junto a la Tierra y las máquinas se revelan contra la humanidad) Por eso, los protas sacan bazukas o granadas de la nada porque sí o se enrollan por hacer algo mientras los camiones se dedican a circular en torno a ellos. Y todo al ritmo de AC/DC.
Y, si el planteamiento y desarrollo con absurdos, peor el final, con ovni incluido. Y es que, lo que mal empieza, mal acaba.
Resultado: zapatero a tus zapatos, señor King.
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