domingo, 19 de agosto de 2012

Miedo azul

Miedo azul (Silver Bullet)
(1985)
Director: Daniel Attias
Guión   : Stephen King

Corey Haim
Everett McGill
Gary Busey
Leon Russom
Robin Groves
Terry O'Quinn
Megan Follows
Bill Smitrovich
Joe Wright
Lawrence Tierney








En un pueblecito, un  niño descubre que hay algo mucho más tenebroso tras los asesinatos que se están produciendo...
Vamos allá con otro ejemplo del tipo de peliculitas de terror que se hacían en los ochenta y que, si bien puede que no esté al mismo nivel de ciertas pesadillas que pululaban por Elm Street o determinados fenómenos Poltergeist, lo cierto es que ha quedado como ejemplo de cinta de monstruos con un toque ochentero más que evidente que se suele recordar cuando se habla del cine de monstruos de la época.
Miedo Azul es una película basada en una historia de Stephen King titulada El ciclo del hombre lobo. Lo que ocurre es que, esta vez, es el propio autor quien firma el guión, ya que se llevaba quejando en varias ocasiones de que las adaptaciones de sus libros se tomaban, a veces, demasiadas licencias (la de El resplandor, aunque suene raro, le dio cien patadas y, sobre Christine, él  mismo dijo que le dejaba frío)
Pues bien, con Dino de Laurentiis produciendo, se liaron la manta a la cabeza y se lanzaron a por ello. No era mala época ya que, por aquellos años, las películas de hombres lobo estaban en alza por títulos como Un hombre lobo americano en Londres o Aullidos (películas que, además, pusieron el listón muy alto en lo que al tema se refiere) El resultado fue una cinta de la que, quizás, por los nombres implicados en ella y la temática de la misma, muchos esperaron algo más. Con todo, como no es bueno precipitarse vamos a ir por partes.

La película comienza bien y directa al grano, poniendo en el punto de mira la atención del espectador con el ataque correspondiente y la muerte de turno. Ok, nada de perder el tiempo, como debe ser. Luego, como siempre suele pasar en cualquier historia de Stephen King, nos presenta personajes y situaciones hasta que, de nuevo, la sangre hace acto de presencia. Poco a poco, nos vamos metiendo en situación hasta que ya se hace evidente lo que uno sospecha: hay licántropos de por medio. Por eso mismo, acudimos a unos cuantos momentos curiosos entre los que destaco la escena de la niebla que me parece, a su modo,  agobiante, aunque debo admitir que, quizás, se la hubiera podido sacar algo más de partido. Por otro lado, hay otra que está muy bien pero que, a mi modo de ver, le quita algo de interés a la trama porque te descubre el pastel. Me refiero, y no voy a decir nada más, a la de la iglesia donde todos empiezan a experimentar cambios. Y esa es para mí una de las cosas más flojas de la peli ya que, en mi opinión, se pudo haber mantenido un poquito más la expectación y la intriga acerca de quién es el responsable de lo que ocurre. Y es que, más que ante una película de terror como tal, estamos ante una historia de intriga con monstruo incluido.

Los actores me parecen correctos. Corey Haim es el perfecto niño/pre-adolescente de la época que puede resultar vulnerable (no olvidemos que interpreta a un chaval en silla de ruedas) y valiente a la vez. Y, de paso, luce gesto y pose que hicieron que en los ochenta forrase carpetas de clase y paredes de habitaciones a partes iguales. Curioso es ver por estos lares a Gary Busey en un papel bastante alejado de lo que nos tiene acostumbrados: un tío majo, gracioso y simpático. Y, por supuesto, mención especial tiene el amigo Everett McGill que, a pesar de la sotana y el alzacuello, tiene un gesto y miradas que, admitámoslo, le delatan nada más verle. Con todo, me parece que hace un buen trabajo.

McGill, cura.

Busey, el tío guay.


¿Aspectos que no me han gustado mucho? Bueno, aluno que otro…

En mi humilde opinión, creo que, si bien la trama es correcta, la peli deja muy claro desde los primeros ataques por dónde van a ir los tiros, desaprovechando un poquito el toque de intriga que puede resultar muy atractivo en una historia como esta. La trama de los niños protagonistas en plan hermana mayor/hermano pequeño es quizás un poco repetitiva e incluso pelín ñoña pero, la verdad, no llega a molestar demasiado. Y por encima de todo, ese tono ochentero con música de sintetizador bien clara por delante. Bueno, era la época y nada ni nadie puede evitar eso. Sí me parece que, a pesar de que el paso del tiempo no perdona, a esta cinta sí le ha afectado un poco, quedando demasiado desfasada en algunos momentos. Bueno, ahí queda...
Pero lo que más me ha llamado la atención es que, en cuestión de escenas cantosas, la peli tiene unas cuantas. Empezamos por el monstruo en sí, que sale poco y lo poco que lo hace se nota el disfraz a la legua. Ok, está claro que el encanto de estas películas es precisamente eso, el toque pre-tomas CGI que te dejaba claro que lo que veías, en forma de muñeco o disfraz, era real. Lo que pasa es que el traje resulta más que evidente. El disfraz es chulo pero el “elemento humano” está claro. Y es que, en cuestión de efectos especiales, no es una cinta que destaque demasiado (salvo, quizás, el momento final, claro...)

¿Más? Pues, siguiendo con la criatura, hay una escena que, bien mirada, más que miedo, angustia o como lo queramos llamar, puede producir la sonrisa de turno: en cierto momento, en lugar de masacrar al personal a base de dentelladas, zarpazos o sus derivados, el amigo licántropo se dedica a coger un bate de béisbol y abrir la cabeza a la víctima de turno. Original, desde luego, sí que es. En fin…
La película no fue un éxito, ni mucho menos. De hecho, se estrelló en taquilla porque no llegó a recuperar el dinero que invirtieron en ella. Incluso De Laurentiis se pronunció bastante mosqueado con el resultado final ya que, entre otras cosas, el hombre-lobo no le hizo ni pizca de gracia. Con todo, con el paso de los años, este Miedo Azul ha quedado como un “clásico” de segunda (algunos dirán que de tercera) división dentro del género.
Pues eso es todo, amigos. Un producto típico de su época. Dependiendo de los gustos, hay quien piensa que es un buen ejemplo del cine de terror ochentero y otros que la califican de bastante floja. En lo que a mí respecta, como los extremos no me han gustado nunca, me quedo en el medio. ¿Pudo haberse hecho mejor? Sí, qué duda cabe. ¿Es una película a la altura de Aullidos, Un hombre lobo americano en Londres (por aquello de la temática) o Pesadilla en Elm Street? No; creo que se queda un poquito por debajo y que, además, el paso de los años no la ha tratado muy bien pero, con todo, cada cierto tiempo, no me importa darle otro vistacillo y pasar un ratito entretenido quue, para mí, a fin de cuentas, es de lo que se trata. 
Por cierto, entiendo que, en inglés, la película se llame Silver Bullet (Bala de plata) porque así se llama la silla de ruedas del chico protagonista. Lo de Miedo azul fue, supongo, una licencia que alguien se tomó pensando (digo yo) en cierto protagonista de la peli. Aún así, debo admitir que la traducción que hicieron tiene su aquel...

Cuidado con la luna pero no dejéis de vigilar el cielo!


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