(1983)
Director:
John Watson
Guión : Howard
R. Cohen
Rick Hill
Barbi Benton
Richard Brooker
Lana Clarkson
Bernard Erhard
Augusto Larreta
Stalker,
un poderoso guerrero, es el elegido para acabar con el reino del tiránico
Munkar…
La
sombra de Conan, el bárbaro, fue
alargada.
Cuando
algo tiene éxito (y la peli de John Milius y el amigo Arnold lo tuvo, y mucho),
pueden pasar dos cosas: la primera, que hay un aluvión de productos parecidos
que tratan de aprovechar la fama del original. La segunda, que surgen
subproductos de calidad ínfima que están porque tienen que estar sin más ni más
cuyo fin no es otro que aprovecharse de la fama del original pero que ni de
lejos lo consiguen. ¿Ejemplos? A patadas: Ator,
el poderoso, La espada salvaje de Krotar, El arquero de fuego, El señor de las
bestias (esta, al menos, tiene calidad)… y este Último guerrero que hoy nos ocupa.
Vaya
esto por delante: la película es una ralladura mental desde que empieza hasta
que termina, uno de esos casos en los que se mezclan un montón de ingredientes
a cual más cutre y estrambótico que el anterior y que forman un todo general
que no hay por donde cogerlo: interpretaciones inexistentes, efectos malos,
maquillaje del montón, una historia que va de una cosa a otra sin demasiado
sentido, una falta de dirección evidente y un modo de copiarse de otras pelis
apabullante. Y, rodeando a todo ello, un aire cutre sin medida que hace que,
cuando la ves, no pares de pensar por qué estas gastando tu tiempo en esto pero,
a la vez, te sea imposible quitar los ojos de la pantalla.
Empecemos
con el prota, Stalker, “interpretado” por Rick Hill. Se nos presenta al
comienzo rescatando a una chica semidesnuda. Hagamos una pausa para dejar clara
una cosa: las mujeres semidesnudas son, a esta película, lo mismo que los
soliloquios a Hamlet; toda una seña de identidad. Sigamos. El susodicho prota destaca
por tres cosas: nula expresión, músculos brillantes y peluca rubia mega
peinada. Si os recuerda de manera más que sospechosa a He-Man, a mí también me
ocurrió. Y ¿qué se puede hacer una vez que rescatas a una chica semidesnuda en
apuros? La atas a un árbol y la desnudas del todo (sí, habéis leído bien) Por
desgracia para él, aparece un anciano que le fastidia el plan y le cuenta la
misión: matar a un tirano llamado Munkar que ha raptado a su hija Codille
(Nota: ¿no es ese el argumento de Conan, el bárbaro?)
La
peli continúa y, aparte de ver a muchas mujeres casi desnudas, conocemos más
personajes: amigo del héroe, Oghris (Richard Brooker), que marca abdomen; la
compi femenina, Kaira, interpretada por Lana Clarkson y que sí, está medio
desnuda. No hay que olvidar al mago, August Larreta, como Salmaro y cuyo
propósito es ayudar al héroe. Todo esto, al son de mucho cartón piedra, duelos
de espadas muy mal sincronizados (tipo Errol Flynn pero en malo; ya sabéis:
usando la espada con una sola mano) y música que no pega ni con cola (escuchad
la que suena en la escena de la cueva) Y sí, el filo de las espadas (llamadas
aquí el tercer poder) brilla tipo láser (¿a qué me recuerda esto?) Todo aderezado
por las poses de Stalker cuando pelea, que no tienen desperdicio, malos que
alimentan de ojos o dedos a mascotas y mucha, pero que mucha mujer medio
desnuda.
Y,
por si fuera poco, a todo lo anterior o al hecho (sin explicación) de que el
prota es el elegido así, porque sí, le sumamos unos diálogos de traca:
―Hoy no es tu día de suerte ―dice
Stalker, todo duro, a un enemigo antes de cargárselo.
―Hoy no es mi día de suerte ―repite el
susodicho cuando, a punto de trabajarse a una chica medio en pelotas, un
reyezuelo le corta el rollo.
A
ver este:
―¿De qué sirve heredar el reino de un brujo
que nunca muere? ―se pregunta. Y es que puedes ser forzudo e inexpresivo,
pero también profundo. ¿Y si alguien teme que se aproximen espíritus? Stalker
tiene la solución:
―Los espíritus no hacen ruido.
Hasta ahora entiendo que alguien pueda pensar que exagero un poco. Es lógico; yo pensaría lo mismo. Por eso, os dejo el fragmento del "rescate" que nombré arriba y de los diálogos que acabo de mencionar:
Munkar. Malo con tatuaje y perilla. |
A
todo esto, la peli sigue, claro. Conocemos al malo malísimo, Munkar (Bernard
Erhard), que luce cara pálida, ojeras, perilla, tatuaje facial y es el responsable
de que se alimente con ojos o dedos a mini mascotas desagradables. Y, además,
SABE los propósitos de Stalker. ¿Y qué hace mientras nuestro héroe? Pues todo eso
le trae al pairo porque, mientras descansa en un campamento improvisado con su
grupo, mira con ojos de salido total a Kaira (que duerme medio desnuda), se le
acerca sigiloso y… ¡A por ella! Sólo al empezar con los preliminares la amiga
gime y gesticula de tal modo que te cuestionas si estás viendo una peli de
aventuras o una porno.
¿De nuevo suena raro? Nada, aquí os dejo la secuencia, para que deis fe. Observad el gesto de animal en celo del prota. Y es que se puede ser guerrero y cachas, pero no de piedra:
El despiporre continúa en el palacio de Munkar, una especie de recinto orgiástico lleno de tíos musculosos, mujeres macizas a medio vestir y seres raros. Sabemos que Munkar quiere un sucesor. Para ello, convocará durante unos días unos torneos pero, ¿quién será el afortunado? Ahí se nos deleita con más diálogos en la misma línea que los anteriores:
―Sea para bien o para mal, reinará uno ―dice
Munkar.
―¡Para mal! ―gritan sus invitados. Claro,
son lo malos, ¿no?
―Eso espero ―responde el mago. Afable,
reconfortante.
Y, entonces, saca el último trofeo: la princesa Codille (Barbi Benton), que está casi desnuda. Y aquí se forma el guirigay absoluto cuando un tío con cara de jabalí la quiere y. de sopetón, todos se empiezan a pelear por llevársela.
La princesa Codille. En pelotas, como debe ser. |
Hay
de todo: forzudos, mujeres desnudas revolcadas en barro, tíos esqueléticos con
un casco de cuernos… Y si al de la cara de jabalí se le cansa el brazo de pegar
mamporros no hay problema: le arranca el suyo a un desgraciado que pasa por ahí
y lo usa de cachiporra para seguir dando leña (lo repito: SÍ, habéis leído
bien) Y, como esta escena me ha parecido de las más alucinantes de toda la peli
(cosa que, desde cierto punto de vista, es relativa porque todo el metraje es
un viaje alucinante a no sé qué sitio), podéis verlo en este extracto. No os
perdáis el modo de desafiarse que tienen el cara de jabalí y el tío untado de
barro a modo de movimientos espasmódicos (min. 1:20), cómo un listo, ya
puestos, aprovecha para trabajarse a la princesa, de la cual todos pasan (min.
2:06), el tirillas del casco con cuernos (min 2:26), a Stalker entrando en
acción dando llevándose una mesa por delante (min. 3:00) o el momento brazo
cachiporra (min 4.18). Increíble.
¿Que Stalker sigue campeando por el castillo del malo como Pesdro por su casa? No hay problema, hombre: Munkar convierte a un súbdito en princesa Codille para que le mate y punto. Y si el amigo disfruta con la conversión sobándose los pechos mientras crecen (amén de otras partes) pues mejor. Y es que, ya que te conviertes en tía macizorra, date un repaso a gusto. Pero Stalker es listo como él solo y, cuando trata de acostarse con ella, descubre que algo raro pasa. Esto también hay que verlo:
(Venga, te dejo que decanses unos segundos, tomes aire o un vasito de agua)
¿Listo?
Seguimos entonces.
Comienza el torneo. Después de ver varias parejas a cual más cutre combatiendo, le toca el turno al amigo del bueno, Oghris. Atentos a la musiquita de sintetizador de fondo. Y…
…
el torneo se corta de golpe y, de pronto, Stalker, todo duro, está en el
castillo, donde vemos que Oghris está preso. Así, porque sí. Y descubrimos una
sorpresita acerca de Oghris, que resulta ser malo malísimo. Él y Munkar deciden
matar a Stalker, pero para ello hay que quitarle la dichosa espada. Oghris va a
ver al rubito y este, que debe tener poderes ultra-mentales, sólo con verle,
deja la espada a un lado… ¡y le suelta una patada! Y Stalker, tras frase
lapidaria (“Adiós, amigo mío”) gana.
Después
de un combate durante el torneo en el que gana el prota (¡claro!), asistimos a
la conversión de Munkar en un guerrero joven que tiene dos de los poderes (cáliz
y amuleto) Le falta la espada de Stalker. Por eso, envía a sus hombres a por el
rubio. ¿Dónde buscan los guardias para matar a Stalker? En una habitación
repleta de mujeres medio desnudas que, por cierto, les matan a ellos.
En
resumidas cuentas, una grillada mental desde que empieza hasta que termina; una
película sin pies ni cabeza que, como dije al principio, trató de aprovecharse
del toque de gracia que aportó Conan al tema de la espada y brujería y que, por
supuesto, no logró. Y es que, cuando una película de estas características
triunfa (como el ya mencionado Conan), pueden parecer muy simples para muchos,
llenas de forzudos, sangre y monstruos pero… ¡Es tan difícil hacer una buena
película de forzudos, sangre y monstruos…!
Como
curiosidades acerca de este Deathstalker, os puedo decir:
-La
chica protagonista, Barbi Benton, que interpreta a Codille, y cuya importancia
en la cinta equivale casi a nada, era en realidad una famosa Playmate. Claro,
así se pueden entender muchas cosas…
-Aún
así, a pesar de todo lo que acabo de narrar de esta cinta, hay una cosa que sí
me gusta, y mucho además: la portada. Y es que sólo con ver esa ilustración a
lo Frazetta, te dan ganas de ver la peli. Eso sí, cualquier parecido con el
producto al que sirve de reclamo es pura, mera y simple casualidad.
-Richar
Brooker, Oghris en la cinta, es el actor que se oculta tras la máscara del malo
en Viernes 13.
-Con
todo, para que veáis cómo funcionan las cosas en los estudios de cine, no tuvo
una, sino varias secuelas. Sí, habéis leído bien.
Pues
es es todo. ¡Vigilad el cielo!
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