sábado, 2 de junio de 2012

Deathstalker : El último guerrero

Deathstalker: El último guerrero (Deathstalker)
(1983)
Director: John Watson
Guión   : Howard R. Cohen

Rick Hill
Barbi Benton
Richard Brooker
Lana Clarkson
Bernard Erhard
Augusto Larreta 



Stalker, un poderoso guerrero, es el elegido para acabar con el reino del tiránico Munkar…

La sombra de Conan, el bárbaro,  fue alargada.

Cuando algo tiene éxito (y la peli de John Milius y el amigo Arnold lo tuvo, y mucho), pueden pasar dos cosas: la primera, que hay un aluvión de productos parecidos que tratan de aprovechar la fama del original. La segunda, que surgen subproductos de calidad ínfima que están porque tienen que estar sin más ni más cuyo fin no es otro que aprovecharse de la fama del original pero que ni de lejos lo consiguen. ¿Ejemplos? A patadas: Ator, el poderoso, La espada salvaje de Krotar, El arquero de fuego, El señor de las bestias (esta, al menos, tiene calidad)… y este Último guerrero que hoy nos ocupa.
Vaya esto por delante: la película es una ralladura mental desde que empieza hasta que termina, uno de esos casos en los que se mezclan un montón de ingredientes a cual más cutre y estrambótico que el anterior y que forman un todo general que no hay por donde cogerlo: interpretaciones inexistentes, efectos malos, maquillaje del montón, una historia que va de una cosa a otra sin demasiado sentido, una falta de dirección evidente y un modo de copiarse de otras pelis apabullante. Y, rodeando a todo ello, un aire cutre sin medida que hace que, cuando la ves, no pares de pensar por qué estas gastando tu tiempo en esto pero, a la vez, te sea imposible quitar los ojos de la pantalla.
Empecemos con el prota, Stalker, “interpretado” por Rick Hill. Se nos presenta al comienzo rescatando a una chica semidesnuda. Hagamos una pausa para dejar clara una cosa: las mujeres semidesnudas son, a esta película, lo mismo que los soliloquios a Hamlet; toda una seña de identidad. Sigamos. El susodicho prota destaca por tres cosas: nula expresión, músculos brillantes y peluca rubia mega peinada. Si os recuerda de manera más que sospechosa a He-Man, a mí también me ocurrió. Y ¿qué se puede hacer una vez que rescatas a una chica semidesnuda en apuros? La atas a un árbol y la desnudas del todo (sí, habéis leído bien) Por desgracia para él, aparece un anciano que le fastidia el plan y le cuenta la misión: matar a un tirano llamado Munkar que ha raptado a su hija Codille (Nota: ¿no es ese el argumento de Conan, el bárbaro?)
La peli continúa y, aparte de ver a muchas mujeres casi desnudas, conocemos más personajes: amigo del héroe, Oghris (Richard Brooker), que marca abdomen; la compi femenina, Kaira, interpretada por Lana Clarkson y que sí, está medio desnuda. No hay que olvidar al mago, August Larreta, como Salmaro y cuyo propósito es ayudar al héroe. Todo esto, al son de mucho cartón piedra, duelos de espadas muy mal sincronizados (tipo Errol Flynn pero en malo; ya sabéis: usando la espada con una sola mano) y música que no pega ni con cola (escuchad la que suena en la escena de la cueva) Y sí, el filo de las espadas (llamadas aquí el tercer poder) brilla tipo láser (¿a qué me recuerda esto?) Todo aderezado por las poses de Stalker cuando pelea, que no tienen desperdicio, malos que alimentan de ojos o dedos a mascotas y mucha, pero que mucha mujer medio desnuda.
Y, por si fuera poco, a todo lo anterior o al hecho (sin explicación) de que el prota es el elegido así, porque sí, le sumamos unos diálogos de traca:
Hoy no es tu día de suerte ―dice Stalker, todo duro, a un enemigo antes de cargárselo.
Hoy no es mi día de suerte ―repite el susodicho cuando, a punto de trabajarse a una chica medio en pelotas, un reyezuelo le corta el rollo.
A ver este:
¿De qué sirve heredar el reino de un brujo que nunca muere? ―se pregunta. Y es que puedes ser forzudo e inexpresivo, pero también profundo. ¿Y si alguien teme que se aproximen espíritus? Stalker tiene la solución:
Los espíritus no hacen ruido.
Hasta ahora entiendo que alguien pueda pensar que exagero un poco. Es lógico; yo pensaría lo mismo. Por eso, os dejo el fragmento del "rescate" que nombré arriba y de los diálogos que acabo de mencionar:

Munkar. Malo con tatuaje y perilla.
A todo esto, la peli sigue, claro. Conocemos al malo malísimo, Munkar (Bernard Erhard), que luce cara pálida, ojeras, perilla, tatuaje facial y es el responsable de que se alimente con ojos o dedos a mini mascotas desagradables. Y, además, SABE los propósitos de Stalker. ¿Y qué hace mientras nuestro héroe? Pues todo eso le trae al pairo porque, mientras descansa en un campamento improvisado con su grupo, mira con ojos de salido total a Kaira (que duerme medio desnuda), se le acerca sigiloso y… ¡A por ella! Sólo al empezar con los preliminares la amiga gime y gesticula de tal modo que te cuestionas si estás viendo una peli de aventuras o una porno.
¿De nuevo suena raro? Nada, aquí os dejo la secuencia, para que deis fe. Observad el gesto de animal en celo del prota. Y es que se puede ser guerrero y cachas, pero no de piedra:


El despiporre continúa en el palacio de Munkar, una especie de recinto orgiástico lleno de tíos musculosos, mujeres macizas a medio vestir y seres raros. Sabemos que Munkar quiere un sucesor. Para ello, convocará durante unos días unos torneos pero, ¿quién será el afortunado? Ahí se nos deleita con más diálogos en la misma línea que los anteriores:
¡Yo! ―gritan muchos.
Sea para bien o para mal, reinará uno ―dice Munkar.
―¡Para mal! ―gritan sus invitados. Claro, son lo malos, ¿no?
Eso espero ―responde el mago. Afable, reconfortante.
 

Y, entonces, saca el último trofeo: la princesa Codille (Barbi Benton), que está casi desnuda. Y aquí se forma el guirigay absoluto cuando un tío con cara de jabalí la quiere y. de sopetón, todos se empiezan a pelear por llevársela. 
La princesa Codille. En pelotas, como debe ser.

Hay de todo: forzudos, mujeres desnudas revolcadas en barro, tíos esqueléticos con un casco de cuernos… Y si al de la cara de jabalí se le cansa el brazo de pegar mamporros no hay problema: le arranca el suyo a un desgraciado que pasa por ahí y lo usa de cachiporra para seguir dando leña (lo repito: SÍ, habéis leído bien) Y, como esta escena me ha parecido de las más alucinantes de toda la peli (cosa que, desde cierto punto de vista, es relativa porque todo el metraje es un viaje alucinante a no sé qué sitio), podéis verlo en este extracto. No os perdáis el modo de desafiarse que tienen el cara de jabalí y el tío untado de barro a modo de movimientos espasmódicos (min. 1:20), cómo un listo, ya puestos, aprovecha para trabajarse a la princesa, de la cual todos pasan (min. 2:06), el tirillas del casco con cuernos (min 2:26), a Stalker entrando en acción dando llevándose una mesa por delante (min. 3:00) o el momento brazo cachiporra (min 4.18). Increíble.

¿Que Stalker sigue campeando por el castillo del malo como Pesdro por su casa? No hay problema, hombre: Munkar convierte a un súbdito en princesa Codille para que le mate y punto. Y si el amigo disfruta con la conversión sobándose los pechos mientras crecen (amén de otras partes) pues mejor. Y es que, ya que te conviertes en tía macizorra, date un repaso a gusto. Pero Stalker es listo como él solo y, cuando trata de acostarse con ella, descubre que algo raro pasa. Esto también hay que verlo:

(Venga, te dejo que decanses unos segundos, tomes aire o un vasito de agua)
¿Listo? Seguimos entonces.

 Comienza el torneo. Después de ver varias parejas a cual más cutre combatiendo, le toca el turno al amigo del bueno, Oghris. Atentos a la musiquita de sintetizador de fondo. Y…
… el torneo se corta de golpe y, de pronto, Stalker, todo duro, está en el castillo, donde vemos que Oghris está preso. Así, porque sí. Y descubrimos una sorpresita acerca de Oghris, que resulta ser malo malísimo. Él y Munkar deciden matar a Stalker, pero para ello hay que quitarle la dichosa espada. Oghris va a ver al rubito y este, que debe tener poderes ultra-mentales, sólo con verle, deja la espada a un lado… ¡y le suelta una patada! Y Stalker, tras frase lapidaria (“Adiós, amigo mío”) gana.
Después de un combate durante el torneo en el que gana el prota (¡claro!), asistimos a la conversión de Munkar en un guerrero joven que tiene dos de los poderes (cáliz y amuleto) Le falta la espada de Stalker. Por eso, envía a sus hombres a por el rubio. ¿Dónde buscan los guardias para matar a Stalker? En una habitación repleta de mujeres medio desnudas que, por cierto, les matan  a ellos.

Al fin, cuando uno cree que va a sufrir algún tipo de delirio cerebral si sigue viendo la peli, asistimos a la gran confrontación Munkar/Stalker. Y, sorprendidos, descubrimos una nueva cualidad del guerrero rubio y cachas: cual Skywalker, la espada vuela a su mano. Definitivo, poderes mentales al cien por cien. Entonces, se pone el amuleto mágico y, al son de un coro de fondo, rebana la cabeza al malo… que se la pone de nuevo y recupera su forma original. Y, por arte de magia, son teletransportados al exterior, donde hay clones de Munkar a patadas. Después de pasar entre las llamas, Munkar no es rival para Stalker. Y como es un machote, da al tirano al pueblo (que ha surgido de la nada) para que le descuartica con ayuda de unos caballos. Y, ¿qué pasa con los poderes por los que ha peleado durante toda la peli? Pues los destruye. Así, porque sí. Y uno se queda con cara de idiota porque, tanto aguantar tanta rallada mental para que el tío destruya todo. Nada; un primer plano congelado del rostro (duro) de Stalker con la silueta de la espada y fin. Al fin, fin.
En resumidas cuentas, una grillada mental desde que empieza hasta que termina; una película sin pies ni cabeza que, como dije al principio, trató de aprovecharse del toque de gracia que aportó Conan al tema de la espada y brujería y que, por supuesto, no logró. Y es que, cuando una película de estas características triunfa (como el ya mencionado Conan), pueden parecer muy simples para muchos, llenas de forzudos, sangre y monstruos pero… ¡Es tan difícil hacer una buena película de forzudos, sangre y monstruos…! 
Como curiosidades acerca de este Deathstalker, os puedo decir:
-La chica protagonista, Barbi Benton, que interpreta a Codille, y cuya importancia en la cinta equivale casi a nada, era en realidad una famosa Playmate. Claro, así se pueden entender muchas cosas…
-Aún así, a pesar de todo lo que acabo de narrar de esta cinta, hay una cosa que sí me gusta, y mucho además: la portada. Y es que sólo con ver esa ilustración a lo Frazetta, te dan ganas de ver la peli. Eso sí, cualquier parecido con el producto al que sirve de reclamo es pura, mera y simple casualidad.
-Richar Brooker, Oghris en la cinta, es el actor que se oculta tras la máscara del malo en Viernes 13.
-Con todo, para que veáis cómo funcionan las cosas en los estudios de cine, no tuvo una, sino varias secuelas. Sí, habéis leído bien.

Pues es es todo. ¡Vigilad el cielo!

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