(1983)
Director: Lewis Cohates
Guión : Lewis
Cohates
Lou Ferrigno
Sybil Danning
Brad Harris
Ingrid Anderson
William Berger
Sybil Danning
Brad Harris
Ingrid Anderson
William Berger
Hércules debe pasar por muchas aventuras para rescatar a
su amada Casiopea de las garras de un tiránico rey...
Vamos allá con
una de esas películas que me recuerdan los tiernos días de infancia, vídeos VHS
, un montón de amiguitos vecinos viéndola un viernes por la tarde y, lo que es
más, un sano sentimiento de claro y simple alucine en colores ante la “espectacularidad”
de las imágenes que desfilaban ante nosotros. ¡Ay, qué tiempos…!
Tratamos esta
vez con nada menos que el héroe griego más forzudo de todos. A ver, ¿qué se
puede necesitar para interpretar a Hércules? Los productores de Hollywood lo
tuvieron que tener pero que muy claro: músculos, muchos músculos. Y allá por
los años ochenta, si de músculos se hablaba, había dos opciones: el amigo
Schwarzenegger o su paralelo Stallone. Pero aquí la cruda realidad se hacía
patente cual bofetada propinada por cualquier dios del Olimpo: los dos eran
actores de prestigio mundial, lo cual, en la meca del cine, es lo mismo que
decir muy caros y acostumbrados sólo a superproducciones. ¿Qué hacer entonces?
¿Qué otro actor plagado de músculos, no tan conocido, pero sí lo
suficientemente familiar, podría ponerse bajo en taparrabos del hijo de Zeus?
La respuesta vino en forma de gruñidos y camisas desgarradas:
Lo que digo abajo de las caras no es broma... |
La película no
es ninguna maravilla y, en mi opinión, no ha envejecido muy bien que digamos.
La escasez de medios no sólo afecta a los efectos especiales, sino también a la
creación de escenarios (el cartón piedra canta, y mucho) o el vestuario de los
actores que, a veces, recuerdan más a un rey mago de cabalgata que a uno
griego. La historia, normalita, muy predecible, es una mezcla de otras tan
famosas como la de Moisés (niño encontrado en río) o incluso Conan (los padres
del prota son asesinados) Todo esto podría resultar pasable si, al menos,
estuviéramos ante actores que pudieran sacar el proyecto adelante, pero no es
así. De todos, evidentemente, destaca el musculoso pero también muy acartonado
Ferrigno cuyo físico viene muy bien al personaje pero las caras que pone
(atento a los planos en los que lucha), pasan de cero a Hulk en cuestión de
segundos. El resto, dentro de sus posibilidades, hacen lo que pueden (que no es mucho) Por suerte, hay mucho músculo, pero también curvas. Sybil Dannin o Ingrid Anderson se ocupan de eso porque no sólo de bicps viven ni los hombres ni las historias de aventuras.
A ver, ¿esto qué es? |
En resumen, una
peliculita que había quedado perdida en algún rincón de la memoria y que se ve
con cierta nostalgia; esa que te hace sonreír sin que te des cuenta cuando te
paras a verla, aunque sólo sea un ratito. Por lo demás, cumple lo que promete y
es lo que es: un producto de lucimiento para Lou Ferrigno lleno de lucecitas,
sonidos de espadas al luchar y mucho, mucho músculo (y caras de furia también)
Eso sí, yo me he divertido al recordarla y con eso me vale.
Como anécdota,
señalar que, desapercibida, no pasó. Por eso, estuvo nominada a varios premios:
peor actor, peor guión, peor actriz de reparto, peor nueva estrella y peor
película. Ahí es nada. Se llevó el de peor actriz de reparto (Sybil Danning) y
peor nueva estrella (pobre Lou...) Aún así, tan mal no pintó la cosa y algo
tuvieron que ver en ella porque tuvo una secuela en 1985, Las aventuras de Hércules. Una prueba más de que, las críticas
importan un comino y, si hay filón que explotar, se explota y punto, como debe
ser.
Pues hala...
¡Sacad las pesas y a pasar el rato!
Y, lo repito…
¡Ay, qué tiempos!
Hércules se gana su puesto en el firmamento. Y sin camiseta, como tiene que ser. |
Sí es verdad que hay recuerdos que nos hacen esbozar una sonrisa, como cuando olemos una goma de nata Milán o vemos cómo un hombre se pone verde y se hincha de manera dramática cuando se enfada. Recuerdos de la infancia... Sigue vigilando el cielo...
ResponderEliminarMuy buenos recuerdos todos ellos, sin duda. Gracias a ti por ayudarme a vigilar...
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