Alí Babá y los cuarenta ladrones

Alí Babá y los cuarenta ladrones.

Ali Baba and the forty thieves.

1944.

Director: Arthur Lubin.

Guión: Edmun L. Hartmann.

Maria Montez.

John Hall.

Turhan Bey.

Kurt Katch.

Frank Puglia.

Alí Babá lidera una banda de cuarenta ladrones y busca vengar la muerte de su padre. En su camino se cruzará la bella Amara...

Hubo una época en la que Hollywood era el colmo de un esplendor que se reflejaba de manera soberbia y clara en un tipo de cine de aventuras que seguía unos patrones muy simples: colorido como él solo, estrellas del momento más o menos encasilladas en el género, tramas simples y finales felices. Y emoción y amor a partes iguales. Y esta película es un ejemplo brutal de ello.

La cinta destila aventuras y romanticismo por todos lados. Para empezar, la historia no puede ser más sencilla: un califa es asesinado y su hijo, Alí, descubre una cueva con cuarenta ladrones que le adaptan y le convierten en su líder. El chico buscará venganza con los años por la muerte del padre. Más simple, como digo, imposible. Lo que ocurre es que, como todo historia aventurera que se precie en aquellos años, tenía que haber un toque romántico por algún lado. Y el guión, que no se quiebra mucho la cabeza, no tiene otra idea que meter en medio a una chica que se va a casar en contra de su voluntad con el malo de turno, un mongol bigotudo y calvo. ¿Hace falta decir que Alí Babá y ella se enamoran? Pues claro que no porque eso es justo lo que uno espera ver en la peli.

Por eso, el metraje que tenemos por delante, que no llega a la hora y media, nos va a demostrar de la manera más lineal que te puedas imaginar lo que acabo de contar: cómo Alí se hace el amo de los ladrones, la interferencia amorosa y cómo todo llega a un clímax final donde, como es lógico, el malo pierde, el bueno gana y se lleva a la chica. La simpleza, como ya he señalado, es una de las señas de identidad de la peli pero eso no molesta lo más mínimo porque lo que he visto lo he hecho con agrado y me he llevado un buen sabor de boca.

Pero también hay muchas cosas más que hacen que la cinta sea destacable. El vestuario, por ejemplo, esta muy cuidado y todo tiene un tono mezcla de  fantasioso y realista muy bien llevado,. Lomismo puedo decir de los decorados, tanto los naturales en el exterior como los de interior en forma de fastuosos palacios y demás estancias. Pero, por encima de todo, hay algo que entra por los ojos y se te clava en el cerebro: el color. O, mejor dicho, el glorioso Technicolor. Aquí los verdes brillan, los rojos te penetran los ojos o los azules iluminan la pantalla. De hecho, a María Montez, la protagonista, cuyas mejillas sonrosadas impactan, se la conocía como "La reina del Technicolor". Y, de algún modo, de este tipo de películas ya que su trayectoria profesional se basó, sobre todo, en cintas de esta clase.

Y si el guión es arquetípico, más lo son los personajes. Aquí no hay lugar a dudas. Alí Babá es el bueno, machote, guaperas sin límite, bien peinado y bigotito a lo Errol Flynn. Amara, la chica en peligro a la que hay que rescatar y tan guapa que envidias a Alí Babá. Hulagu Khan el mal, malísimo feo, calvo y con mala baba. Y no busques más que no hay.

Los actores cumplen sin más, porque, como puedes suponer, la peli no es una obra shakespiriana ni Ciudadano Kane. de hecho, aunque no es que lo hagan mal, creo que es el punto flaco de la peli. Repito: cumplen y listos. John Hall como Ali Babá me peca de inexpresivo, más centrado en aparentar un héroe macho man que otra cosa. Más artificial me resulta, aún, Kurt Katch como el malvado Khan, sobre todo, cuando se supone enfadado y debe sacar su maldad y perfiria a flote. ¿Y María Montez? Pues sí; cumple y poco más porque, por encima de todo, era el reclamo perfecto a este tipo de pelis: aportar cara y cuerpo (que el guión y la dirección explotan de manera descarada) y poco más. Pero, bueno, si ves una peli de aventuras donde pasas un buen rato y, por uno u otro lado, caras bonitas, mejor que mejor.

¿Alguna otra cosita mejorable? Una más: se supone que, desde que Alí es un niño, pasan diez años hasta que se hace el amo de los cuarenta ladrones. Mirad la foto de arriba del susodicho. ¿De verdad os parece que tenga unos veinte años? A mí ma parece que han pasado más pero bueno...

Esto ha sido todo. Me gusta rescatar este tipo de películas porque, por desgracia, ya no se hacen. No son el colmo de la expresión cinematográfica pero, os lo juro, yo paso un rato muy bueno con ellas, que es de lo que se trata y lo que a servidor le gusta. Emoción,  aventuras, romance, mucho colorido y nada de mensajes subliminales ni segundas lecturas para interpretar la realidad.

Hollywood, qué grade llegaste a ser.

Vigilad el cielo.