La parada de los monstruos

La parada de los monstruos.
1932.

Freaks.

Director:. Tod Browning.

Guión: Willis Goldbeck, Leon Gordon.

Wallace Ford.

Leila Hiams. 

Olga Blacanova.

Henry Victor.

Harry Earles.

Daisy Earles.

Una bella trapecista se enamora de un compañero, Hans, que sufre una deformación física. Pero solo le quiere por su dinero...

Saludos variados...

Hoy os traigo una película que siempre quise ver y que, por unas o por otras, nunca pude hacerlo. En primer lugar, porque, al menos hasta hace poco, no era la típica cinta que podías encontrar en cualquier centro comercial. En segundo lugar, porque, por razones que no puedo explicar, el mundo del circo siempre me ha dado un repelús extraño y desagradable que no puedo controlar y la peli va justo de eso, de personajes circenses con sus características particulares (y lo de particulares es un término muy benévolo a la hora de hablar de esta película)

Muy bien, al fin la he podido ver no sin cierta emoción inicial y esto es lo que os puedo decir...

Para empezar tenemos la historia. Mucho ojo, que esta cinta siempre se suele englobar dentro del género de terror y, al menos para mí, hasta unos poquitos minutos finales, esto no es así ni de broma. Es más, me ha parecido que se trata más de un drama que otra cosa, salpicado por unos personajes que no te van a dejar indiferentes ni a la de tres. La trama, pues, no puede ser más sencilla y, a su modo, original: es un historia de amor no correspondido. Imagina: una bella trapecista, Cleopatra, y un enano. Y, sí, el tipo se enamora de ella y la susodicha se lo toma como un juego, un modo de sacar el dinero del pobre hombrecito... hasta que se entera que este está podrido de dinero y se casa con él. Lo malo es que, liada con Hércules (el hombre forzudo de turno), Cleopatra trata de envenenar a su recién estrenado y diminuto marido y este, junto con la troupe de engendros del circo, se cabrea. Y es aquí donde la película adquiere tintes desagradables y deriva en unas escenas finales que la han hecho pasar a la historia como una peli de terror. A servidor le historia general le parece muy buena y, sin duda, muy arriesgada y atrevida para la época. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de mil novecientos treinta y dos y creo que puedo decir que, incluso para hoy, es una trama más que arriesgada hasta tal punto que, casi seguro, ningún estudio financiaría en la actualidad una peli así.

Pero si ves al cinta, hay una cosa que se te va a quedar con independencia del argumento. Y, esta, claro está, son los actores. Sí, aquí hay unos cuantos que podemos calificar como normales: Cleopatra, Venus, el forzudo o el payaso protagonista. Pero todo lo demás fue un elenco sacado de un circo de verdad. Dicho de otra forma, lo que vemos aquí NO es ni maquillaje ni efectos; son personas con deformaciones, ya sean psíquicas o físicas, reales y este es el principal impacto de la película. Por ello, el público, en su época, se escandalizó a base de bien y, sin duda, si te pones a verla ahora mismo, te va a dejar flipado, independientemente de que te guste o no. Da igual la época en la que esta película se vea: esos actores impactan. Las siamesas son reales; la mujer mitad hombre mitad mujer es real, lo mismo que el torso viviente (este me pone los pelos de punta. Mirad la escena en la que lía un cigarrillo con la lengua) o el joven cuyo cuerpo termina en la cintura. Y todos ellos encajan a la perfección en un ambiente extraño y, a su modo, macabro, como el que predomina a lo largo de toda la cinta.

Esta película no es una cinta de escenas espectaculares pero, para mí, todas y cada una de las escenas donde el elenco del circo actúa ya es una espectacularidad por sí misma. Aún así, me quedo con tres: la introducción inicial en la que una espectadora grita al ver a Cleopatra (aunque el espectador no la ve), esa cercana al final donde los monstruos (no me gusta usar la palabrita pero es que no me queda otra) se arrastran entre el fango y la lluvia acosando a la prota y, por supuesto, el destino final de Cleopatra. Yo sabía que algo le hacían pero, la verdad, di cierto respingo al verlo. Y no os lo pienso contar porque, desde luego, hay que ver la peli para apreciarlo mejor.

Los actores están muy bien y creo que todos hacen un trabajo magnífico. Wallace Ford como Phroso, Leila Hiams en la piel de Venus y Olga Blacanova de Cleopatra están muy bien. Henry Victor es el que más exagerado me parece porque su papel de Hércules es el más irreal pero ahí queda. El resto del reparto, es decir, los miembros del circo, me parece que trabajan muy bien y, desde luego, suman más que puntos a la peli.

¿Cosas que me dejan así, así? la única que te puedo decir es que, la espectacular escena final, léase el destino de Cleopatra, es eso; impactante, morbosa, desagradable y, desde luego, esa era la intención. Ahora bien, ¿cómo se las apañaron los freaks para hacerle ESO?

Esto ha sido todo. Esta película hay que verla porque es difícil de explicar. Todos la tildan como obra maestra. A mí me ha gustado pero entiendo que tiene cierto toque desagradable que puede hacer que cause cierto repelús en algunos. Cosa curiosa, en su momento, la pusieron a caer de un burro y fue considerada como una porquería hasta un porrón de años después. Hoy es una cinta de culto. Y con razón. Creo que hay que tener muchos bemoles para filmar una cosa así y, más aún en la época en la que se hizo. 

Vigilad el cielo.