lunes, 10 de diciembre de 2018

Galáctica, estrella de combate


Battlestar Galactica (1978)
Galáctica, estrella de combate.
Battlestar Galactica.
1978.

Richar Hatch.
Dirk Benedict.
Lorne Green.
Herbert Jefferson Jr.
Terry Carter.
Maren Jensen.
Noah Hathaway.
John Colicos.


Después de la traición de los cilones, la nave de guerra Galáctica vaga por el espacio en busca de la Tierra...


¡Muy buenas!

Para todos los niños que en 1983 estábamos flipados, entusiasmados y en éxtasis por las películas de La guerra de las galaxias, se produjo un milagro en forma de serie de televisión (veraniega, si mal no recuerdo) que traía todo lo que un niño flipado, entusiasmado y en éxtasis por la fantasía y la ciencia ficción podía imaginar, desear y ansiar: naves, combates espaciales, buenos muy buenos y malos malísimos, robots, alienígenas raros y toda una parafernalia galáctica de proporciones considerables. Dicho de otra forma: lo que únicamente podíamos vivir un par de horas en el cine teníamos la posibilidad de disfrutarlo todos los días en forma de serie de televisión.

Decir Galáctica es dejarse llevar por la nostalgia. Los que ya tenemos unos añitos la recordamos como una serie alucinante que, en su momento, nos impactó con los efectos especiales y nos demostraba que, en galaxias muy, muy lejanas, podía haber personajes y cosas muy, muy interesantes que no tenían por qué llevar el apellido Skywalker o Solo. Otros, en cambio, tienen en mente una serie de de la época del hacha de sílex que se quedó anclada en su momento. Pues muy bien, estas son mis impresiones.

Como siempre, empiezo por los puntos a favor, que son muchos, muy variados y muy galácticos.

Resultado de imagen de battlestar galactica 1978Para empezar, una de las primeras (de muchas cosas) que entran por los ojos de la serie es la historia que tenemos por delante. Original y muy bien planteada. Y es que resulta que hay civilizaciones de humanos (muy avanzadas, claro) dispersas a lo largo y ancho del espacio. En este caso, nos vamos a centrar en una que vive en unos planetas llamados Las doce colonias de Kobol. Son muy tecnológicos, visten de manera muy chula (ya hablaré de esto más adelante) y tienen unas naves de combate y unos cruceros estelares alucinantes. Y, ¿por qué? Aquí viene lo mejor de la serie, lo que hace que los que fuimos niños en la época alucináramos en todo el espectro de colores cuando vimos los primeros capítulos. Y es que estos humanos intergalácticos viven en guerra desde hace milenios con una raza de robots muy avanzados ,los cilones, que son brillantes, disparan, tienen espadas que no les valen para naa porque nunca las sacan y un ojo que es el padre de KITT el de El coche fantástico. Y, durante muchos capítulos, y otros sueltos, se dedican a eso, a gastar mucho del metraje en mostrar batallas espaciales muy chulas, con unas naves muy bien hechas y explosiones de todo tipo. Esta parte de la trama, la de los cilones, siempre me ha parecido la mejor o, al menos, la más divertida y, cosa curiosa, es la que más recuerdo de cuando la vi siendo un jovencito padawan. Las traiciones de Baltar, los chanchullos del robot Lucifer y las campañas espaciales pegando tiros a diestro y siniestro me gustaron entonces y me siguen gustando ahora.

Resultado de imagen de battlestar galactica 1978Pero no solo de robots, lásers y naves vive el hombre... digo, el guerrero colonial (que es sí como se llaman Apolo, Starbuck y, en general, los pilotos buenos) Otra de las cosas buenas (y muy interesantes) que tiene esta serie es que no quisieron encasillarse en el tema de las batallas espaciales, es decir, se ve que no quisieron centrarse en más de lo mismo una y otra vez y, en algún punto de la mitad de la temporada decidieron cambiar el rumbo de la misma. Este cambio, lo admito, creo que tiene cosas buenas y no tan buenas. De momento, como estoy en el apartado de las cosas que me gustan, voy a destacar justo lo que acabo de decir, esto es, la (buena) declaración de intenciones de la serie.


Resultado de imagen de battlestar galactica 1978 godY es que todos sabemos que, si hay algo que caracterice muchas veces a las series, sean antiguas o no (esta es de 1978, tú verás...) es que se dejan llevar por la comodidad, se quedan en su zona guay de confort y siguen ahí hasta que alguien se harta o las cancela. Pues bien, Galáctica no hizo eso y quiso dar un buen giro, demasiado radical, tal vez, al argumento e incluso a los personajes. Así, pasamos de batallas espaciales a temas religiosos e introspecciones personales muy profundas (como cuando Apolo, digámoslo así, muere y se viste de blanco) que intentaron redireccionar el rumbo de la serie. Repito, como intención me parece que fue muy buen intento, aunque, siendo niño, estos capítulos me patinaron un poco porque, quizás, se convirtieron en demasiado adultos.  Con todo, luego hablaré de esto en la sección de cosas que me parecen mejorables.

¿Más? ¡Claro! Otra de las cosas que destacan, y muy bien, es la ambientación que reina a lo largo de toda la serie. Los decorados, los planetas en general... Todo está muy trabajado y, de veras, te los crees. Además, cuenta con el aliciente de que lo que vemos aquí es real, es decir, aquí no hay nada digital, así que los decorados, muchas veces, son protagonistas de la serie, como el capítulo de El planeta perdido de los dioses, donde las localizaciones son muy terrestres y, justo por eso, quedan tan bien. 

Y lo mismo que he dicho de los decorados puede aplicarse al vestuario de los personajes. Lo admito, cuando era pequeño me alucinaban los uniformes de los guerreros coloniales, con esos tonos marrones oscuros y claritos, las cazadoras con aquellas anillas plateadas o, una de la mejores cosas, las capas que usaban cuando no estaban de servicio. Impresionante. Por otra parte, los personajes más maduros, tipo Adama, Kronus y todos los mandases, usaban una vestimenta que me recordaba y me recuerda mucho a los que vimos en el Superman de Richard Donner que, cosa curiosa, se estrenó ese mismo año. Y qué decir de los cilones, tan plateados, tan brillantes y con ese ojo rojo moviéndose de un lado a otro. Qué gozada ver la luz de los focos reflejada en esos cuerpos brillantes y los destellos que irradiaban en la pantalla. Y, ¡como me recordaba la máscara a la de Darth Vader! Esto, vaya por delante, lo digo con el mayor de los cariños y admiraciones...

Resultado de imagen de battlestar galactica 1978 worldsLa serie también destaca, al menos en los primeros episodios, por unos efectos especiales muy trabajados y espectaculares para la época. No hay que olvidar que Galáctica fue la serie para la televisión con mayor presupuesto de 1978 y eso debía notarse. Las naves, las explosiones, los cruceros estelares y los lásers están pero que muy bien y, sí, se huele a La guerra de las galaxias por todos lados. No creo que a nadie coja por sorpresa que el responsable de los efectos especiales fuera nada más y nada menos que John Dykstra, el mismo que estuvo al frente de los mismos en La guerra de las galaxias - Episodio IV: Una nueva esperanza. Por eso, los vipers recuerdan que no veas a los X-Wing de los rebeldes, al igual que las explosiones y los movimientos de las naves. Esto es una cosa con la que siempre se suele atacar a la serie pero, digo yo, si te quieres copiar de algo, que sea de lo mejor de lo mejor.


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Resultado de imagen de battlestar galactica 1978 worldsLos personajes no pueden ser más arquetípicos y, justo por esa razón, funcionan de maravilla y te los crees a pies juntillas. Como dije antes, aquí lo buenos lo son a rabiar y los malos  lo son con ganas y mala baba. Es cierto que, muy profundos no son salvo en el caso de Starbuck, con el que los guiones jugaron bastante más en lo que se refiere a su pasado pero, la verdad, creo que este detalle acompaña al tono y espíritu general de la serie. Apolo no puede ser más bueno. De hecho, es la bondad, la responsabilidad y en honor hechos persona y guerrero colonial. Y, sí, recuerda a Luke Skywalker. Y Starbuck es el compi alegre, divertido, temerario, que fuma puros, ligón hasta decir basta y que recuerda a Han Solo de manera descaradamente directa. ¿Y qué? Adama es la voz de la razón, la experiencia tanto como personaje como en tablas del actor Lorne Green. Y, sí te da ecos de Obi-Wan Kenobi, no eres el único. Luego están los compañeros que refuerzan a los principales cuando se les necesita, como Boomer o Tigh. Por supuesto, a lo largo de los capítulos, son muchos los secundarios, unos más interesantes que otros, que se dejan ver. Destaco sin duda a Cain  en los capítulos Una leyenda viva. Oh, y una curiosidad más: muchos ven entre Apolo y Starbuck algo mas que una amistad. Lo dejo a vuestro criterio pero yo creo que opinar es libre y decir estupideces, también.

Y lo mismo se puede aplicar a los malos. Y es que Baltar es deliciosamente malvado, mentiroso y retorcido, sentado en su silla giratoria que a saber a dónde mira cuando se a la vuelta y pone esas caras. De hecho, como villano, cae fenomenal.


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Los actores me parecen muy acertados y, al menos para mí, clavaron sus personajes. Richard Hatch me parece el perfecto Apolo y supo reflejar las cualidades del personaje (bondad, responsabilidad, honor) de manera perfecta. Dirk Bendict hizo lo mismo con Starbuck y, desde luego, la interpretación de su personaje era una antesala (literal) de lo que vimos luego con el Fenix de El equipo A. Recuerdo, nostalgia brutal, que los compis del cole de la época nos rifábamos quién de los dos molaba más. Yo simepre elegía a Starbuck porque soy rubio (...)  Lorne Green lo clava como Adama, mostrándose serio, responsable y reflejando la voz de la experiencia. Los secundarios, como Herbert Jefferson Jr. (Boomer) o Terry Carter (Tigh) los apoyan muy bien y hacen a las mil maravillas el papel de compañeros de los héroes. Eso sí, destaco, y mucho, la labor de John Colicos, es decir, Baltar, que muestra a un personaje tan malvado y retorcido que cae fenomenal. Por cierto, Noah Hathaway es Boxey, el hijo adoptivo de Apolo y que, menos mal, recortaron su protagonismo cada vez más. Y, sí, años después sería Atreyu en La historia interminable. Y si te preguntas qué narices era Muffit, su perro robótico, te lo digo yo: un mono disfrazado. Qué cosas...

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¿Cosas mejorables? Pues alguna que otra, claro.

Para empezar, una cosa que ya, siendo niño, me cantaba mucho: aquí los amigos coloniales hablan y escriben en inglés. ¿Cómo es posible? Se supone que están a años luz de nosotros. ¿Por qué usan el idioma de Shakespeare? Aquí puede haber dos explicaciones. La primera, llegan a la Tierra en los comienzos de esta e instauran las bases de nuestra civilización. La segunda: fue una cantada de los guionistas. Después de todo, en la segunda y corta temporada alcanzan nuestro planeta en nuestra era actual...


Resultado de imagen de battlestar galactica 1978 luciferSigo. Como ya he mencionado, las batallas galácticas es lo que primero entra por los ojos y lo que, sin duda, el personal recuerda de la serie. Es más, en los primeros capítulos son espectaculares. Lo malo es que poco a poco, conforme el presupuesto daba problemas, recurrieron a un truco muy básico: repetirlas. Quizá por eso, fueron desapareciendo de manera muy sutil de las tramas.  Y lo mismo puede decirse de los decorados de capítulos finales, repetidos y reutilizados. Una pena pero todos sabemos que la pela es la pela. Y siempre será así. ¿Se aplica esto al diseño tan cantoso de Lucifer, que se nota que es un muñeco con ruedas y lucecitas? Yo creo que esto les salió así porque sí. Mirad la foto y decidid.

Resultado de imagen de battlestar galactica 1978 casiopeaAntes hablé de los personajes. Repito: me gustan bastante pero hay dos cositas que si me gustaría destacar en este apartado de cosas no tan buenas. La primera es evidente y muchos, sobretodo muchas, atacan a la serie con razón: las mujeres ni pinchan ni cortan. Raro, ya que La guerra de las galaxias elevó el listón mucho con la princesa Leia. Aquí son meros personajes secundarios, pilotos de fondo y, por encima de todo, motivos amorosos y de ligoteo, muchos de ellos, para gloria de Starbuck (Apolo, el pobrecito, no tiene tanta suerte. Si es que...) Destaco un ejemplo que luego repetiré en el capítulo Los jóvenes guerreros:


 "Por fin conozco a una mujer que, además de cerebro, tiene belleza"

La perla la suelta Starbuck. Dicho de otra forma, las listas se quedan apretando botones el la Galáctica (pilotos, pocas y con reservas) Pero es que, además, deben ser feas intergalácticas. En fin... Además hay que tener en cuenta un detallito que, como niños, nos pasaba desapercibido pero que, luego, ves con más claridad y profundidad: Casiopea era prostituta. Otro ejemplo de que la serie pasaba de extremos infantiles a otros mucho más adultos.

Y, para terminar este apartado de cosas que me dejan así, así, una más acerca de un personaje: Boxey. Sí, el hijo adoptivo de Apolo. Ni pincha, ni corta ni aporta. Es más, algo de lastre debió ser porque, por suerte, poco a poco se va prescindiendo de él conforme la serie avanza. Pero es que me sobra él y su perrito mecánico y robótico.

Resultado de imagen de battlestar galactica 1978 boxeyY si Galáctica es una serie de culto, clásica y nostálgica, ¿cómo es que solo hubo una temporada? Dicho de otra forma, ¿dónde falló Galáctica? Yo lo tengo muy claro. Y es que el mayor atractivo de la serie eran las naves, los combates y la esencia propia de La guerra de las galaxias. Cuando las naves, los cilones y las batallas espaciales desaparecieron, la serie perdió fuelle. No es que se volviera mala; solo creo que se fue por otros derroteros que hicieron añorar las guerras espaciales, más simples, más directas pero, también más divertidas. Esta, por supuesto, es mi opinión.


Pues esto ha sido todo. Con todo, me encanta la serie, la considero un clásico. De vez en cuando la veo por aquello de recordar viejos (y muy buenos) tiempos, y, la verdad, me lo sigo pasando pipa con ella. Por supuesto que la recomiendo. Cosa curiosa, y esto suele ser un dato que pasa desapercibido, tuvo una secuela: Galáctica 1980, que solo duró unos diez capítulos. ¿La razón? el presupuesto era tan bajo que quedó muy mal. Eso, a parte, mataron a Apolo, Starbuck desaparecía y Boomer sustituía a Tigh. Da igual, siempre quedará esta Galáctica original.

Y, como punto final, dedico esta reseña a Richar Hatch, Apolo, que nos dejó en 2017. Buen viaje a las estrellas, capitán.


Os dejo un breve resumen y reseña de cada capítulo. 


Saga del mundo estelar.
Al fin, después de años de guerra, va a firmarse una paz entre los cilones y las doce colonias. Pero todo es una trampa...


Una excelente presentación de la serie, de sus personajes, situaciones e intenciones de la misma. Perfecto el hecho de que todo arranque en mitad de algo muy importante, es decir, en medio de los preparativos para la paz definitiva con los cilones. Se nos deja claro cuál va a ser la tónica general de la serie, esto es, una historia de aventuras y mucha space opera donde los buenos son buenísimos y los malos lo son con avaricia. 
Los personajes son presentados de manera directa y sabemos cuál va a ser el lugar de cada uno a lo largo de toda la serie. No hay medias tintas y eso es una baza muy a su favor, algo muy típico de una época en la que los personajes de una serie no llegaban a ser tan rebuscados como muchos de los de ahora.


Y, sí, el tufo a La guerra de las galaxias es más que evidente porque los combates espaciales recuerdan a ella que no veas pero eso no molesta en absoluto. Aquí se viene a pasarlo bien de la mano de Apolo, Starbuck y compañía. Y punto en boca. Además, cuenta con el aliciente de que sabemos de la boca de Apolo lo que son los cilones: máquinas creadas por criaturas vivientes hace mucho tiempo. Son inteligentes y funcionan solas. Los constuyeron unos repitles llamados cilones. Copiaron a los humanos más grandes y fuertes. Pueden ser inmortales.


El planeta perdido de los dioses

Apolo y Starbuck se meten en un extraño vacío espacial. Adama cree que es una profecía del Libro del Creador: una gran estrella guió a los hombres de Kobol lejos de su moribundo planeta a través de un inmenso mar negro.

Una vez introducidos personajes y situaciones, la historia va más allá. Baltar se perfila como un buen malvado (mentiroso y traicionero, pero cae muy bien) y sabemos más acerca del mucho de Kobol. 

Curioso los momentos del planeta extraño, que es muy terrestre y muy egipcio en concreto pero, en el conjunto del capítulo, queda muy bien. No obstante, los combates espaciales siguen ahí y eso aumenta la emoción.
Por cierto, hay que tener mala baba para casar a Apolo con Serina y hacerle viudo al pobre en el mismo día. Ya, en su época, esto fue impresionante para este que escribe pero es lo que tiene tocarles las tuercas a los cilones.


El guerrero perdido
Apolo se queda sin combustible y aterriza en un planeta con ecos del lejano Oeste donde un terrateniente tiene atemorizada al pueblo...



Un capítulo algo extraño por flojo donde los combates espaciales se olvidan y todo se centra en una historia del salvaje oeste pero en plan galáctico. Eso sí, ver a un cilón sentado en una cantina en plan Clint Eastwood no tiene precio. ¿El nombre? Ojo Rojo. Para alucinar.

Es un episodio que, a su modo, anticipaba ciertos derroteros por donde la serie parecía perderse de vez en cuando.


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La patrulla remota

La Galáctica detecta formas de vida en un asteroide y mandan a Starbuck a investigar en una nueva nave con computadora que puede llevarla de manera independiente. En su camino, se encuentra con un contrabandista que se la roba...



Muy interesante capítulo por los giros que se producen en el guión. Por un lado, está el hecho de que el contrabandista no es el malo de turno. Por otro, el hecho de que en el asteroide todos son lo que son de manera generacional dando igual lo que hagan: el hijo de un un asaltante lo es aunque no asalte nada y así con todos los delitos. Además, destaca una faceta de Starbuck que, de niño, pasaba desapercibida: al maromo le van más las faldas que las chuches a un goloso, lo mismo que el alcohol y los vicios varios.


Dos detallitos importantes. Por un lado, C.O.R.A, la computadora, es la mami de Kitt, el de El coche fantástico. Por otro, una cuestión de doblaje: al comienzo del episodio, Starbuck está con dos mujeres a la vez en distintos comedores. ¿Comedores? En la versión original dice "habitaciones" Está claro que, desde el doblaje, quisieron apaciguar lo adulto de la situación ya que no hay lugar a dudas de que el piloto iba de picadero en picadero. Y es que eso de matar ciclones debe estresar una barbaridad...



Un cañón en el planeta de hielo Zero - 1 
Los pilotos detectan una luna helada de la cual parte un láser que elimina naves. Son los cilones, que quieren un piloto vivo por orden de Baltar. Deberán ir hombres a la superficie para destruir el arma... 



Una historia dividida en dos partes. Esta primera es muy aventurera y tiene ecos de Doce del patíbulo, ya que se seleccionan criminales para ayudar al grupo de Apolo y Starbuck. Además, todos los momentos en el planeta helado están muy conseguidos. Muy curioso que, un par de añitos después, El imperio contraataca situara su espectacular comienzo en el remoto mundo Helado de Hoth. Ojo, que lo digo sin ninguna malicia; solo por aquello de las casualidades de la vida.

Un cañón en el planeta de hielo Zero - 2

La historia continúa. El grupo es ayudado por los zetas, unos humanos clónicos. El arma, el pulsar, fue creado por un humano que cree que no se usa para la guerra, el doctor Ravashol...

La aventura sigue y los personajes siguen al límite, pasándolo mal. Lo bueno es que el tema de los criminales coge protagonismo al querer escapar mientras los demás las pasan canutas. 
¿Lo menos destacable? El atuendo de los zetas, con esas gorritas y monos horteras y el reloj de Apolo, que queda muy chulo pero tiene los signos de multiplicar y dividir bien visibles. Ejem...

Los magníficos guerreros

Un ataque de los cilones destruye dos agronaves, las responsables de las cosechas con las que se alimentan a la flota. Adama propone intercambiar un generador a cambio de nuevas semillas...


Un capítulo muy ligerito donde, de nuevo, aparecen ecos de western. Se ve que a algún guionista le mola el tema. Aquí podemos percibir cierto aroma a Los siete magníficos ya que los miembros de la galáctica tiene que solucionar los problemas de un pueblo con respecto a una tribu, los boray que se dedica a extorsionar. Además, hay humor en lo referido a Belloby y Adama y en cómo Starbuck, metido a alguacil forzoso, soluciona la papeleta.


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Los jóvenes guerreros
La nave de Starbuck es alcanzada en un ataque de los cilones y debe caer a un planeta. Unos chicos lo utilizarán como moneda de cambio para rescatar a su padre en mano de los cilones...

Un capítulo muy aventurero que incluye a los cilones dando caña a pesar de no haber combates espaciales de por medio. Además, es un capítulo para Starbuck, que se luce a base de bien. Cuenta con la aparición de Espectro, una versión anterior de Lucifer con igual aspecto hortera que provoca la envidia de este último ante el cachondeo de Baltar.
Destacable la escena del intercambio, cuando ambos bandos, buenos y malos, mienten como bellacos.
¿Lo peor? El atuendo de los jóvenes que se alían con Starbuk, algo así como una versión cutre del traje y casco de Thor, con plumitas y todo. 
Por cierto, curiosa la frase de Starbuck: "Por fin conozco a una mujer que, además. de cerebro, tiene belleza" Supongo que, para el colega, sus compis féminas de la Galáctica son cardos borriqueros espaciales.

Una leyenda viva - 1
La Galáctica se encuentras con pilotos coloniales de una nave, la Pegasus, que creían desaparecidos. Está liderada por Cain, toda una leyenda..


Resultado de imagen de galactica a living legendDe lo mejor de la serie. La tensión se masca desde los primeros minutos y sabemos que todo va a ir de mal en peor con Cain. Los momentos entre él y Adama quedan perfectos. Otro ejemplo de que, cuando el guión de la serie se aplicaba, salían cosas muy, pero que muy buenas. A ello hay que añadir la no menos importante inclusión de Baltar y sus delirios de grandeza. Además, la ración de naves combatiendo está asegurada.



Una leyenda viva - 2

Cain propone destruir Gamoray, una base cilona, para aplastar del todo a los enemigos. Adama cree que lo mejor es extraer el combustible de la base y evitar el ataque. Un grupo ira a Gamoray para conquistarla...


Pura aventura y combates espaciales. A destacar que, por fin, vemos una ciudad de cilones en todo su esplendor y, además, conocemos al Líder Imperial, el amo y señor de los cilones. Muy bien capítulo y digno remate al anterior. Eso sí es una excusa perfecta para meter a un nuevo personaje femenino, Sheba, la hija de Cain. 



Fuego en el espacio

Los cilones llevan a cabo un ataque suicida contra la Galáctica, que queda muy dañada...


El capítulo empieza muy bien pero, conforme avanza, se convierte en un episodio de catástrofes. Eso sí, está muy bien cómo los vipers sustituyen los lásers por esa  sustancia para apagar el incendio interior de la Galáctica. Además, las escenas de tensión de Apolo y Starbuck tratando de solucionar le problema y alternándose con las del doctor operando a Adama están muy conseguidas. Con todo, es una de esos capítulos en plan alarma con lo que la serie solía descuadrar a la audiencia que quería más naves y menos charla.


Guerra de los dioses - 1
Unas extrañas luces rodean a unos grupos de vipers y estos desaparecen. Apolo, Starbuk y Sheba bajan a un planeta para investigar. Allí conocen al enigmático conde Iblis...

Muy buen capítulo lleno de misterio. La presencia del inquietante conde Iblis, que altera a toda la Galáctica (sobre todo a las féminas) hace que el episodio gane muchos puntos. Si a eso le sumamos que el amigo quiere desplazar a Adama para guiar a toda la flota a la Tierra, mejor que mejor. Todo va a más cuando se muestra como una especie de mesías que obra milagros. Es un ejemplo de cómo el tema de la religión está muy presente en la serie y de forma muy bien llevada.

Guerra de los dioses - 2
Baltar se entrega a la Galáctica e Iblis adquiere cada vez más poder...

La primera sorpresa viene de golpe: Baltar se arrodilla ante Iblis y descubre que este es el primer señor Imperial de los cilones. Poco a poco, el capítulos se pone mejor porque sabemos que las bolas misteriosas son ángeles encargados de vigilar a los que se pasan con el poder. 
Pero el momentazo viene cuando Apolo descubre la verdadera identidad de Iblis: nada menos que Mefistófeles, el Diablo, príncipe de las tinieblas. Sin olvidar los momentos en el limbo entre la vida y la muerte donde Apolo, Starbuck y Sheba se encuentran con esos seres celestiales que les facilitan en camino a la Tierra.
¿Lo peor? Los trajes con los que Apolo y compañía juegan al baloncest... digo, a la triada, con el modelito ombligo al aire. Aún así, dos capítulos tremendos que hacen que esta serie sea una leyenda. 
Y, ¿qué pasa con Baltar?

El hombre de las nueve vidas
Starbuck cree haber encontrado a su padre en la figura de Chameleon y no duda en tratar de buscar pruebas que lo confirmen...

Capítulo por y para Starbuck que,  por otra parte, ya hacía falta. Es un capítulo que se aleja por completo de lo que la serie ofrecía, es decir, naves espaciales y combates variados, el tipo de trama que muchos usan para atacar a la serie y argumentar que flojeaba en muchos argumentos. Bien mirado, es el capítulo más dramático de toda la serie.Y, por supuesto, cuenta con la gozada de ver a Fred Astaire en el papel de Chemeleon/Dimitri desplegando naturalidad en un papel que recuerda mucho al que llevó a cabo en El coloso en llamas.


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Asesinato en el Rising Star.
Otro piloto, Ortega, es asesinado y Starbuck, su principal contrincante en la Triada y rival en la flota, es el principal sospechoso...

De nuevo, Starbuck es el prota pero, esta vez, las pasa bien canutas. Se trata de un episodio carcelario, con fiscales y abogados de por medio alejado de las naves surcando el espacio. poco a poco, en estos capítulos finales, la serie se va decantando por un nuevo rumbo, dejando atrás el carácter aventurero y espacial de los episodios iniciales. Destaco lo bien que mantiene el misterio a la hora de determinar quién es el asesino de Ortega.



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Saludos desde la Tierra.
Se establece contacto con una nave que puede que venga de la Tierra...

Capítulo doble. La primera parte se ocupa de una del  interesante dilema moral que se plantea desde el principio: ¿abrir las cápsulas donde están los humanos durmiendo poniendo en peligro sus vidas o no? Esos sí, hay mucho diálogo durante muchos minutos pero se lleva bastante bien. 

La segunda nos muestra las andanzas de Apolo y Starbuck mientras acompañan a Michael y su familia contra la temida Alianza del Este. Se repite el modelo anterior: mucha charla y poca acción, que demuestra el cambio drástico que dio la serie. 
¿Lo peor? Hector y Vector, los androides que se suponen son graciosos pero que a mí no me lo parecen. Además, el vestuario canta mucho ya que los andriodes llevan un casco en la cabeza y maquillaje más cantoso aún, tipo pallaso de cara blanca. Y, si de vestuario hablamos, Michael y su familia van embutidos en tarjes de astronauta tipo papel de aluminio y el jefe de la Alianza del Este recuerda a un nazi de las SS que no veas.
En resumen, dos capítulos muy flojos que se hacen aburridos y, sobretodo, largos.
Ah, sí, Vector es Ray Bolger. ¿Te suena? te lo pongo fácil: el espantapájaros de El mago de Oz. Quizás eso explica el maquillaje.


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Jo...


La fuga del Baltar.
Baltar trata de escapar con la ayuda de otros prisioneros...

Después del capítulo doble anterior, viene bien recuperar a Baltar y a sus cilones para dar algo de vida, cosa que consiguen. Además, está muy bien que el Consejo de los doce se meta en los asuntos de Adama por aquello de aportar nuevos aires a la trama.



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Experimento en Terra
Apolo ocupa el cuerpo de otro humano y debe vivir su vida...

La serie parece que quiere irse por otros derroteros donde se habla mucho y hay poca acción. Apolo, de nuevo, vuelve a esa especie de nave mental y se mete en un fregado considerable mezclado con la Alianza del Este, nacionalismos, ángeles de la guarda y presidentes autoritarios. Se nota, o al menos esa es mi opinión, que o el presupuesto disminuía o se querían currar muy poco el tema de decorados y, sobretodo, vestuario, ya que los malos o el personaje de John (sí, el Devon Miles de El coche fantástico) llevan una ropa que parece muy reciclada de otros rodajes. Parece que el objetivo era tratar de olvidarse de la Galáctica y de todo lo que mostraron hasta ahora. Este era el tipo de capítulo que vi de niño y preguntaba "¿De qué va esto?"


Tomar la Celestra
Starbuck encuentra a un antiguo amor, Aurora, a la que consideraba muerta...

Resultado de imagen de galactica celestraUn capítulo interesante y que, en parte, recuerda a Rebelión a bordo. En este caso, el comandante Kronus es una especie de déspota que tiene harto a todo el mundo y eso provoca un motín. Esto plantea ciertas dudas como, por ejemplo, cuántas naves tiene la flota o si cada nave estelar es una especie de mini gobierno en el que cada cual hace lo que le da la real gana. Y otra: ¿cuántas novias tiene Starbuck? Como curiosidad, tras rodar este capítulo, decidieron cancelar la serie.

La mano de Dios
Desde el observatorio de la Galáctica se recibe una extraña señal que puede tener cientos de miles de años...

Y llegamos al final. Pero es uno pro todo lo alto porque... ¡los cilones vuelven! ¡Y las naves! ¡Y Baltar! Es un capítulo m uy trepidante que te mete en situación desde el principio y se devora sin dificultad. Además, está lleno de detalles, como la negociación con Baltar o la misteriosa transmisión inicial . Por cierto, Apolo y Starbuck deben meterse en la nave cilona y apañar la destrucción desde dentro. ¡Anda! ¡Si eso es lo que ocurre en Independence day!
¿Y la transmisión? Pues... la llegada del hombre a la Luna. Ahora bien, como se dice al principio del capítulo, ¿en el pasado?


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Vigilad el cielo.




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