El
baile de los vampiros.
(The fearless vampire killers)
(The fearless vampire killers)
(1967)
Director:
Roman Polanski.
Guión : Gérard Brach, Roman Polanski.Roman Polanski.
Jack MacGowran.
Alfie bass.
Ferdy Mayne.
Iain Quarrier.
Sharon Tate.
El
profesor Abronsius y su ayudante Alfred viajan a Transilvania para acabar con
un vampiro…
Vamos
allá con una peliculita que siempre me ha parecido curiosa. ¿La razón? Mucha
gente ha oído hablar de ella pero eso no quiere decir que la hayan visto y, si
lo han hecho, las opiniones acerca de la misma suelen ser muy variables. Yo, en
muchas ocasiones he oído eso de “Sí, la de Roman Polanski, la de vampiros” pero
poco más. Creo recordar que la vi hace un tiempo y la impresión que me dejó fue
algo así como “ni fu, ni fa” pero, ya que me dedico últimamente a eso de
vigilar los cielos, he decidido darle otra oportunidad. Muy bien, allá vamos…
Para
empezar, sí me gustaría dejar clara una cosa: aunque hay vampiros con baile
incluido y se oye la palabra Transilvania, esta no es una película de vampiros
como todo el mundo piensa. Dicho de otra forma, esta cinta no es de miedo ni
está en la misma línea de, por ejemplo, las películas de Christopher Lee. Y es
que una de las características más evidente de la peli que tenemos por delante
es que, por encima de todo el conjunto, se respira un aire de cachondeo más que
palpable que hace que, si la ves por primera vez, te quedes algo sorprendido
porque, quizás esperabas otra cosa. Cierto es que muchos, no sin cierta razón,
sustituyen la palabra “cachondeo” por la expresión “humor burdo” Bueno, eso ya
va en cuestión de gustos…
La
película tiene varias cosas que me han gustado. Para empezar, nada de irse por
las ramas y acudimos a una presentación inmediata de los protagonistas,
Abronsius y Alfred, con narrador en off de por medio, en la lejana
Transilvania. Y ya aquí vemos que algo pasa con el tono supuestamente serio que
uno espera porque, o bien nos fallan los sentidos o el profesor Abronsius va
hecho un polo en el carro. Y no lo digo exagerando: el amigo está medio congelado.
De
ahí pasamos a una taberna en la que, por suerte, descongelamos
al profe pero también vemos dos cosas: para empezar, los pechos de una chica muy en la tradición de estas pelis. Luego, todo está plagado de ajos. Y aquí conocemos a más personajes: por un lado, el histriónico Shagal que, aparte de dueño de la taberna, está más salido que la punta de una lanza y va a por la pechugona que antes he nombrado. Por otro su hija, igual de pechugona que la anterior pero con el rostro y cuerpo de la bellísima Sharon Tate (Sarah), que no se corta en bañarse a todas horas aunque eso suponga que su padre le suelte una azotaina a voz en grito. Con todo, rarezas a un lado, destaco la ambientación de época en cuanto a escenarios y trajes. Si el profesor pregunta por un castillo y el único que habla es un tartamudo al que tapan la boca sin ningún pudor, ya es otra cosa.
al profe pero también vemos dos cosas: para empezar, los pechos de una chica muy en la tradición de estas pelis. Luego, todo está plagado de ajos. Y aquí conocemos a más personajes: por un lado, el histriónico Shagal que, aparte de dueño de la taberna, está más salido que la punta de una lanza y va a por la pechugona que antes he nombrado. Por otro su hija, igual de pechugona que la anterior pero con el rostro y cuerpo de la bellísima Sharon Tate (Sarah), que no se corta en bañarse a todas horas aunque eso suponga que su padre le suelte una azotaina a voz en grito. Con todo, rarezas a un lado, destaco la ambientación de época en cuanto a escenarios y trajes. Si el profesor pregunta por un castillo y el único que habla es un tartamudo al que tapan la boca sin ningún pudor, ya es otra cosa.
Tras
comprobar que aquí todo el mundo está como una chota (el profesor usa unas
ventosas en la espalda a saber para qué, su ayudante, Alfred, es un inútil
redomado, Shagal sigue salido levantándose en plena noche para darse un gusto
con la pechugona...), se produce el primer ataque contra Sarah por un vampiro
sucedáneo de Dracula que, ya puestos, antes de que le crezcan los colmillos
parece que le ha crecido otra cosa porque se ha dado un festín viendo como
Sarah se daba un baño. No le culpo. ¿Es eso todo? No, su padre, Shagal el
salido, cae poco después en forma de casero congelado y previamente desangrado.
Y
aquí seguimos con ese humor raro, ya que Shagal se convierte en vampiro
poniendo todo tipo de caras y gestos extraños. Eso sí, sin dejar de perseguir a
la criada de turno. Y es que ¿quién dijo que por ser un muerto revivido de
manera vampírica no puedes tener tu fantasías? Por eso, el profesor y Alfred van
tras él en una persecución de dibujo animado con confusión de barril de vino
incluida, frase de “No está mal este vinillo” y profesor borrachín al final.
La
cosa parece que se pone un poco seria cuando van al castillo y conocemos al
conde y su hijo, Herbert pero el humor raro vuelve cuando buscan la cripta
donde duermen los vampiros, que incluye al profesor atascado en un agujero,
Alfred luciendo inutilidad para clavar una estaca o a Shagal que, cual mosca
cojonera, dormía en el ataúd de Herbert ya que el sótano no le hacía gracia. Si
a eso le añadimos que cuando se despierta vuelve a por la criada (que al final,
debo decirlo, cae. Y es que, el que la sigue, la consigue) o ciertas tomas a
cámara rápida de los protas tratando de armar un cañón, el humor (raro) está
servido.
Y parece fácil... |
Y
así, asistimos a la escena del baile final Muy curioso esa escena en la que el
conde y su hijo despiertan a los vampiros para que se unan a la fiesta y, de
paso, asistir al rescate de Sarah.
¿Y
qué hay del final? No lo voy a contar por si alguno se anima a ver la peli
pero, con todo, creo que puede provocar dos opiniones: o crees que es una
tontería, porque, después de todo lo que han pasado terminar así no tiene
sentido, u opinas que la cosa, al menos, es original. Yo me inclino más por lo
primero pero, como siempre digo, para algo están los gustos y las opiniones.
Los
actores, por su parte, me parece que cumplen. Polanski queda bien como ayudante
algo torpe, si bien resulta un poco inexpresivo y soso. Jack MacGowran resulta
muy cómico como profesor chiflado a lo Einstein. Alfie Bass es el vampiro más
raro, salido y juguetón que jamás he visto y tiene su gracia. Ferdy Mayne no es
que se luzca mucho como conde pero ahí queda, lo mismo que Iain Quarrier que,
sobre todo, luce peinado. Sharon Tate no es que se prodigue mucho pero lo poco
que lo hace alegra la vista del, a veces, confundido espectador.
La
película, en su conjunto, me ha parecido pasable, si bien es cierto que, en
algunos momentos se me ha hecho algo lenta. Pienso que, sin ese humor tan
extraño la cosa hubiera quedado mejor. No es que sea un punto en contra, pero
creo que, muchas veces, la cosa está un poquito metida con calzador y uno no
sabe si la cosa va en serio o no. Con todo, la acogida de público y crítica fue
tan fría como cualquiera de los que acaban congelados en la peli. Polanski
arremetió contra los productores que, según él, metieron la tijera de por medio
y se cargaron mucho de la cinta. Quién sabe. Yo recomiendo verla, al menos, una
vez, aunque sólo sea por ver a Sharon Tate en todo su esplendor. Eso sí, con la
mente abierta, dispuestos a pasar un ratito agradable o, por lo menos, curioso.
De lo contrario, puede que te estrelles.
Vigilad
el cielo.
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