sábado, 22 de febrero de 2014

An american horror story: Coven


An american horror story: Coven (An american horror story: Coven) 

(2013)
Jessica Lange
Kathy Bates
Sarah Paulson
Frances Conroy
Taissa Farmiga
Lily Rabe
Angela Basset
Emma Roberts
Gabourey Sibide
Jamie Brewer

A lo largo de trece episodios, vamos a conocer las aventuras y desventuras de un aquelarre de brujas…


Muy buenas a todos.

Aquí os traigo mis impresiones acerca de la tercera temporada de An american horror story, que acaba de terminar hace tan solo unos días.

Como supongo sabéis, y si no os lo digo yo, la serie trata, en cada una de las temporadas, una trama diferente usando los mismos actores y actrices solo que en otros papeles. Después de una primera temporada bastante buena que fue de fantasmas variados, una segunda que me pareció bastante más floja con psiquiátricos, asesinos y extraterrestres mezclados, esperaba con bastante curiosidad esta tercera. Además, los anuncios que ponían en la tele mostrando unas imágenes bastante inquietantes al son de una música bastante lúgubre hicieron que mis ganas aumentaran. Y, cuando supe que la cosa iba a ir de brujas, me pareció estupendo.

Muy bien, a favor os puedo decir que…

La verdad, la historia me ha gustado mucho. Como ya he comentado antes, la segunda temporada me gustó pero me dejó un sabor de boca un tanto agridulce; creo, como ya escribí en la reseña que podéis ver aquí, que quisieron mezclar muchas cosas y la cosa salió algo extraña, como si no supieras muy bien en qué fijarte. Esta vez, se ve que tomaron nota (digo yo) y se han centrado en una trama mucho más sencilla que hace que el espectador no se pierda con personajes que vienen y van y que va directa al grano desde el primer episodio. Por eso, de simple que es, me ha parecido muy efectiva. Centrarse en la historia de un aquelarre de brujas modernas que viven en una escuela de brujas es, como poco, bastante original, algo así como Howarts pero en siniestro. Por eso, se puede decir que todo, o casi todo, ocurre de puertas para adentro, lo que hace que te centres en lo que te tienes que centrar y te dejes de liarte con tramas secundarias o terciarias que lo único que hacen es marear al espectador (de nuevo, a pesar de resultar cansino, me refiero a la segunda temporada)

Otra cosa que me ha gustado mucho es que, apoyando a esa trama principal del aquelarre, tenemos otra muy, pero que muy potente: las relaciones que hay entre las brujas. Y hago hincapié en esta palabra. Aquí no se libra nadie. No te fíes de las apariencias: pueden ser monas, jóvenes y hasta amables, pero brujas a fin de cuentas. Aquí nadie se tiene que confiar en nadie y si hoy te doy una de cal, en dos segundos te doy otra de arena y aquí paz y, después, gloria.

Continúo, que aún queda. Otro aspecto a favor es el tema de los flash backs referidos, sobre todo, al personaje de LaLaurie. El hecho de centrarlos en la etapa previa a la Guerra de Secesión, pudiendo tirar del juego que puede desarrollarse de la idea de tener esclavos y amos y amas sanguinarias de estos está muy bien aprovechada y, de nuevo lo digo, ha aparecido para reforzar uno de los personajes de la trama principal. Es cierto que, de haber querido, podrían haberse enrollado un poco más en este aspecto pero, por suerte, no ha sido así y lo han utilizado única y exclusivamente para lo justo, es decir, definir a LaLaurie.

Pero, si hay algo que me ha sorprendido (para bien, por supuesto, aunque esto suene un poco macabro) es un detallito en el que se han explayado mucho más con diferencia de las otras dos temporadas: la sangre y, en definitiva, la violencia. Aquí hay para dar y tomar. Para empezar, muchas son las muertes que vamos a ver, la mayoría de ellas, violentas y con mala saña. Pero, además, hay que añadirle el toque morboso, sanguinario y bestial que se muestra sin ningún reparo a lo largo de esta temporada: ahí tenemos las chifladuras de LaLaurie para con los pobres esclavos, los asesinatos que podremos disfrutar a lo largo de estos trece capítulos o los toquecitos aquí y allí en forma de bruja que arde en la hoguera o de hija humillada por su madre que decide sacarse los ojos con una tijera (no voy a decir quién pero, si has visto algo de la serie, sabes a qué me refiero) Quizás, la escena más espectacular para mí en lo que a violencia se refiere, sea la de la reunión entre Fiona, Marie y los cazadores de brujas. Es una escena brutal como ella sola. A fin de cuentas, qué mejor modo de librarte de tus enemigos que juntarlos a todos y liarte  a hachazos. Y, repito, lo vemos todo a plena luz del día y recreándose bien la cámara en los tajos, los golpes y las salpicaduras de sangre. ¿Es todo? No porque, entre otras cositas buenas, incluso se van a dar el gustazo de regalarnos unos zombis en plan The walking Dead en uno de los primeros episodios. Tremendo.

Los personajes me han gustado mucho. Más que nada porque, después de todo, como dije antes, se comportan como lo que son: brujas. No creo que lo más acertado sea decir que, en esta historia, hay el típico enfrentamiento entre buenos y malos (o buenas y malas) De hecho, creo que está mucho más afinado decir que lo que vamos a ver (y disfrutar) es el conflicto entre malos y menos malos (o malas y menos malas) Reconozco que, cuando empezó la temporada, creí que los derroteros por donde nos íbamos a lanzar serían los típicos de “la chica buena que descubre que es bruja y tiene que pasar obstáculos para llegar a controlar sus poderes” Nada de eso… por suerte. En cuanto empecé a ver, desde los primeros episodios, lo que las niñitas eran capaces de hacer (tener relaciones con un chico medio en coma para matarlo es ser, como poco, algo retorcida) supe que estaba equivocado. Por esto, uno de los grandes aciertos de esta temporada, al menos para mí, ha sido la flexibilidad que han tenido en la trama para que esta se columpie entre las distintas protagonistas sin decantarse por ninguna. Aquí todas tienen su historia y, por supuesto, su importancia. Como es obvio, hay algunas que tienen más que otras (entre otras cosas, por el nombre y el caché) pero, repito, todas tienen su puntito y particularidad que hace que, cuando la acción se centre en ellas, se disfrute de todas por igual.

Esto me lleva a algo fundamental en las temporadas de esta horrorosa historia de las Américas: las actrices. Y lo pongo en femenino porque, aquí, salvo un par de protagonistas masculinos que, más o menos, pasan sin más ni más, todas son mujeres. Y, lo digo con el corazón en la mano: todas ellas lo clavan. La, para mí primera razón de esto es que, todas, tienen la capacidad de resultar extremadamente femeninas y candorosas… a la vez que letales. Como dije antes, aún a riesgo de repetirme más que un cromo, aquí no se libra nadie; ni una. Todas son tan angelicales como mortíferas. Taissa Farmiga (cuya hermana es la prota de Bates motel) queda muy bien como Zoe, mostrándose algo frágil al principio pero bien confiada a medida que avanza la serie. Emma Roberts hace que el personaje de Madison resulte lo que en realidad es: una arpía considerable. Gabourey Sibide haciendo de Queenie y Jamie Brewer como Nan quedan en un término un pelín más secundario pero sus momentos de lucimiento creo que están bastante aprovechados. Lily Rabe en su papel de Misty Day está a medio camino entre hippy y bruja como tal. Sarah Paulson me ha gustado bastante como Cordelia, mostrando un personaje tímido, torturado y, a la vez, tan fuerte y desafiante como las más poderosas brujas. Eso sí, la chica, esta vez, recibe lo suyo (mira que en la anterior ya lo hacía pero…)  Y,  partir de aquí, se puede decir que el caché sube de manera proporcional a las tablas en escena. Para empezar, Angela Basset me ha gustado bastante como la bruja Marie: rencorosa, vengativa y, a su modo, fría. Frances Conroy haciendo de Mirtle es la perfecta secundaria que aporta unas buenas escenas y cuya actuación puede robar bastante protagonismo a quien se ponga por delante (atentos a la escena de los ojos) Y, al menos para mí, las dos mejores para el final. Ponlas en el orden que quieras; yo uso este: Jessica Lange y Kathy Bates. Lange haciendo de Fiona, como ya demostró en las otras temporadas, es una especie de todo terreno y el papel de villana le va que ni pintado, una especie de mezcla de la Malvada Bruja del Oeste, Ángela Channing y JR. Como ya dije en las reseñas de las anteriores entregas, esta mujer vale su peso en oro y aporta una consistencia a las historias que hacen que ganen mucho. Quién iba a decir que la chica de carita angelical que enamoró a King Kong puede llegar a ser una elementa como esta; supongo que es lo que tiene ser una actriz como la copa de un pino. Y lo mismo puedo decir de Kathy Bates como Delphine LaLaurie: igual de retorcida, sádica, sanguinaria y, además, con cierto toquecito de humor negro que le viene que ni pintado. Sin duda han sabido aprovechar con el carisma de la actriz las posibilidades de un personaje que, bien mirado, es secundario.



¿Y los hombres? Pues ahí quedan porque, como dije antes, aquí pasan de largo y hacen lo que pueden. No es que lo hagan mal, ni mucho menos y, desde luego, no es a mí a quien le corresponde juzgar nada; es que sus papeles carecen de la importancia de los femeninos porque esta temporada es de brujas y para brujas. Por eso, Evan Peters como Kyle ahí queda. El pobre está hecho un lío, más que nada, porque es una especie de monstruo de Frankenstein guaperas. Denis O’Hare como Spalding me queda correcto; al menos, se tira del personaje un par de veces. Josh Hamilton como Hank desarrolla un personaje cuyo destino se veía venir. Quizás, el más destacado para mí, sea Danny Huston, más que nada, porque participa más en la trama. No más, pero no menos.

En cuanto a detalles que me han dejado así, así, solo puedo nombrar uno: creo que la historia de Luke, el vecino guaperas que enamora a Nan y cuya madre malvada sin necesidad de ser bruja está puesto un poquito con calzador. De hecho, al menos a mí, me parece que ni pincha ni pone en la historia principal. Lo digo de nuevo: desde mi gusto particular.

Esto ha sido todo. Para mí, los chicos de los guiones han sabido aprender de los momentos más flacos de la anterior temporada (¡supongo!) y nos han regalado una tercera entrega mucho más potente, sanguinaria y, en definitiva, horrorosa. Si puedes, no lo dudes; en mi humilde opinión, ha sido una de las grandes y poderosas razones de esta temporada para tener una excusa para engancharte a una serie (las otras dos son, por supuesto, The walking dead y Bates motel) Si te gustan las historias de brujas, esta te va a encantar. Eso sí, olvida lo que sabes de ellas… o lo que crees saber.

Vigilad el cielo.

Como siempre hago, os dejo un breve resumen de cada capítulo. Si no la has visto, deja de leer aquí mismo, no sea que seas bruja (vale, o brujo) y me hechices con cierta mala baba. El que avisa, no es traidor.

1-Brujas

Una chica, Zoe, descubre que es una bruja. Es enviada a una escuela para chicas como ella.
Fiona, bruja suprema, quiere un fármaco para recuperar la juventud. Es la bruja suprema. Su hija Cordelia es la directora de la escuela.
Una de las chicas, Madison, es violada por los miembros de una hermandad y ella hace estallar el autobús donde se iban.
Conocemos la historia de Delphine LaLaurie, una arpía obsesionada con la belleza que mutilaba esclavos.
Zoe, capaz de matar cuando hace el amor, asesina al que violó a Madison.
Sabemos que una chica francesa ha sido quemada por bruja: Misty Day.
LaLaurie vuelve a la vida y va con Fiona.

2-Partes

La chica francesa, Misty Day, ha vuelto y mata a unos cazadores de cocodrilos.
LaLaurie fue condenada a la vida eterna.
Madison y Zoe visitan la morgue y reconstruyen el cuerpo del chico que le gustaba a Zoe, Kyle y que murió en el autobús.
La bruja que condenó a LaLaurie sigue viva.
Misty Day ha vuelto alertada por la magia de Zoe. Ayuda a recomponer a Kyle.

3- Reemplazos

Conocemos la historia de Fiona: mató a la suprema.
LaLaurie hará el papel de criada en la escuela.
Unos vecinos muy beatos llegan frente a la escuela.
Zoe lleva a Kyle con su madre. La mata.
Fiona se está muriendo. Madison es la nueva suprema pero la mata.
El enemigo de cabeza de toro de LaLaurie regresa y ataca a Queenie.

4- Habrá juegos siniestros

Fiona salva a Queenie.
El consejo de brujas acude a la escuela ya que sospechan que Madison está muerta.
El marido de Cordelia tiene una amante y la mata.
El consejo sospecha de Fiona por matar a la anterior Suprema.
Cordelia revela que Madison no podía ser suprema por tener un soplo en el corazón.
Marie, la reina Vudú, está en pie de guerra y resucita muertos: a las hijas de LaLaurie, entre otras.

5- ¡Arde, bruja, arde!

Alguien arroja acido a los ojos de Cordelia.
La casa es acosada por los zombis. Las hijas de LaLaurie están entre ellas. Zoe muestra poderes inusuales.
El Consejo decide hacer dimitir a Fiona. Esta culpa del ataque a Cordelia a Mirtle. Por eso, es quemada viva. En realidad, Fiona se ha valido de Queenie y sus habilidades para matar a Mirtle, a la que engatusa con la posibilidad de ser la siguiente Suprema.
Mirtle es resucitada por Misty Day.

6. El hombre del hacha

El asesino del hacha, asesinado en 1919 por alumnas de la escuela, regresa.
Zoe descubre el cuerpo de Madison y Misty Day la resucita.
El marido de Delia es un cazados de brujas mandado por Marie.

7. Los muertos

Zoe trata de sacrificar a Kyle pero no puede.
Cordelia averigua que Madison está viva y que su madre la mató.
Marie quiere que Queenie le entregue a LaLaurie.
Cordelia dice a Zoe que hay que matar a Fiona.
El asesino del hacha tiene una aventura con Fiona. Desde cría la está observando.
Zoe restaura la lengua a Spadling y le saca que Fiona mató a otra suprema.
Queenie entrega a LaLaurie

8. El relevo sagrado.

Queenie ya está con Marie.
Mirtle ha vuelto. Entre ella, las chicas y Misty Day quieren hacer que Fiona se suicide.
Fiona está cada vez peor. Se suicida pero el espíritu de Spadling le hace ver que han jugado con ella.
Alguien dispara a Luke y su madre.
Marie Corta la cabeza a LaLaurie (que no muere) y se la manda a Fiona.

9- Un padre y su hijo (Hank) andan cazando brujas.

Fiona ofrece a Marie una posibilidad de unión contra los cazadores de brujas.
EL padre de Hank es un empresario que se dedica a cazar brujas. Ellos cegaron a Cordelia.
Mirtle paraliza a los dos miembros del consejo, les arranca los ojos y se los pone a Cordelia.
Hank masacra el local de Marie. Queenie hace que se mate.
La vecina mata a su hijo al saber este que ella mató a su padre.
Marie acude a casa de Fiona.

10. Los mágicos encantos de Stevie Nicks

Marie confiesa a Fiona que ella contrató a Hank.
Steve Nicks llega a la escuela. Fiona cree que Misty es la Suprema.
Sabemos que Marie vendió su alma a Papa Legba, que tiene el secreto para salvar a Fiona. A cambio, se llevó a su hija.
Melody trata de acaba con Misty en un cementerio y la entierra viva en un ataúd. Además revive a el propietario de ese ataúd.
Nan mata a la vecina.
Fiona hace un trato con Papa Legba a cambio de su alma pero lo cancela porque Fiona no la tiene.
Fiona y Marie matan a Nan para convencer a Legba.

11. Proteger al aquelarre

LaLaurie ha sido recompuesta por Queenie.
Conocemos su historia: le encantaba trocear esclavos.
Spadling quiere que LaLaurie mate a Marie.
Cordelia se saca los ojos para volver a recuperar las visiones.
Fiona y Marie masacran a los cazadores con la ayuda del trompetista.
LaLauri intenta matar a Marie.
Zoe y Kyle se van a instancias de Mirtle.

12. Al infierno

Fiona quiere que las alumnas pasen las siete pruebas para ver cuál es la Suprema.
LaLaurie se ha convertido en guía de su propio museo… matando a la otra guía.
Cordelia ve que Fiona matará a todas.
Queenie mata a LaLaurie. Va al mismo infierno que Marie.
Queenie y Cordelia rescatan a Misty.
Zoe vuelve a casa.
El asesino del hacha mata a Fiona y la echa a los caimanes. A él le matan entre todas.
Todas pasarán las pruebas.

13. La siete maravillas.

Las pruebas comienzan. Misty cae al no poder regresar del inframundo. Zoe se ensarta en una verja. Kyle mata a Madison por no revivir a Zoe.
Cordelia resucita a Zoe.
Cordelia resulta ser la Suprema. Recupera la vista y saca a la luz el aquelarre.
Mirtle pide a Cordelia ser quemada. Y así se cumple.
Cordelia nombra a Zoe y Queenie parte de su consejo.
Fiona no murió: puso un falso recuerdo en la mente del asesino del hacha. Vuelve enferma y muere en los brazos de Cordelia. Su infierno es vivir la eternidad con el asesino del hacha.
A la academia acuden muchas jóvenes brujas.



domingo, 16 de febrero de 2014

Un hombre lobo americano en Londres





Un hombre lobo americano en  Londres. (An american werewolf in London)
(1981) 

Director: John Landis.
Guión   : John Landis. 

David Naughton
Griffin Dunne
Jenny Agutter
John Woodvine


 
 Unos jóvenes, de vacaciones, son atacados por un lobo de tamaño gigantesco…

¡Hola a todos!

Hoy os traigo la que, sin duda, es mi película favorita acerca de los hombres lobo. Este licántropo procedente de las Américas que, en un principio, va a pasar unas tranquilas vacaciones por tierras inglesas, se ha convertido en un clásico dentro del género. Razones para esto hay a patadas (o zarpazos) y, por supuesto, todas ellas bien variaditas y dignas de tener en cuenta.
¿Dientes afilados? ¿Zarpas listas? ¿Cuerpo cubierto de pelo? ¡Pues, allá vamos!
Lo primero que va a entrar en la mente del espectador y, para ser más concreto, por sus orejas, es la banda sonora con la que arranca la peli y que es un aperitivo de los buenos con respecto a lo que vamos a oír a lo largo de todo el metraje. Los títulos de crédito iniciales se arrancan con Blue Moon. ¿Esto es casualidad? No porque, si prestas atención y afinas el oído, todas y cada una de las canciones que vas a escuchar a lo largo de la película llevan la palabra “luna” (léase “moon” si me pongo en plan sir británico) en el título o en alguna parte de la letra. Si esto es un modo subliminal de concienciar al espectador con respecto a la historia que tenemos por delante, al menos, conmigo, lo consiguen cada vez que la veo.
Los personajes son presentados desde la primera escena, por lo  menos, los protas. Ya, desde estas tomas iniciales, conocemos a los ejes sobre los que se va a apoyar una parte muy importante del guión: David y Jack. Si no has visto esta peli, pero sí otras, puede que te pase lo  mismo que a mí la primera vez que lo hice: me llamó mucho la atención que dos jovenzuelos se llevaran el protagonismo. Digo esto porque, si estás acostumbrado a ver aullar a la luz de la luna a un Lon Chaney, un Bela Lugosi o un Oliver Reed, puede que te choque un poco. Como vas a comprobar, no es que haya muchos personajes en la peli pero, los poquitos que hay, surgen cuando son necesarios y aportan lo justo que se espera de ellos. No hay que esperar mucho para conocer a cierta guapa enfermera llamada Alex y al doctor Hirsch, que va a llevar a cabo unas investigaciones muy importantes. Además, claro, hay varios y muy variados pero, todos ellos, en su mayoría, víctimas que pasan por la pantalla, mueren y caminan en plan zombi.
La trama no tarda tiempo en aparecer. De hecho, ni hace falta que te la digan; en cuanto ves a esos dos pardillos de vacaciones por la campiña inglesa a pie, sabes que uno de los dos va a caer. No obstante, la escena crucial viene a continuación, un momento que, me encanta y que creo que está llevado con auténtica maestría. Me refiero, cómo no, a la escena de la taberna donde hay unos aldeanos bebiendo (cómo no) y jugando a los dardos. Pero, también hay algo más: una estrella de cinco puntas. Siempre me ha gustado mucho este momento. Al principio, todos son muy bordes y cortantes; luego, viene el momento de los chistes (se cuenta el chiste de El Álamo al completo o la conversación absurda a costa del té)… hasta que a Jack se le ocurre preguntar el por qué de esa estrella y vuelve la bordería de nuevo. Y aquí viene la frase que me encanta (un poco antes de echarlos a la calle): “…No os salgáis del páramo. Y cuidado con la luna…”
 
 
La película no es que dure demasiado. Por eso, la escena del ataque de la bestia sucede a continuación. Después de esos momentos tan bien llevados de pura tensión en el que oímos un aullido que se acerca cada vez más, ocurre lo inevitable, la escena que todo el mundo espera en una peli de hombres lobo: el momento en el que la maldición se hace con el pobre y desgraciado protagonista que se pondrá aullando a la luz de la luna cuando esta esté llena.
A partir de este momento, la historia que tenemos a nuestra disposición es lo típico dentro del argumento que uno puede esperar en una película de hombres lobo, es decir, las aventuras y desventuras del protagonista que, cuando se convierte en lobo, no deja títere con cabeza. No obstante, y aquí está la gran diferencia entre este título y los otros previos referidos al personaje, nos vamos a encontrar con dos aspectos que hacen de esta cinta única.
El primero y más evidente, son los efectos especiales. Lo digo y lo seguiré diciendo: hoy día podemos disponer de toda la tecnología, todos los ordenadores y todos los efectos digitales que nos dé la gana pero, para mí, esta película es la que mejor ha plasmado la transformación de un hombre en lobo y, puede que sea pasión de fan, creo que nunca la igualarán. Vale, la de Benicio del Toro estuvo muy bien, de eso no hay ninguna duda pero sigo quedándome con la de la cinta que hoy nos toca. La escena en la que David se convierte por primera vez en lobo es, sencillamente, genial, majestuosa… bestial (palabra que viene que ni pintada) Puede que me equivoque pero creo que esta fue la primera vez en la que el proceso se nos mostró como lo que, en teoría, debería ser: algo doloroso. Seamos sinceros. Si eres humano, con músculos humanos y  huesos humanos y, todo ello se descoyunta, se estira o se encoge, debe doler. Y eso es lo que vemos en el momento de la transformación: una transmutación horrenda pero, también, mucho dolor. El sufrimiento del prota se hace latente: se le ve sudar, temblar y, en definitiva, sufrir. La cámara, sin miedo ninguno, a plena luz (cosa que no todas las producciones hacen hoy día, por mucho apretar botones que aprieten) se recrea en las distintas partes del cuerpo de David para mostrarnos como deja de ser humano y se convierte en lobo. El momento inicial de la mano estirándose es tremendo. Fijaos como, poco a poco, el pobre desgraciado parece que no puede mantenerse derecho y, a cada momento, se va poniendo cada vez más a cuatro patas y boca abajo. No tengo ni idea de cómo hicieron las escenas del crecimiento del pelo. Atentos a ese momento en el que David, medio hombre, medio lobo, mira directamente al espectador y estira una mano como si pidiera ayuda. Y, para terminar, el gran momento; ese que vas a recordar te guste o no la peli y que se ha copiado hasta decir basta: la cara deja de ser humana, el morro crece y tenemos el lobo al completo. Lo repito: horrorosamente espectacular. La primera vez que vi esta escena me quedé con la boca abierta y, la verdad, aún me sigue pasando. Luego, puestos en plan mal pensado, cuando veo otras pelis en las que se usan los fundidos de siempre y el actor parece no sufrir nada (Lon Chaney se quita los calcetines, supongo, por aquello del pelo) se me quedan algo cojas, pero bueno…
 
 
Pero los efectos no sólo se reducen al lobo. Y es que, en toda peli de licántropos, debe de haber víctimas. Aquí las hay a patadas y, todas ellas, sangrientas (¿o ensangrentadas?) como ellas solas. Esto es porque los efectos de maquillaje que vamos a ver en la peli no solo se centran en la criatura, sino, también, en sus víctimas. Y, todas ellas, destrozadas hasta decir basta. Con respecto a estas debo hacer mención especial a tres de ellas. La primera, el momento del metro. Venga, ¿no os ha pasado que, después de ver esta peli, cuando andáis por los pasillos del metro hay algo que os recuerda a esta escena? Luego, el momento cine, donde David se ve con sus víctimas, ensangrentadas, muertas y cabreadas. Y, por supuesto, el aspecto de Jack conforme avanza la peli: de víctima reciente y troceada, pasando por cadáver podrido hasta esqueleto parlanchín. Impresionante y me quito el sombrero ante Rick Baker y su equipo.
 
 
 
 

El segundo de los aspectos distintivos de esta peli es el humor. Pero no entendido como los momentos de risa metidos con calzador, sino como cachondeo y, a veces, mala leche. Así se explica el momento en el que David quiere ser detenido (“¡Shakespeare era francés!”),  las muecas de este en el metro, los detectives idiotas o, mi favorito, lo que ocurre en el cine. Porque, si eres un zombi, y quieres quedar con tu amigo hombre lobo y sus víctimas, lo haces en un cine porno. Y, encima, las víctimas le abroncan por haberles matado. Fijaos cómo la narración se detiene y la cámara se centra en la pantalla del cine para mostrarnos la escena de “¡me he equivocado!” Mucho ojo, no me gustaría que pensaras que la peli es de risa o que te vas a partir con ella. Sí te digo que, al menos para mí, es un equilibrio perfecto entre momentos muy serios y otros que no lo son tanto. Que te guste o no ya depende de ti.
Sí, después de ser lobo, estás desnudo.
 

Los actores siempre me ha parecido que cumplen en unos papeles de lo más típicos. David Naughton no es que rebose un carisma tremendo ni una expresividad pasmosa pero, ahí queda. Griffin Dune como Jack es digno de tener en consideración ya sea solo por el aguante de soportar todo ese maquillaje. John Woodvine me parece creíble como doctor-investigador, si bien me resulta un poco como Naughton: algo inexpresivo. Jenny Agutter es la enfermare que todos hemos deseado tener alguna vez: agradable, guapa y se mete en la ducha contigo después de llevarte a su cada cuando dejas el hospital. Al margen de esto, siempre me ha parecido algo sosita pero es que el personaje tampoco da para más.
 
 

¿Aspectos en contra? Pues, mirad, yo solo puedo decir dos. Siempre me ha parecido que el momento en el que David se convierte en lobo, ese en el que está leyendo el libro y, de repente, se pone a berrear) muy acelerado; pasa de leer sonriente a gritar de golpe. Esto, repito, es una apreciación mía. Por otra parte, la escena del sueño de David y los zombis nazis me parece más sacada de un vídeo de heavy metal ochentero pero…
Esto ha sido todo por hoy. Claro está, por toda la charla que te he soltado, te recomiendo que la veas y, si no ya lo has hecho, pues la revisitas y en paz. Siempre lo digo y siempre lo haré: junto con Aullidos, me parece la mejor peli de hombres lobo que se ha hecho hasta la fecha.
Y, sí, tuvo un remake; bastante tardío además, situando la acción en París. Pero, por lo menos a mí, no me gustó nada: mucho humor idiota, situaciones forzadas y lobos por ordenador sin gracia ninguna.

Cuidado con la luna y…

… Vigilad el cielo

De remate, os dejo unas cuantas curiosidades:

-Sí: el director, John Landis, también dirigió los vídeos Thriller y Black or White, the Michael Jackson.
 
-La escena de la transformación se tardó más de una semana en rodar.
 
-Cuando David despierta en la jaula de los lobos, estos son reales y, en efecto, el actor está dentro con ellos. Para evitar desgracias, cebaron a los animales a lo bestia para que no tuvieran hambre y no se comieran a nadie. Esto, hoy día, sería imposible de llevar a cabo.

-Landis mezcló en esta peli dos de sus miedos más potentes: los hombres lobo y los zombis.

-Muchos han buscado la peli porno cuyo fragmento vemos en el cine. Malas noticias, amigos: dicho trozo se rodó en exclusiva para esta peli.

-Rick Baker, encargado del maquillaje, también hizo lo propio en la versión reciente con Benicio Del Toro.

-Esta fue una de las escenas más complicadas para el actor. ¿La razón? Las lentillas. 
 
 
 
-Durante años, Landis estuvo tratando de vender a los estudios el guión. Lo curioso era la actitud de los ejecutivos: unos decían que era demasiado de terror; otros, en cambio, opinaban que tenía demasiado humor.

-David Naughton, David en la peli, pidió salir a Jenny Agutter. Ella le mandó a paseo. Supongo que él se tuvo que contentar con rodar la escena de la ducha.
 
 

-En una de las escenas finales, cuando el lobo sale del cine, un coche atropella a un peatón. Este es John Landis.

-El guión original data de 1969.

-Los productores apostaban por caras conocidas: Dan Aykroyd y John Belushi. Landis tenía claro que lo mejor eran actores no muy conocidos.

-Frank Oz, la voz de Yoda, es quien habla con David cuando este despierta.
 
-Tomadura de pelo en los títulos finales:  "Todos los personajes y situaciones de esta película son ficticios. Cualquier similitud con sucesos actuales o personas, vivas, muertas, o no-muertas es pura coincidencia".
-Al final, hay una nota de felicitación para Carlos de Inglaterra y Diana, recién casados.

-Gracias a esta peli se creó el apartado del Óscar a los mejores efectos de maquillaje…

-… Que, desde luego, ganó.

-Baker quería un hombre lobo tradicional, léase, de forma humanoide, caminando sobre sus patas traseras. Landis se emperró en el animal grande y cuadrúpedo que vemos aquí. A partir de esta cinta, muchos fueron los licántropos que vimos de esta guisa.

-El aullido del lobo, nada convencional en plan “¡AUUUUUU!”, fue una mezcla de aullidos reales y sonidos emitidos por elefantes.
 
 
 

sábado, 8 de febrero de 2014

El pueblo de los malditos




El pueblo de los malditos (Village of the Damned)
(1960)
Director: Wolf Rilla
Guión   : Stirling Silliphant, Wolf Rilla, Ronald Kinnoch 

George Sanders
Barbara Shelley
Martin Stephens
Michael Gwynn
Laurence Naismith






En un pueblecito, todo el mundo parece desmayarse. Al despertar, todas las mujeres están embarazadas… 

“Cariño, estaba durmiendo en el suelo. Qué cosa más extraña” (Gordon)
¿Nos hemos desmayado?(Anthea)
“Sí, eso parece” (Gordon)
“No solo os ha pasado a vosotros. Todo el pueblo se ha dormido” (Alan)


El pueblo de los malditos es un ejemplo claro de película de ciencia-ficción de la época. Y, además, es de los buenos. En ella se dan una serie de elementos, con el toque justo de fantasía correspondiente, que han hecho de esta cinta todo un clásico y que es un placer ver de vez en cuando. Por supuesto, hay que mencionar que está basada en el libro The Midwich Cockoos y que fue escrito por John Wyndham. Debo admitir que no lo he leído (cosa que me gustaría remediar), así que lo que voy a comentar en las líneas que siguen es la película como tal, sin tener en cuenta si es o no fiel a la obra original.
A favor deben destacarse muchas cosas. Par empezar, y como ya he dicho en alguna que otra ocasión, esta cinta cumple el canon de las películas del mismo género de la época, es decir, no pararse en detalles que sobran e ir directa al grano. En la primera escena ya se habla de que algo raro (que no malo, al menos, aún), sucede en el pueblo donde va a transcurrir la trama. Por eso, el militar, Allan, está preocupado porque no hay comunicaciones. Estupendo. Si a eso le añadimos un autocar tirado en mitad de la carretera y un poli que se desmaya de golpe, así, porque sí, la cosa comienza a ponerse más que interesante. La escena que sigue me parece muy bien llevada, cuando los militares se ponen a investigar y descubren que, pasando cierto punto, la gente se desmaya. ¿Qué le añadimos que un avión se estrella porque el pobre piloto se duerme? Mejor. Eso provoca, al menos para mí, dos reacciones en el espectador: que la curiosidad aumente y que uno quiera seguir viendo la peli justo para acabar con esa curiosidad y ver qué pasa. A fin de cuentas, ¿no son esas dos cosas lo que debería tener toda buena historia y toda buena película?
La cinta, una vez presentada la trama, tiene una introducción de personajes muy correcta, cada uno de ellos reaccionando, a su modo, a lo que acaba de pasar, esto es, todos se acaban de despertar sin ton ni son. Por eso, conocemos al médico, el profesor Scott, su mujer, Anthea, profundizamos más en el personaje de Allan, el militar del comienzo… y, claro está, ciertos ciudadanos del pueblo que, si bien no van a ser más que meros comparsas en el reparto, cada uno, a su modo, va a tener su trocito de protagonismo en ciertas escenas.  Todo ello a un ritmo pausado que, sin llegar a cansar o a ser muy lento, me resulta muy adecuado para que el espectador se meta bien en una historia de la que, en realidad, no sabemos mucho.
La película continúa y es cuando se produce el gran momento: Gordon y su mujer esperan un hijo. Esto suena como algo de lo más normal… si no fuera porque todas las mujeres del pueblo en edad de concebir están embarazadas. Este segmento de la peli tiene momentos muy buenos, como ese en que el cura se ve asediado hasta romper el secreto de confesión, que los fetos se desarrollan de manera muy rápida o que todos los hombres/maridos del pueblo se sienten muy cornudos y en perfecta conjunción y todos ellos acuden a la taberna (todos en silencio, bebiendo) para ahogar penas. Y el drama ya se huele: “Ojalá ninguno sobreviva”, suelta uno.      
La película tiene dos partes muy bien diferenciadas y que, sin duda, tienen objetivos muy distintos pero, en ambas, igual de conseguidos. En la primera la cosa está clara: enganchar al espectador, dejar pistas y hacer que todo resulte misterioso y fantástico sin que esto último sea muy evidente o destacable para no caer en el ridículo. La segunda, una vez nacidos los niños, se va a centrar en estos y en el espectáculo infantil/maligno que van a desplegar.
Por eso, como ya dije antes, la cinta va a ir poco a poco dejando detalles muy importantes: el perro, Bruno, que ladra cuando David nace y se va gruñendo; la cara de Gordon viendo a su hijo en la cuna (feliz, al hombre, no se le ve mucho) o que, cuando David se quema con la leche, su madre, de manera inexplicable, mete la mano en el cazo hirviendo. Una palabra se abre camino en la mente del espectador: maldad. Si le añadimos al cóctel que los nenes tiene uñas raras, pelo más raro aún (y rubito) y una inteligencia fuera de lo común que hace que todos estén conectados, no hay duda posible: habría que llamar a Herodes para que acabara con todos ellos. 

Con respecto a los niños, hay un aspecto de la peli que es necesario destacar y que suele ser la marca de fábrica, algo relacionado con los efectos especiales. Veamos, efectos como tales no busquéis mucho en esta cinta porque no los vais a encontrar; no es una cinta de explosiones, naves gigantescas o criaturas estrambóticas (los niños, a su modo, lo son claro) Aquí todo está muy comedido y de espectacularidad, poca. ¿Eso queda mal? Ni pensarlo. Es más, es algo que beneficia mucho al conjunto. Por eso, lo que más llama la atención es el efecto de los ojos de los nenes cuando hacen cualquiera de sus travesuras: aparece en ellos un extraño brillo que les otorga un aire maligno considerable. Además, si prestamos atención, cuando esto se produce, la imagen del niño en cuestión se queda totalmente congelada (no es que los niños no se muevan: se congela el fotograma) lo que le da un aire de irrealidad muy apropiado. Un efecto de sonido más misterioso aún de fondo y el paquete está servido. Aquí os dejo un ejemplo. Hay más pero, si os gusta, es la excusa perfecta para que veáis la peli.
Y esto es solo el comienzo. El despliegue de mala baba infantil que sigue en la peli no tiene precio, ya sea con el pobre desgraciado que casi atropella a una niña, con el hermano del mismo cuando intenta matarlos o, qué demonios, con el pueblo entero cuando, antorchas en mano, sale a la calle en plan masa popular asesina para acabar con los niños. Que estos lo permitan ya es otra cosa.
Otro momento clave: la reunión que intelectuales y militares tienen para decidir el futuro de los rubios (que no tiernos) infantes. Aquí sabemos que suceden dos cosas que encaminan la peli a su final. Primero, que hay más colonias de niños asesinos. Segundo, que en ciertos lugares (como cierta comunidad esquimal), los han eliminado. ¿Qué harán los protas? Pues lo que hacen es orientar la peli hacia su final. En una historia como esta, ¿las cosas pueden acabar bien? Yo lo tengo muy claro y el guión también. El final me parece el más adecuado porque, a fin de cuentas, la película puede ser de ciencia ficción con la fantasía incorporada que esta trae consigo pero, por encima de todo, esta es una historia dramática y ya sabemos todo como acaban los dramas. Yo me voy a estar calladito para que os entre la curiosidad y os animéis a verla. 

¿Y los actores? Para mí, correctos. No menos, no más (o viceversa) Creo que todos están creíbles en sus papeles. George Sanders resulta bastante convincente como profesor pero, también es cierto que queda un poco estirado. Cosa curiosa, en toda la peli no sabemos dónde trabaja o da clase y de qué es profesor aunque, queda claro que las ciencias andan de por medio porque, además, es muy respetado por los militares. Barbara Shelley, haciendo de la amante y modosa Anthea pasa por el metraje sin destacar demasiado. Lo mismo le pasa a Michael Gwynn como Alan, el hermano militar de Anthea. Debo destacar al niño Martin Stephens haciendo del pequeño y maligno David, cuyos ojos, expresión y gesto, sin dejar entrever una sola emoción, hace del personaje alguien bastante memorable. 

¿No os recuerda un poco a Sheldon Cooper?
 ¿Cosas mejorables? La verdad, esta película me gusta mucho y lo único que puedo decir es que no se deja muy claro de dónde saca Gordon la bomba final con la que se soluciona todo. Supongo, digo yo, que se la prestaron sus amigos militares pero, en ese caso, quizás Alan debería saber algo. No es más que una mera teoría mía.
Hasta aquí he llegado. Toda una joyita del género y un clásico se mire por donde se mire. Para mí, una película muy bien llevada, con un ritmo muy bien marcado y, sobre todo, cazando el interés del espectador en todos y cada uno de sus minutos, cosa que hace que, lo que tenemos por delante, sea de muchos quilates. Recomiendo verla, claro. Ciencia ficción de la clásica y, además, de la buena.
Como curiosidad, debo decir que en mil novecientos noventa y cinco fue objeto de un remake y, cosa rara, fue un producto más que digno y destacable. Su director fue John Carpenter y tuvo a Christopher Reeve y Kristie Alley como protagonistas. Fue una versión muy fiel salvo en una cosa: en la versión moderna se deja claro la procedencia extraterrestre de los niños malditos. En esta versión de mil novecientos sesenta, si bien uno lo puede suponer, la verdad es que no se nos explica por las claras el origen de David y compañía. Es otro de sus logros.

Vigilad el cielo.