(1960)
Director: Wolf Rilla
Guión :
Stirling Silliphant, Wolf Rilla, Ronald Kinnoch
George Sanders
Barbara Shelley
Martin Stephens
Michael Gwynn
Laurence Naismith
En
un pueblecito, todo el mundo parece desmayarse. Al despertar, todas las mujeres
están embarazadas…
“Cariño,
estaba durmiendo en el suelo. Qué cosa más extraña” (Gordon)
¿Nos
hemos desmayado?(Anthea)
“Sí,
eso parece” (Gordon)
“No
solo os ha pasado a vosotros. Todo el pueblo se ha dormido” (Alan)
El pueblo de los malditos es
un ejemplo claro de película de ciencia-ficción de la época. Y, además, es de
los buenos. En ella se dan una serie de elementos, con el toque justo de fantasía
correspondiente, que han hecho de esta cinta todo un clásico y que es un placer
ver de vez en cuando. Por supuesto, hay que mencionar que está basada en el
libro The Midwich Cockoos y que fue
escrito por John Wyndham. Debo admitir que no lo he leído (cosa que me gustaría
remediar), así que lo que voy a comentar en las líneas que siguen es la
película como tal, sin tener en cuenta si es o no fiel a la obra original.
A
favor deben destacarse muchas cosas. Par empezar, y como ya he dicho en alguna
que otra ocasión, esta cinta cumple el canon de las películas del mismo género
de la época, es decir, no pararse en detalles que sobran e ir directa al grano.
En la primera escena ya se habla de que algo raro (que no malo, al menos, aún),
sucede en el pueblo donde va a transcurrir la trama. Por eso, el militar,
Allan, está preocupado porque no hay comunicaciones. Estupendo. Si a eso le
añadimos un autocar tirado en mitad de la carretera y un poli que se desmaya de
golpe, así, porque sí, la cosa comienza a ponerse más que interesante. La
escena que sigue me parece muy bien llevada, cuando los militares se ponen a
investigar y descubren que, pasando cierto punto, la gente se desmaya. ¿Qué le
añadimos que un avión se estrella porque el pobre piloto se duerme? Mejor. Eso
provoca, al menos para mí, dos reacciones en el espectador: que la curiosidad
aumente y que uno quiera seguir viendo la peli justo para acabar con esa
curiosidad y ver qué pasa. A fin de cuentas, ¿no son esas dos cosas lo que
debería tener toda buena historia y toda buena película?
La
cinta, una vez presentada la trama, tiene una introducción de personajes muy
correcta, cada uno de ellos reaccionando, a su modo, a lo que acaba de pasar,
esto es, todos se acaban de despertar sin ton ni son. Por eso, conocemos al
médico, el profesor Scott, su mujer, Anthea, profundizamos más en el personaje
de Allan, el militar del comienzo… y, claro está, ciertos ciudadanos del pueblo
que, si bien no van a ser más que meros comparsas en el reparto, cada uno, a su
modo, va a tener su trocito de protagonismo en ciertas escenas. Todo ello a un ritmo pausado que, sin llegar
a cansar o a ser muy lento, me resulta muy adecuado para que el espectador se
meta bien en una historia de la que, en realidad, no sabemos mucho.
La
película continúa y es cuando se produce el gran momento: Gordon y su mujer
esperan un hijo. Esto suena como algo de lo más normal… si no fuera porque
todas las mujeres del pueblo en edad de concebir están embarazadas. Este
segmento de la peli tiene momentos muy buenos, como ese en que el cura se ve
asediado hasta romper el secreto de confesión, que los fetos se desarrollan de
manera muy rápida o que todos los hombres/maridos del pueblo se sienten muy
cornudos y en perfecta conjunción y todos ellos acuden a la taberna (todos en
silencio, bebiendo) para ahogar penas. Y el drama ya se huele: “Ojalá ninguno
sobreviva”, suelta uno.
La
película tiene dos partes muy bien diferenciadas y que, sin duda, tienen
objetivos muy distintos pero, en ambas, igual de conseguidos. En la primera la
cosa está clara: enganchar al espectador, dejar pistas y hacer que todo resulte
misterioso y fantástico sin que esto último sea muy evidente o destacable para
no caer en el ridículo. La segunda, una vez nacidos los niños, se va a centrar
en estos y en el espectáculo infantil/maligno que van a desplegar.
Por
eso, como ya dije antes, la cinta va a ir poco a poco dejando detalles muy
importantes: el perro, Bruno, que ladra cuando David nace y se va gruñendo; la
cara de Gordon viendo a su hijo en la cuna (feliz, al hombre, no se le ve
mucho) o que, cuando David se quema con la leche, su madre, de manera
inexplicable, mete la mano en el cazo hirviendo. Una palabra se abre camino en
la mente del espectador: maldad. Si le añadimos al cóctel que los nenes tiene
uñas raras, pelo más raro aún (y rubito) y una inteligencia fuera de lo común
que hace que todos estén conectados, no hay duda posible: habría que llamar a
Herodes para que acabara con todos ellos.
Con respecto a los niños, hay un aspecto de la peli que es necesario destacar y que suele ser la marca de fábrica, algo relacionado con los efectos especiales. Veamos, efectos como tales no busquéis mucho en esta cinta porque no los vais a encontrar; no es una cinta de explosiones, naves gigantescas o criaturas estrambóticas (los niños, a su modo, lo son claro) Aquí todo está muy comedido y de espectacularidad, poca. ¿Eso queda mal? Ni pensarlo. Es más, es algo que beneficia mucho al conjunto. Por eso, lo que más llama la atención es el efecto de los ojos de los nenes cuando hacen cualquiera de sus travesuras: aparece en ellos un extraño brillo que les otorga un aire maligno considerable. Además, si prestamos atención, cuando esto se produce, la imagen del niño en cuestión se queda totalmente congelada (no es que los niños no se muevan: se congela el fotograma) lo que le da un aire de irrealidad muy apropiado. Un efecto de sonido más misterioso aún de fondo y el paquete está servido. Aquí os dejo un ejemplo. Hay más pero, si os gusta, es la excusa perfecta para que veáis la peli.
Y
esto es solo el comienzo. El despliegue de mala baba infantil que sigue en la
peli no tiene precio, ya sea con el pobre desgraciado que casi atropella a una
niña, con el hermano del mismo cuando intenta matarlos o, qué demonios, con el
pueblo entero cuando, antorchas en mano, sale a la calle en plan masa popular
asesina para acabar con los niños. Que estos lo permitan ya es otra cosa.
Otro
momento clave: la reunión que intelectuales y militares tienen para decidir el
futuro de los rubios (que no tiernos) infantes. Aquí sabemos que suceden dos
cosas que encaminan la peli a su final. Primero, que hay más colonias de niños
asesinos. Segundo, que en ciertos lugares (como cierta comunidad esquimal), los
han eliminado. ¿Qué harán los protas? Pues lo que hacen es orientar la peli
hacia su final. En una historia como esta, ¿las cosas pueden acabar bien? Yo lo
tengo muy claro y el guión también. El final me parece el más adecuado porque,
a fin de cuentas, la película puede ser de ciencia ficción con la fantasía
incorporada que esta trae consigo pero, por encima de todo, esta es una
historia dramática y ya sabemos todo como acaban los dramas. Yo me voy a estar
calladito para que os entre la curiosidad y os animéis a verla.
¿Y los actores? Para mí, correctos. No menos, no más (o viceversa) Creo que todos están creíbles en sus papeles. George Sanders resulta bastante convincente como profesor pero, también es cierto que queda un poco estirado. Cosa curiosa, en toda la peli no sabemos dónde trabaja o da clase y de qué es profesor aunque, queda claro que las ciencias andan de por medio porque, además, es muy respetado por los militares. Barbara Shelley, haciendo de la amante y modosa Anthea pasa por el metraje sin destacar demasiado. Lo mismo le pasa a Michael Gwynn como Alan, el hermano militar de Anthea. Debo destacar al niño Martin Stephens haciendo del pequeño y maligno David, cuyos ojos, expresión y gesto, sin dejar entrever una sola emoción, hace del personaje alguien bastante memorable.
¿No os recuerda un poco a Sheldon Cooper? |
¿Cosas
mejorables? La verdad, esta película me gusta mucho y lo único que puedo decir
es que no se deja muy claro de dónde saca Gordon la bomba final con la que se
soluciona todo. Supongo, digo yo, que se la prestaron sus amigos militares
pero, en ese caso, quizás Alan debería saber algo. No es más que una mera
teoría mía.
Hasta
aquí he llegado. Toda una joyita del género y un clásico se mire por donde se
mire. Para mí, una película muy bien llevada, con un ritmo muy bien marcado y,
sobre todo, cazando el interés del espectador en todos y cada uno de sus minutos,
cosa que hace que, lo que tenemos por delante, sea de muchos quilates.
Recomiendo verla, claro. Ciencia ficción de la clásica y, además, de la buena.
Como
curiosidad, debo decir que en mil novecientos noventa y cinco fue objeto de un
remake y, cosa rara, fue un producto más que digno y destacable. Su director
fue John Carpenter y tuvo a Christopher Reeve y Kristie Alley como
protagonistas. Fue una versión muy fiel salvo en una cosa: en la versión
moderna se deja claro la procedencia extraterrestre de los niños malditos. En
esta versión de mil novecientos sesenta, si bien uno lo puede suponer, la verdad
es que no se nos explica por las claras el origen de David y compañía. Es otro
de sus logros.
Vigilad
el cielo.
¡Hola, Israel!
ResponderEliminarA medida que iba leyendo tu crítica pensaba, ¿no se hizo una versión con Christopher Reeve? Y luego he visto que no estaba equivocada. Esta versión no la he visto, pero sí la de Reeve y me gustó, pero de esto hace años. Los niños dan bastante "miedito" así que a ver si saco tiempo y la veo :) Por cierto, me encanta lo de Sheldon Cooper jajajaja.
¡Nos leemos!
¡Hola, Laura!
EliminarPues sí, como digo al final de la reseña, hay un remake con Christopher Reeve a la cabeza (creo que fue su último o penúltimo trabajo antes del accidente) que también me gusta mucho. En ambas los niños dan mucho repelús, de hecho, hasta hay un capítulo de los Simpsons donde se hace un homenaje a esta peli.
Y, sí, mientras preparaba la reseña, no podía evitar pensar el Sheldon. ¿Verdad que guarda parecido en cara y expresión? Eso explicaría muchas cosas acerca de Cooper jejejejeje....
¡Gracias y nos leemos!
Muy buena peli, muy recomendable y muy lograda la inquietante atmósfera que se crea desde ese ritmo al que haces alusión. También resulta interesante el momento en el que se dictaminan los embarazos, y como éstos originan entre algunos vecinos de Midwich sospechas de infidelidades, o el rechazo de la joven que niega a gritos el haber mantenido relaciones sexuales.
ResponderEliminarUn saludo
Sin duda, un gran clásico que, a primera vista, puede parecer algo sencillo pero que, bien mirado, tiene muchos quilates.
Eliminar¡Gracias por comentar y nos leemos!
Esos críos daban bastante mal rollo. Tampoco me disgustó la versión de John Carpenter. Un saludo.
ResponderEliminarTraffic-Club. Club de Cinéfilos.
Yo creo que es por ser tan rubitos y tener esa cara tan impersonal. Con todo, para mí, una peli digna de disfrutarse.
Eliminar¡Nos leemos!
No he visto ni esta ni el remake pero estoy seguro que ya había leído sobre ella, el detalle de la bomba lo recuerdo de alguna reseña en otro lado... jaja bomba sacada de la nada... Además creo que un capitulo de los Simpson donde Bart y los niños se dedican a espiar a los adultos y hacer un programa de radio con los chismes y secretos hacen referencia a esta película por como les brillan los ojos a los niños.
ResponderEliminarSaludos.
The Outsiders 2099
Hi, Warriror!
EliminarLo de la bomba es algo que siempre me ha descuadrado, claro que, bien pensado, y dando rienda suelta a la imaginación, se la podían haber dejado los militares...
Recuerdo ese capítulo de Los Simpsons... ¡Uno de mis favoritos!
Si puedes, da una oportunidad a ambas, esta y el remake; a mí me gustaron mucho.
¡Saludos!
Qué buen post :D Recuerdo que vi el remake del 95 cuando tenía 13 años, la ví con mi abuelo y nos quedamos pegados a la pantalla. La del 60 la descubrí tres años atrás, gracias a Youtube buscando la del 95. Cada versión tiene detalles que las hacen únicas e interesantes (aunque la del 95 me fastidió un poco que se tardara tanto en llegar a la secuencia del desmayo). Destaco algunas cosas en particular de cada una: en la del 95 se deja bien en claro que los niños son de origen extraterrestre, ya que se muestra que la doctora ha conservado al único feto que no sobrevivió al parto (aunque su abrupto cambio de forma aún no me la explico). Además, el tema principal de la banda sonora es uno de mis favoritos, tanto por ritmo e instrumentalización, y un detalle tan exótico como agregarle castañuelas. Segundo: me parece un detalle interesante que en la versión de los 60 se muestre la reacción del perro en el nacimiento de David como una señal premonitoria. Tercero, siempre se me parte el corazón al final de la versión antigua, con el profesor despidiéndose de su perro y conteniendo las lágrimas. Cuarto: la versión del 95 plantea dilemas éticos y morales de forma muy interesante y dinámica. Quinto: es interesante notar un detalle que, en mi opinión, contribuye a aumentar la prolijidad y maestría con que fueron hechas ambas películas: en ambas versiones aparece entre los niños un par de gemelos (niñas en los dos casos), lo cual en mi opinión cotribuye a resaltar la naturaleza igualitaria, casi clónica, de los niños. Sin duda son clásicos del cine de terror (me animo a decir que del terror psicológico, aunque podría estar equivocada), y aunque no soy fan del género,son películas que las he visto en más de una ocasión,y que a mi manera he disfrutado de ver.
ResponderEliminar¡Hola, Milagros!
EliminarCoincido en todo lo que dices. Sin duda, las dos películas tienen muchos puntos a favor y, al menos para mí, la del 95 es un caso raro de remake que vale la pena. Cosa curiosa, siempre he pensado que, cuando vemos al extraterrestre en ese tanque la cosa pierde un poco de fuerza, como si el misterio se rompiese pero, al margen de eso, muy buena. Esta antigua me parece que tiene ese toque de ingenuidad que da a la cinta una gracia especial. Además, los actores me gustan mucho (y los del remake... ya no te digo) En definitiva, a mi entender, una cinta que hay que revisar y disfrutar, que bien lo merece.
¡Muchas gracias y espero verte por aquí muy pronto!