(1957)
Director: Edward Ludwig
Guión : David Duncan, Robert Blees, Paul Yawitz
Richard Denning.
Mara Corday.
Carlos Rivas.
Carlos Múzquiz.
Un pueblecito de México se ve afectado por el estallido de un volcán. Pero esto es lo de menos: seres monstruosos esperan bajo la superficie de la Tierra...
Saludos a todos.
Aquí os sirvo en bandeja de plata una peliculita de ciencia ficción de los años cincuenta que se puede incluir dentro del subgénero de mutaciones monstruosas en el reino animal, léase un bicho pequeño que se hace enorme y se dedica a amargar la vida a los pobres y desgraciados humanos.
¿Preparados? ¿Listos?
A favor puedo decir que, como muchas de su especie, esta cinta tiene la virtud de meternos en situación desde la primera escena. Así, nada más ver esas tomas (de archivo, por supuesto) de un volcán estallando en México, tenemos claro que esto debe de tener algo que ver con el monstruito que da título a la peli. Estas prisas, al menos al principio (luego hablaré de esto) continúan cuando conocemos a los protas, Hank y Doc, geólogos, para investigar lo sucedido.
Aquí comienza lo que puede destacar como parte de la peli centrada en un misterio inicial (que, bien mirado, si lees el título, no es tal) que me ha gustado bastante y creo que está muy bien llevado. Así, vemos cómo los científicos se van a un pueblo donde todo está destrozado, no hay nadie (salvo un bebé) y se encuentran el cuerpo de un policía en una postura muy rara, más que nada, porque está muerto. ¿Qué lo ha matado? Venga, que seguro que lo adivinas. Vale, pues los protas no tienen ni idea y van a un pueblo donde un sacerdote les cuenta que hay desapariciones, muertos sin sangre y supersticiones acerca de un ser sobrenatural al que llaman "toro-demonio" Si a ello le añadimos unas huellas gigantescas y un científico que asegura que hay veneno en el cuerpo del poli y conoce todos los venenos MENOS ese, la cosa se pone interesante.
A partir de este momento, la historia se va a decantar por dos derroteros muy diferenciados. Por un lado, está el hecho de las distintas investigaciones que se llevan a cabo para averiguar qué demonios ocurre y las pistas que se siguen hasta que descubren el horror al que van a enfrentarse. Por otro, son las acciones que se llevan a cabo una vez superada la sorpresa inicial (para unos más que para otros. Ya te explicaré esto un poco más abajo) para combatirla. El primero de los caminos tiene mucho diálogo, presentación y desarrollo, en mayor o menor medida, de personajes. El segundo tiene el aliciente de que vas a ver muchos bichos gigantes fastidiando al personal. Depende de lo que te guste te podrás decidir por uno o por otro. Fíjate que yo, cosa extraña, prefiero el primero, a pesar de lo divertido de los monstruos pero, de esto, te hablaré luego.
La premisa de la historia, es decir, que el planeta está plagadito de monstruos gigantescos que están esperando alguna que otra erupción volcánica para salir al exterior, me parece muy original. Típica de la época, por supuesto, pero original de todos modos. El modo de mostrarla en pantalla es correctita, para mí, mejorable pero, en conjunto, tiene ese encanto de la ciencia ficción que ya no se hace y que, años atrás, era marca de fábrica de este género.
Me han gustado mucho las tomas del paisaje volcánico. Unas, claro, son reales. Otras, desde luego, decorado de estudio, pero muy reales. La muerte del antenista es muy destacable (lenta y sangrando por la boca entre las pinzas del escorpión, algo un poco fuerte para la época). Las escenas de pelea con larvas o arañas, así como la final en el estadio, donde el monstruo se enfrenta a tanques y helicópteros están muy conseguidas, lo mismo que el ataque al tren (¿homenaje a King Kong?)
Los personajes no pueden ser más arquetípicos y, como tales, actúan. Hank es el tipo duro/héroe que se liga a la chica. Doc Ramos el secundario que le ayuda y Teresa aporta el toque romántico que toda historia debe tener solo que, aquí, además, está muy alejada de ser la típica mujer en peligro y se muestra valiente, luchadora y con un montón de hombres a sus órdenes en la hacienda que regenta.
¿Y los actores que los interpretan? Pues algo planos, la verdad. Richard Denning como Hank (te sonará de La mujer y el monstruo) me queda un pelín inexpresivo y el tío no se despeina. Lo mismo digo de Carlos Rivas como Ramos: algo sosito. Clara Corday haciendo de Teresa es muy guapa y, también, algo acartonada. Pero si hay uno inexpresivo y tieso como un palo, es Carlos Múzquiz como doctor Velasco. El amigo me resulta tan sieso que dan ganas de que el escorpión le clave un poco de veneno a ver si reacciona.
Si eres aficionado al género de allá por los cincuenta, como lo soy yo, sabrás que aquí te puedes encontrar de todo, desde obras maestras, pasando por otras que se dejan ver y, luego, las cutres sin rival llenas de situaciones alucinantes y alucinógenas que hacen que no despegues los ojos de la pantalla y, al terminar, te cuestiones si, de verdad, has gastado una hora y pico en ver ese producto. Por eso, en muchas ocasiones, hay cintas que tienen ciertos momentos raros que no dejan de llamarte la atención. Bueno, pues servidor opina que esta peli, sin llegar a ser de las cutrísimas, tiene una serie de cosas que, desde luego, son mejorables. Os comento algunas.
Vamos a ver; ves un escorpión atrapado en una roca y, ¿qué haces? Hank y Doc lo tienen claro: la machacan. Será un método científico que yo no conozco (ok, no conozco muchos; soy de letras) pero, hijos, que sois científicos. Vamos, un poco más de, no sé, maña. Pero, cuando ven que el animalito está vivo es que ni se inmutan; en más, parecen divertidos. Fijáos el caso que le hacen que Hank, que en ese momento piensa con otra cosa que no es el cerebro, dice a Teresa que, si se deshacen del bicho, estaría solos. Ozú...
El doctor De la Cruz, como apunté antes, es un tío que sabe de muchos venenos salvo ESE que tiene el policía en sus venas, que resulta ser de un simple escorpión. ¿Por qué, si es experto en venenos, no conoce ESE?
Sigo con los doctores. Velasco es listo como él solo. Atentos: con ver al pequeño escorpión salido de la piedra que los otros dos desgraciados han aporreado, sabe que está ahí para conquistar la Tierra. Y punto en boca. No obstante, el tipo es el protagonista de ciertos momentos que, como poco, son curiosos. Por ejemplo, determina que los escorpiones son lentos pero los gigantes corren que se las pelan. Ahí va otro: idea un gas para matar a los monstruos pero dice que en el interior del cráter puede resultar inútil al expandirse. Y digo yo (desde mi ignorancia), ¿y en el exterior no se expande? Nada, lo mejor es su solución al problema del cráter: volarlo con dinamita y dejar enterrados a los bichos en vida. De nuevo: ozú. Que luego haga regresar a los protas a la ciudad con mentiras porque, claro está, los escorpiones se han escapado ya es otra cosa.
Hablando de protas, estos también hacen cosas de traca. Para empezar, tanto coqueteo me sobra pero ahí queda. Hank, que es un tipo ligón y listo, determina que, para medir la profundidad de un cráter, hay que tirar un pedrolo a su interior pero, como no suena, hay que bajar. Toma ciencia. Y ya lo creo que bajan. Y ven larvas gigantes, arañas monstruosas y demás cosas pero, oye ni se inmutan. Es más, todo fríos, se dedican a hacer fotos como si tal cosa, sin mover un músculo de la cara. Se puede ser duro pero tanto... A mí me han recordado a cualquier turista en Disneylandia. ¡Mira, una larva de veinte metros! Foto. ¡Mira, una araña como un coche! Otra foto. Pero es que Hank es cabezón como él solo. El colega ve una foto aérea de un escorpión gigante y sigue en sus trece con que no tiene por qué haber peligro (??????) Y, para colmo, al final de la peli, el tío se acuerda de que uno de los monstruos mató a otro inyectando veneno en el cuello. ¡Haberlo dicho antes!
Pero si hay un momento propio de Mortadelo y Filemón, es ese en la escena de la batalla final en la que un soldado, tirador para más inri, dispara un proyectil electrificado al escorpión. Falla, lo recoge con una cuerda (sí, habéis leído bien) lo carga y... se electrocuta porque el artefacto seguía electrificado. Increíble, sí, pero cierto.
Y ya, para terminar, el escorpión. De lejos, es negro, de cerca, gris. Y, ya puestos con él, tiene dientes y babea. Lo vemos en los tropecientos primeros planos a modo de zoom que veremos en la peli.
En fin, una peli que, en conjunto, me ha parecido un poquito irregular. Es entretenida, de eso no hay duda, pero le falta algo; quizás algo más de emoción, resoluciones más adecuadas y, sobre todo, menos absurdos en determinados momentos. Quizás, con menos duración (hora y veintisiete minutos, muy larga en comparación al rasero general) la cosa hubiera quedado más dinámica pero, como no se puede viajar al pasado (aún) es lo que hay. Aún así, para pasar un ratio, viene bien.
Por cierto, si te gusta el grupo Scorpions y has visto el vídeo World Wild Live de 1985, notarás que empieza con imágenes de esta peli. Honestamente, ese fue uno de los motivos por los que la vi.
Vigilad el cielo.
Muy buena reseña.
ResponderEliminarY excelente la descripción de las personalidades de los personajes ja ja ja
¡Gracias, Felipe!
EliminarLa verdad es que a los personajes se les ve venir pero tienen su encanto.
¡Nos leemos!
¡Gracias, Felipe!
EliminarLa verdad es que a los personajes se les ve venir pero tienen su encanto.
¡Nos leemos!