(1921)
Director: Victor
Sjöström
Guión : Victor Sjöström
Victor Sjöström
Hilda Borgström
Astrid Holm
Lisa Lundholm
Tore Svennberg
La
leyenda dice que, quien muere en víspera de Año Nuevo, se convierte en el
cochero de la carreta fantasma, quien se encarga de trabajar para la Muerte…
Lo
admito; piqué cual mosca en la trampa. Leí el título, vi un par de imágenes y
me tiré de cabeza a ver esta peli. Admitámoslo, la cosa, a priori, promete.
Pensé que me iba a encontrar una cinta
de terror a la antigua usanza propio de estas películas, es decir, pocos
miramientos, imágenes escabrosas y horror del directo y primigenio, que para
eso hablamos de 1921 y servidor tiene una especie de debilidad rara hacia las
cintas mudas de terror o misterio.
Pues
no.
Lo
que me he descubierto ha sido algo por completo distinto. Y es que esta cinta
no es una historia de terror como yo (lo admito, en mi completa ignorancia)
creía. Todo lo contario; es un drama de proporciones considerables con, eso sí,
cierto toque fantástico.
Muy
bien. Allá voy…
Debo
reconocer que, cuando se nos explica la leyenda de la carreta fantasma quedé
gratamente sorprendido y pensé “la cosa
empieza bien y seguro que sigue mejor.”. Me parece que el golpe de efecto está
muy logrado, con esa imagen tan aterradora del cochero fantasmal que, guadaña
al hombro, conduce su carreta de pesadilla. Creo que ver esas imágenes en el contexto
de una cinta muda tiene un encanto especial y, por qué no, transmiten cierta
sensación de desasosiego. Mejor aún está hecho cómo recoge a los fantasmas de
las víctimas, ya sea de los que se pegan un tiro o de los que mueren ahogados,
efecto que hemos visto hasta la saciedad en muy distintas películas a lo largo
de los años. Y más curioso resulta que esta, como dije antes, es una cinta de
comienzos del siglo pasado y no puedo dejar de sorprenderme por, con lo
limitado del medio aquel entonces, podían hacer estas cosas. Estupendo. Ahí es
donde comencé a frotarme las manos y me preparé para dejarme llevar.
Pues
mi gozo en el más profundo y oscuro de los pozos, amigos. Nada de miedo, menos
de intriga y cero de emoción (aquí hay emociones pero mucho más dramáticas que
aterradoras, que son las que a mí me gustan). Donde pensé que habría una trama
de terror y tensión resulta que me he encontrado con un drama bestial acerca de
un hombre, David Holm, que, tras una vida de dudosa rectitud, muere la víspera
de año nuevo y, por ello, le corresponde ser el cochero fantasmal. Por eso,
acudimos a una serie de largos, pesados y lentos flash-backs donde se nos
explica su vida y, sobre todo, sus errores que, además, parecen importarle un
rábano. Nada, que la vida está para vivirla y punto. El tipo es malo con
avaricia y así se nos dice una y otra y otra vez. Todo ello, adornado con el
hecho de que la mujer que le ama (que, por cierto, no es la suya. Esta huyó
porque no lo aguantaba; no me extraña) cree que es buena persona y puede
cambiar, aunque al mencionado David, por un oído le entra y por el otro le sale.
En cuento a los actores, debo destacar, cómo no, a Victor Sjöström que, además de interpretar al ruin de David, firma y dirige la película. Hay que admitirlo: borda el papel de mala persona hasta tal punto que te creas que, de veras, hay seres humanos rastreros y malos. También es notable Astrid Holm como la moribunda Edit que aporta una carga dramática considerable y, en cierto modo, es la desencadenante de todo.
La
película se me ha hecho lenta, muy lenta (la carreta se nombra por primera vez
a los diecisiete minutos), ya que los mencionados flash-backs resultan tan
eternos y pesados como todo el metraje,
repitiendo una y otra vez, bajo distintas situaciones, que David es una mala
persona. Vale, yo creo que nos ha
quedado muy claro (al amigo le da igual contagiar a sus propio hijos con
tuberculosis, toda una joya de tipo) pero se insiste una y otra vez. Si le
sumamos que el tema de la carreta va quedando cada vez más de lado hasta
prácticamente desaparecer, que el drama está que se desborda y que la moralina
de ser malo tiene consecuencias peores aún, lo que tenemos es un dramón
tremendo de proporciones universales que, bajo la apariencia de un título
atractivo pero igual de engañoso, puede hacer que, si vas con una idea de esta
cinta en la cabeza, te encuentres con otra muy distinta.
En
definitiva, no me ha gustado nada. Ojo, que no digo en absoluto que sea una
película mala porque, en primer lugar, a mí no me corresponde decirlo y, en
segundo, creo que como drama bestial cumple (de hecho, si te metes en cualquier
sitio de internet, la ponen por las nubes) Sí digo que se me ha hecho lentísima
y que, en conjunto, me he aburrido bastante. Para quien le guste, ahí queda…
Vigilad
el cielo.
¡Gracias, amigos! ¡Todo un honor!
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