domingo, 6 de enero de 2013

La bella durmiente


La bella durmiente (Sleeping beauty)
(1959)
Director: Clyde Geronimi
Guión    : Erdman Penner

Mary Costa
Bill Shirley
Eleanor Audley
Verna Felton
Barbara Lyddy
Barbara Jo Allen
Taylor Holmes
Bill Thompson



La princesa Aurora acaba de nacer y todo el reino es feliz. Pero la malvada Maléfica tiene reservada una siniestra profecía para ella… 

Esa trampa la puse para un campesino y, ¿qué logro? ¡Que caiga un príncipe!” (Maléfica)
Ya nos habíamos conocido antes” (Felipe)
¿De veras?” (Aurora)
Por supuesto. Tú misma lo has dicho. Una vez, en un sueño” (Felipe)


La Bella Durmiente es un ejemplo de ese tipo de películas que ya no se hacen. No sólo lo digo desde el punto de vista de la animación, que es absolutamente espectacular, sino como largometraje en sí. ¿La razón? Es una de esas cintas que los niños adoran y los adultos disfrutan y que, además, está llena de cosas, de detalles, que hacen de ella todo un espectáculo desde que empieza hasta que acaba y que la han convertido en un clásico desde el primer minuto de metraje hasta el último.

Lo primero que llama la atención, desde los títulos de crédito, es la banda sonora tan espectacular que reina a lo largo de toda la proyección. Aquí, los momentos musicales son tan protagonistas como cualquiera de los personajes y no solo están integrados en la cinta, sino que cuentan la historia y aportan humor, emoción o dramatismo. Si nos fijamos, cada protagonista tiene asignado un tema que viene determinado por la naturaleza del personaje en sí: los momentos de Maléfica están acompañados de música siniestra, trepidante y algo fantasmagórica. Los de las hadas, con temas muy saltarines y simpáticos. Y, cómo no, aquí hay que hacer referencia al tema de temas, ese que, cuando ves la peli, se te queda grabado y no olvidas. Hay personas que, incluso sin saber que corresponde a esta cinta, lo conocen. Me refiero, claro está, al tema principal, ese con el que abre la película y con el que cierra en un círculo perfecto de acontecimientos y que todo el mundo identifica con total facilidad. Creo que el término “Príncipe Azul” se lo debemos no solo a esta peli; también a la pieza musical que lo ilustra. Cosa curiosa, está presente en toda la cinta y en todos los momentos románticos. Para mostrároslo, he elegido uno de mis preferidos, cuando Aurora y Felipe están en el bosque. Escuchadlo; hay determinadas cosas que no pueden ser explicadas con palabras:


La melodía, deliciosa, la letra, exquisita. Los coros, espectaculares y la animación que acompaña a esta secuencia, sublime.
¿Más momentos musicales estelares? Prácticamente toda la peli. Si prestáis atención, toda la escena en la que las hadas debaten qué hacer ante el problema de la amenaza de Maléfica está acompañada de música que lo que hace es resaltar los gestos y movimientos de los personajes. No sólo acompaña las imágenes; las complementa y ayuda a que la historia se cuente mejor. Y, claro está, tengo que destacar otros dos números muy buenos: el de las tres campesinas preparando el traje de Aurora y su pastel y el brindis de los reyes y sus “¡Copas!” Por cierto, este último me encanta pero, sobre todo, el juglar que toca el laúd y acaba como una cuba. Y no olvidemos la secuencia en la que Aurora, hipnotizada, sigue a ese destello verde y las notas musicales que oímos parecen decir con total claridad “Aurora”. En esta última, la música es, simplemente, espectacular.



Otra de las características de esta película, como solía ocurrir en las de la época, es la inmediatez: todos los personajes son presentados en los primeros siete minutos, Maléfica incluida. Y, a pesar de que la ayuda del narrador en off ahí queda (por cierto, en inglés, habla en verso, lo mismo que muchas veces las hadas o  la propia Maléfica, algo que, de pasada, se pierde en el doblaje), nada más verlos, uno sabe cómo van a ser. El rey Estéfano, espigado y delgado, resulta paciente, afable. Huberto, bajito y gordinflón, entra en la categoría de cascarrabias que cae bien. La reina, que sale poco, está claro que se corresponde con el modelo resignado. Vale, a Felipe le vemos de niño y a Aurora de bebé pero está claro, ¿verdad? Él será guapo y valiente y ella la rubia y preciosa, como debe ser con las princesas. Sólo puedo utilizar una palabra para las hadas: encantadoras (siempre tuve debilidad por la de azul, Merryweather (Primavera en español)) Y mi favorita para el final: Maléfica. Me encanta el diseño e este personaje: de negro, de rostro verde (¿influencias de El mago de Oz?), con esos dos cuernos, la nariz afilada y esa capa que termina en punta a modo de murciélago o llama. Insuperable. Y es mala porque sí; no hay explicación alguna, como tiene que ser. Por eso, me encanta la escena en la que, dormida ya Aurora, va a la celda donde retiene a Felipe para contarle el destino fatal de todo… solo por fastidiarle y amargarle la vida (“Qué día tan encantador. Por primera vez en dieciséis años, dormiré tranquila”) Vamos, maldad pura y dura. Y, de nuevo, la música que acompaña esta escena potencia aún más la majestad de todo el momento.
Maldad, elegancia y terror en su justa medida...
 Como no podía ser de otro modo, en una historia tan deliciosa como esta, tiene que haber momentos encantadores. Por eso, aquí, la princesa Aurora habla con los animales en el bosque y les cuenta sus sueños. Y sí, ellos la entienden. Y si la cosa no queda clara, hasta se marcan un bailecito donde un búho, conejos y pájaros hacen de príncipe. Si yo fuera animalito del bosque, o un simple insecto, también me daba el gustazo de bailar Aurora.  Y si ella baila con animalitos, él habla con su caballo y le chantajea con zanahorias. Y aquí paz y después gloria.

Sigo. Otro gran acierto de la peli que me gustaría destacar: aquí, el príncipe, es protagonista. Decir esto puede sonar a ridiculez porque todo el mundo lo sabe y se puede decir que Felipe es el príncipe de los príncipes animados. Pues no es tan evidente, amigos vigilantes del cielo. Y es que, animar la figura masculina (animarla bien, quiero decir) siempre fue un problema para los animadores Disney. ¿La razón? O el príncipe quedaba muy masculino y macho o, en el lado opuesto, extremadamente femenino y afectado. Como ya comenté en su reseña, el príncipe de Blancanieves fue un buen quebradero de cabeza para todos; salía más pero cortaron sus escenas y las redujeron a lo mínimo imprescindible: el comienzo y el final. Estaba claro que si querían que Felipe fuera protagonista, se lo tendrían que currar mucho más. ¿El resultado? Un personaje que resulta valiente, atractivo y, a fin de cuentas, protagonista. Aquí le vemos hablar (el de Blancanieves no hablaba, pobre hombre), montar a caballo, bromear, bailar y luchar. Ah, y para que conste, no tiene un escudo y espada cualquieras, no. Su escudo es el de la virtud, y la espada, la de la verdad. Nada, mi príncipe favorito.


La trama, a pesar de lo encantadora que resulta a simple vista, con una princesa rubia y guapa, un príncipe enamorado, hadas buenas y brujas con una mala baba más que considerable, está tan bien desarrollada y mostrada que puede ser disfrutada por niños, claro, pero también contiene matices que hacen lo propio con los adultos. Fijaos: es una historia de cuento de hadas, eso está claro pero, lo mismo que contiene momentos propios de niños (el brindis de los reyes, el momento en que las hadas otorgan belleza y voz a Aurora, el dragón) que también sus dramáticos de una fuerza considerable. Si prestamos atención, una recién nacida es arrancada de su hogar bajo amenaza de muerte, vive engañada por tres hadas con las que protagoniza un momento más que duro, es decir, cuando le dicen quién es en realidad, su origen y destino: casarse por la fuerza con un príncipe. Si a ello le añadimos el tema que todo el mundo conoce, es decir, que se pinche el dedo hipnotizada para tener una especie de muerte/letargo en vida (mirad cuando Maléfica aparta su capa y  muestra a las hadas el cuerpo de Aurora, el cual abandona como un trapo viejo en el suelo. ¡Por Dios, si hay un momento en que las tres hadas lloran sobre el cuerpo de la princesa!), creo, al menos es mi opinión, que los elementos dramáticos o serios están servidos. La cuestión, cuando se llega a estos casos, es saber combinar y equilibrar ambas fuerzas, aquellas más ligeras con las más impactantes de la trama. Y esta, para servidor, es una de las características (entre otras muchas, claro) más admirables de la peli que hoy nos toca, porque se las apañaron tan bien, supieron narrar de manera tan acertada esta historia que, el resultado, es que décadas después, continúa tan vigente como la época en que se hizo.

Si esto no es drama...
 
¿Momentos memorables? A patadas. Aquí hay que hacer mención a unos cuantos, esos que se te quedan grabados en la memoria y que, aunque haga muuucho tiempo que no ves la peli, sí los recuerdas. ¿Ejemplos? El baile con el príncipe, la confección del traje de cumpleaños, la larga secuencia que desemboca en que Aurora se pincha el dedo mientras sigue ese destello verde o la secuencia sublime en la que Maléfica le  muestra a Felipe (encadenado en su celda) el destino final de todo. Y el momento de momentos: todo un reino se queda dormido  bajo el hechizo de Flora, Fauna y Merryweather (acompañado, por cierto, por unos coros impresionantes, repitiendo una melodía que ya hemos escuchado en otro momento de la peli pero cambiando la letra. Ahí queda eso) ¿Es todo? No, porque no podemos olvidar la pelea con el dragón que tiene Felipe tras pasar por un campo de espinas.

Maldad de la buena.


¡A dormir!

Pasemos a los efectos. Porque, sí, esta es una peli de animación pero hay un montón de efectos especiales. Lo que ocurre es que uno está tan metido en la trama, tan absorbido por ella, que no los notas. Ahí tenemos la aparición inicial de Maléfica o cuando esta desaparece convertida en ese símbolo extraño; la hoguera con la que se queman las ruecas, el reflejo de Aurora y Felipe en el agua mientras bailan (¡perfecto!) o las hadas convertidas en meros destellos diminutos al volar.  Ah, y hay flechas que se convierten en flores o arcoíris que sirven de escudo para evitar derrumbamientos. Y si la cosa se pone mal, un campo de espinas rodea un castillo donde tendrá lugar cierta pelea con un dragón gigantesco Y todo esto… ¡sin ordenador!


Y, como todo buen cuento de hadas, todo tiene que terminar bien. Y aquí no es que las cosas acaben bien, es que la historia tiene un final perfecto donde todo se arregla, el bien gana y el amor triunfa. Como tiene que ser. Y, para celebrarlo, un buen waltz entre las nubes. Chapeau!


Hasta aquí he llegado. Esta peli debe verse y, mejor aún repetir su visionado las veces que
haga falta. Todo un clásico de la animación y del cine. Si la magia puede hacer que los adultos se conviertan en niños y estos lo sean aún más, sin duda, esta película es mágica.

Unas cuantas cosas curiosas:

-El primer guión gráfico se terminó en junio de 1952.
-Disney no estaba del todo satisfecho: el planteamiento inicial se parecía mucho a Blancanieves y temía que la peli fuera un simple calco.
-Se estudió la pintura y arquitectura medievales para dar con el enfoque adecuado.
-El gran lema que define el espíritu de la peli: “¡Una muchacha hermosa es una muchacha hermosa!”

¡Me la pido!
-Un elemento clave: Eyvind Earle, que diseñó el look de la cinta. Empezó con Disney en 1951 después de diez años de intentar trabajar para el estudio. Su modo de representar árboles, paisajes y personajes dio a la película su principal seña de identidad.
-Con respecto a los árboles, algo que suele pasar desapercibido: tiran a cuadrados.
-Disney decía: “Veamos lo que Eyvind puede hacer”
-Esta película no contiene elementos caricaturescos humanos, como el caso de los enanitos. Por eso, su complejidad fue extrema: todos los personajes principales son humanos.

-Mary Costa fue la voz de Aurora. Dar con ella supuso un casting de tres años.

 
-Helene Stanley fue el modelo vivo que sirvió de referencia a los animadores, que hacían bocetos de ella mientras bailaba. Aquí os dejo el vídeo:


-Parte de la música está sacada de la obra original de Chaikovski.
 
-El número musical del brindis de los reyes fue creado en especial para la película. Según los responsables, tratando de mantener el espíritu de Chaikovski.
 
-La coreografía de la lucha entre el príncipe y el dragón se filmó primero en vivo. Observad:



-Para el efecto del dragón, se usó como referencia un lanzallamas.
-Eleanor Audley fue la voz de Maléfica… y de la malvada madrastra de La Cenicienta.
-Para las hadas, los animadores se fueron a tiendas donde las señoras que compraban y, sin que se dieran cuenta, hacían de modelos. Llegaron a la conclusión de que había tres tipos de ancianitas. Cada una de ellas, representada por cada hada en la peli.
-Fue la primera película de animación filmada en 70 mm. Por eso dibujos y fondos fueron más detallados.
-Uno seis años de producción (también ha leído siete y medio)
-Un fondo se tarda en hacer dos días o tres. Para La Bella Durmiente se tardaban entre una semana y diez días.
-Se utilizó la cámara multiplano, consistente en filmar objetos en distintos planos y superponerlos en pantalla, lo que da sensación de profundidad.
-Fue la más taquillera después de Ben-Hur.
-El personaje más complejo siempre era Felipe. Disney, para acallar a los animadores más problemáticos, les daba como tarea animar al príncipe.
-En la época en que se produjo esta cinta, en la sección de tinta y color, solo trabajaban mujeres. En un libro que servidor tiene de los años setenta donde se habla de esta producción, se denomina a dicha sección como “un delicioso paraíso femenino”
-Detalle curioso: comparad el guerrero de Maléfica (el lumbreras que sigue buscando en las cunas después de dieciséis años) con cierto guardian que pulula por el palacio de Jabba el Hutt en El retorno del Jedi...
 


Vigilad el cielo.

2 comentarios:

  1. Querido vigilante;

    Te vas superando en tus artículos. Has desmenuzado con tanta agudeza todos los detalles de la película que leyéndote tengo la sensación de haberla visto una vez más,disfrutando de las cosas más dulces de la historia.

    Todo es delicioso, la belleza de la pareja, el baile, todo, pero lo que es extremadamente dulce es que se conocieran en un sueño...sueño y vida real, dos dimensiones que se funden más a menudo de lo que creemos...

    Tengo curiosidades a cerca de los personajes de Disney. Hablas de la voz de la princesa, pero, ¿y la del doblaje? ¿Quién dobla a los personajes en español? ¿Porqué los últimos dvds tienen voces tan espantosas? (cenicienta, por ejemplo). ¿Qué necesidad tienen de cambiarlas? ¿Y la letra de la canción varía mucho de la original?

    Continúa vigilando el cielo, por favor, que tus lectores te lo agradecemos.

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  2. Estimada Violeta:

    Gracias por tus constantes palabras de ánimo y tu fidelidad.

    Por aquello del lanzamiento en DVD, muchas de las pélículas Disney (casi todas) sufrieron el hecho de ser redobladas para las nuevas ediciones. El resultado, al menos para mí, difiere mucho del primer doblaje con el que los títulos fueron lanzados en video en su momento. Es lo que debe tener, digo yo, ver una peli un montón de veces y que luego la vuelvan a doblar con voces completamente distintas y que parecen "traicionar" el espíritu del doblaje original.

    Dicho doblaje fue dirigido por Edmundo Santos. Estrellita Díaz y Lupita Pérez fueron Aurora (la última para las canciones), Rosario Muñoz hizo de Maléfica y Alejandro Algara, Felipe. Muchos consideran que estas voces incluso superan las originales.

    Este trabajo fue eliminado del todo en 2001 por el que podemos escuchar hoy que, por cierto, suele gustar tan poco que hasta se han formado movimientos que exigen a Disney recuperar el original.

    De nuevo, gracias por vigilar el cielo conmigo; haces que sea un placer más grande aún.

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