El príncipe de
las tinieblas (Prince of darkness)
(1987)
Director: John Carpenter
Guión : John
Carpenter
Donald Pleasence
Lisa Blount
Jameson Parker
Dennis Dun
Susan Blanchard
Anne Marie Howard
Unos
investigadores han encontrado un cilindro en
una iglesia. El artefacto puede ser la clave para descifrar un horrible
secreto…
Dad un vistazo a esto:
Dad un vistazo a esto:
Pues sí. Hoy
le toca el turno al maestro John Carpenter con un título que suele levantar
pasiones e indiferencias por igual. Y es que sabido es por todos que el amigo Carpenter
es un ejemplo muy claro del típico tipo que va a lo suyo y hace lo que le
gusta, cosa que no tiene que coincidir con el sentir general de la industria.
Esto hace que en su filmografía se puedan
encontrar títulos considerados como obras maestras (1999, rescate en Nueva York, El pueblo de los malditos, La cosa) y
también otros que no lo son tanto (Christine,
que a Stephen King no le hace ninguna gracia o 2013, rescate en Los Ángeles) Lo malo es que todo esto, junto y en
el mismo paquete, ha hecho que la carrera del realizador sea considerada por
muchos como bastante irregular y, si me apuráis, munchos califican algunas de
sus películas de desastres absolutos. Con todo, creo que si hay algo que no se
le puede negar a Carpenter es la originalidad que impera en sus trabajos. En
este, el argumento no es una excepción; una extraña mezcla de terror y ciencia
ficción que, para mí, está más que conseguida. Veamos…
Después
de una inquietante escena inicial en la que no se nos revela nada, la trama
comienza a presentar una serie de personajes que serán los protas de la cinta.
Como suele ocurrir, Carpenter no se para mucho en temas ajenos a la misma, como
la relación sentimental entre dos de los alumnos (cosa que ni pincha ni corta,
todo hay que decirlo) o la preocupación del sacerdote, interpretado con la
solvencia habitual de Donald Pleasance. El hecho de que al comienzo no se nos
diga mucho (o nada) hace que quieras saber más y, desde ese punto de vista, la
cinta se merece un sobresaliente. Es obvio que se fragua algo importante y,
claro está, malo, pero no sabemos el qué. La cosa va en crescendo cuando vemos
a esos inquietantes vagabundos que es obvio que no traen nada bueno (por suerte, esto luego se
confirma) La película mantiene bien el misterio hasta que se nos revela el
cotarro de todo el asunto y es ahí cuando acudimos a la inclusión del elemento
de ciencia ficción: la posibilidad de que Jesús y el Demonio hubiesen sido
seres inteligentes de otro planeta. Como premisa, al menos para mí, sublime.
Pero,
no olvidemos que, a fin de cuentas, esta es una cinta de John Carpenter y eso
equivale a misterios y argumentos originales, sí, pero también a muertes más o menos
espectaculares. Desde que ese pobre alumno con pinta de empollón tiene un
desafortunado encuentro con los vagabundos y una bicicleta que viene que ni
pintada para matar a alguien de manera que te quedes bien fijo al sofá, la
sangre está servida. Y, poco a poco, aquí no se libra nadie… salvo unos pocos,
claro.
De
nuevo, en este Príncipe de las tinieblas
(una pena que el título rebele algo de por dónde van a ir los tiros), hay una
constante típica del cine del director: unos personajes anclados en un sitio
(esta vez una vieja iglesia que sirve de laboratorio) asediados por el enemigo,
ya sea en forma de alien cambiante con una buena dosis de mala leche (La cosa) o de enviados del mal, como
sucede aquí. Pero, claro, si no puedes atacar desde fuera a través de
vagabundos inmundos, lo haces desde dentro poseyendo al personal. Atentos a la
escena en la que ese alumno, rodeado de bichos, muerto y resucitado, augura a
los pobres estudiantes la que les espera… para después caerse a pedacitos. El
efecto en sí puede notarse más o menos (ok, más más que menos) pero el golpe de
efecto como tal es lo que importa. Y, en cuestión de golpes de efecto, nada
como el cine de terror de los ochenta…
Y,
como no puede ser de otra forma, el bueno de JC se agarra a lo que sea para no
dejar indiferente al espectador, ya sea haciendo que la sangre salpique, bien con
primeros planos del personal poseído (aquí me remito, de nuevo, a los
vagabundos o a estudiantes poseídas y ensangrentadas) o con una banda sonora
igual de inquietante. Como siempre hace, él mismo firma la música. Pero, ojo,
no busquemos aquí una banda sonora tipo John Williams o Basil Poledouris por
poner dos ejemplos, es decir, temas tarareables. La música de Carpenter tira
más a ruido que a otra cosa. Y no lo digo como algo despectivo (¡ni mucho
menos!) Simplemente sirve para acompañar a imágenes y crear o potenciar más el
golpe de efecto y, desde luego, lo consigue al cien por cien. En una cinta de
esta naturaleza encontrarse con bellas melodías sería lo que menos le hiciese
falta.
Muy mal rollo... |
¿Detalles
que hacen que esta cinta merezca la pena? Todos los que he mencionado
anteriormente amén de los efectos especiales propios de la época. Aquí no se
trata de quedar bien o de que el asunto quede bonito o espectacular porque sí; lo
que cuenta es ser desagradable, como dictan los cánones de las películas de
terror. Y, a pesar de que han pasado unos buenos años y los efectos se notan,
para mí cumplen lo que tienen que cumplir. Y mucho ojo a la escena final de la
estudiante y el espejo. Me encantó ese plano cortísimo en que se ve a la chica
al otro lado… y no digo nada más, así la veis.
Y
ahora pasamos a los aspectos que no me llamaron mucho, esos pequeños detallitos
que están y me gusta comentar para que no todo sea alabanzas (que, las que
están mencionadas, figuran para mí con toda la justica del mundo) Para empezar,
no me queda muy claro qué tipo de estudiantes son estos. Más que estudiantes
parecen los padres de los estudiantes (al menos muchos) por la edad, los
bigotes y las barbas. El caso es que uno de los profesores se refiere a ellos
diciendo “…Sois físicos competentes
aunque no tenéis título que lo demuestre…” Vamos, a mí eso me suena a
alumnos…
El sacerdote y los alumnos |
¿Y
qué pasa con los efectos? Pues ochenteros o, dicho de otra forma, artesanales.
Los que implican sangre y miembros cortados me siguen gustando (bichos
incluidos) Ahora bien, reconozco que lo del chorrito (no diré nada más) queda
pelín cutre pero…
En
fin, una muestra del cine de antes y que, en su momento, estuvo a la
vanguardia. Terror del clásico con elementos de ciencia ficción. Como ya dije
al principio, según la fuente que consultes, la calificarán de buena película o
de desastre absoluto. De hecho, recaudó lo invertido en ella y lo superó pero
la industria fue tajante: desastre. Y de los malos, ya que siguió a un mega
desastre llamado Golpe en la pequeña China.
En lo que a mí respecta, no es de mis películas preferidas de John Carpenter
pero, debo decir que la veo con agrado y me entretiene en su justa medida, por
lo que no tengo reparo en recomendarla.
Si os animáis, vedla. Estoy seguro de que, indiferentes, no os dejará.
Por cierto, la película se suele incluir en la denominada Trilogía del apocalipsis de John Carpenter, compuesta por La cosa, esta película y En la boca del miedo.
Vigilad
el cielo.Si os animáis, vedla. Estoy seguro de que, indiferentes, no os dejará.
Por cierto, la película se suele incluir en la denominada Trilogía del apocalipsis de John Carpenter, compuesta por La cosa, esta película y En la boca del miedo.
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