domingo, 9 de diciembre de 2012

El fantasma de la ópera







El fantasma de la ópera (The phantom of the opera)
(1925)
Director: Rupert  Julian.
Guión : Walter Anthony, Elliott J. Clawson, Bernard McConville, Frank M. McCormack.

Lon Chaney.
Mary Philbin.
Norman Kerry.
Arthur Edmund Carewe.


En la ópera de París, una sombra ronda por los subterráneos: el fantasma de la ópera. Christine Daae, una cantante, es su pupila…


 ¿Quién no ha oído hablar de esta historia? El monstruo que, oculto en la ópera de parís, bebe los vientos por una cantante a la que retiene contra su voluntad.


Pues, si bien es cierto que la novela fue escrita por el famoso Gaston Leroux también lo es que si el planeta entero conoce esta historia es gracias a la peli muda que hoy nos toca. Y es curioso porque, si bien dicha novela ha conocido muchas adaptaciones, esta, quizás, es la más famosa de todas y, de algún modo, la más atemporal. No obstante, y a pesar de que data de 1925 (ahí es nada), según parece hay otra versión de 1916 que, por desgracia, está perdida. Una pena…
Pues bien, metiéndonos ya en faena, sólo puedo decir que…
A favor debo destacar varias cosas. Cada una, claro está según la importancia que merece.
Para empezar, lo que primero entra por los ojos en los minutos iniciales, es la buena ambientación de época referente a toda la Ópera de París, tanto en su parte visible (escenario, público, palcos) como en la que no se ve y, claro está, es la más destacable en la cinta, es decir, los entresijos de la propia ópera. Por eso, vemos tramoyistas, trabajadores y bailarinas ir y venir por pasillos y escaleras internos del edificio. Y sí, también vemos cierta sombra que, enfundada en una capa y un sombrero, asusta a todo el que se pone por delante. No obstante, y es en estos momentos iniciales, cuando el carácter fantasmagórico del ambiente que rodea dicho lugar se va a ver roto (en muy poquita medida, claro) por cierto sentido del humor más o menos de la época con ese trabajador que ve la sombra del fantasma y no le cree nadie. Curioso este dato ya que ni por asomo se da en el libro (muy serio, muy formal) Supongo, digo yo, que es algo fruto de la época.
La película va directa al grano y nos presenta a los personajes principales sin muchos rodeos. Así, conocemos a los nuevos (y pardillos) directores de la ópera y, por supuesto, a Christine y su enamorado Raoul. Y lo de “sin muchos rodeos” no es un modo de hablar, ya que, en la novela, el autor se toma mucho más tiempo en decirnos quién es quién, de dónde viene o a dónde va. Cosas de la adaptación cinematográfica, supongo.
Otro aspecto a destacar es que, si bien esta versión se salta cosas y cambia otras muchas, resulta curioso como los pequeños detallitos, esos que conoces si te has leído el libro, están ahí. Por eso, vemos que el fantasma tiene un caballo que ha robado, los subniveles de la ópera, el lago o el hogar del fantasma, con espejo trampa incluida. Son cosas que están ahí pero, desde luego, muy fieles a la historia original.
Y llegamos al gran momento. Quizás, el más famoso de toda la cinta; ese que todo el mundo recuerda y que, casi de seguro, todos hemos visto aunque no hayamos dado un visionado a la peli entera. Me refiero, cómo no, al la secuencia en la que Christine, encerrada en las dependencias de Erik el Fantasma, se aproxima a este mientras toca en su órgano y le quita la máscara. Ahí, por primera vez, vemos la verdadera cara del misterioso personaje. Y es aquí donde uno se queda con la boca abierta cuando ve el maquillaje que el propio Chaney ideó para sí mismo y representar al Fantasma. Su rostro es completamente cadavérico (como se indica en el libro): poco pelo, ojos hundidos rodeados por un cerco negro, con apenas nariz y una boca de pesadilla. Chaney se lució por los cuatro costados creando un ser absolutamente repulsivo pero, a la vez, muy expresivo, tremendamente sugerente y, desde luego, un icono dentro del cine de terror. Debo decir que este fantasma, junto con el espectacular Nosferatu de Max Schreck, para mí son los personajes de terror más representativos del género en la primera mitad del siglo XX. Además, se las apañaron para iluminarle de forma que los ojos quedaran en sombra y su potenciase el movimiento de su boca cadavérica y enorme que hace que, cuando sonríe, sea aún peor. Si a eso le añadimos el gesto de pena y dolor que tiene en algunos momentos y el contraste con ese rostro de pesadilla, el resultado es espectacular. Aquí os dejo la famosa secuencia:




Pero el desenvolvimiento de Chaney no sólo se puede aplicar a su famosa cara. Por eso, me gustaría destacar que, cuando lleva esa máscara que le cubre todo el rostro acompañada de unos ojos totalmente fríos e impersonales, el actor es capaz de desarrollar un lenguaje corporal muy estudiado que quedan muy bien en pantalla, haciendo que hay un extraño contraste entre ese rostro tan frío con la naturalidad de los movimientos.

La película tiene otro momento bastante significativo que, junto con el anterior de la máscara, compite en fama en esta cinta. Y es un momento verdaderamente especial porque… ¡está rodado en color! En el technicolor de la época claro. El resultado a simple vista puede ser algo rudimentario pero sirve para resaltar un personaje en concreto. Nada menos que Chaney disfrazado de La Muerte Roja. El atuendo es espectacular, siniestramente bello y, a la vez, elegante. El amigo fantasma lleva un traje de época, adornado con un gran sombrero con plumas (todo rojo, claro) y una calavera por rostro cuyo terror se expresa aún más a través de unos ojos humanos. Los movimientos de Chaney ponen la guinda perfecta para, repito, para mí, el segundo gran momento de la película. Y fijaos como, al entrar en escena, todos le hacen un pasillo. Tremendo.
Seguimos. La película avanza en su trama. En breve, se produce otro momento que me encanta: el fantasma, aún con el disfraz de la Muerte Roja, vigila a los dos enamorados, Raoul y Christine. Los ve desde las alturas, colgado de una estatua, con su capa ondeando al viento y no lleva máscara pero fijaos en su expresión: está roto de dolor y esa cara de pena, como dije antes, puede llegar a ser más terrorífica (y patética) que de enfado.
Debo destacar que, en general, la trama de la película es bastante fiel y tuvieron el buen sentido de cuidar esos detalles pequeñitos a los que me refería antes que harán que, quienes han leído esta novela, sabrán reconocer. Eso sí, también es cierto que se salta muchas otras que, en la novela, ocupan un montón de páginas: la escena del cementerio en la que Raoul espía a Christine, el Persa, los momentos de los nuevos directores de la época, la acomodadora anciana… Bueno, supongo que, por el tema de la adaptación, se permitieron unas cuantas licencias…
Los actores, en mi opinión, hacen un buen trabajo pero, seamos sinceros, aquí la estrella absoluta, la supernova es Lon Chaney. Ya aparezca como una sombra en la pared, como enmascarado o como ser tremendamente feo, eclipsa a todos los demás porque, las cosas claras, esta es una cinta para gloria de Chaney. Mary Philbin como Christine me parece bien pero también es cierto que se luce poco. No obstante, me gusta el cambio que se ejerce en su rostro antes y después de ver la cara del fantasma (sobre esto, comentaré luego una anécdota) Norman Kerry como Raoul se luce menos aún que Philbin. Una pena ya que, en la novela, es un personaje muy activo. Aquí luce gomina, bigote y gesto aristocrático. Arthur Edmund Carewe como Ledoux resulta tan siniestro como el propio fantasma. Mirad la  mirada que echa a las bailarinas en su primera escena: los ojos casi se le salen.




¿Cosas mejorables? Sí señalaría alguna…
Algunas escenas me parecen  muy largas y, si me apuráis, puro lucimiento. Me refiero, por ejemplo, a las iniciales en la ópera con el personal bailando, a la de Carlota cantando o el propio final. Christine Y Raoul aparecen ya perdidamente enamorados desde el principio con lo cual, la profundidad de  los personajes desaparece un poquito. ¿Es todo? No. La película se centra mucho en el carácter fantasmagórico de Erik (léase el fantasma) ignorando lo bueno que tiene el libro con respecto a él: que es alguien muy feo, muy inteligente, con conocimientos de arquitectura y música (amén de retorcido) En la peli, en cambio, tiran hacia un personaje enigmático y sobre natural, definiéndole como maestro de las artes oscuras. Y sí hay que destacar que el Persa, personaje clave en el libro por su relación con Erik, que sirve para explicar mucho acerca de los orígenes del fantasma, aquí es sustituido por Ledoux, haciendo de detective infiltrado de la policía. Creo que así acortaron mucha de la narración del libro saltándose aspectos que hubieran enriquecido bastante ambos personajes.
¿Y qué me decís del final? Ese sí que está completamente cambiado. Entiendo que fue así por los cambios que implica la adaptación propiamente dicha. En el libro, es mucho más reposado: el fantasma acepta su derrota amorosa y se despide dando a entender que su vida será corta. El esqueleto de su cuerpo aparece tiempo después, se supone, fruto del suicidio. En la película sustituyeron eso por acción pura y dura: una masa enfurecida de trabajadores de la ópera (y digo yo que otras personas) le persigue por todo París hasta que le acorralan en el río y acaban con él. Como puede verse, mucho más dinámico. Ah, y me, con todo, me encanta ese momento final en el que Erik hace creer que tiene un arma y se burla de sus perseguidores.
Hasta aquí hemos llegado. ¿Recomiendo verla? Ni dudarlo. A los que creen que, por ser muda y, por eso, algo pasado y caduco, sugiero que os lo replanteéis. Aquí hay cine puro y duro. Para este vigilante del cielo, con diferencia, la mejor adaptación que se ha hecho de la historia del hombre más feo de París. Eso, aparte, del lujazo de ver a Lon Chaney en su máximo esplendor.
Os deja algunas curiosidades fantasmales:
-La película tuvo un total de seis directores. ¿La razón? Nadie quedada satisfecho con el montaje final y, cada vez que se hacía un pase de prueba (y se hicieron muchos), era un fracaso. Al fin, después de mucho cambiar, retocar y discutir, se convirtió en un éxito.
-Uno de los directores fue el propio Chaney. La famosa secuencia en la que Christine le desenmascara es obra suya.
-El director Rupert Julian se llevaba mal con todo el mundo. Según parece, el actor que interpretaba a Raoul incluso le atropelló con su caballo. A posta, claro.
-La película fue considerada como el colmo del terror. De hecho, hasta hubo desmayos.
-Fijaos en la secuencia en al que vemos el rostro del fantasma por primera vez. La cámara se nubla. ¿Fue un fallo o un modo de acrecentar la sensación de pánico?
-Mary Philbin (Christine) no vio el rostro de Chaney hasta que le quitó la máscara en pleno rodaje. La pobre mujer estaba horrorizada de verdad, así que lo que vemos en pantalla no es actuación, es miedo de verdad.
-El gran misterio: ¿quién es el tipo que sale en la escena inicial? Mira al público, se dirige a él y suelta lo que se supone es una buena charla (la escena es muy larga) Ni un texto acclaratorio. ¿Por qué? Se supone que habla del fantasma pero nadie recuerda quién es ni si sale en alguna escena después. Además, si prestáis atención, está agazapada en la parte izquierda de la pantalla y una lámpara se ilumina de manera parcial la cara.
Resultado de imagen de the phantom of the opera 1925-Chaney, como siempre, se encargó él solito del maquillaje. Hizo de todo: se pintó los ojos, pegó sus orejas a la cabeza, se estiró la nariz  con pequeñas tiras, una mandíbula espeluznante y enorme, se llenó las mejillas de algodón.

-Dicen que las tiras de la nariz se ven.
-Cierto día, para probar el maquillaje, Chaney llamó al director de fotografía Charles Van Enger. Le recibió de espaldas y, repito, maquillado, se volvió de golpe. A Enger casi le da un patatús. Chaney, en cambio, se partía de la risa.
-El éxito fue tal que, más tarde, se rodaron ciertas partes (menos, por contrato, las de Chaney) sonorizadas. Si aún existen, nadie lo dice. Y, si alguien las tiene, se lo ha callado.
-Hay quien cree que esa versión sonora está en alguna lata perdida del estudio.
-La góndola del lago es la misma que la de El crepúsculo de los dioses.
-Atención a los créditos iniciales: hay actores, director… pero ni un guionista.
Vigilad el cielo. 
 Resultado de imagen de the phantom of the opera 1925


3 comentarios:

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    Continúa haciéndolo...

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