El origen del
mal (The possesion)
(2012)
Director: Ole Bornedal
Guión :
Juliet Snowden, Stiles White.
Jeffrey Dean
Morgan
Kyra Sedqwick
Natasha Calis
Madison Davenport
Grant Show
Una
niña compra una caja. Ignora que, dentro de ella, hay un demonio que lucha por
poseer un cuerpo…
Vamos
allá con una película nueva de la cual están vendiendo una imagen tipo
“terrorífica” De hecho, antes de verla, he leído varios artículos donde se
dejaba claro que verla iba a suponer estar durante unas dos horas con el
corazón compungido a golpe de susto. Muy bien, pues vamos a ello.
Antes
de nada, dejar clara una cosa: no es para tanto, ni mucho menos. Lo que ocurre
es que la cinta está contando con una buena propaganda a la que hay que añadir
que, si ves el cartel (como podéis hacer aquí arriba), la cosa puede impactarte
y se despierte en ti las gansas de verla. Muy bien, de eso se trata después de
todo. Lo que sucede es que, si te das cuenta y dejas al margen la ridícula
traducción del título y te centras el original, The possesion, ya te puedes ir
haciendo a la idea de por dónde van a ir los tiros. Con todo, vayamos por
partes.
A
favor destaco que la película va directa al grano desde la primera escena en la
que vemos a una señora que, martillo en mano, quiere cargarse algo muy
sencillo: una caja. Si de la misma sale una voz susurrante que habla en un
idioma raro y ciertamente mosqueante y añadimos el hecho de que a la pobre
mujer se le cae media cara (amén de suceder otras cosas que no quiero nombrar
aquí para no fastidiar mucho la posibilidad de que la veas), el terror está
servido. Y sí, muy buena escena inicial.
A
partir de aquí, la cinta se dedica a presentar de manera bastante efectiva al
elenco de personajes principales que nos van a acompañar. No van a ser muchos
pero también es verdad que no son necesarios más. Conocemos a Clyde (Jeffrey
Dean Morgan), su ex mujer Stephanie (Kyra Sedqwick) y las hijas de ambos,
preadolescentes en potencia y acto, Em (Natasha Calis) y Hannah (Madison
Davenport) Luego tenemos a algún secundario que pintar, pinta poco, como Brett (Grant
Show), nuevo novio de Stephanie, pero que ahí queda. La cuestión es que, en un
mercadillo, una de las hijas, Em, compra la dichosa cajita y la trama está
servida.
Lo
que sucede desde este momento es lo que uno se puede esperar en una película de
estas características: las vocecitas van a aparecer de nuevo y las hijas, que
son carne de posesión infernal, van a picar . Al menos una, claro. Por eso, con
el personaje de Em, vamos a asistir a una serie de toquecitos bastante curiosos
que, bien en forma de golpecitos en el plato al comer, algún que otro
tenedor clavado en la mano del padre, cierta pelea en el cole o bofetadas
indirectas a la susodicha (que, desde luego, ganas dan de dárselas) me parecen
muy bien llevados.
Fijaos bien. ¿Veis algo? |
¿Es
todo? No, claro. Esta, a fin de cuentas, es una película de terror. Hoy día,
hablar de este tipo de cintas implica hacer una referencia especial a los
efectos especiales, ya que son (por desgracia, al menos para este que escribe)
un requisito fundamental para mostrar escenas truculentas o desagradables. Pues
bien, debo decir que aquí no es que haya muchas (las hay, cómo no) pero sí me
ha parecido que no han buscado mucho la espectacularidad y se han decantado un
poquito más por provocar que
el espectador tuerza el gesto o se encoja un poco en la butaca. Me remito al efecto de los ojos que dan la
vuelta hasta ponerse blancos (muy bien hecho), las, de nuevo, vocecitas
susurrantes, que a alguien se le caigan los dientes a plomo o cierta cosita que
Em tiene rondando su garganta (además de otras que se ven en cierta resonancia)
Momentos, como digo, muy bien llevados y que, algunos, pasan de manera más o
menos rápida para hacer que el espectador quiera ver más. En su conjunto, salvo
la escena final en la que el demonio hace acto de presencia, cumplen su con su
labor. Cosa curiosa es que mucha de la tensión se produce con un recurso a la
antigua: una música en plan Psicosis y momentos que, a golpe de banda sonora, retumban
en la pantalla.
Los
actores cumplen, si bien me han parecido muy normalitos. Jeffrey Dean Morgan
está bien aunque a veces me resulta un tanto ñoño, como si al amigo le hiciera
falta algo más de sangre en las venas (sobre todo con las hijas) Kyra Sedqwick
no es que se luzca mucho pero sí debo admitir que su personaje me resulta algo
cargante y, si me apuráis, estúpido (claro que entiendo que esa es la intención)
Pero, si de personajes cargantes hablamos, debo hacer mención especial a las
chicas, Natasha Calis y Hannah Madison Davenport. Y es que soy de la opinión de
que en Hollywood son muy buenos haciendo que muchos personajes
infantiles/juveniles resulten pedantes y algo antipáticos. Para mí, las dos
mocitas no son una excepción y, de veras, me han dado ganas de que el demonio
de turno las posea de una vez ya acabe con ellas. Demasiado diálogo cursi en
plan “soy mayor” pero, repito, es mi opinión.
¿Aspectos
mejorables? Alguno. Ahí van unos cuantos:
Niña poseída en camisón. ¿Os suena? |
La
película, si bien es cierto que empieza de manera bastante potente, se me ha
hecho un poquito lenta; creo que describe demasiado a la familia protagonista y
se recrea mucho hasta que las cosas empiezan a ocurrir. Quizás, como dije
antes, por cómo la están vendiendo y por la publicidad que la ha rodeado, yo
esperaba algo más fuerte. Y ese es el principal talón de Aquiles para este
vigilante del cielo: la cinta, a fin de cuentas, es más de lo mismo y no varía
casi nada (o nada) la receta a la que estamos acostumbrados y que, por lo menos
a mí, ya me cansa un poquito. Y es que esta es la historia de una niña poseída
cuyo progenitor/a pide la ayuda de un especialista en exorcismos (léase rabino en este caso) para salir del
bache y hay un momento final culminante. Vamos, lo de siempre. Efectos más
refinados, golpes más o menos rebuscados pero la misma historia que ya vimos en
1973 con Linda Blair escupiendo crema de guisiantes. Y digo yo, ¿por qué no varían un poco la
fórmula? No sé; quizás un niño poseído y no una niña (comentario irónico) En fin...
Esto es todo. ¿Recomiendo verla? Bueno, para pasar el rato sí. Es cierto que las hay mucho mejores pero, también, mucho peores. Para mí cumple unas expectativas muy normalitas de forma que la ves, te das un par de sustitos y a casa. No menos, pero tampoco más. Y digo yo, ¿de verdad el género de terror está tan en las últimas que todo lo que queda de él son remakes, secuelas infinitas o re-invenciones de éxitos de hace casi cuarenta años? Yo, al menos, no quiero creerlo.
Esto es todo. ¿Recomiendo verla? Bueno, para pasar el rato sí. Es cierto que las hay mucho mejores pero, también, mucho peores. Para mí cumple unas expectativas muy normalitas de forma que la ves, te das un par de sustitos y a casa. No menos, pero tampoco más. Y digo yo, ¿de verdad el género de terror está tan en las últimas que todo lo que queda de él son remakes, secuelas infinitas o re-invenciones de éxitos de hace casi cuarenta años? Yo, al menos, no quiero creerlo.
Por
cierto, ¿qué pasa con el dentista al cual se le caen los dientes?
Otra
cosa: lo más curioso y mosqueante de todo es que la peli parece estar basada en
un artículo que narraba una historia real. Ahí queda…
Vigilad
el cielo y las cajas artesanales.
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