(2011)
Director: Mikael Håfström
Guión
: Michael Petroni
Anthony Hopkins
Colin O'Donoghue
Alice Braga
Rutger Hauer
Ciarán Hinds
Un joven sacerdote siente dudas acerca de su
fe. Conocerá al padre Lucas, que está llevando a cabo un exorcismo, para que le
ayude en su camino…
Antes de nada, echa un vistazo a esto:
Antes de nada, echa un vistazo a esto:
La cosa promete y parece más que obvio los derroteros por dónde va a ir esta cinta, ¿verdad?
Pues vamos a aclarar una cosa aún a riesgo de fastidiar el asunto a quien no haya visto la película: esta no es una cinta de terror. No al menos como lo que uno espera al ver un cartel semejante o al leer el título (por no hablar del tráiler). Y es que, más que una película de miedo (que repito, no es), es más una historia de intriga con algún que otro momento curioso (sobre todo al final)
Pues vamos a aclarar una cosa aún a riesgo de fastidiar el asunto a quien no haya visto la película: esta no es una cinta de terror. No al menos como lo que uno espera al ver un cartel semejante o al leer el título (por no hablar del tráiler). Y es que, más que una película de miedo (que repito, no es), es más una historia de intriga con algún que otro momento curioso (sobre todo al final)
Hauer a lo suyo... |
La
película empieza bien y se nos da una lección magistral de cómo preparar un
cadáver para su posterior velatorio (qué grima me da ese momento en que a la
pobre mujer le llenan la boca de paja y se la cosen) Asistimos entonces a la
presentación de los protagonistas es un entorno de lo más triste: un padre
(Hauer, siniestro total) y su hijo (O'Donoghue, cara de pena absoluta) como encargados de una funeraria.
Vamos, más tétrico imposible. Aquí uno se frota las manos porque la cosa mal no
pinta. Luego vemos que el chico crece y, a pesar de sus dudas, parece que opta
por el sacerdocio. Muy bien, aquí el interés se mantiene pero es en forma de
accidente con víctima en forma de ciclista de por medio cuando asistimos al
meollo de la cuestión: las dudas de Michael se disparan y, para ello, le
aconsejan ver a un sacerdote, el padre Lucas, interpretado por Anthony Hopkins.
Una
vez dicho esto, tengo que destacar que, si bien es una historia con exorcismo
de por medio y todo lo que ello implica (contorsiones, voces raras y mucho
latín (e italiano)), el verdadero protagonista de la trama no es el
exorcismo en sí, sino las dudas que tiene Michael con respecto a la
tarea que tiene por delante. Buen punto a favor porque, de otro modo, la
película no hubiera sido otra cosa más que lo mismo de siempre. Y es que hay que
admitir que, dentro del género de terror, el subgénero de los exorcismos no
deja de ser curioso pero también es cierto que las posibilidades de acción son
pocas y se suele caer en los tópicos de siempre (de nuevo, contorsiones, voces
raras e idiomas desfasados). Por eso, mucho metraje de la cinta se va
precisamente en dichas dudas (pese a quien le pese, ya que esto ha sido el
motivo principal por el que muchos han atacado esta peli) y no en escenas
truculentas o desagradables. Debo decir con respecto a estas que, las que más
me han gustado, son esa inquietante llamada de teléfono que Michael recibe de su
padre o la dichosa escena de los clavos. No obstante, si lo que esperáis es ver
caras demoníacas en todo su esplendor, hay que esperar un poquito al final a
que el amigo Hopkins se suelte la melena
y se meta pero que muy hondo en su lado oscuro…
¿Y
los actores? Pues bien, al menos, para mí. Anthony Hopkins, como siempre,
derrocha tablas por los cuatro costados y hay que admitir que es el principal
reclamo de la película. ¿Sin él hubiera suscitado igual interés? Quién sabe pero ahí queda y, lo que hace, está muy bien. El chico protagonista, Colin O'Donoghue, tiene cara de estar
muriéndose lentamente pero no termina de hacerlo aunque, debo admitir que eso
le va bien al papel. Alice Braga aporta cara bonita sin más ni más en un papel
que ni pincha ni corta pero supongo que en Hollywood eso de poner a una chica
es casi un mandamiento. Por lo demás, destacar a Rutger Hauer o Ciarán Hinds
que, si bien no hacen mucho, sí aportan cierto caché al resultado final y, sin
duda, sirven de respaldo a los anteriores.
El exorcismo en la sombra... |
¿Es
mejorable esta cinta? Sí, sin duda. De hecho, fueron muchas las voces que se
alzaron contra ella nada más estrenarse y que hicieron que el boca a boca se
encargase del resto. ¿El principal motivo? La gente la tachaba de floja, de
ofrecer mucho y acabar dando poco. ¿Tenían razón? Bueno, en parte… Para
empezar, es cierto que se espera algo más de sustos y sus derivados (por otra
parte, tan habituales en estas historias pero, también es cierto, tan difíciles
de conseguir. Y es que la sombra de El
exorcista es alargada), sobre todo después de ver el tráiler. Es
comprensible que si uno tiene las expectativas algo altas (por los actores, el
tráiler, la trama y el género en sí) puede ocurrir que, una vez metido en faena y comprenda por dónde
van a ir los tiros, es posible sentirse un poquito defraudado y creas que sobra
tanta duda y tanto diálogo y hace falta más emoción. Yo creo que todo esto es verdad pero, por otra
parte, también hay que admitir que, precisamente por ello, se diferencia de
otras cintas de la misma naturaleza.
Admitámoslo:
hacer una película de terror con la temática del exorcismo de por medio es, hoy
día, muy difícil porque es casi imposible no caer en los tópicos que todo el mundo conoce desde que vimos a Linda Blair retorciéndose en la cama a la vez que soltaba tacos a diestro y siniestro.
Esta, al menos, y aun manteniendo el exorcismo, intenta aportar cierto toque de
originalidad con el joven cura y sus dudas acerca de todo. ¿Quedó bien? ¿Fue
buena idea? Bueno, a mí, personalmente,
aunque esperaba un poquito más, sí me ha gustado. Con todo, para gustos, los
colores.
¿Os
atrevéis con este rito?
¡Pues
a por ello!
Por
cierto, si tienes un móvil y te lo dejas encendido, es posible que te suene; ya
sea en el cine, en la consulta del
médico o en mitad de un exorcismo.
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