(The
adventures of Tintin)
(2011)
Director:
Steven Spielberg
Guión : Stephen Moffat, Edgar Wright, Joe Cornish
Jamie
Bell
Andy
Serkis
Daniel
Craig
Nick Frost
El periodista Tintín compra la
miniatura de un barco. Pero este contiene un secreto que hará que se embarque
en una espectacular aventura…
El Tintín de 1961 |
Y llegó el momento. Era cuestión
de tiempo. El cine digital ha avanzado tanto en los últimos años que muchos
personajes de cómic, después de mucho esperar, han sufrido en sus carnes la
transición al celuloide. No obstante, había uno en concreto que parecía
resistirse a pesar de que tuvo sus escarceos en forma de películas de dibujos e
incluso alguna de acción real (Tintín y el misterio del Toisón dorado y Tintín y las naranjas azules) que, por unas u otras, casi todo el mundo ha olvidado.
Me refiero, cómo no, a Tintín, personaje creado por el belga Hergé y que es uno
de los hitos del mundo de las historietas.
Si bien es cierto que ha habido muchos que han tonteado con la
posibilidad de adaptar dicho personaje al cine, también es verdad que ha habido
uno que siempre ha tenido la espinita clavada con respecto a Tintín. Me
refiero, claro está, a Steven Spielberg que, por variadas razones, nunca pudo
echarle el guante y darse el gusto de adaptarlo.
No obstante, Tintín es un
personaje complicado si se le saca del ámbito de la página impresa. Por un
lado, si bien el dibujo de Hergé es muy característico y a primera vista no
parece muy complicado (craso error pensar eso) puede plantear un problema
representarlo de manera real en la pantalla. Pero si de problemas hablamos, el
principal siempre provenía de las historias. Y esto es porque los álbumes de
Tintín ofrecen unas muy bien planteadas, mejor hechas y, en definitiva, son
tramas para hartarse de leer donde los personajes se pasan páginas y páginas
hablando de esto o lo otro. Llevarlas al cine manteniendo este aspecto (por
otro lado fundamental en el personaje) ha sido siempre muy difícil porque llega
a un momento en que la duda de si son adaptables o no siempre surge.
Y eso lleva a otra cuestión:
¿cómo mostrar en la pantalla las historias de Tintín? Convertirlas de nuevo en
películas de animación no tenía mucho sentido, ya que existen muchas basadas en
sus álbumes. Hacer una de imagen real supondría pararse a pensar si quedaría
bien un actor con flequillo puntiagudo paseándose con un perrito pensante,
acompañado de un capitán cascarrabias con un serio problema con el alcohol o
unos policías gemelos haciendo patochadas. Pero Spielberg es mucho Spielberg y,
como perro viejo, ha sabido esperar para dar con la solución, que la ha traído
el tiempo y la tecnología digital: ¿y si se mezclan las dos opciones? Manos a
la obra. Para ello, el amigo Steven se ha aliado con otro de los grandes, Peter
Jackson, el responsable de El señor de
los anillos y El Hobbit. Y
sucede lo inevitable: si se mezclan dos pesos pesados del cine en una misma
película basada en un personaje que apasiona a ambos, el resultado no puede ser
vulgar (que guste ya es otra
cosa). Eso, además de generar una expectativas del tamaño de un sistema solar
entero.
Nada más comenzar, asistimos a
una curiosa escena inicial en la cual vemos los títulos de crédito, a través de
una animación muy próxima a los dibujos animados tradicionales, mientras
escuchamos la música de John Williams. Y, a la primera de cambio, ya somos
testigos de la primera filigrana: vemos a Hergé convertido en personaje digital
animado hablar con su criatura. Ya, desde el principio, asistimos a la que va a
ser principal característica de esta cinta: la animación. Los personajes están
generados por ordenador, sí, pero, tras ellos, está el trabajo de actores
reales en los que se han basado los animadores para transcribir sus movimientos
a la pantalla. Dicho de otra forma, primero, la película se ha rodado con
actores reales y luego, usando los movimientos de estos, han sido traducidos a
personajes digitales. Así se explica todas y cada una de las sutilezas en los
movimientos, expresiones o gestos de los personajes que desfilan por la
pantalla, toda una muestra de la animación más exquisita ¿Ha sido suficiente
con eso? No. A todo ello, hay que añadirle la excelente ambientación que,
calcada de los cómics y a su vez de la realidad (no olvidemos que Hergé era un
maniático de la documentación) hace gala todo el metraje: los trajes, coches,
barcos, sombreros o materiales como arena o agua, están reproducidos aquí a la
perfección (fijaos en el mar cuando los personajes se quedan tirados en un
bote. ¿Realidad o realidad simulada? Parece imposible distinguirlo…
Tintín y Haddock en acción... |
Con respecto a la historia, hay
que decir que, si bien en general se respeta el contenido aún tomándose ciertas
licencias, esta película no es el resultado de adaptar un álbum de Tintín, sino
dos: El secreto del Unicornio y El tesoro de Rackham, el rojo, que en
los comics suceden uno a continuación del otro.
Como ocurre en las historias impresas, el humor que predomina a lo largo
de toda la cinta es sencillo, muy ajustado, el de toda la vida, basado, muchas
veces, en la originalidad de los diálogos, las barbaridades que suelta Haddock,
algún que otro trompicón que deja K.O a alguno o ciertos eructos llenos de
alcohol de cierto capitán.
Pero, por supuesto, esto es una
película de Steven Spielberg y eso debe notarse. Yo soy de la opinión de que el
amigo a veces da una de cal y otra de arena pero, para lo bueno, que suele ser cuando le da la
real gana, este hombre es un peso pesado. Y eso, en esta cinta, se aprecia en
determinadas secuencias que se nota que están dirigidas con auténtico esmero
buscando la calidad y la espectacularidad aderezadas con unos movimientos de
cámara alucinantes, como podemos ver en cualquiera de las peleas o
persecuciones con las que nos deleita en esta peli. Ved la escena de la persecución
del águila o el enfrentamiento usando grúas del final de la cinta y me decís.
Pero no todo es perfecto. Al
menos, no para mí. Y es que soy de los que creen que una peli no sólo debe
basarse en el nombre (o nombres) que la sustentan. Para empezar, la película me ha parecido muy
lineal, es decir, es obvio que uno sabe de antemano lo que va a pasar. Por ello
mismo, en cuestión de sorpresas y emociones, esta peli se me ha quedado algo
simple y predecible pero, por supuesto, es una opinión mía y, a fin de cuentas,
estamos hablando de una adaptación de un cómic que le sirve de guía.
Otro detalle a tener en cuenta, y
esto se deriva del comentario de las escenas espectaculares a las que me he
referido antes, es que ciertos momentos de la película se me han hecho un
poquito largos, como si el objetivo hubiera sido lucirse demasiado para
potenciar la espectacularidad de la animación. Y aquí me refiero, por ejemplo,
a la escena en la que Tintín se mete en ese camarote enorme lleno de marineros
y trata de coger las llaves (cuyos momentos cumbres son el reflejo del prota en
el filo de las navajas o ver a algún que otro marinero abrazado a una rata) o
la escena del avión y el licor flotando por la cabina. Cosas que, desde luego
están muy bien, pero nada más.
Haddock en el cine... |
¿... O Haddock en el cómic? |
Pero, si hay una cosa que me ha
dejado algo frío (y admito que esto puede quedar raro) es la representación de
los personajes del universo de Hergé a la pantalla. Veamos. Como dije antes, la
traducción del aspecto de los personajes es literal. Eso sí, en forma digital.
Y esto es lo que más extraño me ha resultado. Ver toda esa jungla de personajes,
con ese aire a cómic tan evidente (narizotas, cabezas alargadas, paticortos,
ojos diminutos, etc…) pero tratados de manera tan realista se me hace algo raro
y, desde cierto punto de vista, me ha resultado artificial. No me pegan los
rasgos tan caricaturescos (de nuevo, narizotas, cabezas enormes, pies pequeños)
con los detalles ultra-realistas con lo que los adornan (pelo en la nariz,
vello en las manos, arrugas, lunares…) Pero, repito, esto es una cuestión de
gustos y no pasa de ser una opinión. Y he aquí una cuestión que siempre se me
plantea cada vez que sale al mercado una cinta de esta naturaleza: quieren el
realismo de los actores de carne y hueso pero sin utilizarlos. Eso sí, recurren
a ellos para luego sustituirlos por gráficos por ordenador. Entonces, ¿por qué
no rodar con personas desde el principio? En fin, misterios de la técnica…
En resumidas cuentas, una
película que, para mí, tiene su principal atractivo en la espectacular
animación que ofrece. La historia, si bien está bien llevada y no deja cabos
sueltos, me ha resultado algo sosita pero creo que, al menos sólo por
curiosidad, es una cinta que debe verse. A mí me ha dado la impresión de que,
más que ser para todos los públicos, está más orientada al sector adulto que, a
fin de cuentas, es el que forma gran parte de los lectores de Tintín. Y, como
es obvio, a juzgar por el final abierto que tiene, habrá Tintín para rato.
¿Qué opináis? ¿A Tintín hay que
leerlo o verlo animado? Yo, lo admito, me
decanto más por la primera opción pero, como siempre digo, cuestión de gustos.
¡Saludos y a disfrutar con la
búsqueda de estos Unicornios!
Yo también me decanto por leerlo, verlo robotizado le resta encanto, de todas formas espero Tintín en el Tibet, me encantan las culturas lejanas. Sigue vigilando el cielo...
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