(1987)
Director: Sam Raimi
Director: Sam Raimi
Guión: Sam Raimi y Scott Spiegel
Bruce Campbell
Sarah Berry
Dan Hicks
Kassie DePaiva
John Peaks
Ash va con su novia a una cabaña donde encuentra una grabación que contiene extractos del Libro de los Muertos. A la vez que esto ocurre, dos estudiosos han encontrado páginas del mismo libro y se proponen traducirlas...
Segunda entrega de la trilogía de los demonios con Ash como protagonista. Si uno se pregunta qué pasa después del final de la primera entrega, Posesión Infernal, aquí tenemos la respuesta: Raimi tiró por la tremenda y, en lugar de una continuación como tal, se limitó a empezar de cero con la historia del dichoso Necronomicón. Y todos contentos.
La película, de entrada, cuenta con un factor bastante importante en contra: la sorpresa inicial que pudo causar su predecesora aquí se desvanece. Así que Raimi y compañía debieron decidir que, allí donde no se puede sorprender, se satura al personal con una buena dosis de monstruos, demonios y árboles asesinos. Todo ello aderezado con unas grandes sesiones de humor surrealista sin ningún tipo de freno.
¿Ash? |
Nada más empezar, cuando el desconcertado espectador se da cuenta de que esto no es una segunda parte, sino un reinicio de todo el cotarro, hay una cosa que me gusta en comparación a la otra: aquí, el descubrimiento del magnetófono y lo que ello conlleva es mas “normal” (si se puede utilizar esta palabra en una cinta así) ya que en la primera película es absurdo que enfoque los altavoces a un bosque tenebroso. Aquí lo conecta sólo por curiosidad y el despiporre comienza. ¿Cómo? En forma de novia poseída. Y siguiente diferencia: el maquillaje me resulta más sutil; parece que hay más pintura y menos máscara, lo que no deja de resultar aterrador, cosa que también puede comprobarse el Ash demoníaco. Y atentos a la escena de la resurrección de Linda, todo un ejemplo del buen hacer en stop-motion a pesar de que la cara de la muñeca se nota un montón. A destacar (al menos para mí) también la utilización de más efectos de sonido como lo que podemos oír cuando la fuerza tenebrosa del bosque hace de las suyas (sobre todo, cuando persigue a Ash en la angustiosa escena inicial)
Y, cuando creemos que Campbell se las va a ver con todo tipo de seres raros, se produce un corte en la historia para presentarnos a Annie (Sarah Berry) y el guaperas de Ed (Richard Domeier) Por cierto, los calcetines hasta las rodillas de la primera más el pelito súper-mega-chachi y la cazadora de hombreras del segundo me dan más pánico que los demonios en sí.
Ash y su mano |
A lo largo de toda la película, va a haber otra diferencia más que clara con la anterior y que destaca por encima de todo: el humor. Como ya comenté en la reseña correspondiente, Posesión Infernal era una peli de terror con toques de humor en mitad de las escenas truculentas. Pues bien, aquí el humor se multiplica, y bastante, de forma que, muchas veces, es el motor de las escenas más surrealistas de todas las historias de terror jamás filmadas. Ved si no la que monta el amigo Ash con el mordisco que le da la cabeza de Linda en la mano, las peleas con lo que queda del cuerpo de la susodicha o, la que para mí es la escena más surrealista y extraña dentro de una película de terror: la de las carcajadas. Ahí se ríe todo el mundo. Y porque sí, sin más ni más. Si a todo ello le añadimos las caras de Campbell, que no tienen precio, tenemos un metraje lleno de cosas de lo más raras pero que no puedes dejar de ver sólo por aquello del “a ver qué pasa ahora”
Un inquilino de la cabaña. |
Si bien la publicidad del cartel de la película advierte que te va a destrozar los nervios, la impresión que a mí me ha dado es que estamos más ante una peli que te produce una mayor sensación de angustia que de terror propiamente dicha. Y es que aquí hay, por ejemplo, mucha más sangre (cascadas, propiamente dichas), que golpes de terror puro y duro (que los hay, como la escena de la cara tétrica del padre de Annie, muy buena por cierto y, quizás, de las pocas escenas serias a lo largo de todo el metraje) como se dejaron entrever en la posesión de 1981. Y no digo esto como fallo, ni mucho menos, ya que, de otra forma, dado el planteamiento de “reinicio” de la película, hubiera sido una mera copia de la anterior (copia que, por otra parte, no se corta un pelo en cierta escena de cierta chica arrastrada por cierto árbol) Y es que en esta entrega se trata más de sobrevivir y buscar soluciones que de huir de todos los demonios. Como sean esa soluciones ya es haria de otro costal...
¿Esto es el fin? No. De hecho, Raimi tenía que tener muy claro que habría una tercera entrega porque el final de este episodio conecta de manera directa con el siguiente en un giro de acontecimientos que nadie espera y, de hecho a mitad del metraje ya se deja entrever algo.
Pues la sangre, los demonios y las amenazas infernales están servidos. Tengo que admitir que, de las tres películas que forman la saga, esta es la que me ha parecido más flojita pero ahí queda. La que vendría a continuación no tiene desperdicio.
Como curiosidades, comentaros que la madre poseída de la chica no es otro que el hermano de Sam, Ted Raimi. Y ¿veis las canas que luce Campbell al final de la peli? Pues en la tercera se esfuman. Ventajas de viajar en el tiempo…
¿Listos para pasarlo pipa viendo monstruos gritones tratando de comerse el alma del personal?
Dos advertencias: si encontráis un libro con nombre tétrico, por favor, no lo leáis en voz alta en mitad de un bosque más tétrico aún. Y, si queréis ir con vuestra chica en plan fin de semana, hotelito de cuatro estrellas y no cabañas tétricas abandonadas en mitad de un bosque.
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