sábado, 19 de noviembre de 2011

Godzilla contraataca

Godzilla contraataca (Godzilla raids again / Gojira no gyakushû)
(1955)
Director: Motoyoshi Oda
Guión     : Shigeaki Hidaka, Shigeru Kayama

Hiroshi Koizumi
Setsuko Wakayama
Minori Chiaki

Un piloto, al tener un accidente, descubre que Godzilla sigue vivo... y no está solo.

Godzilla fue el Parque Jurásico japonés de 1954. El éxito que tuvo fue tal que, incluso décadas después, seguimos hablando de la película y es un referente claro siempre que se citan películas de monstruos sembrando el caos. Por eso, resultó más que evidente que los responsables quisieran explotar el filón del dinosaurio mutante con más películas y se lanzaron a la secuela. Ahora bien, el problema era grave: en la primera película se cargan al pobre monstruo al final. ¿Qué explicación se iban a inventar ahora? Pues nada más fácil: como resultado de las bombas atómicas, se formaron Godzillas a patadas. Además, aportaron un elemento original para evitar el pastiche repetitivo que suele llevar a veces consigo el tema de las secuelas: allí donde hay un bicho mutante, también puede haber otro. Por eso, el amigo Godzilla esta vez se da de bofetadas (literalmente hablando) con otro bicho igual de mutante y con la misma mala baba: Anguirus. De este modo, estamos ante la primera película de la serie Godzilla en la que enfrentan al monstruo  con otro de la especie.
            Si bien la sorpresa inicial de la primera parte está perdida (admitámoslo, la explicación que se da para que haya Godzillas está un poco traída por los pelos) la película mantiene bien la tensión inicial a pesar de que todo el mundo sabe qué va a pasar: Godzilla viene dispuesto a repartir leña. ¿El resto? Pues una película de Godzilla y con eso se dice todo: monstruos, desastres, maquetas y japoneses poniendo cara de espanto y pena al ver la que lía el animalito. ¿Lo más divertido? Sin duda las peleas entre monstruos. Sí, se nota que a veces son marionetas y otras individuos disfrazados pero sigue siendo entretenido verles destrozar maquetas (muy bien hechas por cierto) de cuanta ciudad pillan por delante. Es cierto que, al principio, Godzilla se hace de rogar un poquito porque, seamos sinceros, uno se pone a ver esta película no para deleitarse con historias de amor algo pesadas ni para enternecerse con la amistad de los pilotos protagonistas. Menos mal que, al final, tanta espera merece la pena y, cuando se empieza a desear que algún monstruo marino mutante se cargue tanta celebración de boda, Godzilla viene para decir “Aquí estoy yo” Y ese es quizás, desde mi punto de vista el único punto flaco de la película: menos charla y más Godzilla.
            Con todo, creo que se puede ver y pasar un ratito agradable. Y de paso recordar que, en el cine de fantasía, no todo fue siempre ordenador y CGI.
            ¡Feroz visionado!

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