Esta es la típica película de hoy día que, basándose en algo muy famoso, trata de dar una nueva vuelta de tuerca al mito, en este caso, el del hombre lobo.
La cinta es de lo más simple y lineal y parece que esa fue la intención desde el principio, desde que asistimos a la escena de un padre imbécil que no tiene otra cosa que hacer que llevar a su hijo pequeño a cazar algo que, como poco, parece raro, una especie de criatura que, según parece, es conocida por todos pero vista por muy pocos.
Después de ese inicio tan directo, sabemos que el niño ha crecido, tiene su familia y, debido a la muerte del padre, debe volver al bosque. Ahí las cosas se complican y la familia feliz es acosada por una criatura que, cosa curiosa, transmite su mal al prota.
Y esta es una de las cosas buenas de la peli. En lugar de caer en el topicazo del tipo que se llena de pelo aúlla a la luna, lo que tenemos hasta el conflicto final es el proceso de transformación en lobo, lento, detallado y muy bien maquillado, del protagonista. A eso hay que añadirle el efecto agobiante que da al conjunto el hecho de que todo sucede de noche (y de paso los efectos especiales se notan menos) y, además, dentro de una cabaña.
Y lo de bien maquillado no es un modo de hablar. El maquillaje de Christopher Abbot es digno de tener en cuenta y evita la típica situación de la transformación puntual. Desde que al amigo se le empiezan a caer las muelas sabes que vamos a asistir a un proceso de mutación lento y bien mostrado. Esto, que está muy bien, también puede hacer que quieras que el tipo se transforme de una vez y comience a devorar gente pero, amigo, aquí las cosas van lentas y más vale que lo aceptes.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es que desde el principio se baraja la posibilidad de que, más que una maldición (la constante universal del hombre lobo) esto es una enfermedad, un virus que afecta a todo aquel que es arañado o mordido. Esto le da un toque original bastante bueno.
Los actores quedan bien. Como ya dije, Christopher Abbot aguanta maquillaje y primeros planos. Julia Garner se pasa con cara de amargada diarreica toda la peli y ese peinado que a mí me resulta antiguo y no lo mueve ni un hombre lobo le queda raro, pero es una apreciación que ni pincha ni corta en la valoración de la película.
¿Peros?
Yo he echado en falta apreciar más cosas. Por ejemplo, cuando el protagonista trata de lamerse (por llamarlo de algún modo la herida del brazo) me ha faltado ver algo más. Esa manía de mostrar todo de noche por el tema de gastar menos en efectos especiales ha restado mucho realismo a este tipo de producciones. Me viene a la memoria la espectacular transformación de Un hombre lobo americano en Londres. Y es de 1981...
Pero, como ya dije al principio, la cinta es brutalmente lineal y, desde el comienzo de la misma, desde la primera escena, sabes lo que va a pasar y cuál va a ser el giro del final (este lo ves venir sin problema) que se supone es la sorpresa de la peli. Hubiera estado mejor que se hubieran currado un poquito más guión, complicar un poco la trama pero, lo digo de nuevo, creo que la intención ha sido esta desde el principio: crear una peliculita simple, sin demasiadas sorpresas y que asegure un rato más o menos entretenido.
¿Lo consigue? Sí. Sin más.
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