sábado, 11 de mayo de 2024

Dune



Y, después de muchas idas y venidas, la novela de Frank Herbert tiene la adaptación que se merece. Admitámoslo: la de David Lynch fue un petardo más que considerable aunque, por ello, tiene su encanto. 

La película, sin duda, hace honor al libro en dos cosas: intensidad y extensión y, además, se recrea en ello.

La cinta nos va a contar la historia, drama y demás de la familia Atreides que, por orden imperial, debe mudarse al planeta Arrakis (o Dune) lo que conlleva que los anteriores inquilinos, los Harkonnen, se pillen un mosqueo de cuidado. A partir de este momento lo que vamos a ver es un profundo análisis de los personajes, intrigas palaciegas y aventuras más o menos emocionantes que tiene como fondo y protagonista principal el Arrakis y sus gusanos gigantescos. Todo ello en un guiso espectacular muy bien cocido que va de menos a más y que, sobre todo, se toma su tiempo. 

La película tiene muchas cosas destacables pero, sin duda, me ha llamado mucho la atención que, determinados detallitos que cantaban mucho en la versión de 1984. por ejemplo, se han rabajado muy bien el escudo protector de los personajes alejándose a millones de años luz del dibujo animado de la de Lynch y los Harkonnen, a parte de asco, dan miedo. Eso solo por mencionar un par de cositas.

Y es que Dune (al igual que el libro) no es una historia de fantasía al uso con buenos muy buenos y malos muy malos. Sí, hay de esto pero, también, mucho más. Lo primero que destaca de la historia son los tejemanejes políticos que implican cada decisión que toman los personajes y las consecuencias de estos. Por ello, los personajes más que atractivos, resultan muy interesantes y no tienes por qué identificarte con ellos, si no con todo lo que les rodean.

Pero, por encima de todo, hay una característica que es la marca de fábrica de la trama original y que está muy bien recogida del libro, aunque se puede decir que aquí solo está empezando: el carácter mesiánico que impregna toda la historia y que se refleja en el personaje de Paul Atreides en cuanto a que es una especie de enviado que todo el pueblo Fremen espera.

A todo el conjunto hay que añadir unos actores que cumplen muy bien, con un Thimotée Chalamet a la cabeza muy metido en su papel de "tengo ganas de expulsar un aire como sea pero no puedo", efectos especiales espectaculares y una estética visual que hace que te quedes clavado en el sofá. A todo ello se le une la banda sonora de Hans Zimmer que le viene como anillo al dedo y que es una especie de ramate final a un montón de remates más que sobresalientes. 

Si crees que vas a a ver una historia fantástica de naves, tiros y explosiones, deberías pensártelo dos veces antes de darle al botoncito del mando porque Dune puede resultar, y de hecho le es y no lo disimula, tan lenta como intensa. Y se recrea en ello que da gusto.

Ah, que quede bien claro: esto es la primera parte. Veremos qué tal la segunda.

Un último apunte. Si bien esta adaptación es bastante superior a la de David Lynch, debo decir que el momento dolor de mano con la Bene Gesserit me gustó más en la anterior versión que en esta, ya que aquí solo vemos el rostro de Paul pero no arder su mano.



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