Que expediente Warren es un filón que les ha salido bien es algo evidente. Que, como pasa con muchos filones, puede acabar agotándose, también.
Después de una primera entrega para mí excelente y una segunda bastante potable, los Warren siguen a lo suyo en esta tercera con una historia que marca una diferencia absoluta con las otras dos entregas. Y es que, mientras que en la primera (sobre todo en esta) y en la segunda, el terror era el motor de de todo, en esta tercera va a haber un sutil cambio. Y es que, si bien los elementos terroríficos permanecen, estamos ante una historia más detectivesca que de terror, que era a lo que nos habían acostumbrado.
La historia está bien: en un exorcismo de un niño el demonio en cuestión le abandona y se mete en el cuerpo de un chico mayor, al que incita a cometer crímenes. Dicho así parece un capítulo que podrías ver sin problemas en la serie de Lucifer o en uno de Bones pero es lo que hay. El plato fuerte va a ser cómo los Warren, en especial a través de Lorraine, cuyos poderes vana a ser fundamentales, van a afrontar el problema. Una de las principales diferencias, además del motor de la cinta, es que sí, aquí hay presencia demoníacas pero, también, hay algo que no había en las otras: un elemento material que desencadena todo: un tótem que está presente en las muertes a puñaladas, en concreto veintidós. De este modo, hay una especie de equilibrio entre el tema de la posesión y el crimen de una joven que los Warren investigan.
Me ha parecido que los momentos de terror son un pelín forzados y están puestos a calzador. Por ejemplo, las caras demoniacas que parecen surgir de sopetón, como es el caso del casero que asesina el protagonista. Sí es cierto que hay momentos que, si bien están correctos y cumplen su función de prepararte para un susto desagradable, me parecen artificiales, como ese en que la chica ahogada, hinchada y desfigurada, se pone a asustar al personal. Todo ello para reforzar el tema de que estamos ante uno de los primeros juicios basados (y aceptados) por posesión demoníaca.
En resumen, una entrega que entretiene pero que me ha parecido la más floja de las tres; más quizás que incluso la primera de La monja. Entretiene, cumple y listos pero el terror puro de la primera entrega lo he echado en falta. Durante todo el metraje me ha parecido estar en un capítulo bastante inflado de Expediente X. Con todo, cumple y basta. Eso sí, creo que la cosa ya no da para más.
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