jueves, 16 de agosto de 2018

Re-Animator

Re-Animator (1985)
Re-Animator.
1985.
Director: Stuart Gordon.
Guión: Dennis Paoli, Stuart Gordon, William Norris.


Un joven médico ha descubierto un suero para reanimar a los muertos. Lo malo es que los resucitados pierden toda la humanidad...


¡Buenas!

¿Listos para el terror?


Decir Re-Animator hace que dos ideas clave vengan a mi cabeza. La primera, gore. La segunda, gore ochentero. Porque esta película es un clásico del cine de terror de los años ochenta. Recuerdo cómo, a mitad de aquella década, cuando el VHS ocupaba una posición privilegiada y orgullosa sin temer a nada ni a nadie, la gente hablaba de esta cinta de manera desagradable y con cierto malestar. Es más, te puedo garantizar que era una peli cuya carátula estaba siempre aislada en la estantería de las cintas de terror. Tenía cierta mala fama por desagradable y terrorífica. Cosa curiosa, la historia que cuenta la hemos visto hasta aburrir pero eso da igual; Re-Animator hay y habrá solo uno. Quizás, en gran medida, porque se hizo en los maravillosos ochenta.


Vale, vamos a empezar...

Resultado de imagen de re-animator 1985 hillComenzamos con una escena demoledora: un tipo parece poseído/enfermo/loco/zombi. El diálogo del prota, Herbert West, ese doctorcillo de gafitas con aire de intelectual que tiene cara de loco, es más demoledor aún: "Yo le di la vida" Con esto ya tenemos la peli planteada: el tipo, fijo, está como una regadera y está claro que va a lucirse a lo largo de todo el metraje. Y no llevamos ni cinco minutos. Así da gusto. De paso, vemos qué clase de terror vamos a tener aquí: el que se ve, el de casquería, con mucha sangre y fluidos, ya que al tipo medio zombi le revienta la cabeza. Uau...

Pasamos a la escuela médica Miskatonic, donde conocemos a un joven médico, Dan Cain, tratando de salvar a una paciente sin éxito, cosa que le sienta fatal porque el chico es muy entregado. La lleva al depósito y ahí vemos a dos doctores haciendo una autopsia o algo parecido a un cuerpo. Y lo vemos todo con total claridad, dejando de nuevo claro al espectador que esta es una peli desagradable. En mitad de eso, llega West, el tarado del principio, y le presenta el doctor Halsey, una especie de mandamás en la universidad. West ni da la mano ni nada porque el tipo ve un muerto y se muere del gusto. Pasa del doctor Hill, una eminencia del sitio que recuerda al conde Drácula nada más salir en pantalla y, además, le tacha de plagiador sin inmutarse. Te queda claro aquí, que entre los dos, va a haber mucha miga pero sabes que lo bueno se hace esperar. Entonces te das cuenta de lo bien que están presentados los personajes y la forma tan sutil de hacerlo: fijo que West es el chiflado que organizará un lío, que Cain es el noble y bueno de turno y que Hill es el profesor pedante, incordioso y hortera, como debe ser cualquier representante del gremio docente.

Aquí te puedes preguntar cómo se van a conectar estos tres personajes tan dispares. Del modo más simple: Cain necesita compañero de cuarto y West es ideal. También, de paso, conocemos a Megan, la novia de Cain e hija de Halsey, del modo en el que solo en una peli de los ochenta podríamos conocer: en una escena Cain la besa y ella dice "No, no" y en la siguiente escena ambos se lo pasan pipa en la cama y ella suelta "Sí, sí" Cualquiera que haya vivido en esa época y alquilado cientos de pelis en un videoclub entenderá la poesía de la situación. Y lo bueno es que lo muestran de un modo tan normal que cualquier duda resultaría estúpida. Benditos ochenta... Ah, también sabemos que Cain tiene un gato. Esto, que parece un comentario imbécil, tiene su importancia...


Resultado de imagen de re-animator 1985Todo está encajado y lo que queda es disfrutar con el espectáculo.  Por eso, pasamos a la escena siguiente. Deja que te pregunte una cosa: ¿de qué modo se puede mosquear a un profesor? Yo me sé muchos: preguntando una estupidez en una reunión de padres, cuestionando de manera infantil una idea que el susodicho haya tenido y creía maravillosa, diciéndole que tiene muchas vacaciones... Pues hay una más que West lleva a cabo aquí. Resulta que Hill está explicando cómo hacer un cráneo visible para cortarlo en pedacitos y West le mira con cara de psicópata  mientras rompe un lápiz. Y lo hace varias veces. Verídico. Ah, y lo vemos todo. Ni censura ni tonterías. 

La peli sigue como si nada. Hay una cena para celebrar que Hill ha sido premiado por un láser trepanador, lo cual implica dinero a la facultad. Halsey está ahí, igual que su hija Megan y podemos ver que la trata como a un bebé cuando le da permiso para beber aunque parece que la nena tiene treinta y muchos. Pero lo mejor de todo es que Hill, el doctor incordioso que recuerda a Drácula, tiene también mucho de viejo verde porque le mola Megan que no veas. Está claro que esto tendrá miga en los futuros minutos de la peli. Y no sabes de qué modo.

El guión avanza. Megan trata de estudiar con Cain y este intenta llevársela a la cama probando que más tiran dos tetas que cualquier tratado de medicina. Pero como ella no quiere, se dedican a buscar a Rufus, el gato de antes. Y es que todos sabemos que nada mejor que buscar a la mascota de la casa para que a un tío se le vayan el hambre sexual y la libido al garete. Y es aquí donde el guión da un buen golpe de efecto: el gato está en la nevera de West tieso como un calippo. De este modo, va preparando al espectador a modo de crescendo para lo que va a ocurrir. Sí, primero un gato. Y, ¿luego? Ummmm... Es una situación perfecta para que el personaje de West, que pone una excusa idiota para lo del gato,  adquiera un tono asqueroso y pedante que viene muy bien a la historia.

Resultado de imagen de re-animator rufusEl siguiente gran momento no se hace esperar. De hecho, en la escena siguiente: Cain descubre que el puñetero gato está vivo y es muy violento. Nada mejor que estamparlo contra la pared para volver a matarlo de nuevo. Ya está descubierto el pastel: West quiere recargar un cuerpo muerto con un suero. La peli ya está planteada del todo, cosa que no coge por sorpresa a nadie porque West y Cain la van a liar parda. Vamos, que estamos ante una revisión del mito de Frankenstein solo que en ochentera y con mucha casquería. Ver al gato destripado gritando volviendo a resucitar da fe de ello. Y es en estos momentos cuando uno desea que pasen más cosas para ver a un resucitado humano de verdad.

Resultado de imagen de re-animator 1985Pero todos sabemos que da igual donde estemos: siempre hay un chivato que trata de arruinar el pastel. Y Cain, que es guapete, noble y pelota, no duda en chivarse de todo a Halsey, que  lo flipa en colores.  Pero es un pelota curioso porque en la siguiente escena ayuda a West a robar un cuerpo. ¿Pero en qué bando estás, chico? Claro, eso de resucitar a la gente debe dar vidilla al personal. Lo bueno es que este momento es la excusa perfecta para que podamos ver el suero de West en todo su esplendor resucitando a un desgraciado, lo que permite que el departamento de efectos especiales se luzca de maravilla mostrando sangre, vísceras y casquerías varias en las mismas narices del espectador. Como ejemplo, mira cuando West atraviesa al zombi. Todo sangre, todo maquillaje, nada de ordenador.  Y lo bueno de todo es que te lo crees a pies juntillas porque sabes que lo que estás viendo es real, que existió y los actores llevaban todos esos postizos encima. Otra de las gracias de los ochenta.

Imagen relacionadaAún así, esta escena es perfecta para un nuevo giro del guión. Y es que el resucitado mata a Halsey, el padre de Megan. Lo que sigue es evidente: van a resucitarle a él también. Como puedes ver, la peli no da un respiro y eso queda pero que muy bien. Por supuesto, resucita, pero todo zombi, es decir, loco, poseído, con dientes listos para masticar y con mucha sangre, gorgoteos y gruñidos. De nuevo, el maquillaje luce que no veas. 

La peli continúa. En mitad del embrollo anterior, Megan entra y lo ve todo. Hala, toma carga dramática. De esta forma no todo es sangre ni resurrecciones, ya que los personajes sufren de lo lindo. Por ejemplo, Megan y el doctor Hill creen que Halsey sufre un mal neurológico. Obviamente, nadie puede pensar que el tipo está muerto y reanimado. Bueno, casi nadie.

Si crees que la cosa no puede liarse más, vas listo porque lo mejor está por llegar. Lo que sigue a continuación es, por decirlo de algún modo, el plato más fuerte de la peli, eso por lo que la recordarás y, en gran medida por lo que esta cinta ha pasado a la historia de las películas de terror. Atento:


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El guión la lía aún más y Hill, el médico y viejo verde descubre el pastel, se enfrenta a West y este, claro, le mata y le resucita. Pero le resucita de manera magistral: con la cabeza cortada, de forma que el cuerpo va por ahí sujetando la cabeza del buen doctor que le ordena hacer esto u otro. Y, como dije antes, momento para la historia. ¿Recuerdas que Hill bebe los vientos por Megan? Pues vale, he aquí otro descubrimiento científico: si estás salido antes de morir, al resucitar, también. Debe ser por aquello de los instintos básicos. Y llegamos al momentazo: Hill, zombi y sin cabeza, ataca a Megan y la desnuda. Y el cuerpo sujeta la cabeza del buen doctor mientras esta le practica sexo oral a la pobre Megan. Y lo vemos todo. Esto solo podía suceder en los ochenta. ¿Cómo lo ves? Lo curioso es que en el caso del doctor Hill, el tipo, una vez resucitado y sin cabeza, conserva recuerdos e inteligencia; los otros son zombis estúpidos.

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 Alucinante, ¿verdad?

Y esto lleva al desenlace. ¿Cómo puede terminar una película así? Pues, como aquél que dice, entre zombis anda el juego, porque Halsey, el papi zombi de Megan entra en escena y... Vale, ya no digo más, que he destripado mucho. Creo que es algo que tienes que ver y disfrutar pos ti mismo. Eso sí, marca estas palabras: despliegue zombi. Pero recuerda que esta es una peli de los ochenta y la pelis ochenteras no suelen terminar. Y no digo más.

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Paso a comentar algo de los actores. Jeffrey Combs queda perfecto como West. El tipo hace muy bien de loco, embustero y, a su modo, odioso. Bruce Abbot haciendo de Cain es algo pavisoso pero es que su personaje es así. Barbara Crampton lo hace bien en el papel de Megan aunque el guión pudo haberle dado más protagonismo (salvo en la susodicha escena) David Gale como Hill lo clava; se le ve venir desde el principio y hay que tener la mente muy fría para interpretar solo mostrando cabeza y cara. Robert Sampson, es decir, Halsey, queda bien como doctor y mejor como zombi.

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Como puedes ver, una peli alucinante en todos los sentidos pero, lo reconozco, muy divertida y un producto típico de la época, una mezcla perfecta de terror, casquería y comedia negra que, sin duda, recomiendo ver y recordar; una bestialidad propia de la época y que hace que, al menos yo, recuerde con nostalgia un tipo de cine de terror que se fue para no volver.

¿Te animas?

Vigilad el cielo.



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