domingo, 3 de mayo de 2015

El cuervo


El cuervo (The Raven)

(1935)

Director: Lew Landers

Guión   : David Boehm

Bela Lugosi.

Boris Karloff.

Irene Ware.

Lester Matthews.

Samuel S. Hinds










Una chica tiene un accidente de coche. Sólo el doctor Vollin puede curarla. Pero ocurre algo más: el doctor se enamora de la paciente y, además, oculta una afición secreta…


“Usted no es tan solo un magnífico ciudadano, sino también  un gran músico, un hombre extraordinario. Usted es casi…” (Jean)

“¿… Un dios?” (Vollin)

“¿Está usted loco?” (Juez Thatcher)

“¡Sí, lo estoy!” (Vollin)



Vamos allá con una peliculita de terror que, si bien no goza de la fama de otros títulos en plan Drácula, Frankenstein o El hombre lobo, sí es uno que hay que tener en cuenta por varias razones. Para empezar, está claro que la referencia a Edgar Allan Poe está asegurada. Por otro lado, es una excusa perfecta para ver en acción a dos monstruos del terror más universal: Bela Lugosi y Boris Karloff. Los dos, a sus anchas, en pleno apogeo y derrochando locura y caras de psicópata a partes iguales. Porque, dicho sea de paso, son los dos reclamos perfectos para una historia así.

Pues muy bien. A favor destaco debo destacar:

La película comienza con una escena impactante: una chica tiene un accidente de coche. Queda muy herida y sólo hay una persona que puede curarla: Vollin (Lugosi) De este modo, uno comprende dos cosas: que el relato de Poe va a brillar por su ausencia y que la historia que tenemos por delante va a implicar doctores chiflados a la antigua usanza, esto es, inteligentes, retorcidos y muy divertidos. Perfecto, es un recurso tan efectivo como cualquier otro para captar la atención del espectador que, cuando ve que la alusión al relato literario es casi nula, se queda viendo lo que sigue con la excusa del “a ver qué pasa”

Otra cosa que destaca es la inmediatez que se respira a lo largo de todo el metraje porque, entre otras cosas, no hay mucho tiempo. De hecho, la peli no dura ni una hora, por lo que eso de perder el tiempo aquí no se destila mucho. Es curioso cómo, antes, se exprimían los argumentos a tope sin gastar metraje en tonterías varias. Por eso, los personajes son presentados de manera directa, sin tapujos: Jean es la chica protagonista, su enamorado Jerry y el padre de ella el juez Thatcher. Quedan dos pero, tranquilos, lo bueno, en este caso, no se va a hacer esperar mucho.

Pero esto es una película de terror y eso debe notarse de algún modo. Por eso, acudimos a una presentación del personaje del doctor Vollin (Lugosi, qué grande) del mejor modo que uno puede esperar: recitando el poema de El Cuervo de Poe mientras vemos la sombra de uno en la pared. Si, además, el buen doctor dice que “…la muerte es mi talismán, la única fuerza indestructible…”(y lo dice con esa cara y esos ojos), la idea acerca del mismo está clara. Encima, sabemos que está obsesionado con Poe y fabrica aparatos de tortura basados en los relatos del escritor. Vamos, que está como un cencerro, pero uno siniestro, que Lugosi es Lugosi.

Hasta aquí uno puede pensar que la trama se va a centrar en las locuras del buen doctor Vollin. Pues sí, pero no porque la historia va a dar un giro inesperado que me gusta mucho: la aparición del personaje de otro grande, Boris Karloff (Bateman) haciendo de criminal. Lo que hace Vollin con él me parece muy original y retorcido: deformar su rostro para hacerle su criado/esclavo ya que, los hombres de apariencia horrible hacen cosas horribles… y algo de eso hay en la truculenta mente del doctor.

Me gusta bastante los momentos que suceden a partir del momento en que Vollin invita a sus amigos y conocidos a su casa, ya que se potencia la idea de que todos ellos están a merced del doctor. El ambiente que rodea a la casa es muy de película de terror: viento, relámpagos, truenos, lluvia… y todo de noche, como debe ser. Vamos, muy de terror y muy de Poe. Y es justo en este momento, a la hora de dormir, cuando Vollin empieza a hacer de las suyas y comienza el espectáculo en honor de Poe. Por eso, el doctor se mueve como pez en el agua torturando al personal con una cuchilla gigantesca o raptando a la hija del torturado. Si, encima, bloquea todas las ventanas de la casa, no hay duda: Vollin a ponerse las botas. Lo que sucede a partir de aquí me lo callo para que os animéis a ver al peli.

Los actores, en general, están bien pero vamos a ser sinceros: aquí las estrellas más absolutas son, sin duda, Bela Lugosi y Boris Karloff, cuyas presencias en pantalla aplasta a los demás hasta reducirlos a la nada. Lugosi es el perfecto doctor erudito y chiflado. Tiene un rostro más amable y normal de cara a la sociedad pero, de puertas para dentro, está como un cencerro. Sus caras y gestos son perfectos para el papel. Atentos a la escena en que ríe como un poseso cuando deforma a Karloff o durante el momento de tortura al juez. ¿Es todo? No. Siempre he dicho que Lugosi daba
escalofríos cuando miraba con aquellos ojos suyos pero peor era aún cuando reía o sonreía. ("¡¡¡Soy más grande que Poe!!!") Karloff, por su parte, haciendo de Bateman no tiene desperdicio. Su rostro, al principio, lo dice todo: es un asesino psicópata pero, desde que Lugosi le deforma la cara, es aún peor. Y, por cierto, ese maquillaje tan bien hecho le viene fenomenal. Lo que ocurre es que ambos monstruos ofrecen un villano distinto: el de Lugosi es el loco de por sí; el de Karloff es el loco asesino que da lástima. Y ambos actores reflejaron todo eso del modo usual: a la perfección.




¿Aspectos en contra? Bueno, lo que más puede llamar la atención es que cualquier parecido de esta película con la obra de Poe es pura casualidad ya que no tiene nada que ver, así que si la vas a ver pensando que es una versión de la obra que lleva el mismo título, mejor no lo hagas. Luego tiene algún que otro detalle como el hecho de que Vollin justifique una operación de cirugía como algo que dura diez minutos y que está basado en alterar los nervios del pobre paciente en cuestión. Me da que se quitaron el asunto de encima de manera un pelín precipitada. Bueno, detallitos sin importancia que ahí quedan y que son propios de una peli de terror de la época, donde los detalles científicos importaban un comino y se centraban más en la trama y en los golpes de efecto. Que eso sea del agrado del personal ya lo dejo a las apetencias de cada uno.

Con todo, a mí me gusta y, claro está, recomiendo verla. Puede que con un poco más de metraje hubiera entrado más sustancia en el guión y ciertas cosas se hubieran podido desarrollar un poquito más. Otro modo de verlo es que, en cincuenta y ocho minutos (sí, habéis leído bien), presentan un planteamiento, un nudo y un desenlace partiendo de una idea que, desde luego, resulta ser más que original, una especie de vuelta de tuerca al mito de La bella y la bestia. Por eso, creo que debe dársele una oportunidad. Además, ¡qué demonios! ¡Son Lugosi y Karloff compartiendo escena!

Vigilad el cielo.





2 comentarios:

  1. No he visto esta obra, pero los clásicos universal de la época siempre son 'divertidos', recuerdo de Lugosi la de La legión de los hombres sin alma, que creo es la primera peli de zombis de la la historia. Y en fin, alguna más he visto por ahí.
    Buen artículo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me encanta La legión de los hombres sin alma y tengo su reseña preparada. Si puedes, da una oportunidad a este Cuervo; Lugosi se sale y es una película muy entretenida.

      ¡Gracias y un saludo!

      Eliminar