sábado, 26 de abril de 2014

Venidos del espacio


Venidos del espacio (It came from outer space)
(1953)
Director: Jack Arnold
Guión   : Harry Essex

Richard Carlson

Charles Drake

Barbara Rush






 

 

Un astrónomo ve caer en el desierto de Arizona un extrañó meteorito que resulta ser una nave espacial pilotada por extraños seres capaz de adoptar forma humana…

Vamos allá con una película propia de la ciencia-ficción de los años cincuenta que cumple con todos y cada uno de los cánones de este tipo de cintas de la época, léase estar llena de extraterrestres muy feos, humanos hechos un lío y moraleja al final.

Después de una escena inicial bastante ñoña (es decir, mucho amorío), asistimos al planteamiento del conflicto cuando la paz del desierto se ve alterada por la llegada de lo que se supone es un meteorito. Se supone, claro está, porque todos sabemos que eso tiene de meteorito lo que La Estrella de la Muerte de parque temático ¿Qué hace el amigo John  (Richard Carlson)? Lo que cualquiera en su pellejo: coger el coche e ir a ver qué ha pasado. El problema viene cuando, una vez que se mete de cabeza en el cráter (tipo valiente como él solo o estúpido sin remedio, según el punto de vista del espectador) ve que eso, de meteorito, poco. A partir de aquí, la película gasta un buen trozo de su metraje (quizás demasiado) en mostrarnos que todo el mundo toma por loco al pobre astrónomo. Y esto no es en absoluto una forma de hablar porque la cosa llega a tal extremo que llegas a sentir lástima por el pobrecito prota. La cosa va por esta línea que, repito, a mí se me ha hecho un poco larga porque soy de los que piensan que, cuanto antes salga el monstruito de turno, mejor, porque John sigue erre que erre por convencer a todo el mundo (sobre todo al sheriff Matt, interpretado por Richard Drake) de que el tema de los extraterrestres va en serio. Es cuando asistimos al encuentro de los encargados de la línea telefónica con los aliens (¡al fin!) cuando la película retoma un poquito más el interés y todo adquiere algo más de dinamismo. Curioso cómo a dichos operarios se les toma en serio y, en cambio, a John, licenciado y listo, le toman por chiflado. Menos mal que, por lo menos, tiene de su lado a la guapa Barbara Rush para animarle un poquito.



Y como no podría ser de otra forma, aquí hay seres del espacio que no paran de observarnos y copiarnos (gran acierto este) y, por supuesto, son feos, cabezones, babosos y tienen un solo ojo que utilizan, a modo de visión subjetiva, para llevar a cabo las copias de los humanos. Un detalle sin duda original y que tiene un modo muy llamativo de ser expresado en la pantalla.

Si alguna vez nos visitan y ven cómo nos los hemos
imaginado, es normal que nos congelen y nos tomen de
aperitivo.


 
Creo que la película no tuvo un presupuesto desorbitado, cosa que en los cincuenta era el pan nuestro de cada día en lo que se refería a la ciencia ficción. Se puede apreciar en el elenco protagonista, donde si bien hay rostros familiares, no llegan a ser actores de primera línea. También en la utilización de decorados en cartón piedra para simular el desierto o el viejo truco de las pantallas de fondo. Con todo, el resultado no deja de ser interesante y, en conjunto, me ha parecido una peliculita quizás algo sosita en algunos momentos pero que se puede ver sin problemas y que, desde luego, es muy superior a otros productos de la misma naturaleza y época. Y, por supuesto, por unas o por otras entretiene, que es de lo que se trata.

 


Y, por supuesto, está la moraleja final. Y es que el ser humano, se mire por donde se mire, ni es de fiar ni merece ser invadido por nadie, aunque sean por unos seres tan feos (y pacientes), como estos. No voy a decirte nada para que te animes y la veas pero, desde luego, me parece un buen golpe de efecto y hará que la recuerdes.
¿Mi recomendación? Vedla. Se merece una oportunidad y, desde luego, habría que rescatarla de todo ese montón de pelis de aquella época que, por unas o por otras, parecen haber caído en un saco donde todas son tratadas de la misma forma.
Como curiosidades:

-Richard Carlson ya fue todo un héroe enfrentado a cierta criatura de la laguna negra en La mujer y el monstruo.



 
-La historia está basada en una idea de Ray Bradbury que, cosa curiosa, no debió gustar mucho a alguien en el estudio porque el pobre fue despedido de inmediato.
 
-Jack Arnold, el director, también fue el responsable de la ya nombrada La mujer y el monstruo o la no menos famosa El increíble hombre menguante.

-La idea de extraterrestres que adquieren aspecto humano estaba muy en boga en los cincuenta. Ved por ejemplo La invasión de los ladrones de cuerpos o Me casé con un monstruo del espacio exterior, ambos ejemplo muy buenos del tema.
-Se la conoce también como Llegó del más allá.
 
-En su época, se estrenó para ser disfrutada en 3D. De ahí la insistencia de los  planos en visión subjetiva de los extraterrestres.
 
¡Vigilad el cielo!




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