Tarzán de los
monos (Tarzan of the apes)
(1918)
Director: Scott Sidney
Guión : Fred
Miller, Lois Weber
Elmo Lincoln
Enid Markey
George B. French
Grodon Griffith
Los
Greistoke, tras un motín en su barco, acaban en la jungla misteriosa. Tiene un
hijo, que se convertirá en el poderoso Tarzán…
Sé
sincero: si te digo “Tarzán” pueden ocurrir dos cosas. La primera, que te
acuerdes irremediablemente de Johnny Weissmuller, el mejor mono blanco de todos
los tiempos. Por otro, si eres más joven, te venga a la memoria la peli de
Disney con Phil Collins cantando de fondo. Pues no os engañéis: Tarzán tuvo su
primera adaptación en forma de película en blanco y negro y mudísima, nada
menos que rodada en, atención, mil novecientos dieciocho (¡ahí es nada!) ¿Hay
que tener reparos por esto o pensar que vamos a ver un subproducto anticuado y
desfasado donde los actores pasan por la pantalla poniendo caras raras? Si vas
con estas ideas en la cabeza (que mucha gente tiene preconcebidas) te parecerá
eso y más pero mi consejo es que no te dejes llevar por el Lado Oscuro de los
prejuicios porque, ante todo, estamos ante una película de aventuras muy bien
llevada y, sobre todo, entretenida como ella sola. Pero, como siempre sigo,
relax, despacito y buena letra.
A
favor debo decir…
Servidor,
que idolatra las pelis (al menos la mayoría o clásicas) de Weissmuller, está
acostumbrado a que Tarzán aparezca ya de adulto y, grito en boca, comience a
lucir palmito cargándose rinocerontes, cocodrilos y salvajes a partes iguales.
Pues bien, si hay un buen punto a favor de esta peli es que, ante todo, es la
historia de Tarzán desde antes de nacer hasta convertirse en adulto. Por eso,
gran parte del metraje lo dedicamos a saber de dónde viene, quiénes fueron sus
padres y, sobre todo, lo que pasa en la jungla para que ese bebe tan mono se
convierta en el fiero y valiente hombre mono. Por eso, conocemos los motivos
del viaje de sus padres, los Greistoke (detener la esclavitud) y cómo se
produce un motín en el barco en el que viajan. Por suerte para ellos, un
marinero les es fiel y consiguen que los abandonen en el rincón más remoto de
la jungla misteriosa. A partir de aquí, la película va a centrarse en las
desgracias que les ocurren a los padres de Tarzán, como, por ejemplo, la muerte
de su madre, lady Alice.
Esto
es excusa para que conozcamos otros protagonistas muy importantes en esta
cinta: los monos. Y, ¿cómo los representaron? Pues con disfraces. Y, debo
decir, que disfraces muy bien hechos con actores por debajo que realizaron unos
movimientos muy convincentes. Y, gran punto a favor, somos testigos de cómo Tarzán
acaba siendo quien es: unos monos, Kerchak y Kala, pierden a su bebé y lo
cambian por el joven Greistoke. Genial.
Desde
este momento, mucho del metraje se va a ir en mostrar los primeros años de Tarzán
como niño donde vemos cómo es tratado como un mono más. Estas secuencias me
parecen muy bien rodadas y mostradas. Y debo decir que, además, cosa rara en
aquella época, se atrevieron a mostrar en todas y cada unas de estas secuencias
iniciales al niño actor completamente desnudo (al igual que los salvajes a los
que roba) aportando un realismo poco común que te puede chocar por tratarse de
una película muda.
Pero,
si hay algo que me gusta mucho de estos momentos infantiles de Tarzán (lo
admito, siempre me ha costado pensar en Weissmuller de niño) es cómo se las
apañan para contarnos, bajo la lógica más normal y aplastante, cómo el chico va
tomando, poco a poco, conciencia de sí mismo hasta una escena muy lograda en la
que contempla su reflejo en el lago y lo compara con uno de sus hermanos monos.
Ahí, seas un chico de la jungla o no, debe de haber algo que te sale de dentro
y te hace comprender que algo raro hay. No obstante, en el colmo de los
lucimientos, el guión nos enseña que, Tarzán, al ver a unos salvajes adultos
vestidos, debe taparse (pobre criatura, todas esas escenas en pelotas) y les
roba las ropas. ¿Es todo? No porque, siguiendo esta estela, descubre la cabaña
de sus padres y, mediante un libro infantil, empieza a comprender la escritura.
Y el muchachito es listo porque, además, de ello, descubre lo que es un
cuchillo y que, con él, puede matar a enemigos, como ese gorila que ataca a sus
hermanos. Menos mal que Binns le enseña a leer mejor y a entender que es
humano. Y, repito, todo esto muy, pero que muy bien mostrado.
Y
el tiempo pasa y, al fin, vemos a Tarzán adulto con la cara y cuerpo de Elmo
Lincoln. Puede que el aspecto del héroe te choque un poquito si, repito, estás
más acostumbrado a la icónica imagen de Johnny Weissmuller (taparrabos y puñal)
Este lleva una especie de traje hecho de piel al estilo troglodita de los
Picapiedra, una melena desmarañada y cinta en el pelo a lo Rambo. Y, sí,
también puñal, eso que no se olvide.
Lo que vamos a ver a partir de este momento es lo que sucede cuando una expedición científica/de búsqueda, alentada por Binns, va a la jungla. Claro está, todos ellos son hombres… menos una, Jane. Me gustan los momentos en los que dicha expedición encuentra la cabaña de Tarzán (este les deja una nota, lo cual denota algo muy importante: es inteligente. Y digo esto porque en las de Weissmuller habla poco y a base de infinitivos: “Comer”, “Nadar”, “Ankawa”) y se dedica a observarlos. Pero está claro que puedes ser lo salvaje que te de la gana o el rey de la jungla pero si no ha visto una mujer en tu vida, cuando lo haces por primera vez, flipas. Y Tarzán, tan duro y valiente, flipa en colores hasta tal punto que sus ojillos (u ojazos, que los abre como platos) se centran en ese ser de pelo largo, curvas y boquita de piñón y pasa de los demás de manera clara y evidente. No me extraña; yo haría lo mismo. Claro está, a Jane la secuestra un nativo y Tarzán la salva. Esto provoca dos cosas. La primera, es que no entiendas (me pasó igual) cómo el colega de la selva sabe qué es eso de besar ya que, con Jane en brazos, la suelta un buen ósculo (¿practicaría con alguna mona? Estupidez mía) La segunda, que los de la expedición, al intentar rescatarla, provocan una guerra de tribus. Pero no hay nada que Tarzán y el amor no puedan solucionar. Y, claro está, todos sabemos cómo acaba esta historia, ¿no? Tarzán, Jane, casa en la jungla y muchos (supongo) más besos.
Lo que vamos a ver a partir de este momento es lo que sucede cuando una expedición científica/de búsqueda, alentada por Binns, va a la jungla. Claro está, todos ellos son hombres… menos una, Jane. Me gustan los momentos en los que dicha expedición encuentra la cabaña de Tarzán (este les deja una nota, lo cual denota algo muy importante: es inteligente. Y digo esto porque en las de Weissmuller habla poco y a base de infinitivos: “Comer”, “Nadar”, “Ankawa”) y se dedica a observarlos. Pero está claro que puedes ser lo salvaje que te de la gana o el rey de la jungla pero si no ha visto una mujer en tu vida, cuando lo haces por primera vez, flipas. Y Tarzán, tan duro y valiente, flipa en colores hasta tal punto que sus ojillos (u ojazos, que los abre como platos) se centran en ese ser de pelo largo, curvas y boquita de piñón y pasa de los demás de manera clara y evidente. No me extraña; yo haría lo mismo. Claro está, a Jane la secuestra un nativo y Tarzán la salva. Esto provoca dos cosas. La primera, es que no entiendas (me pasó igual) cómo el colega de la selva sabe qué es eso de besar ya que, con Jane en brazos, la suelta un buen ósculo (¿practicaría con alguna mona? Estupidez mía) La segunda, que los de la expedición, al intentar rescatarla, provocan una guerra de tribus. Pero no hay nada que Tarzán y el amor no puedan solucionar. Y, claro está, todos sabemos cómo acaba esta historia, ¿no? Tarzán, Jane, casa en la jungla y muchos (supongo) más besos.
Los
actores me parece que cumplen (con algunos matices, como estoy a punto de
escribir) y resultan bastante convincentes. Elmo Lincoln no te pasará
desapercibido como Tarzán. Enid Markey no es que se luzca mucho (los papeles
femeninos en aquella época ya sabemos a lo que se reducían: enamoradas o
asustadizas. Aquí hay ambas cosas) Pero, sobre todo, destaco a Gordon Griffith
como el joven Tarzán, que me resulta el más creíble de todos.
¿Aspectos
mejorables? Bueno, puede que creas que, a veces, las caras de Lincoln están
algo pasadas de tuerca. Está claro que el actor pretendía resultar salvaje y
fiero y para ello recurrió a dos cosas: abrir los ojos como platos y apretar
dientes cual anuncio bestial de dentífrico. Esto, conste, no lo destaco como
fallo; tan solo como algo típico de la época. Lo mismo que el hecho de que,
acostumbrado a las estilizada figura de Weissmuller (al menos en muchas de sus
pelis) y demás Tarzanes, este te resulte poco atlético. Depende de cómo le
enfoquen me da que no le pasaron mucho por el gimnasio y, a veces, Lincoln
parece algo rechonchete pero lo vuelvo a decir: era algo propio de aquellos
años, lo mismo que ahora, todos los actores, parecen refinados en un gimnasio y
todos están cachas.
Sí
tengo que decir que, al menos en la copia que yo tengo, la música me resulta
algo rallante, demasiado saltarina quizás. Por otro lado, el final de la
película me parece un poco precipitado porque, como ya he dicho, está claro que
Tarzán y Jane acaban juntitos en su nidito de amor selvático pero parece que el
amigo de la jungla se rinde al amor muy rápido y, sobre todo, de manera muy,
pero que muy apasionada. Bueno, cuando
te pega, te pega, vale, pero ¿qué pasa con los miembros de la expedición? El
guión se olvida de ellos del todo…
Pues
esto ha sido todo. Lo digo otra vez: no te dejes llevar por el hecho de que sea
muda. A mí, al menos, me ha encantado y me he divertido de lo lindo con ella.
Cine en su estado más puro y primigenio que muestra toda una historia que,
desde mi punto de vista, está muy bien narrada y mostrada. Y todo esto que te
acabo de contar, aparte de más cosas, ocurre en una hora de metraje. Chapeau…
Vigilad
el cielo.
Curiosidades:
-Según
dijo Elmo Lincoln, en la escena en la que pelea contra el león, el pobre
animal, viejo y cansado, murió de verdad.
-Si
os fijáis, Lincoln no era muy hábil caminando por ahí descalzo y se le nota que le cuesta cuando debe correr o
mostrarse rápido en algunas escenas.
-El
un principio, Tarzán era Stellan Windrow pero le llamaron a filas durante la
Primera Guerra Mundial. Según parece, Windrow era mucho más diestro que Lincoln
corriendo por los árboles, por lo que se conservaron algunas de sus escenas de
lejos. De hecho, las pocas veces que se columpia en lianas, es él.
-Originalmente,
la peli duraba tres horas.
-El
rodaje empezó en 1917.
-Tuvo
una secuela, también muda: The romance of Tarzan.
¡Todo un clásico! :)
ResponderEliminarque nostalgia
¡Ya lo creo, Hammer!
EliminarUna peli que, desde luego, hay que ver.
¡Gracias y un saludo!