The thirteenth
chair.
(1929)
Director: Tod
Browning.
Guión : Elliot J. Clawson, Joseph Farnham
Bela Lugosi
Leila Hyams
Margaret Wycherly
John Davidson
Conrad Nagel
Extraños acontecimientos
suceden en la investigación del asesinato de Spencer Lee…
Hoy
os traigo una peliculita que yo no conocía pero que ha resultado ser una
sorpresa de lo más agradable. La verdad es que, cuando me encontré con ella no
me pude resistir: antigua (ved la fecha, ahí es nada), trama de misterio, Todd
Browning dirigiendo… Vamos, que no opuse ninguna resistencia. Y, la verdad,
encantado de no hacerlo.
La
cinta que tenemos por delante es un ejercicio de los buenos lleno de misterio y suspense. Aquí tenemos todos los
ingredientes del género en su estado más puro y, sobre todo, entretenido:
muchos personajes, cadáveres variados, sesiones de espiritismo y muchas, muchas
dudas que hacen que el espectador apure los setenta y pocos minutos hasta que,
al final, se descubra al culpable.
Pues
bien, a favor puedo deciros…
Como
podéis suponer en una peli de esta época, la duración del metraje no puede dar
para enrollarse mucho, algo que es muy común en las películas “de las de antes”
Esto lo digo, por supuesto, como todo un elogio. Nada de perder el tiempo en
detalles que, a fin de cuentas, importen al espectador un pimiento; aquí se va
al grano desde el primer minuto y eso es de agradecer. Por eso, desde la
primera escena, nos metemos en situación de lleno, cuando un personaje, Wales,
entra en una habitación a oscuras en cuyo suelo hay la silueta de un cadáver.
Sí, han matado a alguien. Y, sí, durante la peli vamos a tratar de averiguar
quién es el asesino. Para que veáis: en esta primera escena conocemos a Wales,
al difunto Spencer Lee y que se sospecha de una mujer casada… todo en los primeros
cinco minutos. Ahí queda eso.
La
acción avanza sin demora. Después de lo anterior, toca conocer al montón de
personajes que nos van a acompañar a lo largo de toda cinta. Como podréis
comprobar hay muchos, todos variados y con su propia `personalidad pero, por
encima de todo, pijos y relamidos como ellos solos. Nada más conocerlos me
froté las manos: aquí se va a tratar de hacer una quiniela para saber cuál de
estos estirados es el responsable. Y, por suerte, no me equivoqué.
Pero,
sin duda, la gran sorpresa para mí fue ese momento en el que vemos de lejos,
leyendo un periódico y de espaldas al espectador, al detective que va a llevar
el caso. Se vuelve y… ¡Nada menos que Bela Lugosi! Lo admito: no tenía ni idea
de que se trataba de él pero cuando le vi en pantalla fue el remate. Alucinante
pensar que al amigo Lugosi le faltaban dos años para enfundarse la capa y decir
eso de “Yo soy Drácula” A partir de este momento, me dejé llevar.
Sigo.
Otra cosa que me ha gustado mucho de la cinta es que, claro está, tratamos con una trama de
asesinatos pero, también, se mezcla con lo que podemos
denominar el factor sobrenatural. Y es que uno de los ejes principales de la
peli es que ciertas sesiones de espiritismo a cargo de cierta madame LaGrange
van a ser pero que muy importantes en el argumento. ¿El objetivo? Más básico
imposible: si no sabes quién ha matado a tu amigo, pues haces una sesión de
espiritismo, convocas su espíritu y se lo preguntas. Repito: básico. Y
divertido, sobre todo, esto último.
A
lo largo de la peli se hacen dos sesiones para hablar con espíritus. De ambas
debo destacar dos cosas. En primer lugar, el hecho de estar filmadas
completamente a oscuras mientras oímos los gritos de terror de los personajes.
Esto, desde luego, me parece un detalle muy acertado. La segunda, que en cada
una de ellas ocurren cosas que aumentan pero que mucho el interés hacia la
trama y hace que claves los ojos en la pantalla. Así, si te pones a hablar con
espíritus y, cuando se encienden las luces, aparece alguien muerto, la cosa es
para mosquearse. Si haces una segunda sesión y uno de los asistentes es un cadáver, ya no hay
más remedio: te quedas a ver qué pasa. Pues bien, estos detallitos, entre
otros, claro, podrás encontrarte si te animas a ver esta cinta.
Otra
cosa que me gustaría comentar es que no todo son muertes más o menos
misteriosas. A lo largo del guión se van a incluir ciertos detallitos que
enriquecen la trama y la hacen más interesante. Así, comprobamos que los
personajes, por unas o por otras, están relacionados entre sí, algunos, por
supuesto, mucho más que otros: ahí está la historia entre la médium y Helen
(que no pienso decir porque me parecería aguarte la fiesta) pero, sobre todo,
destaco la investigación criminal en sí que el inspector Delzante (Lugosi)
lleva a cabo. El tipo es imparable, no se fía ni de su padre y no hace más que
poner a prueba a todos y cada uno de los personajes para hacerles hablar o
sacarles la información que él necesita. Ahí tenemos el ejemplo de cuando pide a
los hombres que retiren cierto cadáver o cómo agobia a la médium sin ningún
tipo de consideración.
¿Escenas
a destacar? Como ya he comentado un poco más arriba, las dos sesiones de espiritismo
me han gustado mucho; de veras hacen que te preguntes qué demonios está
pasando. La del descubrimiento del arma homicida, léase un cuchillo, también me
parece muy original. Pero, sin duda, la inclusión de un cadáver en plena sesión
espiritista para hacer confesar al culpable, manipulándolo como si de un pelele
se tratase, resulta buenísima.
Los
actores me parecen bastante convincentes. Hablar de todos ellos sería
extenderme demasiado porque, como he señalado, con la sana intención de hacer
dudar al espectador, hay muchos. Holmes Herbert como Sir Roscoe Crosby queda
muy bien. Si te suena su cara, coincidirá un par de años después con Lugosi en
esa otra joyita que es La legión de los
hombres sin alma y fue el compañero de fatigas del doctor Jekyll en El hombre y el monstruo. Leila Hyams
cumple como Helen O’Neill. Margaret Wycherly resulta bastante convincente como
madame LaGrange, alejándose del tópico de la médium chiflada que se suele ver
en este tipo de historias. Y, para mí, por supuesto, el mejor, para el final.
Bela Lugosi está tremendo como el implacable detective Delzante. Resulta
cercano pero, a la vez, agresivo en su labor policial. Verle haciendo un
personaje nada relacionado con vampiros o tullidos es una gozada y, lo mejor,
es que uno reconoce que, tras esos gestos, miradas y, en general, esos
ademanes, se gestaba la interpretación del vampiro más famoso de todos los
tiempos. Sin duda, para este fan, un gran punto a favor de la peli.
¿Aspectos
que no me han llamado tanto? Poquitos pero ahí quedan. Las demostraciones de
LaGrange para probar que no es una impostora se me han hecho un poquito
pesadas. Creo que no hay nada más que mirarla a la cara para saber que no va a
aprovecharse del personal. Aquí, en cambio se enrollan demasiado para hacer que
el personaje caiga bien. No entiendo por qué Wales, que está empeñado en averiguar
quién mató a su amiguísimo Spencer Lee, se refiere a él de este modo, Spencer
Lee, con nombre y apellido. Si eres amigo de alguien no creo que haga falta
esto.
¿Más?
Si te pones en plan exquisito, te tienes que preguntar de dónde se saca quién
yo me sé cierto cuchillo para llevarse por delante a cierto personaje (se nota
que me gusta mantener el misterio, eh) Hombre, si vas a una sesión de
espiritismo se supone que te preparas para lo que sea pero tanto, tanto… Y, por
último, el monólogo que LaGrange para encontrar el arma homicida me parecen muy
teatreros; me ha recordado un poquito al efecto de los comics. Tengo que decir a este respecto que, a fin de cuentas, la peli es
una adaptación de una obra de teatro y eso, por unas o por otras, tiene que
notarse en algún momento. En fin, meros detallitos...
Esto
ha sido todo. Por supuesto, recomiendo que veas esta peli. Para mí, como ya he
dicho al comienzo, ha sido una sorpresa de lo más agradable; cine en estado
puro, directo al grano, centrándose en una trama y yendo al grano con la sana
intención de jugar con el espectador para captar su atención, cosa que, al
menos conmigo, ha conseguido de principio a fin. Si puedes, dale una oportunidad;
son setenta y dos minutos muy bien llevados.
Como
detalle curioso, hay dos versiones más: una muda de mil novecientos diecinueve
y otra del treinta y nueve. Ah, y que no se me olvide: esta versión que he comentado la he visto en inglés. Lugosi, con esa voz y acento, no tiene desperdicio.
Por
supuesto, comentaros que, dos años después, en mil novecientos treinta y uno,
el director Todd Browning, después de muchas opciones, acabó dando a Bela Lugosi
el papel de Drácula. El resto, es historia.
Os
invito a sentaros en esta silla número trece. Ya me contáis…
Vigilad
el cielo.
¡Hola, Israel!
ResponderEliminarLa verdad es que esta peli tiene una pinta estupenda. No la conocía pero me has convencido. La trama me gusta, el cine en blanco y negro siempre ha tenido un aire glamouroso pero a la vez misterioso que le pega mucho a la historia y luego está Lugosi... ¡Una combinación perfecta! Cuando la veo te cuento :)
¡Nos leemos!
¡Hola Laura!
ResponderEliminarLas películas en blanco y negro, tan antiguas como esta, ejercen en mi una magia especial. la de hoy tampoco la conocía pero, una ve que me puse con ella, la verdad es que me gustó mucho. Además, soy fan de Lugosi (tengo varias reseñas preparadas de pelis suyas) así que no me pude resistir.
Encantado de haberte convencido. Si la ves, espero que te guste y compartamos opiniones.
¡Nos leemos!