domingo, 30 de diciembre de 2012

El hobbit: un viaje inesperado


El hobbit: un viaje inesperado (The Hobbit: an unexpected journey)
(2012)
Director: Peter Jackson
Guión   : Fran Walsh, Philippa Boyens, Peter Jackson, Guillermo del Toro
Martin Freeman
Ian McKellen
Richard Amitage
Cate Blanchett
Ian Holm
Christopher Lee
Hugo Weaving
Andy Serkis
Elijah Wood 

El hobbit Bilbo ve su rutina alterada por la llegada del mago Gandalf, que le propondrá un viaje lleno de aventuras… 




A pesar de que a más de uno le extrañe lo que voy a escribir a continuación, creo que merece decirse y ser tenido en cuenta: El hobbit no es El señor de los Anillos. Semejante obviedad puede resultar el colmo de lo evidente pero creo que es una reflexión que debe tenerse en cuenta. El hobbit, como libro, es una historia infantil para niños. El señor de los anillos, no. ¿Por qué digo esto? Porque allí donde la primera obra es una historia de aventuras donde pasan muchas cosas, la segunda (los tres libros) constituyen una historia de aventuras, sí, pero con un toque épico más que considerable. Quizás por eso, las aventuras de Bilbo Bolsón ocupan unas trescientas páginas y las de su sobrino Frodo más de mil y pico. Y es aquí donde se crea la controversia: ¿El Hobbit debe contarse en pantalla de igual modo que El señor de los anillos?
Antes de meternos en faena, hay que decir que la película que hoy nos toca ha estado rodeada de polémica desde mucho antes de rodarse. Para empezar, el estudio siempre quiso que Peter Jackson fuera el director porque, seamos sinceros, le ha cogido el truquillo a la obra de Tolkien. No obstante, una serie de diferencias monetarias hicieron que Jackson se desligase de la peli y otros directores fueron pensados para sustituirle. Al final, se llevó el gato al agua Guillermo del Toro, que estuvo como director del proyecto implicado algo así como un año (quizás el tiempo me falle) pero, diferencias creativas irreconciliables, hicieron que abandonase y Jackson, una vez arreglados los problemas, se hiciera cargo de todo. A todo ello hay que sumarle la gran controversia, esa que hizo que las alarmas sonasen y muchos (entre ellos este que escribe), se pusieran alerta: el Hobbit pasó de una peli a tres. El problema que esto planteaba estaba claro ya que nadie entendía como una novelita de trescientas páginas podría convertirse en una trilogía cinematográfica donde cada entrega duraría más o menos tres horas. La respuesta fue sonada: Jackson y equipo añadirían esto o aquello (mucho de ello de cosecha propia) para enlazar la historia de Bilbo con la del dichoso añillo.

Pues bien, aquí tenemos la primera de las películas de El Hobbit. Os comento mis impresiones:

A favor, desde luego, hay que destacar muchas cosas. En primer lugar, el regreso a la Tierra Media está garantizado. Es como si no hubiera pasado el tiempo. Hobbiton (Bolsón Cerrado) sigue estándo ahí y resulta tan realista como lo estaba en lo que vimos en la trilogía de El señor de los Anillos. Por eso, los ambientes, las ciudades, los paisajes en general hacen que te creas que, de veras, está en mitad de la Tierra Media. La ambientación fantástica está asegurada bien en forma de pueblo Hobbit, de ciudad de los enanos o de cualquier caverna atestada de orcos inmundos y salvajes. Desde este punto de vista, han sabido conectar con lo que ya conocíamos y, al menos para mí, eso da muchos tantos a la película. Y, desde luego, uno de los decorados que más me gusta, lo mismo que sucedió con la trilogía anterior, es Rivendell. No si es que se lo curraron más, si ha dado esa casualidad o si tan solo ha ocurrido así pero, al menos para mí, siguen dando en el clavo con la ciudad de los elfos; sigue resultando majestuosa y mágica a la vez, algo que recuerdas cuando al peli acaba.

 
Vamos allá con otra cosa que destila la película por los cuatro costados: espectacularidad. No podemos olvidar que esto, a fin de cuentas, es el mundo de Tolkien y, además, se nota que han estado sobrados de dinero para reflejarlo. Por eso, la peli comienza con una larga escena (que recuerda de manera clara a la que da comienzo a La Comunidad del anillo) en la que se nos cuenta la historia de la ciudad de Thror, su relación con Thorin (protagonista en la sombra) y el ataque del pérfido Smaug. Si no conoces nada acerca de la obra literaria, esto, por lo menos te mete bien en situación y, además, te deja con ganas de saber más, ya que no vemos a Smaug. Vale, quizás alguna pata, algo de fuego por aquí, la punta de una cola por allí, pero nada del dragón. Aún quedan dos películas por delante, ¿por qué mostrarlo desde el principio? Lo que sí está claro es que el amigo debe ser tremendo y yo, por lo menos, quiero verlo ya en todo su esplendor.
La película cuenta con varias sorpresas que ya se anunciaron a bombo y platillo y que a más de uno extrañó. La primera, nada espectacular, sale Frodo. ¿Y eso? Pues porque está ayudando a tito Bilbo a preparar la famosa fiesta de cumpleaños que ya conocíamos en La Comunidad del anillo. De este modo, se nos deja bien claro que El Hobbit no es una aventura independiente (como, bien mirado, es el libro) sino una más dentro de una gran trama. Porque lo que vamos a ver en este metraje es un gigantesco flash-back… del cual quedan aún unas seis horas de película (¡Fiuuuuuuu!)
Los  personajes me parecen muy bien reflejados y creo que han dado en el clavo con todo ellos, al menos con los que salen en el libro (luego explicaré esto pero, si has visto la peli y has leído la novela, sabes a lo que me refiero) Los enanos me han resultado muy apropiados, si bien es cierto que han enfatizado mucho el carácter guerrero de los mismos (lo admito, en cuestión de enanos, sigo pensando en los del tipo Blancanieves) Por eso, me llamó mucho la atención verlos con ese aspecto fiero y, a  veces, tatuado que muestran algunos. Con todo, me parecen bien. Gandalf sigue igual al que vimos en las otras pelis, solo que el actor está algo más mayor, claro. Los elfos continúan tan espectaculares y elegantes. Pero, lo que más me ha gustado, es el repertorio de elfos, orcos o wargos que pululan por la peli. Todos diferentes y todos igual de asquerosos y repulsivos. Más aún, me atrevería a decir, que lo que ya conocemos. Me remito aquí a esa especie de rey Orco de las cavernas que me recuerda a Jabba el Hutt o a cualquier súbdito de Azog (personaje del que luego hablaré) Y, desde luego, me encantan los wargos, que aquí se lucen más y mejor de lo que vimos en Las dos Torres.
 
 
Vamos allá con los efectos. Impresionantes. La peli te puede gustar o no, la puedes considerar fiel o no pero, en cuestión de efectos especiales, se han lucido y a base de bien.  Toda la cinta está plagada de ellos solo que, por suerte, se integran en la trama sin hacerse notar demasiado (aunque hay otros que, claro está, persiguen el lucimiento puro y duro, como la de los gigantes de piedra, pero eso es algo que nadie, ningún director, ninguna película, puede evitar) Empezamos por el efecto “más sencillo”, es decir, el de reflejar la estatura de hobbits y enanos con respecto a humanos normales y corrientes y orcos o trolls que son cualquier cosa menos normales y corrientes. Como ya vimos en la trilogía del Anillo, muy bien hecho, muy natural. Los personajes creados de manera digital están integrados en la imagen de manera excelente y ya creo que se puede decir que no se notan que lo sean. Destaco aquí todos los tres trolls estúpidos que acaban convertidos en rocas o  lo orcos de todas clases, tamaño y caras.
Pero, si de efectos se habla, me gustaría hacer una mención especial a tres elementos que me parecen muy bien conseguidos. En primer lugar, el personaje de Azog, muy expresivo y terrorífico. Segundo, la escena de los gigantes de piedra, que queda estupendamente y de veras que quería comprobar si habían dado el paso y los habían incluido en la película. Y, para el final, el mejor: Gollum. Sabido por todos es que el amigo Smeagol ya había dejado el listón muy alto en la anterior trilogía. Pero es que, aquí, se han lucido todavía más con él. Los movimientos, las expresiones, los detallitos en plan lucimiento como esos en los que le vemos en la oscuridad con los ojos brillantes están simple y claramente sublimes. Los gestos que pone cuando está en mitad de la competición de acertijos ya hacen que esta peli tenga que verse. Sin duda, todo un acierto que dejará al personal con la boca abierta. Y no todo pueden ser personajes grotescos. Ahí está las águilas gigantescas para demostrarlo. Eso, por supuesto, entre otras cosas más.
 
 
 
Los actores me han parecido muy bien. Aquí hay un montón (¡tan solo los enanos son trece!) así que me voy a centrar en los principales, claro. Ian McKellen, como siempre, metido hasta la barba en el personaje de Gandalf y sintiéndose muy a gusto con lo que hace. Richard Armitage resulta un Thorin bastante convincente. Valiente, noble y algo cerrado en sí mismo. Pero aquí la estrella es, sin duda, Martin Freeman, que hace el papel del saqueador Bilbo Bolsón. Para mí, todo un acierto. Freeman ha sabido hacerse con un personaje que, bien mirado, tenía su complejidad y, además, debía competir con otros hobbits (y sus correspondientes actores) que ya conocíamos. Para mí, despliega cierto encanto e ingenuidad basados de manera bastante acertada en sus gestos y movimientos corporales. ¿El resultado? Un Bilbo en toda regla, muy natural, muy creíble y, en definitiva, muy hobbit. Creo, desde mi humilde opinión, que el gran acierto en este tipo de papeles, es escoger a alguien no muy conocido que hace que el espectador lo identifique de manera más fácil con el personaje que interpreta (ahí están, en sus primeros momentos, Harrison Ford, Mark Hamill, Christopher Reeve o Hayden Christensen entre muchos otros). Y aquí, de nuevo, esa regla funciona. También me gustaría hacer mención a dos más. Uno, Hugo Weaving, que repite como Elrond y que, nada más aparecer en pantalla, hace que te des cuenta de una cosa: aquí aparece más afable, más normal que en la trilogía del Anillo, donde resultaba tan inexpresivo como un ladrillo. Aquí, al menos, gesticula, tiene más expresiones y, en definitiva, hasta parece hasta más humano (afirmación algo incongruente si hablamos de un elfo, pero espero que me hayáis entendido). Y, claro está, Christopher Lee como Saruman que, salir, sale poco y se mueve menos (está muy mayor ya) pero esos ojos, ese gesto y esa cara (rejuvenecida un poco, claro está) le hacen igual de amenazador o más.
 
 
 
¿Todo es magnífico en la peli? No, al menos, para mí. Parece que hablar de cualquier cosa relacionada con el universo de Tolkien en pantalla debe implicar que se bombardee de elogios a Jackson y equipo. Pues bien, debo señalar algunas cositas que no dejan de parecerme curiosas. Veamos…
El principal talón de Aquiles que creo puede tener esta peli es lo referido a  la fidelidad. Vamos a dejar clara una cosa: ¿sigue la trama general del libro? SÍ. Ahora bien, si de una novelita de trescientas páginas hacen tres pelis de tres horas (minuto arriba minuto abajo), ¿implica que han cambiado cosas? También, SÍ. De hecho, más que cambiar (que, desde luego, han cambiado), lo que han hecho es añadir. Desde un primer momento se dijo que, para justificar el hecho de la trilogía, Jackson y compañía añadirían cosas de su propia cosecha y, según he leído, sacadas de apuntes de Tolkien (que, evidentemente, quedaron descartadas por el autor en su momento) La impresión que a mí me ha dado es que, a veces, los cambios son muy cantosos y los añadidos más aún. Otra cosa es que te gusten o no.
En primer lugar, debo admitir que tanto espectáculo de los enanos al principio se me hace un poquito largo. Vale, en el libro van llegando de uno en uno. Pero tanto metraje con la comida, la bebida y las canciones (sobre todo esa al recoger) me cargan un poquito. Cualquiera que haya leído el libro sabe que hay canciones  pero, al menos desde mi humilde opinión, una cosa es leerlas y otra cosa que se líen la mata a la cabeza y se pongan a cantarlas en la peli. Y, conste, que a lo largo del metraje hay tres canciones. Repito: para mí, sobran todas. Si encima están dobladas, ya no digo nada más (A Aragorn no le doblaron cuando se arranca por soleares en la última peli…)
Vamos allá con otro punto de controversia referido a ciertos personajes. Si bien se echan en falta unos cuantos, lo cierto es que también aparecen otros con los que el espectador no contaba. Por eso, yo he echado en falta a Beorn, el tipo que se convierte en oso. Tenía ganas de ver cómo se las apañaban para reflejarlo y, sobre todo, ver esas transformaciones en pantalla. Lo mismo estoy hablando por hablar y le vemos en la segunda película. Y allí donde hay ausencias, también hay añadidos porque, cosa que no esperaba, resulta que sí sale Radagast. Lo curioso es que, por lo menos a mí, me ha parecido que su inclusión en la película es totalmente innecesaria y ni pincha, ni pone ni corta en la historia. En el libro, se le nombra de pasada. Aquí tiene un par de escenas que no es que aporten demasiado y, además, puestos en plan criticón, no me ha gustado el aspecto que le han dado: resulta demasiado cómico y tiene, en su lado derecho de la cara, algo a camino entre la corteza de un árbol y los excrementos de un pájaro. Al menos, eso me parece a mí.
Se ve que no se contentaron con ausencias y apariciones inesperadas, no. Además, han añadido. Me refiero, claro está, al personaje de Azog. Este orco tan paliducho como cachas no está en el libro (en realidad es un personaje que Tolkien creó para los libros conocidos como Legendarium. La pregunta es muy sencilla: ¿por qué añadirlo? La única respuesta que se me ocurre es una: en el libro, no hay un malo como tal; no hay ningún Saruman, ningún personaje en plan Darth Vader que se configure como el némesis principal. El único que se aproxima a esta idea es Smaug y sólo sale al final. Me da que aquí se lo han sacado de la manga para completar el esquema bueno/malo, una excusa para complementar al personaje de Thorin. A mí, Azog no me molesta, pero sí me chocó verlo y, como es obvio rompe parte de la magia del libro, ya que hace que ciertas partes de la historia caigan en lo habitual y se alejen de la magia que desprendía la novela. Además, hay un efecto secundario en todo el metraje que no se da tanto en la novela: se potencia el personaje de Thorin por encima de lo demás de manera bastante evidente y, si me apuráis, hasta por encima del propio Bilbo. ¿Es todo en cuestión de añadidos? Pues ahí tenéis a un tal Nigromante que aparece sin que nadie le haga mucho caso y que, supongo, luego se convierte en cierto elemento crucial en cierta historia y que forja cierto anillo único que fastidia mucho al personal en los años venideros. ¿Era necesario todo esto?  Aquí es donde se aplica eso de “para gustos, los colores”
Y aquí vamos con una buena ración de cambios/añadidos: Galadriel, que no aparece en el libro, en plan telepático con Gandalf; una reunión que no dice mucho pero que sirve de nexo para lo que tiene que venir con Saruman, dando a entender que sabe más de lo que dice…
Pero debo comentar a parte una escena que, de veras (entre otras muchas) esperaba ver en pantalla y que la han variado, en mi opinión, quitándole la gracia que emanaba del libro. Me refiero a la de los tres Trolls. El aspecto de los mismos  me gusta y la actitud también (1uizás se pasan haciéndolos estúpidos y graciosos, demasiado graciosos, a partes iguales) Pues bien, en la novela la gracia está en que Gandalf los confunde imitando sus voces y volviéndoles locos. Aquí eso se lo han cargado y han dado paso a un ataque bestial de los enanos hasta que Gandalf, de manera muy buena, rompe una roca y deja pasar la luz del sol. La escena, en sí, está bien y hasta es bastante espectacular pero a mí me ha defraudado un poco porque la han convertido en una excusa para meter con calzador una buena sesión de espadas y gritos. Bueno, ahí queda. Y si de escenas cruciales hablamos, ¿cómo veis el acertijo del anillo? Me dio la sensación de que Bilbo pregunta en voz alta qué lleva en el anillo a posta, mientras que en el libro lo que sucede es que habla consigo mismo en voz alta y eso crea la pregunta. Repito: no sé si es una falta de apreciación mía. Cuando la vea otra vez (que lo haré) estaré más atento.
Pues esto ha sido todo. ¿Sus mayores virtudes? Para mí está claras: creo que la película, en su conjunto, debe verse y como vehículo de entretenimiento lleno de espectacularidad, no tiene ningún desperdicio, aventuras en su estado más puro y sencillo. Quizás tenga en contra lo claramente  hinchada y, en muchas partes (como la secuencia del os gigantes de piedra) estirada que está, además de dar un toque muy épico a una historia que, a priori, no lo era tanto. Yo siempre he dudado que de este libro salgan tres películas y, si salen, es porque la historia ha sido inflada y estirada hasta más allá de sus límites. Eso sí, depende de la actitud que lleves, todo esto te traerá al fresco o no. Si vas en plan “voy a pasar tres horas entretenido”, te lo aseguro, acertarás de pleno en la diana. Si eres muy fan del libro  puede que algunas cosas te resulten muy curiosas y, en algunos casos, hasta te parezca una adaptación más que cuestionable (al menos en algunos momentos, claro). Yo, sin ser ferviente seguidor de Tolkien, he notado esto último y, por eso, prefiero dejarme llevar por la primera opción.
Vigilad el cielo.

 

2 comentarios:

  1. Te falto poner que manu brennet interpreta a traves de la captura de movimiento al orco azog,lo demas del blog me parece correcto,desde mi humilde opinion,claro.

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  2. Gran verdad, amigo. Gracias por la aclaración y por pasarte por aquí. Estás invitado siempre que quieras.

    Un saludo.

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