(2010)
Director: Joe Johnston
Guión : Andrew Kevin Walker, David Self
Benicio
del Toro
Anthony
Hopkins
Emily
Blunt
Hugo
Weaving
El actor Lawrence Talbot recibe una noticia: su hermano ha desaparecido. Decide volver a su casa a investigar...
Y vamos allá con otro remake.
En una época en la que el asunto
de las nuevas versiones está a la orden del día, el que le toque a una película
es cuestión de tiempo. Por eso mismo, cuando me enteré de que iban a hacer lo
propio con nada menos que El hombre Lobo
(clasicazo de la Universal donde los haya y, dicho sea de paso, película
que me encanta), la verdad es que no me sorprendí mucho. Sí me puse un poquito
a la defensiva, más que nada por ver cómo enfocaban la trama y al personaje en
sí. Todos sabemos que los remakes están por todas partes y, a pesar de poner
medios espectaculares para contar una historia ya conocida, los resultados no
suelen ser muy acertados. ¿Qué harían esta vez? ¿Situarían la historia en un contexto
moderno? ¿Respetarían el original (u originales) por encima de todo o se
dedicarían a poner cambios aquí y allí? Terreno peligroso, ya que versionar la
cinta más famosa de hombres lobo de todos los tiempos tenía que ser, como poco,
peliagudo. Pues bien, aquí tenemos el resultado. Veamos…
Antes de nada, hay que comentar
que el tema de los remakes, aunque parezca lo contrario, no es nuevo en
absoluto. Todo depende, como muchas cosas en la vida, de la gracia con que se
hagan y si respeta más o menos las raíces de las que surgen. Y digo esto
porque, aunque muchos piensan en El
hombre lobo (1941) cuando se habla de licántropos, es cierto que, antes de
la famosa versión con
El lobo humano |
Lon Chaney Jr. a la cabeza y listo para ser inmortalizado
(en un efecto más o menos tipo Bela Lugosi, pero eso es otra historia…), hubo
otra versión unos años antes que no tiene desperdicio y que a mí me gusta
mucho, El lobo humano, 1935. Por
cierto, reseñado en este blog no hace mucho tiempo) De hecho, el hombre que se
pone a aullar y masacrar a la luz de la luna es uno de los personajes que más
han vivido en sus carnes y zarpas el fenómeno del remake, ya que son muchas las
versiones que lo han revisitado (y las que quedan por delante) Por eso, que con
los medios de los que se disponen ahora le escogiesen para hacer una nueva
aproximación al mismo era cuestión de saber esperar.
Las premisas no eran nada malas.
Es más, pintaban muy bien. ¿Motivos? Joe Johnston (pupilo de George Lucas en La guerra de las galaxias) dirigiría.
Benicio Del Toro sería Talbot (motivo de alegría porque, al menos, el personaje
principal quedaba intacto) y el mago del maquillaje Rick Baker se encargaría de
la visión externa del hombre lobo. Y, de remate, Anthony Hopkins en la piel de
John Talbot, papel que ya interpretara Claude Rains. Muy bien…
El aspecto del monstruo se mantuvo en secreto un tiempo. Eso
hizo que las expectativas se dispararan. Luego, poco a poco, se fueron
filtrando imágenes: parte de un rostro, una garra… hasta que, al fin, vimos la
imagen de la criatura, como a continuación podéis ver:
Chaney y Del Toro. |
Metámonos en la peli. Nada más
empezar, la teoría del respeto al espíritu de la original deja fuera de lugar
cualquier duda. Cuando oímos una poesía acerca del hombre lobo los temores se
disipan del todo. Es algo distinta a la de la peli del cuarenta y uno pero está
claro que los tiros apuntan al mismo sitio. Si, encima, las letras del reparto
y equipo están en color rojo sangre al son de una música con mucho aire de
misterio cortesía de Danny Elfman, sólo es cuestión de dejarse llevar.
La primera escena ya te mete en
situación: un bosque tétrico (la referencia al bosque lleno de neblina es algo
que entenderán los aficionados a la peli de la Universal, toda una marca de
fábrica) y un desgraciado caminando por él. Pobre; es atacado por algo que
apenas se ve (alguna zarpa por aquí, una garra con unas uñas que tumban por
allá, al go que pasa muy rápido por la pantalla…) pero está bien claro que es
un hombre lobo. Además, nada de casquería gratuita. Muy buen comienzo.
Seguimos. Asistimos a la primera
variación. No molesta en absoluto pero ahí queda: Larry Talbot es actor. Y shakesperiano
nada menos. Eso sí, ya, cuando recibe la visita de la que debería ser su
cuñada, vemos que el hombre, feliz, feliz, no es. Ahí se nos presenta el hilo
de la trama cuando Gwen Conliffe (Blunt) le dice que su hermano (que no es otro
que el desgraciado de la escena anterior), ha desaparecido.
Y ahora acudimos a una serie de
detallitos que me han gustado mucho: el bastón con cabeza de plata en la escena
del tren (y con Max Von Sydow, ahí es nada) y que, cualquiera que haya visto la
peli clásica, identifica; el toque de efecto del cadáver de Ben (hermano de
Larry) o la charla en plan misterio de la taberna, donde ya se habla de hombres
lobo y balas de plata, todo en plan misterioso y tétrico.
Y, si de misterio y ambiente
tétrico hablamos, pasamos al colmo de todo ello con la mansión Talbot y su tenebroso
dueño, nada menos que Anthony Hopkins haciendo de John Talbot, amo del señorial recinto y que ya, desde el
principio, luce tan enigmático y oscuro como el que más. Por eso, el espectador
ve que la relación con su hijo no es el colmo de la dicha. Ese ambiente oscuro
y descuidado de la mansión me ha gustado bastante y creo que da el puntito
justo de misterio a la cinta (aspecto que en la peli antigua pasaba por
completo por alto); el hogar de los Talbot se presenta descuidado, casi en
ruinas, como la familia que lo habita.
Dicen los expertos que un buen
personaje no sólo se rebela en lo que hace o el aspecto que luce, sino,
también, en sus frases. Y si como muestra vale un botón, las del amigo Hopkins
no tienen desperdicio:
“Nunca
mires atrás; el pasado es un páramo de horrores”
“Solo
un hombre es capaz de infligir heridas de tal malevolencia”
Ahí es nada. Hay más, pero
tendrás que ver la peli para oírlas.
Continuamos. Destaco la escena
del campamento de los gitanos, lugar en el que se produce el primer gran ataque
de la bestia. Ahí conocemos al personaje de Maleva (Geraldine Chaplin) que ya
fue clave en la versión anterior y que, en este caso, hace algo más que soltar
poesías tétricas. Atención al ataque propiamente dicho en el que se ve poco de
la bestia pero mucho de sus actos (ojo al momento del pobre policía y su muerte.
Por cierto, el actor que lo interpreta es David Schofield, que ya tuvo un
escarceo en Un hombre lobo americano en
Londres, otro peliculón de hombres lobo)
Aquí ya estamos metidos en
situación, sobre todo cuando Talbot es herido (más que nada porque, sin esta
escena, no habría película, claro) Pero no todo puede ser vísceras o
desgarrones sangrientos ya que, mientras se recupera, somos testigos de una
subtrama dentro de la historia principal que da dramatismo al protagonista
(detalle este que no ocurría en la versión de Chaney): la de la madre Lawrence,
que nos llevará a cierta sorpresa más adelante y aportará profundidad a los
personajes, sobre todo a Talbot padre.
Pero esta es una cinta de hombres
lobo, ¿verdad? Y, ¿qué se espera de una peli así? La cosa está clara: sí,
sangre, vísceras, muertes bestiales y demás pero, sobre todo, algo fundamental:
transformaciones. Y son estas, desde mi opinión de mero aficionado, el segundo gran
reto de cualquier peli de licántropos (el otro es una historia en condiciones)
Hay que decir, que en estos lares, el listón, por unas o por otras, está muy
alto. Son muchas las cintas de hombres lobo y en todas ellas el tema de la
mutación a la bestia está tratado de manera diferente pero, admitámoslo, hay
momentos históricos (véanse aquí la de Aullidos,
la ya mencionada El hombre lobo o,
la que es la mejor para mí, Un hombre
lobo americano en Londres) Pues el amigo Johnston y su equipo lo tenían
complicado por dos cosas: en primer lugar, por el bagaje anterior. En segundo
lugar, porque a ver qué iban a hacer con los medios CGI de los que se disponen
hoy día. Pues bien, amigos, el resultado lo podéis ver aquí:
Para mí, muy buena; todo un logro. Me encantó ver como se muestra muy poco pero, aún así, lo que se ve, está muy bien. Y, además, está claro que, aparte de ordenador, también hay toneladas de maquillaje y, debajo del mismo, es obvio que está el amigo Del Toro. ¿Que sabe a poco? No pasa nada, a ver esta otra:
Esta me encantó. Valiente, como debe ser: a plena luz, bien enfocado el rostro. Y me encanta eso que le hacen los dedos. Si las CGI sirven para algo, que sea para esto.
Y esto me lleva a otra cuestión
que para mí sin duda, es otro punto a favor. Después de varios años (muchos,
creo) en que la imagen del hombre lobo se ha animalizado (lo admito, no pensé
que esta palabra existiese pero, mira tú por dónde…) demasiado (ahí están los
casos de Harry Potter, la saga Crepúsculo y alguno que se me
escapará), volvemos a la imagen clásica y tradicional de la bestia, esa que
todo el mundo conoce: la criatura de rasgos animales y pose humana. Me
entusiasmé al ver la primera imagen de Del Toro como bestia. Sin duda, han respetado
la imagen de la original, modernizándola un poco, vale, pero está claro que es
la misma, toda una lección de buen maquillaje a cargo de Rick Baker que rinde
un claro homenaje al trabajo de Pierce allá por los cuarenta. Y es este es otro
gran logro de la cinta: CGI, sí, pero también mucho maquillaje. Me parece
estupendo ver que, tras esas toneladas de buen maquillaje, se ven los ojos del
actor. Y eso, hoy día, al menos para este vigilante del cielo, es una gozada.
Y, si de hombres lobo bien hechos en todo su esplendor se trata, ved la escena
de la pelea final. Impresionante.
Los actores me han gustado mucho.
Benicio del Toro es un perfecto Larry Talbot: oscuro, amargado y roto por
dentro, presa de mil conflictos internos. No es para nada el protagonista
simpático y dicharachero que interpretó Chaney en el cuarenta y uno pero, justo
por eso, me gusta bastante, ya que, de otra forma, no pegaría en el espíritu de
la peli. Y, si de actores hablamos, cómo no, mencionar al gran Anthony Hopkins.
Aquí se mueve como pez en el agua metido hasta las garras en un papel que le
viene que ni pintado: John Talbot es misterioso, amargado, cínico como el solo
y, por encima de todo, cruel y malvado, desposeído de cualquier sentimiento
humano (fijaos en esa escena en la que se cruza con Gwenn y se le queda mirando
mientras come una manzana: resulta inhumano, distante) Vamos, todo un lujo.
Emily Blunt como Gwenn Conliffe está bien y, creo yo, no desmerece para nada
ante los otros dos, protagonistas absolutos de todo. Y, a modo de lazo final,
nada menos que Hugo Weaving como el detective Abberline solo que, claro está,
en un personaje que no pasa de ser secundario.
¿Aspectos mejorables? Alguno,
claro, pero tampoco muchos. Si veis la versión extendida (o desclasificada,
como más gustéis) hay una escena en el vagón de un tren en la que se nos
presenta el famoso bastón. Como guiño al aficionado, estupendo. De lo
contrario, si no has visto la versión del cuarenta y uno, la escena en cuestión
no te dirá nada y te preguntarás a qué viene. Bueno, cuestión de gustos…
Otra cosa. Los flash backs de la
infancia de Talbot están bien pero, debo admitir, que dan demasiadas pistas
acerca de lo que en realidad significan. Lo mismo me parecen esas escenas en
las que Hopkins va a esconderse en mitad de la noche. Vamos, que es cuestión de
sumar dos y dos. Claro que también puede ser que los responsables hicieran esto
a posta sin intención clara de dar la sorpresa al final. Quién sabe…
¿Algo más? Bueno, como dije antes,
el personaje de Abberline me parece demasiado secundario y creo que, en la
historia, no pone ni quita mucho: sólo pasa sin más a modo de refuerzo. Quizás
se le podría haber dado un poquito más de protagonismo pero esto es una opinión
mía. Por cierto, si te preguntas qué pasa con él al final de la peli o de quién
demonios es el aullido que se escucha de fondo, tranquilo, que no has sido el
único. Me ha dado que, o bien lo han dejado a medio hacer o, tan sólo, ha sido
un golpecito de efecto acerca del que no hay que cuestionarse mucho.
¿Más? Que muchas escenas sean de
noche es algo inevitable en el mundo de la tecnología digital y, sí, la
historia de amor Talbot/Conliffe me queda pelín forzada pero, debo admitir, que
en este aspecto aún estoy anclado a la película de Chaney, donde el tío era un
ligón de campeonato. En fin…
La película, por aquello de las
rarezas de Hollywood, no fue ni mucho menos el gran éxito que esperaban. De
hecho, según he leído, perdió dinero. Una pena. Parece ser que mucho del
presupuesto se fue en algo fundamental: la ambientación histórica de la cinta. Y,
fijaos qué cosas, este es uno de los detalles que, aparte de todo lo dicho, más
destaca de toda la cinta, ya que esa ambientación victoriana está más que
conseguida pero, a efectos de ingresos, se ve que fue demasiado el coste de
tanto traje, tanta casa y tanto carruaje con respecto a lo ingresado en
taquilla. Lo dicho, una lástima pero es lo que tiene este negocio.
A mí me gustó, y mucho, cuando la
vi en el cine y me sigue gustando ahora que la revisito en formato doméstico.
Una película, desde mi punto de vista, muy bien llevada, que entretiene sin
problemas y que, además, me resulta muy respetuosa para con las raíces de las
cuales parte. ¿Recomiendo verla? Sin duda.
Pues eso es todo. Afilad las
garras, sacada los colmillos y… ¡a vigilar el cielo!
Ahí van unas cuantas curiosidades
lobunas:
-En la película de 1941, el
hombre lobo (Chaney) ve una marca en forma de estrella en la mano de la que
será su próxima víctima. Aquí no se nombra pero, cuando Talbot se convierte por
primera vez, se ve dicha marca en su mano izquierda (puedes ver el video de
antes. Sutil, pero ahí queda)
-El famoso bastón es clavadito al de la peli original.
-La historia de Hopkins cuando es mordido por primera vez enlaza de manera más que sospechosa con la de la historia de El lobo humano.
-La peli comienza con el logotipo original de la Universal en los cuarenta.
-El famoso bastón es clavadito al de la peli original.
-La historia de Hopkins cuando es mordido por primera vez enlaza de manera más que sospechosa con la de la historia de El lobo humano.
-La peli comienza con el logotipo original de la Universal en los cuarenta.
-Rick Baker, responsable del
maquillaje, es un obsesionado de Jack Pierce, autor de los maquillajes de Frankenstein, El hombre lobo o La momia.
Por eso, lo de trabajar en esta peli fue un sueño para él. Además, el tipo
aparece en los documentales de los extras en DVD de las pelis anteriores. Oírle
hablar de Pierce (además de la cara de alucine que pone), no tiene desperdicio.
-Durante el rodaje, Benicio del
Toro, maquillado de hombre lobo hasta las cejas, calzaba zapatillas de deporte.
No era un problema ya que, durante la post-producción, serían eliminadass de
manera digital para ser sustituídas por las patas correspondientes.
-Debido a la prótesis de la boca
(léase colmillos), Del Toro no podía hablar, sólo rugir.
-Seguimos con el actor:
necesitaba unas tres horas de maquillaje todos los días.
-Anthony
Hopkins aceptó comenzar a someterse a pruebas de maquillaje antes de firmar
contrato. Esto no le hizo gracia ninguna a su agente.
-Del
Toro tenía en su casa un cartel de El hombre Lobo, de Chaney. Su representante
lo vio y le preguntó “¿Te gustaría hacer un remake de El hombre Lobo?”
-Una de las condicones del actor fue no calcar la película original.
-Mark
Romanek era la primera opción para dirigirla. Según parece, se pasó pidiendo
más presupuesto. Cosas del cine…
-Al
principio, Del toro se sentía tan intimidado por trabajar con Hopkins que no
disfrutaba nada del rodaje. Cuando el veterano actor le hacía sugerencias, Del
Toro comenzó a sentirse mejor y a pasarlo bien.
-Rick Baker tiene seis Oscars.
-Se
encargó del maquillaje de Un hombre lobo
Americano en Londres.
-Siguiendo
con Baker, probó en sus carnes las prótesis para minimizar al máximo el tiempo
de colocación de las mismas.
-El
aullido del hombre lobo lo hace un cantante de ópera, un bajo en concreto.
-El BluRay (y digo yo que también
el DVD) contiene varios finales alternativos.
Después de un tiempo sin vigilar el cielo, ha sido un auténtico placer volver a hacerlo con esta impecable reseña. Exquisito análisis de un personaje que nos ha impactado en la niñez, nos ha hecho bailar en la adolescencia e interesado más tarde en la gran patalla en todas sus apariciones. La inclusión de las transformaciones que nos permiten recordar los momentos claves de la película hace que el artículo merezca ser incluido en en otras paginas de la red.
ResponderEliminarSigue vigilando el cielo...