sábado, 26 de mayo de 2012

El hombre lobo

El hombre lobo (The Wolfman)

(2010)
Director: Joe Johnston
Guión   : Andrew Kevin Walker, David Self

Benicio del Toro
Anthony Hopkins
Emily Blunt
Hugo Weaving









El actor Lawrence Talbot recibe una noticia: su hermano ha desaparecido. Decide volver a su casa a investigar...

Y vamos allá con otro remake.

En una época en la que el asunto de las nuevas versiones está a la orden del día, el que le toque a una película es cuestión de tiempo. Por eso mismo, cuando me enteré de que iban a hacer lo propio con nada menos que El hombre Lobo (clasicazo de la Universal donde los haya y, dicho sea de paso, película que me encanta), la verdad es que no me sorprendí mucho. Sí me puse un poquito a la defensiva, más que nada por ver cómo enfocaban la trama y al personaje en sí. Todos sabemos que los remakes están por todas partes y, a pesar de poner medios espectaculares para contar una historia ya conocida, los resultados no suelen ser muy acertados. ¿Qué harían esta vez? ¿Situarían la historia en un contexto moderno? ¿Respetarían el original (u originales) por encima de todo o se dedicarían a poner cambios aquí y allí? Terreno peligroso, ya que versionar la cinta más famosa de hombres lobo de todos los tiempos tenía que ser, como poco, peliagudo. Pues bien, aquí tenemos el resultado. Veamos…

Antes de nada, hay que comentar que el tema de los remakes, aunque parezca lo contrario, no es nuevo en absoluto. Todo depende, como muchas cosas en la vida, de la gracia con que se hagan y si respeta más o menos las raíces de las que surgen. Y digo esto porque, aunque muchos piensan en El hombre lobo (1941) cuando se habla de licántropos, es cierto que, antes de la famosa versión con
El lobo humano
Lon Chaney Jr. a la cabeza y listo para ser inmortalizado (en un efecto más o menos tipo Bela Lugosi, pero eso es otra historia…), hubo otra versión unos años antes que no tiene desperdicio y que a mí me gusta mucho, El lobo humano, 1935. Por cierto, reseñado en este blog no hace mucho tiempo) De hecho, el hombre que se pone a aullar y masacrar a la luz de la luna es uno de los personajes que más han vivido en sus carnes y zarpas el fenómeno del remake, ya que son muchas las versiones que lo han revisitado (y las que quedan por delante) Por eso, que con los medios de los que se disponen ahora le escogiesen para hacer una nueva aproximación al mismo era cuestión de saber esperar.

Las premisas no eran nada malas. Es más, pintaban muy bien. ¿Motivos? Joe Johnston (pupilo de George Lucas en La guerra de las galaxias) dirigiría. Benicio Del Toro sería Talbot (motivo de alegría porque, al menos, el personaje principal quedaba intacto) y el mago del maquillaje Rick Baker se encargaría de la visión externa del hombre lobo. Y, de remate, Anthony Hopkins en la piel de John Talbot, papel que ya interpretara Claude Rains. Muy bien…

El aspecto del  monstruo se mantuvo en secreto un tiempo. Eso hizo que las expectativas se dispararan. Luego, poco a poco, se fueron filtrando imágenes: parte de un rostro, una garra… hasta que, al fin, vimos la imagen de la criatura, como a continuación podéis ver:
 Eso hizo que, al menos yo, respirara un poco aliviado; estaba claro que habían respetado no sólo al personaje de Talbot, sino a su alter ego lobuno, ya que, era evidente, se habían basado en el maquillaje creado por Jack Pierce en 1941. Y, encima, parecía que la presencia de las tomas CGI no iban a ser la clave de todo porque, a juzgar por las fotos, ahí había actor y maquillaje. Nada; que la cosa se ponía interesante.
Chaney y Del Toro.
Metámonos en la peli. Nada más empezar, la teoría del respeto al espíritu de la original deja fuera de lugar cualquier duda. Cuando oímos una poesía acerca del hombre lobo los temores se disipan del todo. Es algo distinta a la de la peli del cuarenta y uno pero está claro que los tiros apuntan al mismo sitio. Si, encima, las letras del reparto y equipo están en color rojo sangre al son de una música con mucho aire de misterio cortesía de Danny Elfman, sólo es cuestión de dejarse llevar.
La primera escena ya te mete en situación: un bosque tétrico (la referencia al bosque lleno de neblina es algo que entenderán los aficionados a la peli de la Universal, toda una marca de fábrica) y un desgraciado caminando por él. Pobre; es atacado por algo que apenas se ve (alguna zarpa por aquí, una garra con unas uñas que tumban por allá, al go que pasa muy rápido por la pantalla…) pero está bien claro que es un hombre lobo. Además, nada de casquería gratuita. Muy buen comienzo.
Seguimos. Asistimos a la primera variación. No molesta en absoluto pero ahí queda: Larry Talbot es actor. Y shakesperiano nada menos. Eso sí, ya, cuando recibe la visita de la que debería ser su cuñada, vemos que el hombre, feliz, feliz, no es. Ahí se nos presenta el hilo de la trama cuando Gwen Conliffe (Blunt) le dice que su hermano (que no es otro que el desgraciado de la escena anterior), ha desaparecido.
Y ahora acudimos a una serie de detallitos que me han gustado mucho: el bastón con cabeza de plata en la escena del tren (y con Max Von Sydow, ahí es nada) y que, cualquiera que haya visto la peli clásica, identifica; el toque de efecto del cadáver de Ben (hermano de Larry) o la charla en plan misterio de la taberna, donde ya se habla de hombres lobo y balas de plata, todo en plan misterioso y tétrico.
Y, si de misterio y ambiente tétrico hablamos, pasamos al colmo de todo ello con la mansión Talbot y su tenebroso dueño, nada menos que Anthony Hopkins haciendo de John Talbot, amo  del señorial recinto y que ya, desde el principio, luce tan enigmático y oscuro como el que más. Por eso, el espectador ve que la relación con su hijo no es el colmo de la dicha. Ese ambiente oscuro y descuidado de la mansión me ha gustado bastante y creo que da el puntito justo de misterio a la cinta (aspecto que en la peli antigua pasaba por completo por alto); el hogar de los Talbot se presenta descuidado, casi en ruinas, como la familia que lo habita.
Dicen los expertos que un buen personaje no sólo se rebela en lo que hace o el aspecto que luce, sino, también, en sus frases. Y si como muestra vale un botón, las del amigo Hopkins no tienen desperdicio:
“Nunca mires atrás; el pasado es un páramo de horrores”
“Solo un hombre es capaz de infligir heridas de tal malevolencia” 
Ahí es nada. Hay más, pero tendrás que ver la peli para oírlas.
Continuamos. Destaco la escena del campamento de los gitanos, lugar en el que se produce el primer gran ataque de la bestia. Ahí conocemos al personaje de Maleva (Geraldine Chaplin) que ya fue clave en la versión anterior y que, en este caso, hace algo más que soltar poesías tétricas. Atención al ataque propiamente dicho en el que se ve poco de la bestia pero mucho de sus actos (ojo al momento del pobre policía y su muerte. Por cierto, el actor que lo interpreta es David Schofield, que ya tuvo un escarceo en Un hombre lobo americano en Londres, otro peliculón de hombres lobo)
Aquí ya estamos metidos en situación, sobre todo cuando Talbot es herido (más que nada porque, sin esta escena, no habría película, claro) Pero no todo puede ser vísceras o desgarrones sangrientos ya que, mientras se recupera, somos testigos de una subtrama dentro de la historia principal que da dramatismo al protagonista (detalle este que no ocurría en la versión de Chaney): la de la madre Lawrence, que nos llevará a cierta sorpresa más adelante y aportará profundidad a los personajes, sobre todo a Talbot padre.
Pero esta es una cinta de hombres lobo, ¿verdad? Y, ¿qué se espera de una peli así? La cosa está clara: sí, sangre, vísceras, muertes bestiales y demás pero, sobre todo, algo fundamental: transformaciones. Y son estas, desde mi opinión de mero aficionado, el segundo gran reto de cualquier peli de licántropos (el otro es una historia en condiciones) Hay que decir, que en estos lares, el listón, por unas o por otras, está muy alto. Son muchas las cintas de hombres lobo y en todas ellas el tema de la mutación a la bestia está tratado de manera diferente pero, admitámoslo, hay momentos históricos (véanse aquí la de Aullidos, la ya mencionada El hombre lobo o, la que es la mejor para mí, Un hombre lobo americano en Londres) Pues el amigo Johnston y su equipo lo tenían complicado por dos cosas: en primer lugar, por el bagaje anterior. En segundo lugar, porque a ver qué iban a hacer con los medios CGI de los que se disponen hoy día. Pues bien, amigos, el resultado lo podéis ver aquí:

Para mí, muy buena; todo un logro. Me encantó ver como se muestra muy poco pero, aún así, lo que se ve, está muy bien. Y, además, está claro que, aparte de ordenador, también hay toneladas de maquillaje y, debajo del mismo, es obvio que está el amigo Del Toro.  ¿Que sabe a poco? No pasa nada, a ver esta otra:

Esta me encantó. Valiente, como debe ser: a plena luz, bien enfocado el rostro. Y me encanta eso que le hacen los dedos. Si las CGI sirven para algo, que sea para esto.
Y esto me lleva a otra cuestión que para mí sin duda, es otro punto a favor. Después de varios años (muchos, creo) en que la imagen del hombre lobo se ha animalizado (lo admito, no pensé que esta palabra existiese pero, mira tú por dónde…) demasiado (ahí están los casos de Harry Potter, la saga Crepúsculo y alguno que se me escapará), volvemos a la imagen clásica y tradicional de la bestia, esa que todo el mundo conoce: la criatura de rasgos animales y pose humana. Me entusiasmé al ver la primera imagen de Del Toro como bestia. Sin duda, han respetado la imagen de la original, modernizándola un poco, vale, pero está claro que es la misma, toda una lección de buen maquillaje a cargo de Rick Baker que rinde un claro homenaje al trabajo de Pierce allá por los cuarenta. Y es este es otro gran logro de la cinta: CGI, sí, pero también mucho maquillaje. Me parece estupendo ver que, tras esas toneladas de buen maquillaje, se ven los ojos del actor. Y eso, hoy día, al menos para este vigilante del cielo, es una gozada. Y, si de hombres lobo bien hechos en todo su esplendor se trata, ved la escena de la pelea final. Impresionante.
Los actores me han gustado mucho. Benicio del Toro es un perfecto Larry Talbot: oscuro, amargado y roto por dentro, presa de mil conflictos internos. No es para nada el protagonista simpático y dicharachero que interpretó Chaney en el cuarenta y uno pero, justo por eso, me gusta bastante, ya que, de otra forma, no pegaría en el espíritu de la peli. Y, si de actores hablamos, cómo no, mencionar al gran Anthony Hopkins. Aquí se mueve como pez en el agua metido hasta las garras en un papel que le viene que ni pintado: John Talbot es misterioso, amargado, cínico como el solo y, por encima de todo, cruel y malvado, desposeído de cualquier sentimiento humano (fijaos en esa escena en la que se cruza con Gwenn y se le queda mirando mientras come una manzana: resulta inhumano, distante) Vamos, todo un lujo. Emily Blunt como Gwenn Conliffe está bien y, creo yo, no desmerece para nada ante los otros dos, protagonistas absolutos de todo. Y, a modo de lazo final, nada menos que Hugo Weaving como el detective Abberline solo que, claro está, en un personaje que no pasa de ser secundario.
¿Aspectos mejorables? Alguno, claro, pero tampoco muchos. Si veis la versión extendida (o desclasificada, como más gustéis) hay una escena en el vagón de un tren en la que se nos presenta el famoso bastón. Como guiño al aficionado, estupendo. De lo contrario, si no has visto la versión del cuarenta y uno, la escena en cuestión no te dirá nada y te preguntarás a qué viene. Bueno, cuestión de gustos…
Otra cosa. Los flash backs de la infancia de Talbot están bien pero, debo admitir, que dan demasiadas pistas acerca de lo que en realidad significan. Lo mismo me parecen esas escenas en las que Hopkins va a esconderse en mitad de la noche. Vamos, que es cuestión de sumar dos y dos. Claro que también puede ser que los responsables hicieran esto a posta sin intención clara de dar la sorpresa al final. Quién sabe…
¿Algo más? Bueno, como dije antes, el personaje de Abberline me parece demasiado secundario y creo que, en la historia, no pone ni quita mucho: sólo pasa sin más a modo de refuerzo. Quizás se le podría haber dado un poquito más de protagonismo pero esto es una opinión mía. Por cierto, si te preguntas qué pasa con él al final de la peli o de quién demonios es el aullido que se escucha de fondo, tranquilo, que no has sido el único. Me ha dado que, o bien lo han dejado a medio hacer o, tan sólo, ha sido un golpecito de efecto acerca del que no hay que cuestionarse mucho.
¿Más? Que muchas escenas sean de noche es algo inevitable en el mundo de la tecnología digital y, sí, la historia de amor Talbot/Conliffe me queda pelín forzada pero, debo admitir, que en este aspecto aún estoy anclado a la película de Chaney, donde el tío era un ligón de campeonato. En fin…
La película, por aquello de las rarezas de Hollywood, no fue ni mucho menos el gran éxito que esperaban. De hecho, según he leído, perdió dinero. Una pena. Parece ser que mucho del presupuesto se fue en algo fundamental: la ambientación histórica de la cinta. Y, fijaos qué cosas, este es uno de los detalles que, aparte de todo lo dicho, más destaca de toda la cinta, ya que esa ambientación victoriana está más que conseguida pero, a efectos de ingresos, se ve que fue demasiado el coste de tanto traje, tanta casa y tanto carruaje con respecto a lo ingresado en taquilla. Lo dicho, una lástima pero es lo que tiene este negocio.
A mí me gustó, y mucho, cuando la vi en el cine y me sigue gustando ahora que la revisito en formato doméstico. Una película, desde mi punto de vista, muy bien llevada, que entretiene sin problemas y que, además, me resulta muy respetuosa para con las raíces de las cuales parte. ¿Recomiendo verla? Sin duda.
Pues eso es todo. Afilad las garras, sacada los colmillos y… ¡a vigilar el cielo!
Ahí van unas cuantas curiosidades lobunas:

-En la película de 1941, el hombre lobo (Chaney) ve una marca en forma de estrella en la mano de la que será su próxima víctima. Aquí no se nombra pero, cuando Talbot se convierte por primera vez, se ve dicha marca en su mano izquierda (puedes ver el video de antes. Sutil, pero ahí queda)
-El famoso bastón es clavadito al de la peli original.
-La historia de Hopkins cuando es mordido por primera vez enlaza de manera más que sospechosa con la de la historia de El lobo humano.
-La peli comienza con el logotipo original de la Universal en los cuarenta.
-Rick Baker, responsable del maquillaje, es un obsesionado de Jack Pierce, autor de los maquillajes de Frankenstein, El hombre lobo o La momia. Por eso, lo de trabajar en esta peli fue un sueño para él. Además, el tipo aparece en los documentales de los extras en DVD de las pelis anteriores. Oírle hablar de Pierce (además de la cara de alucine que pone), no tiene desperdicio.
-Durante el rodaje, Benicio del Toro, maquillado de hombre lobo hasta las cejas, calzaba zapatillas de deporte. No era un problema ya que, durante la post-producción, serían eliminadass de manera digital para ser sustituídas por las patas correspondientes.
-Debido a la prótesis de la boca (léase colmillos), Del Toro no podía hablar, sólo rugir.
-Seguimos con el actor: necesitaba unas tres horas de maquillaje todos los días.


-Anthony Hopkins aceptó comenzar a someterse a pruebas de maquillaje antes de firmar contrato. Esto no le hizo gracia ninguna a su agente.
-Del Toro tenía en su casa un cartel de El hombre Lobo, de Chaney. Su representante lo vio y le preguntó “¿Te gustaría hacer un remake de El hombre Lobo?”
-Una de las condicones del actor fue no calcar la película original.
-Mark Romanek era la primera opción para dirigirla. Según parece, se pasó pidiendo más presupuesto. Cosas del cine…
-Al principio, Del toro se sentía tan intimidado por trabajar con Hopkins que no disfrutaba nada del rodaje. Cuando el veterano actor le hacía sugerencias, Del Toro comenzó a sentirse mejor y a pasarlo bien.
-Rick Baker tiene seis Oscars.
-Se encargó del maquillaje de Un hombre lobo Americano en Londres.
-Siguiendo con Baker, probó en sus carnes las prótesis para minimizar al máximo el tiempo de colocación de las mismas.
-El aullido del hombre lobo lo hace un cantante de ópera, un bajo en concreto.

-El BluRay (y digo yo que también el DVD) contiene varios finales alternativos.
-El detective Abberline existió en la realidad y, como se dice en la cinta, investigó los asesinatos de Jack el Destripador.

-Curiosidad: no hace mucho, navegando por Internet, leí que estaba preparando otra versión del personaje pero que, esta vez, tendría menso presupuesto y la historia estaría más cercana a la cinta de Lon Chaney Jr.

"... Has hecho cosas malas, Lawrence..."

1 comentario:

  1. Después de un tiempo sin vigilar el cielo, ha sido un auténtico placer volver a hacerlo con esta impecable reseña. Exquisito análisis de un personaje que nos ha impactado en la niñez, nos ha hecho bailar en la adolescencia e interesado más tarde en la gran patalla en todas sus apariciones. La inclusión de las transformaciones que nos permiten recordar los momentos claves de la película hace que el artículo merezca ser incluido en en otras paginas de la red.
    Sigue vigilando el cielo...

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