domingo, 5 de febrero de 2012

Me enamoré de una bruja

Me enamoré de una bruja (Bell, book and candle)

(1958)

Director: Richard Quine

Guión   : John Van Druten, Daniel Taradash

James Stewart
Kim Novak
Jack Lemmon
Elsa Lanchester
Ernie Kovacs
Hermione Gingold



Una de las inquilinas de un edificio se encapricha con su vecino. El problema es que ella es una bruja y él está a punto de casarse...


Vamos allá con una peliculita típica de la época, una comedia de título muy famoso que se ha convertido, con los años, en un clásico hasta tal punto que muchos han oído hablar del mismo pero eso no implica que la hayan visto.
Debo reconocer que, al principio, la cosa pinta bastante bien y ofrece posibilidades. A fin de cuentas, el planteamiento no deja de ser original: ¿qué pasaría si te enamoras de una bruja? O, mejor aún ¿qué sucedería si una bruja se enamora de ti? Si a eso le sumamos  que a la cabeza del reparto tenemos nada menos que a James Stewart y Jack Lemmon, a parte de la inquietante presencia de Kim Novak, la cinta, a priori, resulta más que interesante. No obstante, debo admitir que eso no fue más que la primera impresión. Conforme la historia avanza, el empuje inicial pierde bastante fuerza y la cosa deriva de manera más que evidente en el tema del enamoramiento de la pareja protagonista y, allí donde creía que habría situaciones liosas y divertidas, resulta haber mucho romanticismo y abrazos (embrujados, pero abrazos a fin de cuentas) dando al conjunto un aire muy sosito en general.           
¡Miau!
Los actores cumplen con su cometido, si bien creo que tampoco es para tirar cohetes. Sí, es cierto que en el elenco hay dos monstruos como James Stewart y Jack Lemmon pero tampoco es que se les de muchas oportunidades para lucirse como en otras cintas. De hecho, creo que el papel de Lemmon podría haber dado mucho más de sí. Kim Novak aporta mechas rubias, cejas marcadas y miradas penetrantes (atentos a la escena del hechizo con el gato) Por lo demás, destacar que Elsa Lanchester, nada menos que la novia de Frankenstein, hace de bruja. Vamos, que ni pintado, pero con ella me ocurre lo que ya mencioné con el papel de Lemmon: un poquito desaprovechada en la historia.
La película está dirigida por Richard Quine, que en su haber cuenta con otras cintas de la misma quinta como, por ejemplo, Cómo matar a la propia esposa, también con Jack Lemmon y con el mismo tipo de humor, solo que en esta última quizás es de un tipo más ocurrente y divertido.
Menuda banda...
En resumidas cuentas, una peliculita simple y muy sosita en general que, para mí, se ve y ya está y que, como dije, ha alcanzado el estatus de culto quizás, más que nada, por los actores que la sustentan. Puede que, sin estos, hubiera sido una cinta típica de la época y hubiera pasado sin pena ni gloria. Yo, por aquello de las expectativas muy altas, esperaba algo más pero, como se suele decir, “Para gustos, los colores…” Curioso es que, navegando por la red, he encontrado de todo en cuestión de opiniones sobre esta película pero se pueden resumir en dos grupos: los que la consideran una clasicazo y los que se han quedado más bien fríos al verla.

Cosas curiosas:

-En un diálogo, Stewart le dice a Novak que no arrugue su naricilla. ¿Serviría esto de inspiración a la famosa serie “Embrujada” de 1964?
-Sí, el actor de doblaje de James Stewart es Jesús Puente. También le dobló en Qué bello es vivir.
-Una frase curiosa de Jack Lemmon: “No es conveniente mezclarse con humanos”
-Como puede verse por el título original de la película, el que la tradujo como “Me enamoré de una bruja” sí que debía de estar hechizado.

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