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sábado, 8 de junio de 2013

La mano.

La mano (The hand)

(1981)
 

Director: Oliver Stone.
Guión   : Oliver Stone.

Michael Caine
Andrea Marcovicci
Annie McEnroe
Brian Ferguson
Mara Hobel







Un dibujante de cómics pierde su mano en un accidente de coche… o eso cree él.


Vamos allá con una peliculita que, a pesar de los nombres que la respaldan (nada menos que Michael Caine delante de la cámara y el mismísimo Oliver Stone tras ella) suele pasar como un producto más o menos desapercibido dentro de los cánones del género, algo así como una especie de plato de segunda categoría. Se ve que después de dirigir su primer largometraje, Tango Macabro (1974), al señor Stone le gustó eso del miedo y el suspense y se decidió por el tema de la mano sobrenatural y asesina (nada nuevo, Las manos de Orlac pueden atestiguarlo) Además, hay que decir que, después de firmar el guión de Conan el bárbaro (sí, la peli que dio fama a Arnold, dato que suele acabar eclipsado por la presencia del actor), el director adquirió fama y prestigio. Yo la he visto ya varias veces, así que aquí os traigo mis impresiones:

A favor puedo destacar que, desde luego, la peli no pierde el tiempo, ni en los personajes ni en la trama. Por eso, desde la primera escena, conocemos a los protas que van a  ser el eje de todo: Jonathan Lansdale (Caine), su esposa Ann (Andrea Marcovicci) y la pequeña de ambos, Lizzie (Mara Hobel) Si, desde ya, vemos que él se dedica a los cómics, no hace falta ser un adivino para saber qué va a pasar. No obstante, el guión se las apaña para dejarnos clara la situación familiar, ya que el matrimonio no está muy bien que digamos y la posibilidad de comprar un apartamento en Nueva York puede ser motivo para que todo se vaya al traste. A lo largo de toda la peli, los personajes se van a desarrollar, cada uno a su modo, claro. Unos por el derrotero loco/psicótico/criminal y otras por el de mujer independiente que quiere empezar de nuevo. A lo largo de la cinta, los personajes se las apañan para mostrarse todo lo humanos que pueden y debo decir que se alejan de los tópicos del héroe/heroína de turno. Sí debo decir que el de Ann, la esposa de John, no termina de caerme bien del todo ya que me da que no parece saber muy bien qué quiere pero debo admitir que es una buena excusa para que muchas de las cosas que vemos en la peli puedan suceder.

Los secundarios, por su parte, léase Brian (Bruce McGill) y Stella (Annie McEnroe), complementan, a su modo, el argumento que los principales ponen en bandeja. No más, pero tampoco menos. Y es que hay que decir que esta no es una peli en la que, precisamente, haya un elenco de personajes muy extenso (y, bien mirado, algunos, hasta me sobran)

La trama, como uno puede imaginarse, no puede ser más simple: el prota tiene un accidente, se queda sin mano y esta, como por arte de magia (muy puñetera) se dedica a masacrar al personal. Supongo que algunos te dirían que esto es un spoiler o, dicho de otro modo, datos que te pueden amargar la fiesta de la peli pero no creo que este sea el caso ya que, como dije antes, si lees el título y ves la portada, no es necesario que seas un genio para saber de qué va el asunto. Lo mismo que ya dije en el apartado de los personajes, el meollo de la cuestión no se hace esperar mucho y, si mal no he calculado, el accidente fatal (y sangriento) sucede a eso de los diez minutos, lo cual quiere decir que tienes lo que resta de metraje para deleitarte con las gracias de la mano del dibujante. No obstante, el argumento no solo va a centrarse en eso (menos mal) y es enriquecida con varias subtramas que mantienen en mayor o menos medida el interés de la cinta. Así, por un lado, está el tema de la mujer de Jonathan, Ann, que lo único que hace es amargar todavía más a su (ya amargado por circunstancias evidentes) marido. Por otro, está la historia que este tiene con una alumna (bien crecidita, por cierto) a modo de canita al aire. Y es que si tu mujer se liga a un profesor de yoga, tú haces lo propio con una alumna de psicología. Y, si no lo haces, es que eres manco y, además, tonto. De este modo, no todo en la peli son crímenes y muertes variadas: hay cierto toque de drama y, sobre todo, de misterio. Que esto guste o no, ya es cuestión de cada uno.

Ahora bien, esta es una historia que se suele englobar en el cine de terror (cosa que comentaré más abajo) Por eso, tiene una serie de escenas que me gustaría destacar. Así, me gusta esa del principio en el que la niñita juega con el rabo cortado de un lagarto mientras a este se lo manduca un gato, un modo muy curioso de mostrarnos, en forma de aperitivo, lo que ha de venir. El momento del corte de mano (que no de manga. Lo admito, chiste malo que no vienen a cuento) me parece muy bien llevado: es rápido pero se ve lo que tiene que ver y salpica lo que tiene que salpicar (que es mucho)

Sigo. Me gustan las escena del susodicho miembro arrastrándose por el campo, podrido y lleno de bichos, así como la “activación del mismo” cuando le proponen al dibujante uno que le sustituya mientras el centollo, langosta o lo que sea que tiene en el plato se mueve (cosa que, por cierto, a nadie importa un pimiento porque no dicen nada) Y es que eso de que usen un sustituto no es, a veces, buena idea. Si a esto le añadimos sueños extraños (en blanco y negro) o que los dibujos que ha hecho tu sustituto han sido tachados de manera muy poco artística, tenemos un complemento bastante bien llevado entre lo escatológico y terrorífico con lo misterioso. Eso, por supuesto, con el toquecito de drama al que he hecho mención antes.

Los actores me parecen normalitos, si bien es cierto que todo el peso de esta peli recae sobre Michael Caine y creo que, de no estar él, la cinta estaría en un olvido más oscuro aún del que está habitualmente.  Andrea Marcovicci, como Ann, me queda un poquito simple y sosa y debo reconocer que el personaje me cae mal porque no sé muy bien qué quiere: al principio dice que quiere hablar y quince minutos después quiere poner tierra de por medio largándose a la ciudad. Bruce McGill como Brian es un mero apoyo y una excusa perfecta para ser cadáver. Annie McEnroe haciendo de Stella aporta un pelín de drama y tensión y es el personaje ideal para que haya desnudo y sexo de por medio (eso sí, me gusta los ojos que pone cuando la vemos en el maletero del coche) Y la chica es arrojada ya que se queja a su profesor (un desconocido) que el chico que le mola no la mira el culo y, segundos después, se queda en pelotas ante el primero. Misterios de la docencia…

En cuanto a Michael Caine, debo decir que sí me gusta y, repito, sin él, ya veríamos dónde hubiera acabado la peli. Bien cierto es que, si buscas en Internet, las opiniones acerca de su actuación en esta peli están divididas: unos creen que lo hace muy bien y otros, si bien no es que digan que lo hace mal, sí opinan que se pasa de histriónico y que, en definitiva, sobreactúa un pelín. Yo creo que me pongo con los del primer grupo. Me gusta cómo lo hace y tengo que mencionar de manera especial sus momentos de lunático entre los que incluyo ese en el que se entera de que Stella se va (vaya cara de Lado Oscuro) y la escena final con la doctora (que no sé de dónde sale) Eso sí, reconozco que en las dos escenas en las que hace el amor, el amigo Caine peca un poquito de impasible y cara de cartón (entiendo que tu mano sea artificial pero SOLO tu mano)

Como aspectos que no me han gustado mucho debo destacar unos cuantos. Para empezar, la total ausencia de sorpresa que supone la totalidad de la peli. Si la ves sabes a lo que te vas a enfrentar y, digo yo, debió de ser muy difícil dar originalidad al tema pero lo que se dice sorprenderte, no te vas a sorprender. Como dije antes, suele hablarse de esta cinta dentro del tópico de cine de terror pero yo la enmarcararía más bien en el de misterio o, si lo queréis, un drama considerable (un tío al que le amputan su mano, instrumento de trabajo, cambio de profesión (de dibujante de éxito a profe rutinario, oscuro y desmotivado), situación familiar desastrosa, cuernos por ambas partes, amnesia peligrosa…) con puntos de misterio basados en un aspecto demasiado sobrenatural. Para mí, le hace falta emoción, terror y sustos. Siempre me ha parecido que la acción se enrolla mucho con las grilladas del dibujante y deja de lado el tema terrorífico propiamente dicho pero, por supuesto, es mi opinión.  Y, sí, para mí, el final tiene mucho de Psicosis. Con sus variaciones, pero ahí queda.

¿La recomiendo? Para pasar un ratito curioso, sí. No es el colmo del terror (¡ni mucho menos!) pero estoy seguro de que pasarás ciento y poco minutos más o menos distraído. Eso sí, puede que la olvides rápido y, como mucho, se te quede alguna escenita de con mano incluida, pero poco más.

Como curiosidades os digo que:

-El tema de la mano que hace de las suyas es cualquier cosa menos novedoso. Ahí tenemos Las manos de Orlac, Ahora empiezan los gritos (puedes leer la reseña aquí) o una de las historias de El doctor Terror y la casa de los horrores, en concreto, el episodio del crítico de arte con Christopher Lee y Michael Cough (reseña disponible aquí)

-Michael Caine no fue la primera opción. Primero se pensó en Jon Voight, Christopher Walken o Dustin Hoffman. Todos ellos rechazaron el papel.

-Caine es un tipo sincero: aceptó hacer la peli para pagarse las obras de su nuevo garaje, cosa que demuestra que el glamour de Hollywood, a veces, no lo es tal. Y al amigo ha confesado que ha hecho algunas pelis para pagarse caprichos. Si yo pudiera, haría lo mismo.

-Una cosa que no me queda clara: cuando Stella va a ver a Jonathan, le entrega un bloc de dibujo conde vemos el dibujo de una chica montada (sexualmente hablando) en una mano. Luego se dice que el dibujo lo hizo él. A ver, ¿quién de los dos hizo el dibujo?

-Al final, ¿él está en un psiquiátrico? A mí me parece cualquier sala de interrogatorios de Expediente X.

-Hablando de esta escena, vaya seguridad cutre: un lunático a solas con una doctora.

-Bien mirado, el amigo dibujante escondía un lado oscuro y asesino considerable, ¿no?

-Como nota personal: ojalá se hubiera cargado a Ann y al profe de Yoga. Cuestión de gustos.

-El borracho de la calle es Oliver Stone.
Vigilad el cielo.
  

sábado, 25 de agosto de 2012

Conan, el bárbaro (1982)

Conan el bárbaro (Conan the barbarian)
(1982)
Director: John Milius
Guión   : John Milius y Oliver Stone. 

Arnold Schwarzenegger
Sandahl Bergman
James Earl Jones
Gerry López
Max Von Sydow 





Un poblado es masacrado por el malvado Thulsa Doom. Uno de los niños supervivientes, el pequeño Conan, dedicará su vida a buscar venganza… 

Allá por mediados de los setenta, Edward R. Pressman (productor ejecutivo) estaba sentado con Edward Summer (productor asociado) viendo una película llamada Pumping Iron, donde salía un culturista de nombre casi imposible de pronunciar que se estaba ganando una popularidad más que considerable, Arnold Schwarzenegger.  El primero dijo que deberían hacer algo con él como protagonista. Summer se volvió y le dijo de manera tan natural “Conan, claro”

Los finales de los setenta y comienzos de los ochenta fueron unos años irrepetibles para el género de la fantasía en general. En ellos, se asentaron las bases del género a través de películas irrepetibles y personajes imperecederos, esos que se quedaron grabados en nuestra memoria y tomamos como referencia para comparar a los que surgen ahora. Ahí están La guerra de las galaxias, Superman o En busca del Arca perdida, clásicos donde los haya que allanaron los caminos del cine de fantasía actual. Pues bien, el difícil género al que llaman espada y brujería también tuvo sus raíces en aquellos años a través de la película que hoy nos toca. Y es que Conan el bárbaro no sólo fue un éxito rotundo, sino, además una buena película de aventuras en la que se dieron una serie de condicionantes que definieron el género de manera tan precisa que, además, se lo puso muy difícil a las películas que intentaron seguir su estela.

Muchos fueron los factores que influyeron. Por Crom, que vamos a por ello…

La película no puede empezar mejor, una simple frase de Nietzsche que va a resumir el espíritu que impera en todo el metraje: “Lo que no nos mata, nos hace más fuertes”

Una vez que esto se nos deja claro, ya somos testigos de  algo que va a ser (entre otras cosas), una seña de identidad de la misma: la música de Basil Poledouris. Así, asistimos a la forja de una espada por parte del padre del bárbaro mientras el pequeño Conan (sí, Jorge Sanz), acompañado de su madre (Sí, Nadiuska) le observa atento y en silencio. Esta pieza inicial destaca por dos cosas: en primer lugar, se muestra contundente desde los primeros compases. Por otro lado, alterna con una melodía más suave y agradable de escuchar. Y es que la partitura que Poledouris compuso para la película es una obra absolutamente recomendable que, aparte de que da gusto oír, tiene la capacidad de, en cada uno de los cortes, mostrar prácticamente una melodía nueva y, lo que es mejor, tarareable. Escuchad este tema inicial, el que corresponde a la escena de amor o, mi favorito, “Theology/Civilization”, toda una joyita que, repito, recomiendo escuchar las veces que haga falta, por no hablar de las piezas donde incluye coros (por ejemplo, la inicial cuando el poblado es atacado)

Acto seguido, acudimos a una escena padre /hijo en la que el joven Conan es aleccionado acera de algo que es de vital importancia en la película: el acero. De hecho, la lección es simple: no confíes un amigo ni en una mujer; confía en la espada que puede salvarte la vida. Y esta va a ser una de las principales características de esta cinta: el acero puede ser tu mejor aliado. La cuestión es que sepas manejarlo. Y aquí asistimos a una cualidad que va a destacar en el personaje de Conan desde el principio: incluso de niño, habla poco. No hay problema; de mayor tampoco se explayará demasiado.

Este ambiente idílico dura poco ya que, las hordas del pérfido Thulsa Doom hacen acto de presencia. No preguntan, solo atacan y masacran. Atentos a la música llena de coros que acompaña a la escena y que ya antes mencioné. Y es en este comienzo cuando se nos deja clara una cosa fundamental. Y es que en esta peli vamos a ver bárbaros, peleas, espadas y batallas, sí, pero no nos dejemos llevar por una idea equivocada: no es una película para todos los públicos o para uno joven: es para adultos y, como tal puede contener escenas escabrosas. Y si, para muestra vale un botón, ahí están los momentos de pasar a cuchillo al personal o cuando el padre de Conan es devorado por unos perros. ¿Es eso todo? No porque, en cuestión de cinco minutos, el poblado es masacrado, el padre de Conan devorado y… atentos al momento de la presentación de Thulsa Doom (James Earl Jones) y cómo, tras hipnotizar a la madre del futuro bárbaro… le corta la cabeza. Impresionante. Por cierto, en palabras de Arnold, Nadiuska, aquí, levanta de manera muy sugerente y sutil el cuello, como invitándole a dar el golpe final.



Destaco también el modo de presentarnos a Conan adulto. Después de unas secuencias que nos indican perfectamente el paso del tiempo, viendo como el pobre bárbaro va creciendo atado a una rueda, haciéndola girar día tras día, año tras año, hasta crecer (sobre todo en masa muscular, ¡qué duda cabe!) a lo largo y lo ancho. Y así, Conan mira hacia delante y, de nuevo acompañado por una música que no pasa desapercibida, vemos que ya tiene la cara de un (jovencísimo) Arnold Schwarzenegger.

Seguimos. A partir de ahí, la película se centra en contarnos la evolución de Conan. Porque otro de los puntos a favor de esta cinta es que el personaje no se limita a lucir palmito y poco más. Todo lo contrario; cual espada que se forja lentamente al fuego, él va evolucionando con el paso del tiempo. Por eso, vemos que se convierte en luchador sanguinario, que aprende el arte de la escritura y la lectura (otro detalle de los buenos: Conan no es un armatoste lleno de músculos que mata sin ton ni son; es inteligente) o de la esgrima. Y si, en el ínterin se trabaja a una bella, tierna y delicada mujer, no hay problema. Y es que puedes ser bárbaro y sanguinario pero, después de todo, llevas entre las piernas algo que manejar que no tiene por qué ser la espada.

Si hay algo que cualquier guionista trate de conseguir, aparte de una buena historia que aporte, a su modo, algo de originalidad al tema que sea, es hacer que un personaje se defina por lo que hace, pero también por lo que dice. Pues bien, si hay algo que destaque el personaje de Conan en sí es lo parco que es en diálogos. Si prestamos atención, el bárbaro habla por primera vez en la película… ¡en el minuto veintitrés! ¡Y qué diálogo!

Personaje: Conan, ¿qué es lo mejor de la vida?

Conan: Aplastar enemigos, verles destrozados, y oír el lamento de sus mujeres.

Esto cumple a la perfección dos cosas. En primer lugar, Conan se define como lo que es, esto es, un bárbaro de los pies a la cabeza. En segundo lugar, supieron crear un personaje que, al resultar fiero, con esa mirada y gesto tosco, siendo parco en palabras dio como resultado el mito que hoy es. Admitámoslo, un Conan parlanchín, tal como está tratado el personaje en esta cinta, no hubiera pegado ni con cola.


¿Más? Sí, claro. Todo el metraje está lleno de detalles que ahí quedan pero que, al menos para mí, enriquecen la narración y, por tanto, la calidad e la película. Ejemplos hay muchos: el esqueleto del rey atlante que parece postrarse ante Conan, el toque erótico (que, de nuevo, confirma que esta no es una peli para menores) a cargo de la bruja loba que da información a Conan a cambio de un revolcón que acaba en susto para el bárbaro, el hecho de tumbar a la llama de un puñetazo (¡eso es un bárbaro!) o los pequeños toques de humor bárbaro como cuando Conan está borracho como una cuba y deja caer su rostro en la sopa (o lo que sea eso) A esto hay que añadir otros momentos más que interesantes: Conan crucificado y el episodio del buitre (de nuevo, demuestra a todos que es un bárbaro. Y es que, si estás crucificado o no, si un buitre te come el hombro, no hay problema: lo matas de un bocado en el cuello y punto. ¡Qué bueno!); el vestuario y ambientación, propios de una época por completo irreal pero con cierta base histórica; la escena de la serpiente, demostrando que, allí donde hay buen hacer, no hay tomas CGI que valga… todo ello detallitos muy bien hechos que, en mi opinión, dieron como resultado la película que tenemos entre manos.

Otro aspecto que me gusta mucho: si prestamos atención, la trama en sí de la película comienza en el minuto cincuenta y cuatro, que es cuando el rey Osric contrata al trío de ladrones para que rescaten a su hija. Anterior a esto, el espectador asiste en exclusiva a la historia de Conan y, de nuevo, su evolución hasta convertirse en guerrero y ladrón, enlazando esto, de nuevo, con la trama de Thalsa Doom e hilvanando todas las historias en una.

Los personajes están muy bien definidos, tanto por personalidad como por diálogos. Sabemos quién es quien desde el principio y cada uno de ellos tiene su responsabilidad en la trama. Bien es cierto que cumplen el viejo pero no menos efectivo cliché que, si se sabe llevar bien, funciona siempre, es decir, un héroe, su chica, el compañero del mismo y un malo que debe ser aniquilado. Simple sí, pero infalible. Y es que en la simpleza, muchas veces, está la solución. Aún así, hay que destacar el personaje de Valeria que está muy lejos de ser la chica en apuros que debe ser rescatada a todas horas por el héroe. De hecho, puede llegar a ser tan letal como el mismo Conan.

Hablar de Conan merece un espacio a parte para hablar de los actores y, dentro de estos, por supuesto, hay uno que destaca por encima de los demás. Me refiero, cómo no, a Arnold Schwarzenegger. El austriaco ya se había estrenado en cine en papeles de forzudo como, por ejemplo, Hércules en Nueva York. No obstante, fue el papel del cimerio el que le dio la oportunidad de oro de dar el gran salto al cine y, de paso, convertirse en todo un icono. Debo admitirlo: Schwarzenegger puede ser un actor más o menos limitado (a mí, particularmente, me gusta) pero fue el Conan perfecto. Dio al personaje un halo de heroísmo y barbarismo que le vinieron que ni pintado. Es cierto que, al tener poca práctica en el mundo de la interpretación y, además, tener ese acento tan marcado y la voz tan característica, decidieron darle poco diálogo (de hecho, el mínimo imprescindible) pero, justo por eso, otorgaron al personaje de una rudeza y una bestialidad que han hecho de él una leyenda dentro del género. Y esto lo digo como opinión particular pero creo que el amigo Arnold y Conan estarán siempre unidos, con todo el respeto que me merecen los actores que en el futuro interpreten el personaje.

Sandahl Bergman me ha parecido desde siempre una Valeria perfecta. Su interpretación es heroica pero, también,  supo transmitir el lado sensible que el personaje requería. Eso, además de un físico idóneo para una guerrera de esta magnitud. Gerry López, hay que admitirlo, se luce poco. Bueno, como comparsa de Conan está bien. Será por aquello de que el amigo no había actuado en su vida porque era campeón de Surf. Por su parte, James Earl Jones ofrece un malvado perfecto: cruel, sibilino y con ciertos aires de locura. Jones borda un personaje que, a pesar de ser el villano, es capaz de conectar con el espectador y aportar realismo a la historia. La mirada del actor, con esos ojos claros, acompañados de su potente voz (por si alguien no lo sabe, es la voz de Darth Vader en inglés) fueron guindas perfectas para el personaje.

Y, de remate, la escena final de Conan ya rey y la voz del narrador diciendo que, desde luego, sus aventuras no terminaban ahí. Un guiño al espectador dejando ver que, desde luego, si la cosa salía bien, habría Conan para rato.

Pues sí, salió más que bien. Conan el bárbaro fue un éxito se mire por donde se mire y catapultó al más brillante de los estrellatos al forzudo Schwarzenegger que, dicho sea de paso, supo sacarle partido a la oportunidad que se le brindó. Como siempre suele ocurrir, el éxito de la película dio lugar a dos cosas. Por un lado, hubo un aluvión de subproductos que trataron de explotar el éxito de la cinta con más pena que gloria (aquí me remito a la saga de Ator, El señor de las bestias, Deathstalker y un largo etcétera) Por otro, como es evidente, tuvo una secuela, Conan el destructor que no brilló tanto como esta y, para muchos (entre los que yo me incluyo) supuso una decepción. No obstante, como ya dije en algún momento en este blog, la sombra de Conan fue alargada y creo que no me quedo corto al decir que nadie, dentro del género, ha podido ni siquiera acercarse a lo que supuso esta película.

¿Aspectos mejorables? Sólo puedo apuntar algún que otro detallito. Por ejemplo, ¿dónde estaba Subotai cuando Conan entra en la cabaña de la bruja? Porque, al salir, está allí encadenado. ¿Puede ser que no le viera? Una mera teoría… Otra cosa: ¿cómo sabe Valeria del mago si Conan se fue de su lado y, cuando se ven, él ya está crucificado? Como digo, detallitos sin más.

Como se puede extraer de todo lo que he dicho, soy un fan absoluto de esta peli. Y esto lo digo como tal: me parece la mejor película de espada y brujería que se ha hecho jamás y, a raíz de la nueva aproximación que se ha hecho con Jason Momoa (que tiene sus aciertos, claro está), lo único que a mí se me ha demostrado es que este Conan sigue tan bárbaro como siempre y, como tal, intocable. Si no la habéis visto, dadle una oportunidad. Yo ya he perdido la cuenta de las veces que la he visto pero, por Crom, que seguro que quedan muchas por delante.

Os dejo unas cuantas curiosidades:

-Frank Frazetta fue la inspiración para el rodaje. No me extraña.
-La película se comenzó a preparar en 1977 pero tenía por delante un largo camino.
-Oliver Stone es el guionista pero el primer guión era de Ed Summer y Roy Thomas. Este último era (y es), un afamado guionista de cómics que se hizo famoso con el personaje en Marvel Cómics. El guión de Stone estaba lleno de violencia, pero también de cerdos mutantes y clonaciones varias.
-Alan Parker o Ridley Scott sonaron para dirigirla. Ambos, entre otros, rechazaron le proyecto.
-Le vendieron el guión a De Laurentiis porque no lo quería nadie. El italiano se dispuso a cambiarlo para suavizarlo pero puso como condición contratar a John Milius.
-En la espada inicial, hay una inscripción que dice. “Libre de culpa quien la empuñe en nombre de Crom”
-Primer encuentro de Arnold con De Laurentiis: “¿Ese tipo tan pequeño necesita una mesa tan grande?”, soltó el austriaco. Aquello no hizo mucha gracia al italiano pero, al final, Arnold le cayó bien.
- Milius fue tajante ante las dudas de De Laurentiis:  “Si no tenemos a Arnold, habrá que construirlo”
-Sandahl Bergman encandiló a Milius cuando al vio bailar en “All that jazz”
-Gerry López no había actuado en su vida. De hecho, era amigo surfero de Milius. Fue enviado a la escuela de actores de Mako, el narrador.
-James Eral Jones es la voz de Darth Vader en toda la saga de La guerra de las galaxias. Ya lo he dicho pero esto es pasión de fan.
- Sí, Nadiuska y Jorge Sanz aparcen en la cinta como la madre de Conan y este de pequeño respectivamente. No sueltan ni una palabra, pero tampoco es que haga falta.
-Con respecto a Sanz, he leído por ahí que no se llevó una buena opinión de Schwarzenegger porque el actor se partió de la risa cuando su madre tuvo un accidente con un caballo que la tiró al suelo. Milius, en los comentarios, recuerda a Sanz como un niño muy valiente.
-Sterling Hayden (Johnny Guitar) iba a ser Osric pero, al caer enfermo, el papel fue para Max Von Sydow. Por cierto, el actor aceptó porque su hijo mayor, de niño, adoraba los cómics de Conan.
-Steve Ole Thorsen (el energúmeno que reparte leña con ese mazo enorme) era amigo de Arnold y siempre estaba con chistes. Ben Davidson (el no menos imponente amante de la serpiente gigantesca) era jugador de los Oakland Raiders.
-Mako, el narrador, también sale en la secuela, pero con otro papel mucho menos interesante.
-Milius tiene un cameo como comerciante en una escena eliminada en la que hace pinchos con lagartijas. Ron Cobb también, vendiendo Loto negro. La escena de este último sí sale en la cinta.
-Los actores se sometieron a un entrenamiento bárbaro: hípica, pesas, esgrima.
-En la escena en la que entran en la torre, el que cae es Terry Leonard, coordinador de los efectos especiales. Cayó sobre cajas de cartón.
-Primero pensaron en Yugoslavia para rodar pero al situación política allí era tirante y fueron a España.
-La rueda del comienzo estaba tan bien hecha que se movía sin esfuerzo. Miembros del equipo tiraban en sentido contrario a Arnold para que le costase un poco.
-En esta escena Arnold tenía poca ropa y, encima, encendieron ventiladores gigantescos. El actor pidió un té calentito con schnapps para entrar en calor.
-Cuando es perseguido por los lobos (primer día de rodaje), Arnold se hirió al escalar la roca mientras el animal trataba de morderle de verdad. Eso le costó puntos de sutura antes del mediodía. El director siguió rodando ya que la sangre de verdad quedaba genial y “el dolor es pasajero y la película eterna”
-Bergman se cortó un índice en una escena de lucha.
-Las flechas que atraviesan a la serpiente las lanzó Milius.
-El buitre de la crucifixión era un animal disecado. Arnold tuvo que enjuagarse la boca con alcohol porque podría contraer alguna enfermedad.
-La pintura del camuflaje de la escena final llevaba una base de jabón y picaba mucho.
-Cuando un jinete cae con su caballo ante unas estacas, creyeron que ambos era de verdad. En realidad, eran de caucho.
- En principio, se pensó en una trilogía, cada una de las películas teniendo como base un tema determinado:  fuerza, responsabilidad, lealtad. Por desgracia, el estropicio que supuso la segunda dio al traste con la tercera.
-Para la música sonó Ennio Morricone.
-En la película no hay mucho diálogo porque Milius quería aportar un toque operístico, dando protagonismo a la música.
-En los pases de prueba, muchos de los integrantes del público eran moteros de pelo largo y cazadoras de cuero a los cuales, por supuesto, encantó la peli.
- La crítica de la revista Time fue escueta pero rotunda: Star Wars hecha por un psicópata.
-En los pases de prueba, cuando sale Arnold por primera vez, la gente se volvía loca. Por eso supieron que la peli iba a ser un gran éxito.
-Milius pensó que el narrador fuera Arnold. El estudio se negó por el acento.
-Que  Schwarzenegger no quedó muy cómodo con Conan, el destructor está fuera de toda duda: en los comentarios le dice a Milius: todavía estoy esperando a que escribas la segunda. Ahí queda…
-Arnold considera que Sanz era clavadito a él de pequeño. También pensaba que, por sus labios, llevada pintalabios. Milius: “…Era un niño valiente…” A cerca de Nadiuska: “Bellísima, pero he olvidado su nombre. Era muy buena
-La escena de la bruja es en Cuenca.
-Cuando Conan muerde al buitre, según el director, la cosa queda clara: “Esta es la esencia de Conan”
-Una parte de los efectos (hablando de los demonios), los hizo ILM.
-Hay una historia curiosa acerca del merchandising que se planeó para Conan el bárbaro. Resulta que Hasbro, la famosa empresa de juguetes, tenía preparado lanzar una colección de muñecos intentando repetir el éxito que trajo La guerra de las galaxias pero, cuando vieron lo violenta que resultó la peli, cambiaron ciertos detalles: en concreto, al muñeco de Conan le cambiaron el color de pelo y se lo pusieron amarillo. Luego le cambiaron el nombre por He-Man…
-Hay, en la versión DVD, una escena añadida de Conan bastante charlatán  diciendo que lleva veinte años sin dejar de luchar mientras recuerda a su padre. La escena, para mí, sobra en esta “versión especial” porque parece que no pega con el personaje. Con todo, sobre gustos, los colores… 
Saludos bárbaros… y vigilad el cielo.