domingo, 10 de febrero de 2013

30 días de oscuridad


30 días de oscuridad (30 days of night)
(2007)
Director: David Slade
Guión    : Steve Niles, Stuart Beattie, Brian Nelson

Josh Hartnett
Melissa George
Danny Huston
Mark Rendall
Ben Foster
Mark Boone Junior
 
 
 

“¿Qué son?”
“No lo sabemos”


En un pueblo de Alaska, no sale el sol durante treinta días. Será la excusa perfecta para que unos vampiros lo visiten…
Esta película está basada en un cómic del mismo nombre que, escrito por Steve Niles e ilustrado por Ben Templesmith no hace muchos años, fue todo un hito dentro las historietas de terror. La idea de la que parte no puede ser más original: en un pueblo de Alaska, durante un mes, no sale el sol. Eso hace que unos vampiros se den un buen festín sin nada que temer. Por supuesto, semejante caramelo no podría pasar desapercibido para los estudios de Hollywood que vieron en el asunto muchas posibilidades. Y con razón porque, desde luego, buena idea, sí que es.

La película, como ya he dicho antes, está integrada dentro del género de terror pero comienza siendo una historia de misterio con esa escena inicial en la que un personaje está en mitad del hielo mirando embobado un barco. Quién es, lo que quiere o por qué está ahí es algo que uno se pregunta pero se mantiene la intriga no diciéndonos nada. Hay peli por delante, ¿para qué destriparla desde ya? Por eso, se nos presenta a los personajes en forma de sheriff Eben (Josh Hartnett), su ex, Stella (Melissa George) o el hermano del mismo, Jake (Mark Rendall) amén de otros más o menos secundarios. Bien porque no se pierde mucho tiempo en esto, de hecho, un par de escenas. Más que nada, porque hay que investigar perros que aparecen muertos, trituradoras que trituran cosas que no deberían o algún que otro cadáver calcinado. Todo eso en un ambiente en el que será de noche treinta largos (y jugosos, depende de para quién, claro) días.

No hay que esperar mucho. La primera muerte se produce a los diecisiete minutos. Es rápida, casi no se ve, pero uno se frota las manos con una cosa: está claro que los vampiros van a ser de los de armas tomar, léase que no van a ser guapos, cachas ni de mirada lujuriosa y pilla. Y esta es, para mí, trama a parte, una de las cosas más destacables de la cinta: el modo en que están reflejados los monstruos. Son rápidos, ágiles, sanguinarios, feo como ellos solos y no saben limpiarse la boca (gran detalle este que los caracteriza y diferencia, creo, de cualquier otra representación que hayan tenido en pantalla. Y es que, después de los chupasangres tan sexis que pululan por el cine en los últimos años, da gusto ver un vampiro así de asqueroso). Me encanta cómo les han deformado los ojos para darle ese aspecto inhumano, fiero y, a fin de cuentas, animal. Porque eso es lo que son después de todo: animales sedientos de sangre que quieren saciarse. Aquí los amigos no van necesariamente al cuello y más que beber sangre, parece que se comen al personal. Y otro buen detalle: el hecho de que hablen esa lengua gutural y extraña y que se llamen mediante gritos. Los dicho, animales. Y aquí debo hacer mención especial a una vampira que, de asquerosa y repulsiva, es la que más me gusta. Me refiero a esa morena que creo que no habla, sólo grita, gruñe y mata (Megan Franich). Si veis la peli, sabréis a cuál me refiero.
Gracias, Señor, por dejarnos ver un vampiro,
sanguinario y asqueroso.

 

La película contiene una buena ración de escenas truculentas. Y, es que, compañeros vigilantes del cielo, aquí se muerden cuellos y sus derivados pero, también, se cortan cabezas a hachazos y no precisamente de un golpe (¡qué bueno!), se usan humanos como cebos para luego recrearse en matarlos o la luz de sol hace estragos. Pero, con todo (y todo eso me encanta) una de las escenas que más me gustan es una toma aérea del primer ataque en masa de los vampiros: los vemos como hormigas masacrando humanos. Rápidos, implacables, mientras la blancura de la nieve se ve rota por la sangre. Genial. Ah, y gran detalle el hecho de que todo, claro está, suceda de noche. Eso le da un aire agobiante y opresivo (fijaos en los momentos en que están encerrados en esa casa mientras oyen gritos y no pueden hacer nada) que le viene a la cinta pero que muy bien.

Pero no todo puede ser un espectáculo donde la sangre salpique así porque sí. Así, tenemos unos cuantos momentos que, a su modo, “rebajan la tensión”. Y uso las comillas porque esto es muy relativo. Son pequeños toquecitos dramáticos que, a su modo, tratan de compensar los litros de sangre perdidos. Me refiero al momento en que uno de los personajes es mordido y pide ser sacrificado, la escena de la niña vampiro o el anciano con mala memoria que mete en líos al personal que trata de ocultarse pro aquello de no ser devorado.

La película sigue pero es cierto que, en su tramo final, el toque de terror queda algo apagado por uno más heroico que lleva al desenlace en forma de pelea final entre Eben y el vampiro malo, Marlow. Me sigue gustando el hecho de que, para ello, Eben tenga que ponerse al mismo nivel que el otro de manera biológica y, de seste modo, haya  una lucha entre iguales de las buenas.
Los actores me parecen bastante correctos, si bien es cierto que, por encima de todos, hay que destacar a Josh Hartnett que es quien, en realidad, lleva el peso de todo el asunto. Melissa George, Ben Foster (el extraño de la primera escena del barco), Mark Boone Junior o Mark Rendall le secundan en mayor o menor medida. Y, por supuesto, nombrar a Danny Huston como Marlow (¿referencia al personaje de Misterio en Salem’s Lot?) como jefe vampírico.
¿Y el final? Siempre me resultó muy curioso porque, generalmente, o gusta o no. Yo creo que no está mal (la eterna historia del auto sacrificio) y me parece que su puesta en escena está muy lograda (esperando mientras sale el sol) La cuestión es si a la peli le viene bien o no. Ignoro si es así en los cómics pero el caso es que no deja de resultarme llamativo que, después de que los personajes pasan lo que pasan la cosa acabe de manera tan amarga. Esto, claro está, es una opinión personal pero ahí queda, que ya sabemos que, para gustos, los colores.
Vampiro o no, eso duele.


Con todo, recomiendo verla. Asegura de manera perfecta casi dos horas de puro entretenimiento bien aderezado con algún que otro momento de tensión y mucha, mucha sangre salpicando, una excusa perfecta para ver vampiros en su estado más puro, sanguinario y maligno que nos recuerda que, a fin de cuentas, tratamos con monstruos. Los de la clase guapa, adolescente y atormentada llegarían al año siguiente.

Sólo dejo una pregunta en el aire: ¿por qué Marlow no tiene el rostro deformado como los demás?

Vigilad el cielo…

1 comentario:

  1. Una propuesta bastante entretenida, en lo personal me ha parecido muy extrema la verdad si me dio mucho miedo pero la disfruté. Es buena cinta primero porque Josh Hartnett participa en ella, y luego porque como filme de terror funciona maravillosamente bien.

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