miércoles, 26 de febrero de 2025

Anatema



Hoy vamos con una película de terror patrio.

Lo que vamos a tener por delante es una historia que mezcla hallazgos arqueológicos, curas, monjas y, digámoslo así, terror eclesiástico.

La cinta tiene un buen argumento: en una iglesia, mejor dicho, en las catacumbas de una iglesia, hay un mal, un terror que, como salga y vaya por libre, estamos perdidos. A todo ello hay que añadirles las maquinaciones de un religioso bastante tétrico y, de este modo, el guión está servido. 

Los sustos, seamos sinceros, son pocos pero están bien llevados. Aquí debo destacar la impresionante escena inicial que te engancha sin problemas. Esos santos demoníacos que se mueven en las sombras están perfectos y cran muy buen ambiente y, lo que le sucede a la chica del labio, está clavado. Esto hace que te sientes y te dejes llevar.

La cinta tiene un desarrollo muy sencillo y que no aporta mucha sorpresa. Sí, se forma una especie de equipo de Cazafantasmas que se meten bajo la iglesia y a ver qué pasa. Hay cierto ambiente de oscuridad muy opresivo que viene bien al conjunto a lo que hay que añadir un buen aporte por parte del padre Rocco. Todo ello hace que el conjunto vaya a un final que, depende de como te pille, te puede gustar o dejar con cierto sabor de querer más.

Y esto es justo lo que yo he notado que le falta a la peli: más. Tiene un argumento potente y está bien desarrollada y, como dije, el comienzo está clavado pero, a medida que se desarrolla pierde algo de fuerza. Y esto es por una razón muy sencilla: hacen falta más sustos y con más mala baba. Tema hay de sobra y posibilidades más aún pero... la cosa se queda algo flojita. Cuando bajan al interior de la iglesia pudieron haberse puesto las botas a base de demonios, muertes y sustos, pero se queda un poco light. Me ha dado la sensación de que lo han querido dejar todo muy comedido y no se han soltado el pelo.

Los actores están muy bien pero destaco a tres. El primero, Manuel de Blas como Rocco, que tiene un aire a Palpatine más que considerable y queda muy bien de malo y viejo que da repelús. Y, sí, le puedes ver de joven como yerno de Paco Martínez Soria o de malo, malísimo en Y si no nos enfadamos, con Bud Spencer y Terence Hill. Jaime Ordóñez como Cuiña también es muy potente, aunque, a veces, parece que se va a arrancar a hablar sin respirar a los Aquí no hay quien viva. Y, para terminar, Leonor Waitling como Juana cumple muy bien.


No más pero no menos. En conjunto, una peli entretenida con buenas pretensiones y que cumple con lo que promete: entretener sin problemas. Y yo digo que, con más terror, hubiera quedado más redonda.


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