Como me suele ocurrir con muchas películas, la razón para verla tiene que ver con el título y con el póster. Admitámoslo; esta peli que os traigo hoy gana puntos en esos dos aspectos.
Vale, me animé y esto es lo que os puedo decir.
La verdad, la historia es poco menos que alucinante: a una mujer le crece un bulto en la parte trasera del cuello que resulta ser... ¡un feto! Y de él saldrá un hechicero malvado que nos fastidiará a todos. Lo que tenemos por delante son los intentos por parte de su amigo, Harry, por salvarla cueste lo que cueste.
Hay que ser sinceros, el argumento es brutal. Lo bueno que tiene es que no se demora mucho y va al grano desde muy pronto, por lo que todo el metraje siguiente se mueve entre el terror, el misterio y la superstición. Si a ello le añadimos el ambiente setentero que tiene la cinta, el producto da como resultado algo divertido de ver, con un toque de ingenuidad aplastante pero que, por encima de todo, entretiene. Más que nada, porque quieres ver al hechicero nacer de la espalda de Karen y deseas comprobar si es tan poderoso como lo pintan. Ya te digo yo que no.
Los actores están bastante convincentes. Debo destacar que Tony Curtis, que es una especie figurín durante toda la película, se defiende bastante bien. Lo que sí me ha parecido es que se desenvuelve mejor al principio, cuando es un farsante, que lo que le vemos luego, que parece más preocupado por lucir guapetón. Susan Strasberg como Karen ahí queda; más que nada porque de pie se la ve en los primeros minutos y luego está en cama tumbaba boca abajo. La presencia de Burgess Meredith deja con ganas de más y me da que podía haber dado para más, más que nada, porque es una aparición pasajera. Michael Ansara como John Singing Rock hace lo que puede como indio tope serio que hace sonar cositas.
¿Y los efectos? Pues, la verdad, cantan y mucho. En primer lugar, hay poquitos, como cuando sale el hechicero malo y enano de la espalda de la prota y el despiporre de luces y humo que hay al final canta bien desafinado. Es un producto de la época en una producción que, me da la nariz, no tuvo mucho presupuesto. Su gran problema en este aspecto es que ha envejecido muy, pero que muy mal.
En el rincón de las cosas que no me gustan puedo señalar varias. A ver...
Primero y fundamental: le falta terror. La idea es buena pero la ejecución falla. Quizás por eso hay detallitos que resbalan bastante, como el hecho de que nadie parece sorprenderse mucho ante la situación tan descabellada que tienen por delante. La recepcionista en cuestión está tan feliz sabiendo lo que hay en la habitación de al lado.
¿Más? Sí. El hechicero es muy poderoso (o eso dicen) pero no hace nada salvo helar el piso, que no sé muy bien para qué. Por eso, el hecho de que no salgan del recinto queda un poco artificial. En varias ocasiones se quitan la papeleta de llamar a la policía argumentando que todo es surrealista.
Y luego, los detallitos. ¿Por qué estalla la máquina de escribir que Tony Curtis lanza al enano? ¿Cómo es que Karen sigue viva después de que un tío le salga de la espalda? Y, ¿el Manitú de la Ciencia? ¿Qué narices es eso? ¿Por qué a un ser ancestral como ese, que da más risa que otra cosa, le vence la energía de unos ordenadores?
Todo esto hace que la sensación que me ha causado es que empieza bien, se desarrolla así, así pero, en el final, se les va la olla de manera considerable. Por eso, si la ves, ponte un café, una copita de algo y déjate llevar sin cuestionarte nada porque, si lo haces, mala cosa.
PD: lo de la traducción de los títulos en este país es de traca. La peli, en realidad, se llama The manitou, que es algo mucho más coherente con el guión.
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