Muertos y enterrados.
(Dead and buried)
(Dead and buried)
(1981)
Director: Gary Sherman.
Guión: Jeff Millar, Alex Stern, Ronald Shusset, Dan O'Bannon.
James Farentino.
Melody Anderson.
Jack Albertson.
En un pueblecito se suceden unos crímenes horribles que, en apariencia, no tienen sentido ninguno...
Hola a todos.
En esta vida hay verdades absolutas e inmutables: La guerra de las galaxias es el cúlmen de la genialidad, el chocolate está buenísimo o el cine de los ochenta dio títulos sublimes con respecto al terror, la ciencia ficción o la fantasía en general.
Y es por eso por lo que hoy traigo esta peliculita que está considerada por muchos como un clásico, una cinta de culto, precisamente, por lo que narra, cómo lo hace y la época en la que se filmó. Recuerdo, magnífica nostalgia, que, cuando yo era un jovenzuelo y los vídeo clubs eran como santuarios, que tuve esta película en mis manos muchas veces. Por dos razones: la carátula, como poco, intrigaba (iba a escribir acoj...) y, además, me recordaba de algún modo al rostro de Han Solo congelado en carbonita (sí, adoro La guerra de las galaxias, pero las seis películas, no eso que ha venido después) Pues bien, el tiempo ha pasado, y aquí os traigo la reseña. Ojo, intentaré no hacer muchos spoilers pero, por si las moscas, avisado estás.
Siempre empiezo hablando de la historia y esta vez no va a ser una excepción. Y es aquí donde tenemos el primer gran punto a favor de la peli: alucinante. Este tipo de trama solo podía darse en los años ochenta y, por eso, luce en todo su esplendor. Aquí hay dos caminos de los que puedo hablar y, repito, voy a tratar de no destripar demasiado.
Primero, está el aspecto policial de la trama. Y es que, por un lado, la película es una historia que se basa en la investigación policial que el protagonista, el sheriff Dan Gillis, lleva a cabo. Es una investigación muy convencional, al menos, al principio, que el guión va mostrando de menos a más. Así, la cuestión de los crímenes se va complicando poco a poco y, a medida que la cosa avanza, el pobre Dan ve que ni su matrimonio con esa maestrilla de pueblo está a salvo. Si la ves, comprobarás que esta parte de la trama va poco a poco, preparando al espectador para el momento final. Está, en su conjunto, muy bien mostrada e igual de bien llevada porque, desde el primer momento, nos deja entrever que hay algo más. Ya te digo...
El segundo camino es el que confiere a la cinta la coletilla de peli de terror propiamente dicha. Espectacular. La muerte nos rodea, y nunca mejor dicho. Pero el propio terror, aquí, tiene dos vertientes diferenciadas. Por un lado está la escatológica, la bestial, si quieres llamarla así, porque las muertes son desagradables y los cadáveres resultantes peores aún. El tipo quemado gritando es brutal, como cuando le clavan la jeringa en el ojo. La muerte del borrachín es rápida pero suficiente. El cadáver de la chica autoestopista se muestra en flashes muy rápidos para acongojar al personal pero, a la vez, hacer que se quiera más. Y, como para muestra vale un botón, fíjate qué maravilla de toma en la que se nos muestra, en primer plano, cómo un forense morboso reconstruye un cadáver. Repito: en primer plano. Ahí queda eso:
Por eso, en general, entre esa parte policíaca y la de terror, la sensación que da la cinta es que el sentimiento de que algo malo y muy raro pasa va de menos a más hasta el clímax final. Todo el conjunto, lo digo de nuevo, está muy bien llevado con el toque justo de intriga, de forma que no hay huecos en el guión y, de veras, hace que sientas querer saber qué demonios pasa en el dichoso pueblo con toda esa dichosa gente. Como puedes ver, estoy haciendo un esfuerzo considerable por no escribir lo que pasa al final. Pero, lo advierto, es todo un señor final, de esos que no se olvidan.
Los actores me parecen muy correctos y creo que cumplen sin problemas. James Farentino queda muy bien como sheriff normalito que se enfrenta a algo que le viene pero que muy grande. Y, sí, yo veré siempre a este hombre como San Pedro en Jesús de Nazaret. Melody Anderson hace poquito pero, bueno, ahí queda. Y, sí, veré siempre a esta mujer como Dale Arden en Flash Gordon. Pero, sin duda, el que más me ha gustado es Jack Albertson haciendo del morboso y retorcido de Dobbs. Creo que clava el papel. Como curiosidad, al ver la peli, el tipo me resultaba familiar y no caía (claro, con ese peinado y esas gafas...) Entonces, ¡bingo!: hizo de abuelo de Charlie en Un mundo de fantasía o, si quieres, la versión de Charlie y la fábrica de chocolate con Gene Wilder a la cabeza. Qué cosas hace la caracterización... Hay muchos actores y actrices en plan secundario que ahí quedan. Por cierto, no te equivocas si ves a Robert Englund por ahí antes de ser Freddy Krueger.
Pues esto ha sido todo. Esta película se ha convertido en una cinta de culto y, la verdad, creo que merece la pena verla y recordarla. Es un ejemplo perfecto de ese cine de finales de los setenta y principios de los ochenta en el que lo fundamental era el impactar de manera más o menos desagradable al espectador a la vez que proporcionaba una excusa perfecta para divertirse de manera sana. Y, repito, tiene un final bastante potente. Para que luego presuman los de El sexto sentido...
Vigilad el cielo.
¡Hola, Israel!
ResponderEliminarAdmito que no conocía esta película, pero he leído tu crítica y tiene muy, pero que muy buena pinta. Me has dejado intrigada con su final. A ver si la encuentro por internet y puedo verla. Buah, qué recuerdos del videoclub. Recuerdo que era todo un acontecimiento y lo que más me gustaba era pasearme por él para ver qué película quería ver jajaja ¡Ay, bendita nostalgia!
¡Nos leemos y felicidades por la entrada!
¡Hola!
EliminarSi puedes, te recomiendo que la veas porque a mí me ha parecido muy interesante y, sobre todo, original. Además, está muy bien llevada y te aseguro que el tiempo se pasa muy rápido al verla.
¡Me encantaba ir a videoclub! Eso de pasearse por entre las estanterías llenas de pelis, dar el número de socio, esperar a que alguien devolviese la peli para poder alquilarla... Tengo unos recuerdos buenísimos de todo ello. ¡Bendita, bendita nostalgia!
¡Muchas gracias y estamos en contacto!