La hija de Dracula.
(Dracula's daughter)
(1936)
Director: Lambert Hillyer.
Guión : Garrett Fort.
Gloria Holden.
Otto Kruger.
Margarita Churchill.
Irving Pichel.
Edward Van Sloan.
Nan Grey.
La condesa Zaleska es en realidad la hija de Dracula que, por encima de todo, desea librarse de la maldición que supone su apellido...
¡Hola a todos!
¿A que jamás os habíais planteado que Drácula pudiera ser todo un padre de familia? Pues es así, amigos; resulta que el conde transilvano dejó su marca en este mundo en forma de descendencia. Y es que se puede ser vampiro pero, también, tener un corazoncito que, aunque no lata, sienta la llamada de la naturaleza y se rinda a la evidencia de ser padre. Vampiro, pero padre.
Pues bien, esta el la historia de la hijita de Drácula, una peli que, casi por norma, el público en general suele desconocer y queda relegada, más o menos, al círculo de los frikis buscadores de títulos raros dentro del género. ¿Estáis preparados?
La película, a pesar de o que puede parecer a simple vista (léase peli de serie B tratando de mamar de la teta del éxito que supuso Drácula en 1931) tiene unas cuantas cositas de lo más interesantes que, en su conjunto, hacen que sea mucho más de lo que parece a simple vista.
Para empezar, un buen detalle: esta cinta comienza JUSTO donde acaba el Drácula de Bela Lugosi. Si la habéis visto, sabréis que esta finaliza cuando Van Helsing se carga al vampiro. Pues bien, la peli de hoy empieza ahí, en el momento en el que el buen doctor deja la sala donde Drácula yace después de matarle. Con esto os digo que, desde luego, esta es una secuela en toda regla. Y es en ese momento cuando se nos plantea la primera gran trama: Van Helsing es tachado de loco y de estar como un cencerro (por no decir un viejo senil) y, por eso, necesitará ayuda. No hay problema, la segunda de las tramas, el punto fuerte, es cuando la retoña de Drácula roba el cuerpo de su padre, lo quema (amor de hija) y trata de escapar de la maldición de su apellido.
Así de simple. Tened en cuenta que la cinta dura una hora escasa; tampoco es metraje para andarse con zarandajas. La historia que vamos a tener por delante, muy, pero que muy lejos de ser de terror (más bien es un drama de los gordos) es la de la condesa Zaleska tratando de usar la ciencia de la psiquiatría para huir del instinto natural que, como buena hija de vampiro, le acosa: matar. Eso sí, no busques muertes, colmillos ni escenas truculentas, que no las hay. Y conste que lo digo como piropo ya que esta es una de las cosas buenas de la peli: narrarte los líos mentales de la mencionada condesa y hacer que te olvides de los típicos clichés del género. Añade a la mezcla un poquito de humor en forma de policías idiotas o secretarias insufribles y listos; el plato está preparado.
Pero, por encima de todo, hay un rasgo de la peli que es lo que más va a llamar la atención y una de las cosas por las que, si investigáis acerca de ella, es famosa. Y aquí me refiero al marcado, descarado y evidente toque lésbico que emana la protagonista. Ahí tenéis la escena en la que Lily conoce a Zaleska. El momento se ralentiza de manera absolutamente intencionada, las miradas de la condesa hacen que solo le falte babear (de por sí o en cualquier zona del cuerpo de la pobre rubia) e, incluso, Lily pregunta si quiere que se baje los tirantes, cosas que vemos sin problemas. Repito: para la época, inaudito. Quizás, al ser una peli de terror, no le prestaron mucha atención...
Los personajes están muy bien definidos y, desde luego, los identificaréis sin problemas. Zaleska tiene un lado bueno (quiere dejar de ser vampira) y otro malo (es hija de su puñetero padre) El doctor Garth se columpia entre galán rompedor (mirad cómo la enfermera trata de hacerle una pajarita y no puede) y héroe venido al caso. Sandor es una especie de leño cuya importancia, a parte de hundir a su señora en la más ruin miseria,se nota al final, cuando se pone en plan Robin Hood (si veis la peli lo entenderéis) y Janet es una cara bonita y el contrapunto humorístico a la seriedad del resto.
Los actores, al menos para mí, cumplen. Gloria Holden es la vampiro ideal: cadavérica, de pestañas kilométricas y draculera como ellas sola. Cuando vi la peli por primera vez no caí en qué era lo que esta mujer tenía de raro. Ahora os lo puedo decir: en todas y cada una de sus escenas como vampira no parpadea. Exigencias del guión, supongo. Eso hace que sus ojos, maquillaje incluido, parezcan bandejas de cocina. Otto Kruger me resulta tan vampírico como la Holden pero es el bueno; me da que es demasiado estirado y mayor para el papel, pero eso es una opinión de servidor. Irving Pichel haciendo de Sandor es el que más cómico me resulta: entre el peinado lamido de vaca, el maquillaje pálido y los labios pintados, como poco, destaca. y no sé por qué pero me recuerda a Benicio del Toro (observación inútil pero lo tenía que escribir) Edward van Soloan sale poco; tanto que menos se puede decir.
¿Cosas que no me han acabado de convencer? Para empezar, se ve que, una vez que Drácula muere, todos los demás personajes de la primera peli pasan de Van Helsing porque, ni se les nombra ni nadie trata de ayudarle. Y es que la historia del doctor parece importar un comino porque, poco a poco, se diluye en la trama de la condesa hasta que desaparece y, al final, ni se nos explica qué le pasa o qué es de su acusación. Yo creo que todo lo referido a él se lo podrían haber ahorrado y no hubiera pasado nada. Como dije antes, es la opinión de un mero aficionado.
Con todo, os animo a verla. Me ha parecido una curiosidad que, desde luego, entretiene sin problemas. No llega a la calidad de su predecesora pero tampoco es que sea un producto del que hay que pasar. Le falta cierto empuje y, sobre todo, más terror. Yo creo que el título le falla y le quita cierta seriedad pero, a pesar de ello, si podéis, creo que puede gustaros.
Por cierto, el mencionado título y la trama arrojan sobre mi calenturienta cabeza una pregunta: si Drácula era el padre y Zaleska la hija, ¿quién fue la madre? Ahí que da eso.
Y otra cosa más. Drácula tuvo que ser un faldero de cuidado porque, años más tarde, nos vendría El hijo de Drácula.
Vigilad el cielo.
con esa vampira con gusto que me de una mordidita en el cuello
ResponderEliminarjejejeje
Mientras Sandor no se ponga en medio jejejejejeje...
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