El cuervo (The
Raven)
(1935)
Director: Lew Landers
Guión : David
Boehm
Bela Lugosi.
Boris Karloff.
Irene Ware.
Lester Matthews.
Samuel S. Hinds
Una
chica tiene un accidente de coche. Sólo el doctor Vollin puede curarla. Pero
ocurre algo más: el doctor se enamora de la paciente y, además, oculta una
afición secreta…
“Usted no es tan solo un magnífico ciudadano, sino
también un gran músico, un hombre
extraordinario. Usted es casi…” (Jean)
“¿… Un dios?” (Vollin)
“¿Está usted loco?” (Juez Thatcher)
“¡Sí, lo estoy!” (Vollin)
Vamos
allá con una peliculita de terror que, si bien no goza de la fama de otros
títulos en plan Drácula, Frankenstein o
El hombre lobo, sí es uno que hay que tener en cuenta por varias razones.
Para empezar, está claro que la referencia a Edgar Allan Poe está asegurada.
Por otro lado, es una excusa perfecta para ver en acción a dos monstruos del
terror más universal: Bela Lugosi y Boris Karloff. Los dos, a sus anchas, en
pleno apogeo y derrochando locura y caras de psicópata a partes iguales.
Porque, dicho sea de paso, son los dos reclamos perfectos para una historia
así.
Pues
muy bien. A favor destaco debo destacar:
La
película comienza con una escena impactante: una chica tiene un accidente de
coche. Queda muy herida y sólo hay una persona que puede curarla: Vollin
(Lugosi) De este modo, uno comprende dos cosas: que el relato de Poe va a
brillar por su ausencia y que la historia que tenemos por delante va a implicar
doctores chiflados a la antigua usanza, esto es, inteligentes, retorcidos y muy
divertidos. Perfecto, es un recurso tan efectivo como cualquier otro para
captar la atención del espectador que, cuando ve que la alusión al relato
literario es casi nula, se queda viendo lo que sigue con la excusa del “a ver
qué pasa”
Otra
cosa que destaca es la inmediatez que se respira a lo largo de todo el metraje
porque, entre otras cosas, no hay mucho tiempo. De hecho, la peli no dura ni
una hora, por lo que eso de perder el tiempo aquí no se destila mucho. Es curioso cómo, antes, se exprimían los argumentos a tope sin gastar metraje en
tonterías varias. Por eso, los personajes son presentados de manera directa,
sin tapujos: Jean es la chica protagonista, su enamorado Jerry y el padre de
ella el juez Thatcher. Quedan dos pero, tranquilos, lo bueno, en este caso, no
se va a hacer esperar mucho.
Pero
esto es una película de terror y eso debe notarse de algún modo. Por eso,
acudimos a una presentación del personaje del doctor Vollin (Lugosi, qué
grande) del mejor modo que uno puede esperar: recitando el poema de El Cuervo de Poe mientras vemos la
sombra de uno en la pared. Si, además, el buen doctor dice que “…la muerte es mi talismán, la única fuerza
indestructible…”(y lo dice con esa cara y esos ojos), la idea acerca del
mismo está clara. Encima, sabemos que está obsesionado con Poe y fabrica
aparatos de tortura basados en los relatos del escritor. Vamos, que está como
un cencerro, pero uno siniestro, que Lugosi es Lugosi.
Hasta
aquí uno puede pensar que la trama se va a centrar en las locuras del buen
doctor Vollin. Pues sí, pero no porque la historia va a dar un giro inesperado
que me gusta mucho: la aparición del personaje de otro grande, Boris Karloff
(Bateman) haciendo de criminal. Lo que hace Vollin con él me parece muy
original y retorcido: deformar su rostro para hacerle su criado/esclavo ya que,
los hombres de apariencia horrible hacen cosas horribles… y algo de eso hay en
la truculenta mente del doctor.
Me
gusta bastante los momentos que suceden a partir del momento en que Vollin
invita a sus amigos y conocidos a su casa, ya que se potencia la idea de que
todos ellos están a merced del doctor. El ambiente que rodea a la casa es muy
de película de terror: viento, relámpagos, truenos, lluvia… y todo de noche,
como debe ser. Vamos, muy de terror y muy de Poe. Y es justo en este momento,
a la hora de dormir, cuando Vollin empieza a hacer de las suyas y
comienza el espectáculo en honor de Poe. Por eso, el doctor se mueve como pez
en el agua torturando al personal con una cuchilla gigantesca o raptando a la
hija del torturado. Si, encima, bloquea todas las ventanas de la casa, no hay
duda: Vollin a ponerse las botas. Lo que sucede a partir de aquí me lo callo
para que os animéis a ver al peli.
Los
actores, en general, están bien pero vamos a ser sinceros: aquí las estrellas
más absolutas son, sin duda, Bela Lugosi y Boris Karloff, cuyas presencias en
pantalla aplasta a los demás hasta reducirlos a la nada. Lugosi es el perfecto
doctor erudito y chiflado. Tiene un rostro más amable y normal de cara a la
sociedad pero, de puertas para dentro, está como un cencerro. Sus caras y
gestos son perfectos para el papel. Atentos a la escena en que ríe
como un poseso cuando deforma a Karloff o durante el momento de tortura al juez. ¿Es todo? No.
Siempre he dicho que Lugosi daba
escalofríos cuando miraba con aquellos ojos
suyos pero peor era aún cuando reía o sonreía. ("¡¡¡Soy más grande que Poe!!!") Karloff, por su parte, haciendo de Bateman no tiene desperdicio. Su
rostro, al principio, lo dice todo: es un asesino psicópata pero, desde que
Lugosi le deforma la cara, es aún peor. Y, por cierto, ese maquillaje tan bien
hecho le viene fenomenal. Lo que ocurre es que ambos monstruos ofrecen un
villano distinto: el de Lugosi es el loco de por sí; el de Karloff es el loco
asesino que da lástima. Y ambos actores reflejaron todo eso del modo usual: a
la perfección.
¿Aspectos
en contra? Bueno, lo que más puede llamar la atención es que cualquier parecido
de esta película con la obra de Poe es pura casualidad ya que no tiene nada que
ver, así que si la vas a ver pensando que es una versión de la obra que lleva
el mismo título, mejor no lo hagas. Luego tiene algún que otro detalle como el
hecho de que Vollin justifique una operación de cirugía como algo que dura diez
minutos y que está basado en alterar los nervios del pobre paciente en
cuestión. Me da que se quitaron el asunto de encima de manera un pelín
precipitada. Bueno, detallitos sin importancia que ahí quedan y que son propios
de una peli de terror de la época, donde los detalles científicos importaban un
comino y se centraban más en la trama y en los golpes de efecto. Que eso sea del agrado del personal ya lo dejo a las apetencias de cada uno.
Con
todo, a mí me gusta y, claro está, recomiendo verla. Puede que con un poco más
de metraje hubiera entrado más sustancia en el guión y ciertas cosas se
hubieran podido desarrollar un poquito más. Otro modo de verlo es que, en
cincuenta y ocho minutos (sí, habéis leído bien), presentan un planteamiento,
un nudo y un desenlace partiendo de una idea que, desde luego, resulta ser más
que original, una especie de vuelta de tuerca al mito de La bella y la bestia.
Por eso, creo que debe dársele una oportunidad. Además, ¡qué demonios! ¡Son
Lugosi y Karloff compartiendo escena!
Vigilad
el cielo.
No he visto esta obra, pero los clásicos universal de la época siempre son 'divertidos', recuerdo de Lugosi la de La legión de los hombres sin alma, que creo es la primera peli de zombis de la la historia. Y en fin, alguna más he visto por ahí.
ResponderEliminarBuen artículo.
Me encanta La legión de los hombres sin alma y tengo su reseña preparada. Si puedes, da una oportunidad a este Cuervo; Lugosi se sale y es una película muy entretenida.
Eliminar¡Gracias y un saludo!