(1965)
Director: Gordon Flemyng
Guión : Milton
Subotsky
Peter Cushing
Jennie Linden
Roberta Tovey
Roy Castle
Barrie
Ingham
El
doctor Who y su familia viaja a un extraño mundo poblado de razas mutantes
enfrentadas…
Para
todos aquellos que no sepan quién es el doctor Who o los que tan solo hayan
oído hablar de él de pasada:
Se
trata del protagonista de una serie de gran éxito en Inglaterra y una de las
más longevas. Basta decir que comenzó a emitirse en 1963 hasta 1989. Luego, en
2005, se reanudó su emisión con nuevos episodios y, claro está nuevos actores.
Bien se puede decir que en las tierras inglesas esta serie despierta auténticas
pasiones y es muy venerada. El protagonista de la misma es un tal doctor Who (que
no tiene un nombre como tal) y que, a bordo de una máquina llamada Tardis
construida por él mismo, es capaz de viajar en el tiempo o a mundos
desconocidos y alucinantes. ¿Cómo es posible que unos actores aguanten tanto en
una serie? Los guionistas se inventaron un truco de lo más efectivo: el amigo
doctor es capaz de regenerar su cuerpo al borde de la muerte y, por ello, es
posible cambiar de actor.
Pues
bien, como es lógico, la serie dio lugar a alguna que otra película, como esta
que nos ocupa, allá por los sesenta. Debo admitir, para vergüenza de este
vigilante del cielo, que no tenía ni idea de este hecho pero, cuando me enteré
de que Peter Cushing (actor que siempre me ha encantado y que alguna vez ha
aparecido por este blog) interpretó al doctor, no dude ni un momento en hacerme
con la peli para compartirla con vosotros.
El doctor Who y los daleks es una película propia de su tiempo. Esto quiere decir que el argumento es muy
sencillo, los efectos especiales curiosos y los mundos que trata de reflejar
alucinantes en todos los sentidos (los buenos y los no tanto) Pero, como correr
nunca es bueno, vamos a ir por partes…
La
peli sigue yendo al grano y el doctor nos presenta a la Tardis, una especie de máquina
del tiempo con aspecto de cabina telefónica por fuera pero por dentro es una
barbaridad de espaciosa y está llena de aparatos raros de todo tipo (y, de
paso, apunto que servidor estaría encantado de conocerla por dentro para
marcarme un viajecito vete tú a saber dónde, ya sea en el espacio o el tiempo).
En palabras del doctor “…representa el
tiempo y la dimensión relativa en el espacio…” (ahí es nada) Y ahí, gracias a la estupidez del novio
recién llegado, la máquina se activa y se produce el viaje que dará lugar a la
trama de la cinta.
Bien
por el misterio inicial que se crea. Sabemos que, como es obvio, han viajado a
alguna parte, pero no tenemos ni idea de a dónde. Vale, porque ellos tampoco. Este
misterio se incrementa cuando vemos que el lugar donde están es de lo más
extraño, una especie de sueño extraño hecho realidad donde, o bien pueden
ocurrir cosas buenas o rematadamente malas.
El
misterio sigue con el descubrimiento de una extraña ciudad. A destacar que,
aprovechando que las puertas parecen abrirse solas, el guión nos ofrece algún momentito
de humor mientras Ian trata de abrirlas. Depende de cómo te pille, esto te
puede gustar o no y pienses que, quizás, está un poquito de sobra porque parece
que quita algo de seriedad al tema. Bueno, cuestión de preferencias del
personal.
Curioso
el diseño de los habitantes de la ciudad, que resultan ser los no menos misteriosos
daleks, que puedo definir como una especie de tatarabuelos de R2-D2, es decir,
cabezones, sin piernas, se arrastran y resultan muy robóticos. Y es a costa de
ellos cuando se nos informa de algo que sí me ha gustado: resulta que los
mencionados daleks no son máquinas como tal, sino seres vivos que están
obligados a vivir encerrados en esos cuerpos robóticos para protegerse de la
radiación desatada por una guerra nuclear. La cuestión es que, además de ellos,
hay otra raza que sí sobrevivió a esa guerra y se adaptó a las nuevas
condiciones del lugar. Un detalle, repito, que, tras algún que otro momento
cómico o light del guión aporta seriedad a la historia.
Seguimos.
A destacar también los pequeños giros en el guión que hacen que, en mayor o
menor medida, tratan de mantener el interés del espectador. Resulta que los
daleks son muy bonitos y chulos, pero también, malos. Si eres fan de la serie
esto no te pilla de nuevas. Debo reconocer que, en el momento de escribir esta
reseña yo no estaba muy metido en el universo del doctor y la cosa me sorprendió
(para bien) Ahora puedo decir que ya no soy tan novato en la materia (aún me
queda mucho por descubrir) y admito que estos cabezones robóticos son muy malos
pero, justo por eso, me caen muy bien. Atentos al propósito de los susodichos:
quieren una droga que les permita salir de sus corazas y gobernar el planeta.
Para ello, usan a la nieta pequeña del doctor para que salga a buscarla, cosa
esta que será excusa para que conozcamos a la otra raza dominante, los Thals,
derivando ello al aspecto más aventurero de la trama. De este modo, el guión
que tienes por delante va a ser precisamente eso: pura aventura y diversión y
un afán más que aceptable de que, el tiempo que dura la peli, estés en un planeta
muy lejano pasando un ratito lo más agradable posible.
¿Cosas
que me han parecido muy flojas? Unas cuantas.
Para
empezar, hay ciertos detallitos en el guión que me han llamado la atención.
Como siempre digo, puede ser porque no se lo curraron muy bien o, quizás, lo
hicieron así porque les dio la gana, pero ahí quedan. Veamos, lo primero que destaca
es que los personajes pueden ser muy listos, (demasiado, ya que el detalle de
estar leyendo cosas de física avanzada da un toque de repelente bastante
peligrosos) vale, pero se trasladan a un planeta de lo más extraño con ciudad
misteriosa incluida y no se inmutan lo más mínimo. Se ve que la familia está
acostumbrada a eso, claro pero, algún gesto de extrañeza no hubiera venido mal.
Después de ver un par de temporadas de la serie (alucinantes y geniales, debo
decir), esto lo he comprendido mejor porque, si has visto algún capítulo, lo de
viajar en el tiempo es lo mismo que para ti o para mi beber agua pero, aún así,
podrían haber añadido algún gesto de sorpresa en los personajes. Bueno, en el
amor, la guerra y los viajes en el espacio y el tiempo, para el doctor Who todo
vale.
Otro
de los detalles: una vez en el mundo desconocido, llegan a la ciudad de los
daleks (ellos no lo saben de momento, claro) y, ¿cuál es la ocurrencia del
doctor? Pues separarse e investigar. Que uno de ellos sea una cría de diez u
once años y otro el pretendiente patoso de la chica parece no importar nada. El
caso es que se separan, investigan y encuentran lugares de entrada a la ciudad.
Sigamos.
La ciudad de los daleks parece, en su interior, algo futurista, con puertas
correderas que se abren porque sí, lucecitas a montones y alguna que otra
lámpara de lava puesta de manera muy sutil en el decorado. Y si hablamos de los
daleks no pude evitar pensar en una especie de aspiradora gigante a la que le
sombran alguna que otra antenita o lucecita. No obstante, aquí debo reconocer
que, precisamente por eso, no dejan de resultar entrañable. Ah, y hay una
escena en la que se entrevé un dalek fuera de la coraza, una especie de mano
moribunda que se asoma. Hubiera sido fantástico ver a la criatura de cuerpo entero
para saber el aspecto que tienen pero
esto no me parece del todo mal; a fin de cuentas, así se mantiene el misterio
con respecto a estos seres.
Pero,
si de seres raros hablamos, tengo que hacer una mención especial a los otros
habitantes del planeta, los mutantes buenos, por decirlo así. Me refiero, cómo
no, a los Thals. Lo admito, la apariencia no me ha gustado nada. Esas pelucas
rubio platino, el tono gris de las caras o los vestidos que parecen sacados de El tiempo en sus manos no me han
parecido muy acertados. Pero todo esto tiene un pase (te guste o no) con
respecto al detalle que menos me ha gustado de los: las pestañas enormes que
les han puesto. Estas, en conjunto con lo anteriormente nombrado, dan a los
mutantes un aire desfasado y, si nos ponemos algo malvados, tan cutre que
contribuye a que la cinta haya quedado algo desfasada.
¿Más
cosas? Sí, porque que el doctor Who incite en todo momento a pelear a los
Thals, que entren en la ciudad con un montón de espejitos en la mano
deslumbrando a las máquinas, que los decorados del planeta se reduzcan muchas
veces a arbustos, matorrales o lagos con un cielo por completo negro o que los
daleks realicen la cuenta atrás con números árabes, son detallitos que ahí
quedan. Que, una vez dentro de la ciudad, los daleks sean tan fáciles de vencer
(poco más que a base de empujones y coger sus antenas/laser y enfocarlas hacia
otros daleks) ya son cosas que, según los gustos de cada uno, pueden resultar
curiosas o, en el peor de los casos, algo cutrecillas.
Pero,
lo que menos me ha gustado, sin lugar a dudas, es el modo tan absurdo y tonto
de terminar la película. Que al final de todo, quieran regresar a la tierra y
aparezcan en mitad de una batalla con romanos de por medio, me ha parecido,
como poco, un final mal trabajado. Repito, es mi opinión…
Dejo
los actores para el final. Debo admitir que yo me he atado la manta a la cabeza
por Peter Cushing que, como siempre hace un buen trabajo, si bien es cierto
que, en esta cinta, creo que se le nota un poquito el hecho de intentar parecer
un anciano, caminado un poco espatarrado y con
chepa. Jennie Linden ni pincha ni corta, es sólo el personaje femenino.
La niña, Roberta Tovey, igual que su
hermana, si bien me ha resultado un poquito repelente. Por último, Roy Castle como
Ian cumple en un papel secundario y que aporta el tono gracioso que puede que
te caiga bien o gordo, depende de cada uno. Por cierto, Castle también
coincidió con Cushing en esa joyita llamada El doctor Terror y la casa de los horrores haciendo un papel muy
parecido: graciosito y cargante.
Pues
bien amigos vigilantes del cielo, hasta aquí hemos llegado. Una peliculita que,
en mi opinión, se puede ver sin muchas pretensiones, más como curiosidad que
como otra cosa. Le falta un poquito de gancho, quizás de seriedad, de acción y
aventura pero sí es cierto que no llega a resultar tan absurda como muchas de
las cintas del género. Si quieres pasar un rato curioso y ver un ejemplo de
cine que ya, por unas o por otras, no se hace hoy día, te recomiendo que le des
un pase. Puede que te parezca anclada a una época muy concreta y que no ha envejecido
muy bien pero ahí está. Y, para que quede constancia, tuvo una secuela: Los marcianos invaden la tierra o,
según donde busques, Los daleks invaden
la Tierra.
¡Hola, Israel!
ResponderEliminarSabía que tarde o temprano verías esta peli porque sale Peter Cushing ;) Aunque me encante el Doctor no he visto esta peli. Mira que a la gente le gustan los Daleks, pero te he de reconocer que no están entre mis villano favoritos aunque sean todo un icono. Yo me quedo con los famosos weeping angels, que se le va a hacer jejeje Cómo dato curioso creo que en esta peli aparece Bernard Cribbins. Cribbins vuelve a aparecer en la serie al lado de David Tennant y hace el papel de Wilfred, el abuelo de Donna Noble. Es uno de los personajes más queridos por los fans y tiene un papel importante en la regeneración del Doctor de Tennant... ahí lo dejo.
¡Nos leemos!
Jejejejjeej. Los daleks me molan pero, como tú, creo que los ángeles dan para muuuuucho y muy interesante. De verdad, si puedes, ve esta peli; puede que no sea muy allá pero, desde luego, entretiene y sirve para ver cómo ha evolucionado el personaje y los distintos enfoques.
ResponderEliminar¡Me descubro ante la experta!
Nos leemos...