(1963)
Director: Robert Wise
Guión :
Nelson Gidding
Julie Harris
Claire Bloom
Richard Johnson
Russ Tambly
Un
científico se propone demostrar que una antigua casa está maldita. Para ello,
cuenta con la ayuda de varias personas…
La
película, para mí, cuenta con varios tantos a favor. Empecemos…
Me
gusta mucho cómo, nada más empezar, la voz en off del buen doctor mete hasta el
cuello al espectador en faena con unas palabras que dejan fuera de toda duda
por dónde va a ir la cinta que tenemos por delante: “...Una vieja casa, de esas que algunos dicen que están encantadas…”
Si a eso le añadimos que, durante la charla, vemos la silueta de la casa
maldita (¿o maldita casa?) de fondo, el
efecto está más que conseguido. Y esto son sólo los primeros segundos…
Sobresaliente
por el flash-back que viene a continuación, donde se nos cuenta la trágica
historia de la casa, llena de muertes, tragedias y fatalidades varias. Aquí hay
determinados momentos más que destacables: comprobad el rostro muerto de la
segunda señora Crane o, uno pero que muy bueno, el proceso de envejecimiento de
Abigail; todo en primer plano a base, digo yo, de fundidos. Después de ver
estas imágenes, no queda más remedio que sentarte a ver qué va a pasar. Chapeau.
Si
hay algo que destaca en esta cinta es, como dije, el toque misterioso que
destila desde que empieza hasta que acaba. Por eso mismo, debo hacer mención
especial al matrimonio encargado de la casa, sobre todo a ella, la señora
Dudley, interpretada por Rosalie Crutchley (que me sonaba por su papel de Actea
en Quo Vadis?, la pobre que pone en
la mano y pecho de Nerón el puñal (Peter Ustinov) al final de la misma) Fijaos lo que dice mientras se queda tiesa
cual estaca clavada en el suelo mientras detalla el horario de comidas y cenas.
Es un personaje que me parece una especie de extraña y sutil mezcla entre la
señorita Rotenmeyer, la bruja maga del mago de Oz y la peor institutriz que uno
se pueda imaginar. Atentos a las perlas que suelta: “…Por la noche, no la
oiríamos. Nadie la oiría. Nadie vive cerca de esta casa ni nadie quiere vivir
cerca de aquí… en la noche” Lo curioso es que su discurso lo suelta la
escuchen o no. Y, además, uno no sabe qué da más repelús en ese dichoso
caserón: si los golpes y ruidos varios que se oyen o la mencionada ama de
llaves. Os dejo un ejemplo para que comprobéis lo que acabo de decir:
La
película tiene un ritmo muy bien medido y marcado que, además de venir dado por
el aspecto visual, está muy bien llevado por los diálogos. Y es que esta,
amigos vigilantes del cielo, es, ante todo, una película de hablar. De hecho,
nos vamos a hinchar a escuchar conversaciones, pero de las buenas, donde los
diálogos definen el modo de ser, pensar y actuar de los personajes. Todos muy
bien medidos y, lo que es mejor, sin llegar a aburrir. ¿Por qué? Porque se las
apañaron para compensar con dichos diálogos la ausencia de espectacularidad
propias de una cinta de terror.
¿Recomiendo verla? Sin duda. Me parece una
peliculita muy bien llevada que, dentro del tópico en el que se mueve, se
maneja más que bien. Quizás no tenga la misma fama que otras de su género pero
eso no tiene que significar que sea un producto de segunda. ¡Todo lo contrario!
A mí me gusta verla cada equis tiempo y pasar un ratito más de agradable. Animaos
y, si no la habéis visto, dadle una oportunidad.
Por
cierto, en 1999 tuvo un remake (¡cómo no!) llamado La Guarida (The haunting) contando en el reparto con Liam Neeson,
Catherine Zeta-Jones, Owen Wilson y Lili Taylor. Y mucho, mucho ordenador para
hacer que el personal bote en el asiento. Tengo que reconocer que también me
gusta aunque esta versión que nos toca hoy tiene un toque especial que hace
que, si me ponen a elegir, me quede con ella.
Pues,
a por ello y vigilad el cielo…
Tú te quedas con la peli del 63 y yo con tu blog, vigilante del cielo.
ResponderEliminarContinúa contemplando la bóveda celeste para amenizarnos las tardes de domingo.
Namaste.