domingo, 27 de octubre de 2024

El morador de las tinieblas



Cellar Dweller (1988) - Filmaffinity


Que los ochenta fueron especiales en muchos sentidos no hay quien lo dude. Que el cine fantástico fue uno de ellos, es algo tan evidente que hasta sobra decirlo. 

Argumentos delirantes, puestas en escena alucinantes, finales de traca... Todo con un buen estandarte por delante: el de la diversión pura y dura.

Y esto es precisamente lo que nos trae este morador de las tinieblas, una película ochentera al cien por cien que cumple con todos los cánones del cine fantástico de la época.


El Abismo Del Cine: El morador de las tinieblas (1988)


Crítica- El morador de las tinieblas (1988) - La Mansión del Terror

Para empezar, destaco la trama. Hubo un tiempo en el que las tramas de las pelis de terror y fantasía eran una especie de embudo donde todo valía y, encima, hacían que el personal estuviera entretenido sin problemas. Y, en este sentido, la cosa cumple con creces. Imaginad: un dibujante de cómics de terror tiene un libro de conjuros a su lado, que nadie sabe de dónde ha salido o por qué lio tiene ahí y, sin querer, convoca al monstruo que ha dibujado y este se carga a todo lo que puede. En la época actual esto es impensable pero en los ochenta todo valía. Y, como uno puede suponer, el lío que tenemos por delante es lo que se espera: el monstruo vuelve y masacra sin contemplaciones.


Crítica- El morador de las tinieblas (1988) - La Mansión del Terror

Por eso, a pesar de su corta duración, la peli parece que vuela. Sabes de sobra lo que va a pasar con las muertes y quiénes van a caer pero, ¿a quién le importa eso? Una peli con semejante título y trama está hecha para divertir y, al menos conmigo, lo ha conseguido. Seamos sinceros, no te pones esta película pensando que vas a ver un drama shakespiriano en toda regla. La cuestión aquí es pasarlo bien y listos. Y se consigue.

El guión es una gruillada mayúscula pero tiene puntitos que me han gustado mucho. Como dibujante de cómics frustrado, me encantan los momentos en los que se ve una mano dibujar. Sí, amigos, aquí los cómics los dibujan como churros, a toda velocidad, con tramas mecánicas incluidas, y lo hacen con un rotulador Edding 400 directamente; sin lápices ni nada. ¿Y qué? Lo que quieres es que salga el monstruo y se meriende a alguien. Y eso es lo que hace.

El monstruo en sí no puede ser más ochentero pero sabes que ahí abajo hay una persona y, en ocasiones, se trata de un muñeco, claro. Pero tiene ese encanto de saber que lo que ves es real y no un gráfico por ordenador, una gracia que hoy ya se ha perdido. Genial cuando se come brazos y ojos y hay jirones de carne.


FangoFan: El Morador de las Tinieblas (Cellar Dweller) [1988] de John Carl  Buechler

It Came From the '80s] Camp Horror and a Comic Book Monster in 'Cellar  Dweller' - Bloody Disgusting


Por supuesto, si has vivido los ochenta, sabes que los finales eran una especie de traca. Esta cinta no es una excepción y me parece muy curioso como, después de haber casi terminado bien, la cosa se retuerce, se da la vuelta y acaba a lo bestia. Con todo, no deja de sorprender.

Los actores cumplen porque, en una peli de este tipo no se puede esperar otra cosa. Debra Farentino está adorable como Whitney. Brian Robbins  me resulta más simple haciendo de Phillip porque parece que está puesto ahí y nada más. Pamela Bellwood haciendo de Amanda se luce poquito pero ahí queda. Y, claro, hay que destacar toda una leyenda entre tanto pardillo, nada menos que Yvonne De Carlo. Qué hace una estrella así en una cinta como esta es un misterio pero siempre aporta mucho. Y, sí, el dibujante del principio es Jeffrey Combs, alias el chiflado de la peli de Re-animator.


Cellar Dweller (1987)

Cellar Dweller (1988) Movie Review – Horror And Sons

Cellar Dweller (1987)

¿Cosas que cantan mucho en una peli cantosa de por sí? Bueno, para empezar, al principio hay un incendio que lo destroza todo pero, treinta años después, aún están la mesa, cuadros y armarios originales. Segunda cosa, si todos saben que en ese sótano pasó algo, ¿por qué levantan esa colonia de artistas en ese sitio tan tétrico? Es todo tan ochentero que resulta encantador.

Es todo. Esta película está para pasar el rato, divertirte con mientras la ves con un café en la mano y, de paso, arrancarte una son risa nostálgica si viviste aquellos maravillosos años. Y lo consigue.




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